Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 23 de agosto de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

REPLIEGUE DE LA ILUSTRACIÓN

23 de Agosto 2021

 

 

 

Creo que, en efecto, antes de que se cumpla un cuarto del presente siglo, la humanidad parece entrar en nueva época que hará seguramente transformar la configuración de la vida económica y social, sobre todo de los llamados países occidentales. El cambio no parece reducirse al climático, que también aunque ya veremos si por la acción del hombre, sino al desarrollo y desenvoltura de estas naciones en paz y libertad. Existe una tensión paralizante del crecimiento, ojo a la llamativa escasez de materias primas y el acaparamiento por parte de China comunista, y un sentimiento creciente de insatisfacción colectiva en gran parte de estas sociedades que nos lleva, parece que inexorablemente, a una crisis de la propia legitimidad política. Es decir, quizá asistimos a un divorcio masivo entre representantes políticos y ciudadanos representados.

Claro, nos enfrentamos a una especie de frustración más que común, justamente en las naciones más desarrolladas y democráticas, al detectarse desde inseguridad económica y laboral, a dificultad para el mantenimiento de las pensiones debido al progresivo envejecimiento y no digamos en los sistemas de reparto; desde desigualdad en la distribución de la renta al aumento del paro; desde un bajo y desconocido crecimiento de la productividad a una excesiva carga de la deuda pública; desde la existencia creciente de barreras al comercio internacional a una progresiva reducción de salarios en grupos sociales menos privilegiados. Parece acabar el festin de la globalización, la llamada asignación eficiente de recursos o la defensa a ultranza del comercio internacional. Tras el cornetín de “América First” comenzó el proteccionismo en los mercados y la limitación a la libre circulación de las personas, radicalizado por la persistente pandemia de Cobid19.

El populismo es la ideología dominante o seguramente se trate de un neopopulismo extendido allá donde existen condiciones objetivas para alcanzar bienestar con libertad. Parece como si al pronto, una élite privilegiada descubre ante una mayoría extasiada que el Estado de Bienestar es una gran farsa, una mentira que requiere nueva lucha de clases entre la gente normal y el poder establecido o la elite que lo domina. Es el “sí se puede, de nosotros contra ellos” construido sobre la unidad imaginaria de la gente normal contra elites políticas y culturales y los grupos que dicen proteger.

Pero las consecuencias de este nuevo populismo envuelto en relativismo, laicismo y amoralidad individual y colectiva, nos pone en manos de líderes cada vez más autoritarios que basan la política en la comunicación, logrando transformar ésta en aquella. Líder autoritario que en este siglo ya no hace la revolución o da un golpe de Estado. Ahora, se mantiene en el poder, asumido en proceso institucionalmente legítimo para después transformar las instituciones en una estructura autoritaria. Quiero decir que el neopulismo del siglo XXI es una nueva forma de llegar al socialismo marxista, sin lucha armada y solo basado en las ideas rabiosamente actuales de Gramsci, de dominar primero la cultura; o de Carl Schmidt, de dividir a la sociedad en amigos y enemigos; o de Freire y su pedagogía del oprimido o de Laclau, de pasar por encima de las instituciones manipulando las demandas sociales, justificado por la necesaria destrucción de aquellas que solo preservan los intereses de la clase burguesa.

Y USA fenecido como guardián mundial de la libertad, como paraguas de la democracia. Su salida vergonzosa de Afganistán con palabras demoledoras de su Presidente es el declive de Occidente, la vergüenza de una civilización que cae ante un Oriente más fuerte y decidido. Y Europa, en medio, sin existencia política y un nuevo Chamberlain en sus asuntos exteriores, esperando saber quien gana la guerra, para la firma de un nuevo Acuerdo de Munich, 83 años después. Pues con estos estadistas, Sánchez, mas sanchista que Borrell, puede convertirse en modelo de hombre de Estado para el Sur.

Y digo Gramsci porque con el sanchismocomunismo comenzaremos enseguida a conocer como la educación cumple también una función política, promoviendo una forma de guía intelectual y moral, en que consiste precisamente la Hegemonía. Y ello es función inherente al Estado, como parte de la superestructura, al igual que el educador o “intelectual orgánico” es transformador social y vanguardia en el avance del progreso humano. El sanchismo representa un aparente socialismo, puro anacronismo, pura y peligrosa chatarra involucionista, como lo representó el zapaterismo en el retorno al pasado, a la gauche y sus utopías imposibles que ya fueron abandonadas por la socialdemocracia y el felipismo al inicio de los 70.

