Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 30 de junio de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo del escritor Julián Delgado que será publicado por el Diario “Ultima Hora” de Mallorca, el próximo día 2 de Julio.
Voto en legítima defensa
   Los españoles han votado en legítima defensa. Ante la alternativa que se les presentaba, la mayoría ha elegido a Rajoy; y lo ha hecho porque le han considerado el único capaz de frenar el populismo de Podemos. Esa masa silenciosa, que representa a buena parte de la clase media, se movilizó porque percibió que el populismo ponía en peligro su estilo de vida, el respeto a la ley y el orden, la estabilidad política y económica, y el actual sistema de libertades. Esos valores y estos temores pesaron más que la corrupción y los errores acumulados por el PP en esta legislatura. Ha sido el voto útil y el voto del miedo, más que justificado, para evitar el descalabro. Ha sido esa sociedad pacífica y madura la que ha parado los pies en las urnas a quien estos días les llenan de insultos en las redes sociales impulsados por el resentimiento y la falta de sentido democrático, al no respetar a los que piensan de forma distinta. En su soberbia, algunos denuncian un pucherazo. Los mismos que tras la derrota electoral lanzaban el puño en alto al son de una canción revolucionaria chilena. Era el momento de quitarse la careta socialdemócrata ¡Ya habían finalizado las elecciones!
   La situación ha cambiado respecto al 20-D, no sólo por esos 52 escaños que distancian al PP del segundo partido, que fortalecen el liderazgo de Rajoy, sino porque estos resultados le cierran a Sánchez la posibilidad de ser presidente, su único objetivo durante estos últimos meses, el que le cegó y le llevó a una situación de bloqueo. Su dimisión, después de haber perforado por dos veces seguidas el suelo electoral del partido, parecía obligada; más si se tiene en cuenta que Almunia y Rubalcaba dimitieron con muchos más escaños que él. Por su parte, Rivera, hoy enfurruñado como un niño mimado por haberse dejado un puñado de escaños en su intento de parecer de izquierdas, si no quiere caer en lo grotesco, deberá abandonar el veto a Rajoy, del que le distancian 105 escaños. Otra diferencia es que la paciencia de los ciudadanos se ha agotado, no cabe pensar en unas nuevas elecciones.
   Este país necesita un gobierno cuanto antes, pues son muchos los retos que tiene que afrontar. El tic tac del reloj corre ahora a favor de Mariano.


lunes, 20 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó

La Azotea 


CONSIDERANDO EL 26 J (y II)
20 de Junio de 2016



    No, para nada. Desde luego que estas elecciones no son como las anteriores, incluyendo las de marzo de 1979. Ni tienen el significado de la necesaria alternancia en el poder para completar la Transición. Si alguno tiene, sería en su caso, el empeño de casi media España por cambiar el régimen monárquico constitucional de 1978; la mayoría desde luego en ignorancia no tan angelical, por vivir una nueva utopía ni tan siquiera definida. Nadie se atrevería a especular hacia donde transitamos ahora, tras haber progresado como jamás en la Historia en cuanto a bienestar, libertades y dignidad nacional. Ahora nuestra transición es hacia el vacío, la inestabilidad, el autoritarismo y el malestar social a causa del decrecimiento. Pero tampoco necesitaría situarme en tiempo tan lejano. Ni siquiera se me antojan como las elecciones de hace doce años que llevaron al poder esa desgracia nacional llamada ZP, al que Pablete califica como el mejor Presidente de la democracia; ya ven quien halaga y quien recibe el halago, aunque nadie pueda negar ser sin duda la mejor baza para los intereses internacionalistas del gran farsante halagador. ZP removió el árbol de la democracia hasta dejarla exhausta y este perillán recoge las nueces. Pero bueno, ahora la perspectiva de estabilidad del sistema, predictibilidad y seguridad, han empeorado notablemente. Es decir que la situación era susceptible de empeorar y parece no pretende defraudar.

