Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 29 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

LOS COMICIOS ( y II )
29 de Septiembre 2016




   Sin duda, el resultado de las elecciones del pasado día 25 nos proporcionaría extensas reflexiones y enseñanzas sobre el atranque político de la Nación; atasco que por supuesto dejará huella en la economía y en el pálpito de los anhelos colectivos de una sociedad que hace tiempo perdió el rumbo de su destino.

   De manera que unos resultados, coherentes con la moderación en los modos de la gobernación, de dos territorios posicionados de forma desigual frente a nacionalismos que persiguen objetivos iguales, son insuficientes para desatrancar la situación general ya de por sí deteriorada. Y es que esta hermosa Constitución, resulta inútil para permitir el arranque del tiempo político que ahora correspondería. Pero es Código que durante cuarenta años ha permitido progreso y libertad; y circular a sus anchas a los muchos enemigos de ambos elementos esenciales en toda sociedad civilizada y de la Constitución misma. Ojalá, una nueva o la reforma de la vigente, permita al menos veinticinco años de felicidad colectiva, basada en el bienestar y la convivencia.

   Pero seamos realistas porque lo no previsto en la Constitución ha ocurrido por degradación de su contenido. Desde un sistema de partidos que constituye base esencial del pluralismo político y en consecuencia objetivo de los poderes públicos, en cuanto a protección de su existencia y funciones, se ha llegado al oligopolio partidista; a la más inútil y perjudicial partitocracia. Estamos ante el secuestro de la democracia por parte de unos partidos, sectarios en su concepción de los intereses generales y parasitarios de un Estado elefantiásico, ingobernable e insostenible pero que en simbiosis despreciable extraen de él los medios para financiar unas élites en demasiadas ocasiones ignorantes, cuando no holgazanas y vividoras del sistema. Esta partitocracia expansiva ocupa hasta el último rincón de la vida nacional y allá donde se aposenta impide florezca la vida social, protagonizando hasta su crónica. Y ya ven, los actos de un partido político no son actos de un poder público, dice el TC, sino de organizaciones sociales con relevancia constitucional. Claro porque conforme al artículo 6 de la CE, los partidos políticos “concurren a la formación y manifestación de la voluntad popular” no que la monopolicen; siendo “instrumento fundamental para la participación política” pero no instrumento único. De manera que es cuestión escapada de control social y de la lógica política y ahí tienen como ejemplo el drama del PSOE, convertido en drama nacional o las desventuras corruptas del PP que no debieron pasar de proceso judicial o la desorientación de C´s que no debió salir del Parlamento catalán y que sin duda contribuye con su mochila de votos a enmarañar la solución. Solo queda la luz cegadora por totalitaria de Podemos con su vocación de partido único al servicio de una sociedad de pensamiento débil, siempre predispuesta a que le roben hasta la dignidad.

   Aquí, los mal llamados partidos constitucionalistas – todos deberían serlo o estar ilegalizados – vienen disputando el mismo espacio ideológico y por eso luchan a cara de perro en defensa de idéntico terreno. Los populares, se desprenden de estúpidos complejos históricos, desplazando sus artes de gobierno hacia el centro izquierda que corresponde a la socialdemocracia. Ahí tienen su inventario de Leyes, muchas de las cuales hubieran sido presentadas con pudor y temor por el PSOE, irritando a su pacífico electorado y traicionando en tantos casos el propio programa electoral. Y luego, con irrepetible mayoría absoluta, dejan casi intacto el ordenamiento jurídico del negro zapaterismo. Y qué decir del comportamiento de tantos y tantos de sus dirigentes con el desparpajo propio de los autodenominados progresistas; como Montoro y su errática política fiscal que hasta en funciones da el hachazo a las grandes y medianas empresas y deja sin preparar un ambicioso programa de reducción de gastos que necesariamente pasa por la reforma quirúrgica del Estado. Y los socialistas, ya vapuleados y sacudidos hasta la médula por un zapaterismo zascandil y tóxico, olvida la reconducción inteligente y trabajosa del Suresnes de Felipe González hacia la moderación del socialismo democrático y sumerge a la militancia en una corriente radical, anterior al abandono del marxismo. Un socialismo sin cabeza que rebota de elección en elección hasta el hundimiento, liderado por quien desde los tiempos en que enredaba con Pepito Blanco no sobresalió más que en estatura. Zapasanchez es protagonista del pánico a perder sus privilegios empujado hacia la izquierda no solo por las bobadas de Estado que le son connaturales, sino por los populares que le dejan sin terreno propio. Ya me dirán, si encontraron entre sus farragosos poemas del NO, una ocasión en que propusiera solución distinta a la popular. Imposible. Su provinciano providencialismo le hizo elucubrar sobre como un corrimiento hacia la izquierda radical le haría con la llave del liderazgo de una izquierda total. Las elecciones gallegas y vascas han encendido la mecha de una explosión, seguramente controlada, pero irreversible en sus consecuencias que pagaremos todos.