Pero no estoy seguro que esta corriente involucionista española, en esta hora del nuevo populismo, represente realmente un anacronismo en la Europa de las democracias liberales y representativas, donde ya comienza a asomar el totalitarismo contrario, tan involucionista como el comunismo: el fascinazismo. Pero el liberalismo, mucho más sólido que el marxismo, pierde la batalla intelectual en la comunicación donde ellos vencen y convencen a una sociedad adormecida e inerte para luchar y vencer en dos frentes y quizá también en el tercero silencioso de la invasión islámica. Es la hora maldita del repliegue de la Ilustración, si, 230 años después.

 

jueves, 19 de agosto de 2021

 Artículo que será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Mallorca, el próximo sábado día 21

 

 EL REPLIEGUE DE OCCIDENTE

Julián Delgado. Escritor

 

 

Seguridad, reconstrucción y gobernabilidad, este era el eje de la misión de la OTAN en Afganistán. Pero en los veinte años que ha durado la misión no se ha conseguido ninguno de esos objetivos. El hundimiento del régimen constituye un rotundo fracaso de Occidente.

Biden, que ha seguido la política de Obama y Trump, no ha estado dispuesto a cargar con el precio humano, económico y político de enviar otra generación a una guerra interminable que no se puede ganar. Lo que da paso a la doctrina de no imponer por las armas los derechos humanos ni sacrificar las vidas de nuestros soldados para intervenir indefinidamente en conflictos internos de otros países.

Los últimos estudios globales realizados por la Encuesta Mundial de Valores sobre la solidez de la democracia arrojan datos muy preocupantes. En un estudio del Pew Research Center en 34 países,  más de la mitad de los ciudadanos encuestados en todo el mundo no están satisfechos con el funcionamiento de la democracia en su país. Ambos muestran una creciente corriente de opinión sobre sus carencias e ineficacia. Se coincide en que las democracias atraviesan una triste decadencia.

Igual que en los años treinta del pasado siglo, en que las democracias estaban en retirada ante la pujanza del fascismo y el comunismo, hoy son el islamismo radical y el comunismo y las autocracias, de nuevo, los que las arrinconan e imponen su visión fanática del mundo. En Centro y Sudamérica florecen los regímenes de corte neocomunista; Turquía, integrante de la OTAN, es un régimen autoritario y celebra el triunfo talibán, la comunista China compite como potencia mundial con los EEUU; la Rusia de Putín, modelo supremo de autocracia, cuenta con el 80% de apoyo popular y los líderes de la extrema derecha europea, le tienen como modelo a seguir; los partidos comunistas, en algunas democracias, reaparecen, hasta llegan a formar parte de gobiernos democráticos, como en España.

Se acabaron las políticas exteriores basadas en nuestros principios y valores. Mientras miramos hacia otro lado ante un régimen clerical que invisibiliza a las mujeres y prohíbe que las niñas vayan a la escuela, aquí nos preocupa que se estudien las mates con perspectiva de género.

sábado, 14 de agosto de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

ESENCIA DE SANCHISMO

14 de Agosto 2021

 

 

Miren, en el momento que escribo este comentario, la temperatura en Córdoba está por encima de los 45º, de manera que el calor resulta insoportable y más propio del Sahara. Y aun se anuncia peor, de forma que superaremos los 47º. Será cambio de ciclo o cambio climático, provocado o no por el hombre. Ya veremos, aunque la extrema izquierda se abone a culpar al destructivo y arrasador capitalismo; lo suyo es el progreso regresivo. Sea cual fuera el origen, sufrimos y soportamos un calor abrasador y paralizante de la actividad social y lo que es peor, económica.

De manera que al menos por aquí en Andalucía, junto a los estragos de la pandemia, el disparatado aumento del precio de la energía y la peligrosa y continuada charlotada del Gobierno, añadimos una cuarta causa de tribulación, y es la temperatura desbordada, a la que se añade el apéndice de una sequía absolutamente preocupante y ruinosa. Por cierto, de las nueve desalinizadoras prometidas desde 2004 por el Partido socialista para el Levante, incluida Almeria, no funcionan más que dos, aparte la amenaza de reducir hasta acabar con la política de trasvase de agua desde el Tajo al Segura. Pues menos mal la existencia de esos casi cuarenta pantanos construidos en Andalucía durante el franquismo, porque en buena medida ayudan a resolver esta dramática coyuntura, aunque muy pronto por recordar algo así pueda caer en ilícito incluso penal.