   Y no son similares tampoco, por el espacio geoestratégico en el que se ahora se mueve la Nación española. Ahí tienen a la Europa de la esperanza de tantos, debatiéndose en el que quizá fuere el último de sus sueños imposibles tras el hito irrepetible de aplastamiento de la soberbia nazifascista, con la ayuda USA imprescindible y la prescindible invitación al gran azote de la humanidad que es el comunismo totalitario, participante en el festín del reparto, con los demócratas y los regímenes de bien, y cuatro generaciones después sufrimos las consecuencias y lo que nos queda. Aquí nadie se atreve a despiezar científicamente la realidad, ni politólogos ni sociólogos, pero Europa se nos presenta en muy delicado estado; tanto que nos debe hacer temer su permanencia como espacio de bienestar y libertad. Ya ven, Gran Bretaña en la puerta de salida, cuando nosotros aún no estamos del todo dentro. Pero casi mejor no hacer recuento. Unas instituciones comunitarias tan inútiles como burocratizadas y fisgonas; unas fronteras asaltadas por oleadas de menesterosos que huyen de la guerra, el hambre y la corrupción, queriendo participar de la acumulación de riqueza en el ámbito interior. De manera que el Estado de bienestar común en la UE va a ser repartido por las buenas o por las malas. Y a la vanguardia, el islamismo, yihadista o no, pero dispuesto a instalar y exigir a los decadentes y amorcillados europeos la charia como nueva sociedad en expansión. Pero ya ven los estadistas al frente, desde el insignificante y dañino Cameron, al inútil bobalicón Hollande. Nunca Europa se debatió en circunstancias económicas, sociales y de valores como las actuales, con líderes tan fatuos. Y claro, como resultado, el populismo autoritario de izquierdas o derechas que divide, que está dividiendo Europa por su mitad. Ya entró en el gobierno de nueve de sus Naciones y a otras tres, condicionado mediante acuerdos parlamentarios. De manera que tenemos doce gobiernos con cascarón democrático dañado y mediatizados por el autoritarismo. Y esperando contar con alguno más. Y ahí no podía faltar la España que dicen luchó y repiten supo vencer el bipartidismo austericida para adentrarse en el multipartidismo de inestabilidad sin fin y retroceso asegurado.

   De manera que parece consolidarse en nuestra Nación el amor liberticida y el tufo autoritario, entre los jóvenes menores de 34 años. Nada menos que entre el 35% y el 45% de los electores en ese tramo de edad, escogen como modelo la escoria ideológica del populismo comunista y antisistema. Y ya ven, no es precisamente en regiones españolas atrasadas sino precisamente arrasan en aquellas cuya media de riqueza por cabeza se encuentra muy por encima de la media de la UE. Es el caso espectacular de Navarra – la región más rica, menos paro y más igualitaria de España- donde la suma de IU, Podemos, Bildu y Geroa Bai, suma el 47,4 de los votos o su melliza el Pais Vasco, donde IUPodemos más EH Bildu, se planta en el 43,9 o la traidora Cataluña, donde Podemos con ERC ya está en el 40,7. ¿Tendrá todo esto algo que ver con la burguesía podrida, estúpida y trincona que gobernó estos territorios durante decenios? Creo que sí y merecen esto, claramente previsible. Pero ¿y los demás?

   En varias ocasiones he reiterado, quizá en exceso verbal, que me importa una higa el PP, el PSOE y por supuesto, Ciudadanos. A mí y muchos más nos interesa únicamente el sistema; el modelo de sociedad y de economía de mercado; de imperio de la ley y de moral social y por supuesto, de prevalencia de la Constitución. El domingo, sin duda alguna, nos jugamos la libertad; la individual y la colectiva; esa libertad de la que Octavio Paz decía no necesita alas, sino echar raíces. Y también el riesgo de que pueda comenzar un retroceso en decenios, de la historia democrática de la Nación española. El domingo quizá debería repetirse y hacer propio lo de votar bien, sin mirar a quién.


domingo, 19 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea 



CONSIDERANDO EL 26 J (I)
19 de Junio 2016



   Pues a mí sí me preocupa la ola de anticristianismo, más específicamente católico, que se va consolidando en España. Lo han avisado o mejor han amenazado que volverán a la angustia de la violencia quemacuras de los años treinta del pasado siglo. Y me repugna como europeo el retroceso secular de la Historia de España. Y ojo porque de forma progresiva lo van cumpliendo, sistemáticamente, ante la pasividad del Estado que prefiere limpiar su débil y desdibujada conciencia amparando gays, musulmanes o víctimas de la violencia doméstica que entrar a la represión gubernativa o judicial en sector donde predomina el pensamiento totalitario de comunistas, antisistemas o simplemente del populismo autoritario que empieza a modificar la estructura del sistema.