   Quizá en la puerta de Ferraz y tratando de poner orden en el espectáculo penoso de los diecisiete desahuciados de su sede, faltaba el voluntarioso Rivera, maletilla en busca de un lugar al sol, sin saber al fin si su posición está en la derecha, en la izquierda de la plaza o en ningún sitio. Tras los comicios, los bandos están cada vez más definidos, entre una izquierda rabiosa e inquieta que capitanea Iglesias y un tímido centro izquierda con Rajoy a la cabeza y Albert de correveidile de Estado, aunque sea en funciones.       


lunes, 26 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


LOS COMICIOS ( I )
26 de septiembre de 2016



   Decía Gransci, al que quizá debamos acostumbrarnos ver citado con asiduidad, que el pesimismo es asunto de inteligencia y el optimismo de voluntad. Tras los comicios de este domingo, seguramente la voluntad general dominará sobre la razón colectiva. Imposible de otra forma, después de repasar los datos de la realidad con la frialdad que proporciona el temor.

   Sí, ciertamente en Galicia esa nueva estrella del firmamento centrado, del liberalismo conservador, del centroderecha/izquierda que representa Feijóo, ha logrado resultados que ya quisiera para sí su patrón Rajoy. Y ya quisiéramos la mayoría silenciosa de esas clases medias neutras referidas por J. Costa, vapuleadas por la crisis, la desesperanza y la codicia de unos partidos políticos que oligopolizan la democracia española. Pero si como parece exigible Feijóo salta a la política nacional para sustituir a un desgastado Rajoy, antes deberá dejar abrochada la situación en su tierra, donde una izquierda radical, vociferante y feroz está dispuesta al gran salto hacia el vacío. Y no queda tan lejos porque la izquierda completa, desde el más extremo de los populismos fascicomunistas de Marea y BNG, al deglutido y desprestigiado PSOE, ya suponen algo más del 45% de los votos, frente al 47,5% del PP. Y fíjense en su dependencia del resto de la Nación, como para aventuras tipo derecho a decidir. Galicia es tierra envejecida, donde nada menos que el 27% de la población es pensionista, frente a solo poco más de uno por cada tres que figura como afiliado al sistema de SS, lo que produce un déficit estructural cercano a los dos mil millones. Ya me dirán para lo que les serviría una pasada por la izquierda totalitaria.

   En el  País Vasco, parece predominar la voluntad del tranquilo y triunfador lendakari Urkullu que claramente está empeñado en embridar la locura colectiva de una burguesía ensoberbecida que aún cree en el proteccionismo como método de progreso y en el privilegio como identidad nacional. Parece que el nuevo liderazgo del PNV descubre como el desubicado Sabino Arana es trasto inservible e impresentable para la supervivencia y el avance en una economía globalizada. Es verdad que aún proclama la bilateralidad, la soberanía compartida y lo que denomina la profundización del autogobierno. Pamplinas porque si mutamos hacia el federalismo ya no será dual, sino centralizado y cooperativo, donde desaparecen los privilegios. Y si se mantiene la CE del 78- ya veremos donde puede desembocar el declive-  el principio determinante debe ser la solidaridad y la igualdad como principio de distribución del poder político y económico. De manera que menos globos y más ubicarse en la Europa que se desmorona y el mundo de bloques que se empeña en dibujar el horizonte de las relaciones internacionales. Urkullu sabe que una Euskadi independiente, con o sin la imposible Iparraldea, con un millón de habitantes menos que Madrid, es inviable en la Europa de hoy y seguramente la de mañana. Que no saque tanto pecho con lo del trato entre iguales con el Estado y resuelva el cupo atrancado en el quinquenio que acaba en este 2016; que evite tanta reivindicación de la Caja única de la S.S. y resuelva el déficit de casi dos mil millones con el Sistema que pagamos el resto de españoles. Porque Euskadi envejece casi tanto como Galicia, donde un habitante de cada cinco es mayor de 65 años.  Y desde luego que espabile porque esa izquierda abyecta que movía el árbol para que ellos recogieran los frutos, supone casi 400.000 votos, es decir, el 21% de los electores que pudieron votar, frente al 22% conseguido por el PNV. De manera que mucha tranquilidad y gozo por el triunfo del educado y sensato Urkullu, pero no olvidaremos que para un nacionalista, moderado o no, no hay Nación sin Estado propio y en consecuencia soberanía, no dispuesta a ser compartida.