Y mientras, el ilustre Sánchez en merecido y gratuito reposo allá al sur del Sur, en morada de Rey, rodeado de boato propio de estadista que requiere el silencio, lujo y ostentación de monarca de otra época. No le importa que el Palacio fuera cedido para otros fines a Patrimonio Nacional por el donatario; él abarca todos los fines porque es fin en sí mismo, incluso para hacer traer obras de arte desde el Palacio Real e instalarlas en la deriva enloquecida en que navega, más propia de progresista hortera de mercadillo.

Pero lo importante es perdurar en el poder y aparentar discrepancia de la radicalidad comunista para tratar de lavar la imagen de país bolivariano, ante el asombro de sus colegas de la UE. Pero él carece de ideología, y ya comienza a ser espacio común en la opinión pública, en forma de chanza, tanta mentira, simulación y continua rectificación en temas esenciales para la pervivencia de la Nación y el respeto debido en el orden internacional. Ahí tienen el insulto continuo incluso a la verdad histórica de España, de personajes de pesadilla como López Obrador, Ortega o Pedro Castillo, camaradas casposos de sus socios de Gobierno y a quien debe su permanencia en la Presidencia.

Pues menudo papelón para los socialistas, demócratas, que en línea socialdemócrata, asisten atónitos a este espectáculo de soberbia antisistema, antinacional, anticonstitucional, iliberal y antidemocrática que el sanchismo mantiene desde hace tres años, amarrado al peor saco de basura ideológica que toma asiento en el Congreso: comunistas bolivarianos, defensores de terroristas y terroristas encubiertos, golpistas, independentistas y otras mareas, a la espera de oportunidad totalitaria.

El sanchismo, en su perversa simpleza, se justifica en un formalismo rígido del que no se atreve a salir para mínimo debate. Nadie puede discutir la legalidad exquisita de su elección de socios. Pero eso no debe bastar a un demócrata útil, cuyo primer deber es la defensa a ultranza del sistema que aún con las debilidades evidentes de permitir el acceso a estos enemigos confesos de la democracia, la fortalecen por su grandeza inigualable. De manera que la legalidad en este caso emborrona y desdibuja cualquier atisbo de moral social, aunque eso el sanchismo quizá lo identifique con elucubraciones doctrinales. Lo suyo es ese espacio amoralizado y desmoralizado, pacifista sin causa, indefenso sin remedio y en acelerada decadencia política, cultural y desde luego ya digo, moral.

 En esa continua degradación de la moral social, el sanchismocomunismo encabeza la descivilización del Estado, creando nuevas y absurdas necesidades culturales, lenguajes extravagantes llamados inclusivos, fomento de la educación sin esfuerzo, del delito sin castigo y otras muchas estrafalarias y temerarias propuestas por ahora voluntarias, expandidas por presuntos científicos, expertos en todo y aficionados hombres de Estado. Caminamos pues hacia un intervencionismo descarado, ya se prepara el sector energético, como si aquél no fuera instrumento de corrupción política y social. Y más descarado si cabe en el mundo envolvente de la cultura porque saben que si es independiente será fórmula segura de sustraerse a una politización totalitaria. No les interesa recordar y tener muy presente cómo la responsabilidad señala la otra cara de la libertad y el presupuesto necesario de la moralidad.

La sociedad española, quizá como la europea, se deja seducir por el populismo y tras ello, la democracia es sustituida por la demagogia, es decir por la corrupción, burocracia y destrucción de las clases medias; sin duda, la puerta de entrada del totalitarismo, sea comunismo o fascismo. Es la destrucción de la libertad. Pero con Popper, la sociedad abierta de nuestros dias, es la más libre, próspera y justa que haya conocido la humanidad. Pues eso. 

viernes, 6 de agosto de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA

 

REFLEXIONES DE VERANO ( y II )

6 de Agosto de 2021

 

 

El Jefe de la partida sanchista y mayordomo incondicional del comunismo castrobolivariano ya dió por terminado el llamado curso político y se dispone a disfrutar unas vacaciones reales en aposentos de reyes, solo al alcance de los privilegiados guardianes del Estado. Pero él cree le corresponde, y se permite gozar del fuero aun cuando su mayor esfuerzo consistió durante doce meses en tratar de destruir el Estado mismo. Bueno ya se, el Estado configurado en la Constitución de 1978, que también pretende y va consiguiendo desdibujar hasta reducirla a la insignificancia en el ordenamiento jurídico.