   Y por supuesto que todas las religiones, creencias o tendencias sexuales deben ser respetadas y amparadas por la violencia protectora del Estado de derecho, el único de debe poseer el monopolio de aquella, faltaba más. Pero protección para todos de forma radical e igualitaria, sin que pueda tolerarse la vuelta a la catástrofe histórica de la persecución religiosa. Pero soy consciente que el progresismo totalitario siente fascinación por el islamismo, ignorando incomprensible y vergonzosamente sus aspectos y efectos más espantosos y repugnantes, por ejemplo, con respecto al papel de la mujer y su sometimiento al machismo violento y mutilador o el control asfixiante al que somete a la sociedad que domina. Solo les interesa su capacidad de destrucción de la sociedad occidental y su lucha contra el odiado papel de USA a favor de la libertad de los pueblos y que ellos denominan imperialismo o simplemente capitalismo.

   De manera que el panorama que contemplamos atónitos ante nuestros ojos, a pocos días de unas elecciones cansinas e inútiles, no puede ser de peor pronóstico. Y no porque en un sistema democrático la celebración de elecciones sea cuestión baladí o de trámite. En absoluto, porque si bien en democracia las elecciones constituyen condición necesaria para su consideración como tal, no es desde luego elemento suficiente. Para nada la celebración de elecciones define por sí mismo un sistema como democrático. La democracia es sistema complejo de sociedad desarrollada, culta, amante de la libertad individual y colectiva; donde rige la libertad de pensamiento y su difusión; de creencias y su práctica; de respeto a la minoría y a las mayorías; de separación y contrapeso de poderes; de justicia independiente; de imperio de la ley, donde se cumple y se exige su cumplimiento a rajatabla; donde se respetan las instituciones y el conjunto de valores y principios que definen una sociedad como avanzada y anclada en su civilización. Pobre democracia que pretende encarcelar un cardenal católico – hombre de paz y no Otegui- porque vierte opiniones compartibles o no, pero encaminadas a su función evangelizadora y sin embrago considere compatible con la libertad de expresión representar en acto lésbico dos vígenes del credo más arraigado del catolicismo. Que caos de Estado y de Derecho.

   Pero esta desgraciada Nación vuelve una y otra vez a divisar sus duendes fantasmales en un círculo histórico que parece imposible de cortar. Es el cristianismo; es la bandera; es el territorio; es la corrupción; es el resentimiento, el odio y la envidia. De manera que en pocos días las elecciones sin salida. Y continuará luego la división territorial sin solución y la bandera o el ejército, la Constitución o la persecución religiosa o todo a la vez. Y los Pujol sueltos y el populismo peronista o comunista, en campaña permanente. Y el Estado, cada vez más grande y más pobre; a nosotros, simplemente nos crece la indignación y desde luego la desesperanza.



jueves, 16 de junio de 2016

La Opinión de Julián Delgado.

Artículo que será publicado en el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo día 19 de Junio


Miedo legítimo
Julián Delgado. Escritor

16 de Junio 2016
 
    
   Se dice que el miedo, inherente al ser humano, es la emoción que más le ha hecho sufrir. El miedo es parte del sistema defensivo de la naturaleza y, por tanto, es funcionalmente útil, pero se considera patológico cuando no es proporcional a la gravedad del estímulo y anula la capacidad de respuesta.  Su acción no sólo alcanza a los individuos, también a las colectividades; éstas son muy influenciables, y los contagios emocionales se producen con gran rapidez. Es difícil que el pueblo pierda el miedo, afirmaba Spinoza.

   Esta entrada es obligada para saber si ese miedo, que se dice alienta el PP para prevenirnos de los peligros que traería el que los chicos de Podemos llegaran al poder, es normal o enfermizo. Pues bien, no se puede negar que, tras las encuestas que dan ganador a Podemos sobre el PSOE, ha pasado por las espinas dorsales de muchos españoles un intenso escalofrío. En Bruselas, donde tienen registrada en el diario de sesiones la voluntad de Podemos de abandonar el euro, ha subido el consumo de tila y temen un cambio radical del panorama económico por el anunciado incremento del gasto, que haría imposible cumplir con los límites del déficit, y por los efectos de la derogación de las reformas laborales, que significaría un frenazo a la inversión extranjera y dispararía el paro. Los antidepresivos corren por los despachos de las empresas del IBEX por temor a su descapitalización. Los jubilados están en pánico ante la posibilidad de que les pase lo que a los griegos y se queden con la mitad de la pensión; los…

   Hay miedo a que un grupo de demagogos populistas adopten políticas neocomunistas que pongan en peligro el bienestar que este país ha conseguido con tanto esfuerzo y a que amenacen nuestras libertades. ¿Se avecina un cambio de paradigma histórico?

