Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 24 de agosto de 2012


COMENTARIO

EL DESCONCIERTO
Javier Pipó Jaldo
http://elblogdejavierpipo.blogspot.com

24 de Agosto de 2012

DOS reseñas de la vida nacional, productoras de desconcierto, acaparan mi atención en el día de hoy.

En primer lugar, la polvareda impropia del verano que ha levantado entre la progresía la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre educación diferenciada por sexos y su incidencia sobre la financiación pública en aquéllos centros concertados que la practiquen. Anuncio tema de largo recorrido.

Si se tratara de dilucidar sobre centros de enseñanza musulmanes – pronto llegará – la cuestión no hubiera merecido mayores comentarios porque ni siquiera hubiese existido sentencia de tan Alto Tribunal. Se segrega a la mujer sin más, por el hecho de serlo o sencillamente no se le educa como al varón. Pero se respeta la tradición y las costumbres ancestrales. Faltaría más entre demócratas.

Tratándose de colegios presumiblemente católicos, resulta inconcebible, como ha dicho algún vocero insolvente de los muchos que pululan por la vida pública, porque es tanto como volver al siglo XIX o a la caverna. No se puede ni debe transigir.

Ciertamente continúa siendo una controversia absurdamente ideológica que desde luego pertenece al siglo XIX pero que aún permanece irresuelta. Como la bandera, la estructura del Estado o la división territorial del poder. Pero como siempre y quizá ahora como nunca el debate aparece turbio, malintencionado, escaso de argumentos o sin referencias en el Derecho comparado.

Desde luego no tiene el mismo contenido segregar que discriminar. En el primer caso la segregación tiene un hondo contenido político ya que supone apartar grupos raciales, sociales o religiosos, como ocurrió en Sudáfrica con los negros o en la Alemania nazi con los judíos, luego gaseados. La discriminación, que empapa nuestra Constitución y prohíbe por ejemplo en el artículo 27, separa y aparta como en el caso anterior pero en sentido sociológico, dando trato de inferioridad al discriminado, como practican los musulmanes.

Pero aquí se pretende diferenciar por sexos durante las etapas iniciales e intermedias del proceso educativo por razones estrictamente técnicas, de eficacia y rendimiento. Modelo usado en muchos países democráticos y desarrollados. Y eso asusta a la progresía que no sabe si los discriminados son los chicos respecto a las chicas, lo contrario o que se discriminan entre sí. Menudo lío.

Pero ojo porque una Convención de la UNESCO del año 1960, refrendada por Naciones Unidas en 1999, ya saben la legalidad internacional, establece claramente que la educación diferenciada por sexos no constituye discriminación siempre que se facilite el acceso a la educación en términos de igualdad. Cosa que no se discute.

Entonces ¿dónde estamos? Pues sencillamente en el espacio de una ley de educación de la nefasta etapa Zapatero, la LO 2/2006, donde se resalta como estricta prohibición la discriminación de sexos. El Tribunal Supremo enjuicia en términos de legalidad, la disconformidad a la LOE, con un voto en contra, lo que lleva a considerar como ilegal la financiación en función de leyes autonómicas de desarrollo y la doctrina vacilante de Tribunales Superiores Regionales.

Falta pues la modificación de la Ley socialista para adaptarla a la libertad y el pronunciamiento del Tribunal Constitucional en enjuiciamiento de constitucionalidad, es decir de fondo. Pero mientras lo presida Pascual Sala nos puede sorprender con cualquier insólita sentencia que haga anhelar su desaparición.

La otra cuestión anunciada al inicio es el caso Bolinaga, que a pasos ligeros se convierte en el caso Fernández. Procede traer a cotejo lo que dijo el inteligente McNamara en admonición al presidente Kennedy:”La esencia de la toma de decisiones clave resulta impenetrable al observador e incluso a veces a la persona encargada de tomarlas”. Pues eso.

Ahora resulta que “quienes dudan del Gobierno están haciendo el juego a ETA”. Venga Sr. Ministro. Eso no lo creen ni en su despacho. Si es el resultado de una mala noche así lo consideraré. Pero conste que un Ministro del Reino de España no debe decir melonadas, porque a renglón seguido nos suelta que “si la decisión no la hubíesemos tomado habríamos prevaricado”. Demasiado.

Señor Ministro, estamos observando su conducta hacia estos fenómenos sorprendentes y ahora empezamos a entenderle. Usted no quiere delinquir siendo duro con los delincuentes. Por eso Gordillo sigue suelto sembrando el pánico por donde pasa, como en Posadas, pero si lo pone en manos de la Justicia ¿podría usted ser reo de delito? Eso no puede ser.

Pues nada, los delincuentes a la calle vitoreados por los progresistas. Los ciudadanos normales honrados y que pagan sus impuestos en sus casas, reflexionando. Y usted en el Ministerio, rezando. Maravilloso.

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