Miren, la situación no parece pueda ser diferente celebradas elecciones por agotamiento de Legislatura. Quizá se celebren, pero den por seguro volverá a ganarlas porque nada se ha resuelto del programa de demolición, seguramente por influencia decisiva tanto social como económica de la pandemia. Y ya pueden imaginar si las perdiesen. Sería imposible un Gobierno sostenedor del orden público y que intentara derogar la basura jurídica introducida en el ordenamiento, con urgencia sistemática, a base de decretazos que ya resulta incongruente con la razón y desde luego con el marco constitucional vigente. De ahí la urgencia por conquistar el Tribunal Constitucional o sencillamente hacerle desaparrecer para convertirlo en Sala especializada del Supremo. O cómo podrían reconducir los asaltos al Poder judicial en todos los niveles de la jurisdicción, incluyendo los ataques al prestigio de sus Juzgados y Tribunales. Los constitucionalistas deben mantenerse firmes en la no renovación del CGPJ hasta obtener la seguridad del cumplimiento estricto del artículo 122,3 CE. La Ley de 1985 y su reforma de 2013 responden a tiempos de una creencia compartida en el sistema democrático. Ahora, el sanchismo no cree ni en la Corona como piedra angular de la construcción constitucional y de acuerdo con sus socios no cesa en desprestigiar con descaro y arrinconar con desprecio la figura del Jefe del Estado.

Claro, es el Partido Comunista y sus confluencias territoriales, el sustentador del entramado sanchista. Y ello resulta tan insólito en las democracias occidentales, a pesar de la crisis del pensamiento y las ideas políticas, que la presencia en el Gobierno como Secretario de Estado del propio Secretario General del PC, conocido leninista y agitador internacionalista E.Santiago, nos hace retroceder sin duda muchas décadas en el prestigio internacional, en la existencia de un homologable sistema democrático de representación, imperio de la ley y separación de poderes, amén de garantía en el mantenimiento del sistema de libertades individuales y colectivas. De manera que cuarenta y cuatro años después de su legalización, el PCE ya está en el Poder y dispuesto a continuar sosteniendo, como ideología, esa historia centenaria de totalitarismo, delación, sangre y miseria, antidemocracia e iliberalismo. Ahora en el poder, reparten pasaportes democráticos, definen la ideología oficial, condenan la discrepancia y preparan tribunales de la verdad, en un espectáculo chusco de comedia impresentable haciendo desaparecer a Iglesias y permaneciendo un ramillete de cinco ministros, a cual más sectario e inútil.

El resto de los socios constituyen un mosaico de aventureros tan peligrosos como traidores a cualquier idea de España y su sistema constitucional. Y ya se de la existencia de amplios sectores de la sociedad burguesa que aun creen en la existencia de un sistema democrático consolidado donde se alterna la derecha y la izquierda capaz de soportar las matanzas de ETA o la corrupción más abyecta y casi generalizada, como la andaluza que ha implicado altísimos niveles del Gobierno y el PSOE. Y en efecto resistió y no poco tiempo, hasta la llegada al poder de ZP y Sánchez, dos personajes que protagonizarán parte de la Historia negra de la España del siglo XXI. Siempre acompañados de nacionalistas desleales a la CE a pesar de los pactos con izquierda o derecha por ejemplo en 1993 o tres años después. A mayor acercamiento, llamado encaje, mayor distanciamiento, llamado traición. Como esa Declaración en 1998 de PNV. Convergencia y BN Gallego, solicitando el Estado plurinacional. Y ese mismo año los valientes gudaris del PNV y EA firmando el pacto secreto con ETA y con EH, comprometiéndose a dar pasos hacia la autodeterminación y creación de un nuevo Estado dentro de la UE, conformado por los seis territorios de la comunidad natural de Euskal Herria. O los gallegos del Bloque instando la base confederal del Estado configurado por las cuatro naciones gallega, vasca, catalana y española. O el descaro del nacionalismo secesionista catalán, iniciado por Pujol – con protección e impunidad estatal – y continuada por los actuales personajes, en burla continuada de los Tribunales, indemnes de sus fechorías y envueltos por la izquierda radical, en espiral alocada y de impredecibles consecuencias.