   No sé si es para tanto, pero es legítimo temer a quienes cuestionan la democracia del 78, defienden dictaduras, se hermanan con el entorno proetarra, jalean acciones de  violencia callejera y están también dispuestos a resquebrajar el país, enmudecer voces críticas y socavar la sociedad. Es legítimo temer que quienes pretenden hoy asaltar el cielo, asalten mañana nuestras vidas y haciendas con el BOE en la mano.    
      


miércoles, 15 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó.


La Azotea 

LA REBELIÓN DE LOS GORRIONES

15 de Junio de 2016



   A diez días del nuevo asalto en este combate interminable, siento el vértigo insuperable de caer en un abismo insalvable que en pocas horas puede instalarme en un mundo desconocido y seguramente indeseable para mi generación. Es el mundo de la aventura política de una sociedad empeñada en desconocer como ha transcurrido el último medio siglo de su historia y con prisa destructora pretende borrar el esfuerzo, el sacrificio, la inteligencia colectiva y la acumulación de un patrimonio inmenso e impagable; patrimonio de paz, entendimiento y bienestar progresivo heredado de quienes nos precedieron. Conozco demasiados a quienes solo interesa arremeter contra lo constituido, al considerar que el cambio por sí mismo es positivo o suficiente, subidos en una ola de relativismo y destrucción de valores y principios capaz de anular estructuras sociales consolidadas que parecían capaces de resistir lo mismo el paso del tiempo que la sangría de lanceadores vocacionales.

   Contemplando el debate a cuatro que nos ofrecieron por televisión la pasada noche actores de desigual adiestramiento y penosa profesionalidad, en espectáculo mediático de insuperable vaciedad, recordaba el término resentimiento usado por Nietzche y adaptado por Max Scheler hace mucho a la sociología; sí, ese complejo sentimiento que engloba odio, hostilidad e impotencia para expresarse en contra de la persona, grupo o estrato - casta, diría el peligrosísimo Pablete- que lo suscita. Y traía a la memoria la doble función del mito que adorna tantas teorías políticas; mito que sitúa la fuente de frustraciones en la estructura social vigente y describe otra en la que supone no habrá lugar a tal dislocación de individuos y grupos meritorios. Y me llevaba a pensar que se distribuyen demasiados pasaportes para la acción, para una reacción adaptativa que nos puede trasladar del resentimiento a la rebelión. Y siendo verdad que el resentimiento no implica verdadero cambio de valores, en la rebelión se desprecian los vigentes antes estimados; así, mientras en aquél se condena lo que se anhela en secreto, en la rebelión se condena el anhelo mismo. Y especulaba- mientras los escuchaba- cuanto de socialmente peligroso tiene que la rebelión organizada pueda aprovechar un vasto depósito de resentidos a medida que se agudizan las dislocaciones sociales. Porque el paso de la acción política a la rebelión se produce cuando se considera que el sistema institucional es barrera para satisfacer objetivos legítimos, cuando se niega fidelidad a la estructura social vigente, cuando se rechazan las normas existentes por considerarlas arbitrarias y lo arbitrario no es legítimo, ni digno de fidelidad. Lo que decían, lejos del debate, era todo un muestrario de obstáculos insalvables al entendimiento que acercarán nuevas elecciones o el conflicto.

    Escuchen a Iglesias – no es difícil acceder a sus proclamas revolucionarias- ese comunista populista, agitador y teórico del socialismo del siglo XXI, ahora revestido de franciscano en levitación, hacer llamamiento para en su momento tomar las armas, seguro les helará el corazón. Pero junto a él, al pobre Zapasanchez de corazón podemita y cabeza sin cerebro político, sin más programa que echar a Rajoy; sin más horizonte dialéctico e intelectual que su estribillo cansino y vacío del socialismo del cambio y el , cuando ha caído a cámara lenta en su propia red de aprendiz torpe y sin futuro, pero llevándose por delante el imprescindible proyecto socialdemócrata. Y el joven Rivera – ojalá le enseñen a pastorear lobos en el selecto Club de Bilderberg- mostrando sumisión ante Zapa; nada que criticar con treinta y cinco años de corrupción en Andalucía o de su insolvencia para dirigir el socialismo reconstruido de Felipe González; nada que reprochar de los años negros y nefastos de ZP. Solo, si acaso, reconducirlo a una mejor alianza con él que con el comunismo, olvidando el hermoso papel que tendría en la nueva izquierda centrada, honesta y democrática que sin duda renacerá. Y ya me dirán el peligroso antimito en la mente de Rajoy, no se si liberal y tampoco si es conservadora. Pero si el antimito alimentado, según el cual sea cual sea la fuente de frustración del gentío, no hay que buscarla en la estructura básica de la sociedad; las frustraciones están en la naturaleza de las cosas y en cualquier sistema social. Pues que bien. Porque hay temor a que llegue la aniquilación de las libertades por la vía electoral, por mucho que el asesor Dieterich diga que del chavismo populista se llega al ciudadano racional-ético-estético. Casi nada.

