LA AZOTEA
EL SUSANAZO
30 de marzo 2017
Susana esperó aquí, no
el mejor momento sino el momento mejor para evadirse del ambiente no tan grato
a su Presidencia y trata de aspirar a la
de España, empezando por la de su
Partido, con urgencia. La aspiración no es ensoñación, sino el aval que
representa el triunfo continuado de su propia vida; milagrosa, modélica en el
ascenso social meteórico, en su verticalidad, en el prestigio que da la
influencia y el poder. Es el vértigo del éxito y a veces la soledad de la
ingrata cúspide del mando. Y claro, queda perpleja ante tanto desaprensivo incapaz
de apreciar las bondades de su Gobierno mágico encabezado por una princesa
absoluta en ese bosque inescrutable del socialismo andaluz.
Ya digo, incomprensiones desmedidas como en sanidad – joya
falsa de la corona del neoperonismo vigente- o la educación- modelo incapaz de
generar siquiera ciudadanos libres, independientes y no digamos iguales – que han
sido motor para la movilización de decenas de miles de ciudadanos, con intención
dirigida de hacerle tragar el polvo causado por la incapacidad e
insignificancia de unos consejerogolillas expuestos a modo de resalte y
contraste de la patrona excelsa. O la comedia bufa de la Comisión parlamentaria
sobre la formación, presidida por un
empleado en subarriendo, del inefable mayordomo Marin y acabada como todas las
Comisiones; con el objetivo sin cumplir y no digamos aclarar o más bien
oscurecido por la reiterada y contumaz pantomima.
Es igual, Ella tiene los resortes adecuados y firmes para una
permanencia asegurada, si así lo desea. Y desde luego, un pueblo fiel y
agradecido que le reitera y reiterará su adhesión inquebrantable. Además de un
desenvuelto ConsejeroFiscal, conectado con la judicatura, con la única,
inteligente y maquiavélica misión de ir desmontando trama tras trama, hasta
dejar el patio como una patena; bueno, con los “cuatro golfos” que ya presagió
Chaves, puestos ante una justa justicia. Los demás, pues en la calle sin
juzgar, condenados solo a declarar ante el juez tantas veces como sean
necesarias, como los pujolines; a
contarle a su señoría eso tan gracioso de la herencia del avi Florenci.
Ella, ya digo, llegado el caso podría contar su sagrado deber
de preservar también la herencia recibida, la de sus mayores naturalmente.
Aquí, en el Sur, lo importante es preservar la herencia; la recibida – antes
que ella misma la arrebate- y de paso pues eso tan hermoso de la igualdad de
personas y territorios. Y encima por aquí sale más barato la solidaridad que en
Cataluña; pregunten a Montoro, casi seguro les contesta eso de “Montoro somos todos”.
Y sin pensarlo más, Susana deja la preparación acelerada que
le están proporcionando notables maestros del saber y se planta en Madrid, en olor
de multitud y de poder, esa esencia aromática, espesa e indescriptible,
respirable allí desde que Carlos III se erigiera en Rey y Alcalde. Y arrasa
entre varios miles de enfervorizados militantes que admiran la desenvoltura
llena de frescor de un verbo rápido y bien construido; hermoso, con bellas
palabras aprendidas en su barrio, junto a su gente, recogiendo la esencia del
saber popular elevado a categoría política que sirve como unte de esperanza y
desafío a los incrédulos. Es la nuestra, gritan; te necesitamos, repiten;
dirígenos, llévanos a la gloria del paraíso socialista. Y ella así lo cree y
les remacha una y otra vez ese mensaje musical de deseos compartidos, de
utopías lejanas como todas pero que solo Susana es capaz de interiorizar en
quien predispuesto a escucharla, las encuentra tan cercanas que las palpa y se
excita por el calor y color que desprenden.
Pero alguien aprecia que Susana no dejó ningún programa,
ninguna intención, ninguna idea; tampoco era necesario. Las ideas para regenerar
la socialdemocracia y gobernar España las deben poner los socialistas presentes,
los del siglo XX que diría Sanchiglesias. Ella, tiene el papel de transmitir
emociones y sentimientos porque a los pueblos los mueven los poetas, que decía
José Antonio. Los del siglo pasado saben que elegir a Susana tiene ese arreglo:
ella gana la elección de Mayo florido y hermoso y las generales al caer; ellos
dicen cómo. La cosa puede y debe funcionar porque si no el socialismo del siglo
XXI, ese del populismo macarra, faltón, desarrapado y desde luego
marxistaleninista y revolucionario de Iglesias - con el pobre Sánchez como
trofeo una vez designado para el cargo de ujier - puede acabar hasta con la
democracia por demolición, tarea ya comenzada y ajena a sus formas e instituciones
sociales, jurídicas y judiciales.
Y los demás, a ver qué pasa. Lo mismo el Brexit aviva el seso
y despiertan. Ya ven los pasos perdidos de un tal Rivera, con el corazón partío entre el liberalismo de dos
tardes y el socialismo de tres, sin saber siquiera si debe descansar los finde.
Tiene un lío, un follón y claro, le echan de menos en su tierra, ahora que está
a punto de que la deslicen desde la estupidez hacia el abismo. Aquí, está
resultando hasta prescindible.
Y Rajoy, pues con su pertiguero
Montoro, tratando de resolver problemas morales, como siempre, con la bolsa
material de los ahorros. Y así no hay manera porque la mayoría silenciosa
explotará cuando sea consciente que al final, un sistema fiscal agobiante - y
solo está comenzando- no puede servir para enriquecer a los que quieren irse y
los que están esperando turno, a costa de empobrecer a los que se quedan.
Empieza a existir cierta hartura de tanto “montorazo”. Pues eso.