España se encamina hacia su insignificancia como Nación y empobrecimiento a medio plazo, dentro de una UE desorientada y en busca de su horizonte en el orden mundial. El Estado apenas tiene presencia en los territorios donde impera el nacionalismo secesionista. El Gobierno felón del sanchismocomunismo ofrece relaciones de bilateralidad y competencias que jamás deberían ser cedidas porque harán imposible la urgente necesidad de reforma constitucional y el sistema de financiación. Pero el sanchismo no pasa de sistema de resentimiento y en consecuencia de división explosiva entre ciudadanos y territorios.             

  

       

  

jueves, 5 de agosto de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 

Artículo que será publicado en el Diario ULTIMA HORA de Mallorca el próximo sábado día 7 de Agosto

 

 

LA MESA DE CHANTAJE

Julián Delgado. Escritor

 

 

En la mesa de diálogo no solo está en juego la lluvia de millones y las 56 transferencias exigidas por los indepes, lo que se ventila es el reconocimiento de que la Justicia se equivocó al condenar el Procés, de que el Gobierno nunca debió aplicar el artículo 155, de que, en fin, España debe sentarse de igual a igual en una mesa para acordar la forma de resolver el conflicto político, que no es otra que la autodeterminación del pueblo catalán.

A cambio de su apoyo a la moción de censura, Sánchez se comprometió con los partidos secesionistas a traicionar el orden constitucional para satisfacer sus demandas.  En la mesa bilateral está dispuesto a dar lo que no puede a cambio de que le mantengan en la Moncloa y que no movilicen a sus huestes en la calle. Como quitarle el apoyo significaría el posible acceso al poder del PP, lo que implicaría el final del chollo que para ellos representa Sánchez, el chantaje se reduce a “Me das lo que te exijo o te monto otro Urquinaona con los chicos de la gasolina.”    

Él no puede perder la ventaja de la que hace gala: cuando la izquierda gobierna, Cataluña se pacifica; cuando lo hace la derecha, las calles se incendian. El Estado, que apenas tiene representación en Cataluña, ahora continuará desangrándose en esa mesa de diálogo con un Gobierno genuflexo ante los demandantes, porque prefiere gastar 1.770 millones en ampliar el Aeropuerto de El Prat a que lo asalten los Cdr. En estos dos próximos años, atropellando la Constitución, se les concederá a los sediciosos todo lo que necesitan para construir la estructura de ese Estado que tanto anhelan. Mientras, el resto, asistiremos atónitos a la exaltación soberanista y a una situación en la que, en Cataluña, los españoles se habrán convertido de facto en extranjeros, y la sociedad catalana estará quebrada y enfrentada.

Las quiebras democráticas y territoriales no se producen hoy por alzamientos militares, sino por decisiones de gobiernos surgidos de las urnas. En España llevamos ese camino con el Gobierno autonómico catalán, que abusa de su poder legítimo para conseguir algo inconstitucional, y por el egoísmo y la ceguera de un Gobierno de la nación débil y mezquino, que ha vendido su alma al diablo.

 

lunes, 2 de agosto de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 

Artículo que será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Mallorca

 

LA LEY DE PROPAGANDA HISTÓRICA

JULIÁN DELGADO. ESCRITOR

 

 

Desde que Zapatero abolió el pacto constituyente y decidió legitimar la pretendida nueva España vinculándola con la Segunda República, los partidos de izquierda han vivido con pasión retrospectiva la rememoración de la Guerra Civil, con un enfoque maniqueo y distorsionado de los hechos. Lo que los viejos roqueros saldamos en la Transición, la izquierda de hoy lo revive y alienta el enfrentamiento entre nuestros nietos. El mensaje es simple, como todos los populistas: hubo un bando que encarnaba el mal del fascismo y otro inocente de toda culpa, que representaba la libertad y la justicia. De esta forma, los crímenes del franquismo respondían a una diabólica política de exterminio, mientras que los del bando republicano eran la justa respuesta del pueblo oprimido. 