    Miren, el liberalismo lleva 260 años de continua evolución, siempre favorable  a la reforma, siempre opuesto al radicalismo. Por eso no fracasa, como tampoco la libertad. Por eso, liberalismo y socialdemocracia es el gobierno de progreso. Aquí no puede ocurrir como cuenta la leyenda de los indignados gallegos del siglo XV, de cuando los gorriones corrieron detrás de los halcones. Pero parece la rebelión de los gorriones. 

   

lunes, 6 de junio de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


LA ILUSIÓN Y EL ENGAÑO
7 de Junio 2016



   Pues naturalmente que existe preocupación en el ámbito de la UE ante la situación que puede sobrevenir en España. Preocupación que se une a la propia, por la más que posible salida de Gran Bretaña y por el asalto a las fronteras de inmigrantes y refugiados huyendo de las tragedias del hambre o de la guerra de los totalitarismos, religiosos o no. Y ya ven, los que huyen solamente exigen amparo en el paraíso occidental del desarrollo, el bienestar y los superderechos sin deberes.

   Pero ya ven, un sistema tan imperfecto como escaso por no decir único, que sin embargo permite avanzar en el progreso humano sin soslayar la libertad y la igualdad. Sí, la igualdad con libertad. La libertad que según Hegel y los pensadores liberales consideraban en su desarrollo por etapas como tema fundamental de la Historia. Y con la igualdad ante la ley, no la igualdad por ley. Pero estos populistas de cloaca quieren acabar con el sistema y su libertad, como sea, aunque fuere con la igualdad aplastante de la escasez y la pobreza. Aunque sea con la libertad ¿Libertad para qué? Pero entrando con fingimiento y embaucando el pensamiento débil de los pusilánimes. Y por ahora apelando a la fuerza de la razón, en un espectáculo mediático de simulación y hegemonía nunca vivido. Pero veremos cuando tengan la fuerza del poder para imponer su razón. Entonces comenzará el desfile de plañideras, lamentando la decisión o lamiéndose la herida. O radicalizando la posición; primero, alegando la herencia como pesada losa que impide el cambio; luego buscando culpables dentro y fuera, sean gringos o podencos, instituidos en la UE o incrustados en su burocracia, los ricos insaciables o la Cía criminal y señalarán con la delación a los contrarrevolucionarios de la nueva situación. Apuntando en cualquier dirección menos en la propia. Pero mientras la Nación empezará a drenar odio, resentimiento y vuelta atrás. Es nuestro infernal círculo cerrado de una historia cansina que se hereda a sí misma.

   Pues naturalmente que también existe preocupación en la media España del silencio, en aquella parte de una sociedad que trabaja y vive y piensa en lo recibido de sus antepasados y quiere traspasar a las siguientes generaciones, acrecentado por el patrimonio del esfuerzo. Y tiene respeto a sus creencias cristianas, a su modelo de sociedad, a sus gobernantes honestos, a sus valores de convivencia. Tanto como temor al incumplimiento de la ley o a una Justicia injusta por su lentitud o politización. Y desea un desarrollo del bienestar sostenido en el tiempo, con reparto justo de lo acumulado a través de un sistema tributario progresivo y eficaz que impida la burla de sectores privilegiados, sancionando con firmeza y decisión a quien ignora sus preceptos. Y se escandaliza al sentir el fracaso de un Estado de las autonomías ineficaz, contrario a la igualdad de derechos en sus infinitos y voraces territorios y cada vez aprecia más lejana la solución a tanto desafuero. Y teme como nunca la rebelión chulesca e impune de catalanes y vascos que con su sedición traidora lograrán descomponer una Nación forjada en el esfuerzo de la Historia. Y para que hablar del sistema educativo que no ha conocido más norte que la pedagogía sectaria, paganizante e ineficaz, en términos comparativos internacionales, que la otra orilla. O el miedo a una descomposición del sistema de previsión social, con una seguridad social en el abismo de la bancarrota, ante un Estado que no podrá suplir con impuestos la mengua veloz de sus ingresos. Y naturalmente siente pánico y desconsuelo al percibir cercana una corrupción pegajosa y repugnante que invade la dignidad de tanto político e inutiliza tantas instituciones. Y siente asco al comprobar que quien debería pedir perdón y retirarse para siempre de la vida pública, saca pecho queriéndonos convencer de que si no se demuestra robo, no hay corrupción, en un reduccionismo vergonzoso del funcionamiento democrático de las instituciones, del Estado de derecho y el imperio de la Ley.

   Y ahora, de nuevo a votar con el temor a un avance imparable de las fuerzas antidemocráticas y liberticidas que ya se acercan a la mitad del electorado, apoyadas por un puñado de políticos ambiciosos, aventureros, que desconocen la Historia pero no el poder como instrumento de dominación y sometimiento de la mayoría. O como dijo Vargas Llosa, para organizar la memoria colectiva, trocar la historia en instrumento de gobierno encargado de legitimar a quienes mandan y proporcionar coartadas para sus fechorías. Es la tentación congénita de estos amantes del poder. Y de unos medios de comunicación serviles pero no extraños a la conquista del Estado por aquellos que necesitan su neutralización hasta la consecución de un Estado nuevo, no precisamente para hacer de la libertad de pensamiento y su difusión la piedra angular del sistema democrático.  

   De manera que de un voto sensato y de un ataque de lucidez de las fuerzas constitucionalistas del centro derecha y centro izquierda, quizá pueda derivarse la salvación del Estado y de la libertad. Nada bueno puede derivar del fascicomunismo de Podemos y muy poco del falso y desubicado socialismo democrático del pobre Zapasanchez. Aunque siempre cabe esperar – como dijo Burke- que el pueblo nunca renuncie a sus libertades si no es por el engaño de una ilusión. Pues ahí tiene la ilusión y el engaño.      



jueves, 2 de junio de 2016

La Opinión de Julián Delgado.

Artículo que será publicado en el Diario "Última Hora" de Mallorca, el próximo día 4 de Junio

Obama y las bombas
Julián Delgado. Escritor

2 de junio 2016

     
   El argumento que los EEUU dieron al lanzamiento de las bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, que causaron en los primeros días 200.000 muertos y secuelas en generaciones, fue que se ahorraron unas 800.000 vidas estadounidenses, que fueron las que se calculó causaría el asalto a las islas japonesas. Esto es una tesis hoy insostenible. En agosto de 1945, cuando se lanzaron las bombas atómicas, Japón estaba militarmente destruido, el bombardeo de marzo sobre Tokio con 330 B-29, el más devastador de la historia, se llevó por delante 100.000 vidas y destruyó la ciudad. Con una operación de bloqueo y el bombardeo convencional poco hubiera tardado Japón en rendirse. En cualquier caso, hubiese bastado con convocar a una representación nipona a que presenciaran en un atalón los efectos de un bombardeo atómico, con la amenaza de realizarlo sobre su suelo si no se rendían.
 
   Lo que ocurrió fue que la GM-II nos devolvió a las prácticas más primitivas, la confrontación civilizada fue abandonada, se adoptó el principio de que cualquier acto era justificable si con él se abrigaba la esperanza de evitar las horribles consecuencias de la derrota. La guerra dejó los códigos morales en suspenso. Era como si la historia, el tiempo y la vida hubieran pactado un paréntesis para que el mundo se sumergiera, desplazando la demencia a la razón, en la cólera ruidosa, en la vehemencia de la venganza, en los gritos de dolor, en la injusticia de la muerte y la abrumadora y humillante fragilidad del hombre ante ella.

   El homicidio superó con mucho lo necesario para ganarla, sobre los vencidos se volcó la cólera, la venganza, se bombardeó sobre una población inerme, vencida. En ambos bandos se mató con frialdad, por capricho, por locura, en todo este aquelarre mortuorio subyace el odio, la crueldad, el sadismo, la voluptuosidad asesina. ¿Es la satisfacción del deseo de matar que nace de nuestra propia agresividad biológica? No lo creo, hay algo más: el deseo de matar sirve al hombre para afirmarse a sí mismo por la destrucción del semejante.  GM-II rompió las conciencias. Sólo hubo una norma: vencer. Ya señaló Voltaire que la civilización no suprimió la barbarie; la perfeccionó y la hizo más cruel y bárbara.