El más grande de los engaños es identificar a los revolucionarios antifascistas de entonces con la República y la democracia. Socialistas, comunistas, anarquistas (cenetistas y faístas) y trotskistas del POUM no lucharon por la República burguesa que consagraba la Constitución de 1931, lucharon por la revolución. Los estrategas de la memoria democrática engañan a la sociedad cuando confunden a aquellos antifascistas con luchadores por la democracia, que en aquellos años estaba en horas bajas frente a las dos grandes ideologías totalitarias que se abrían paso: comunismo y fascismo, que estaban sustituyendo a las democracias liberales en varios países europeos. Anarquistas y trotskistas combatieron a la República desde el principio y protagonizaron tres intentonas armadas entre 1931 y 1932, emplearon la estrategia de huelgas generales salvajes y causaron unos 200 muertos. Si Durruti o Nin levantaran la cabeza y vieran que la izquierda de hoy los incluye en el bando demócrata-burgués, se liarían a mamporros con tanto farsante. Los socialistas, después de desplazar a los moderados Besteiro y Saborit y haber perdido las elecciones de 1933, cambiaron su estrategia y, liderados por Largo Caballero e Indalecio Prieto, derivaron hacia la revolución y la dictadura del proletariado y, en 1934, asestaron a la República un golpe revolucionario que costó mil quinientos muertos. En 1936 los comunistas hicieron un uso instrumental de la República: primero, ganar la guerra; después, hacer la revolución y convertir España en un Estado subordinado a la Unión Soviética.

La mayoría de la derecha tampoco albergaba un espíritu democrático. El modelo de estado de la CEDA era autoritario, a pesar de no haber roto la legalidad republicana. Los otros partidos de derechas (carlistas, monárquicos y falangistas) tenían como objetivo común acabar con la democracia republicana. Sí hubo partidos y grupos sociales que defendieron la democracia y la República: Izquierda Republicana de Azaña, los radicales de Alcalá Zamora, liberales progresistas y conservadores, catalanistas moderados y el sector socialista de Besteiro.

Fue una época de intolerancia en la que eran muy pocos los que tenían convicciones democráticas. Se vivía el periodo que antecedió a la Guerra Mundial en el que Europa cayó presa de la brutalización de la política, como la calificó E. Nolte. Una vez comenzada la guerra, del estado republicano quedó una cáscara vacía y a la legalidad republicana se superpuso la brutalidad revolucionaria. Mucho antes de acabar la guerra, la República había muerto.

La memoria democrática responde a un revisionismo que pretende borrar de la memoria de los españoles los crímenes perpetrados por los antifascistas de aquellos años y resaltar los del otro bando. De esta forma, la izquierda intenta presentarse como única heredera de los valores democráticos republicanos y le deja a la derecha el deprimente papel de heredera del fascismo. La memoria democrática ni es memoria ni es historia ni es democrática. No es memoria, porque ésta es individual y subjetiva, no colectiva. No es historia, porque ésta es una disciplina científica y no admite una versión oficial; la historia, en una sociedad libre, no se basa en la memoria sino en la investigación y el análisis de los datos que sobreviven del pasado. No es democrática, porque quiere imponer una versión oficial partidista y maniquea de la historia y rechaza la libre investigación e interpretación. Es, pues, la negación de la inteligencia, la sumisión de la historia a los intereses partidistas de la actual mayoría parlamentaria. Una versión politizada, artificial, creada por publicistas, activistas de la política, periodistas de parte o historiadores sectarios que crean mitos y leyendas acerca del pasado. Es, pues, una doctrina de Estado.

Sánchez, sumido en sus vacíos culturales o bien, y más probablemente, esgrimiendo la mentira como parte integrante de su ser, tuvo la desfachatez de decir en su viaje a EEUU que la II República es nuestro mejor pasado. Si fue así, debería explicarnos por qué el PSOE intentó un golpe de Estado, declaró la huelga general revolucionaria, llamó a la guerra y a la revolución socialista y, al final, con Negrín, se echó en brazos de Moscú. En cualquier caso, el periodo republicano de 1931 a 1939 no es nuestro mejor pasado sino el más trágico y convulso de España en mucho tiempo.