   Aquí, tras las elecciones seguimos casi igual, salvo la muerte política anunciada de Zapasanchez, personaje fascinante por su ambición puesta al servicio de un viaje a ninguna parte, ni siquiera a su afán de ser expresidente de Gobierno. ZP tenía escaso talento político pero su talante resultaba a veces empalagoso; su compañero carece de ambas virtudes y se debate tontamente entre la inanidad y la toxicidad contagiosa. Ya ven los Icetas de turno en ataques de histeria infantiloide. Así que con Gobierno o sin él volveremos a votar ahora o pronto y como diría Mota, no llegaríamos a saber para qué. Aquí, habrá que reformar la Constitución con urgencia, empezando por la Ley Electoral que debe salir del bloque constitucional, siempre que no sea – en expresión de F. Muselier “sustituirla por otra que asegure el cauce para la reelección de los salientes”.

   Y mientras, el gesticulante, bienintencionado e inútil Rivera, sin decidirse a una coalición electoral con el PP, asegurando una mayoría absoluta de consecuencias regeneracionistas tan imprevisibles como necesarias.


   Pero ahí está el iluminado y desaliñado Iglesias con su Universidad y sus master en revolución cultural, la larga marcha a la conquista del cielo, siguiendo la estrella de su guía espiritual Gransci, cuando escribía: “la conquista del poder cultural es previa a la del poder político y esto se logra mediante la acción concertada de los intelectuales llamados orgánicos infiltrados en todos los medios de comunicación, expresión y universitarios”. Pues eso. 

jueves, 22 de septiembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo día 24 de Septiembre

ADOCTRINAMIENTO MASIVO

Julián Delgado. Escritor

   Los pensamientos, sentimientos y deseos que experimentamos como nuestros son el resultado inconsciente de múltiples influencias. Pero desde niños tratamos de superar el sentimiento de impotencia ante el angustioso poder del mundo exterior, renunciando a nuestra integridad individual, dejando de ser nosotros mismos para adoptar el tipo de personalidad que nos proporcionan las pautas culturales. Procuramos ser como los demás esperan que seamos, para hacer desaparecer el miedo a la soledad y la impotencia. De esta manera, podemos tener pensamientos y sentimientos que, sintiéndolos como propios, nos han sido impuestos desde fuera. Por tanto, aun creyéndonos libres, no lo somos tanto como para pensar y sentir como nos plazca. Ello es más bien una ilusión.  
   Esta influencia, que debería provenir de muchas fuentes para permitir la reflexión y el pensamiento crítico, se ha intensificado sobremanera en la nueva era de la revolución tecnológica y de la comunicación, pero se ha hecho insufrible allí donde el poder político usa los medios de formación e información para dar una visión uniforme de la realidad. En Cataluña, los partidos hegemónicos utilizan esos medios como correa de transmisión para la divulgación del pensamiento único. La TV3 difunde el dogma identitario en el imaginario colectivo a través de series, películas, etc.. para construir la forma de ser, sentir y pensar del perfecto patriota catalán. La escuela, convertida en  arma de adoctrinamiento, también contribuye a catequizar en el nacionalismo.
   Mientras hubo pluralismo educativo e informativo, el independentismo llegó a poco más del 10% de la población. Ahora, convertido en la doctrina oficial del poder en Cataluña, aumentan sus votantes porque No hay nada más difícil para el hombre común que soportar el sentimiento de hallarse excluido de un grupo social mayor. (E. Fromm 1900).  Ante la alternativa de quedar aislado, lo más fácil es obrar de acuerdo con las expectativas de los demás.
   El converso ya no se siente solo y angustiado, es igual a la masa que lo circunda, inmerso en grandes manifestaciones, enarbolando los mismos símbolos, coreando las mismas consignas. Pero el precio que paga es muy alto: la pérdida de su personalidad.


sábado, 17 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea 


ASOMADO A LA AZOTEA ( y II )

17 de Septiembre 2016



   De manera que septiembre está en su recta final; España sigue sin Gobierno; los Pujol en la calle; la tapadera de Griñán y sus confluencias, casi al descubierto y dale con Rita, no Maestre, sino la otra. Pues no vamos bien porque de seguir así daremos un nuevo paso en la Historia, pero hacia atrás. Y no veo camino iluminado que nos saque de esta idiocia colectiva que como peste negra nos devora hasta la esperanza. Y tampoco parece que nuestras brillantes élites aprecien que es el sistema el atorado, tras la acumulación durante cuarenta años de detritus ideológicos, ambiciones desmedidas, egoísmos acumulados y resentimientos continuamente espoleados por los enemigos de la libertad.

   Una Nación que siempre vivió en el filo del despeñadero y que cuando parecía querer despertar de una pesadilla histórica, aprecia como no fue capaz ni de hilvanar un sistema educativo integral, formando ciudadanos para la democracia y el progreso o regenerando sucesivas generaciones; ni tampoco un ordenamiento jurídico ajustado en su dimensión y exigible hasta los últimos alveolos de sus preceptos. En consecuencia, seguimos en el desorden social que impide optar entre el optimismo o el pesimismo, porque ambas posiciones desembocan en la hartura.

   Terminado el espectáculo tragicómico del Parlamento, ahora la representación se traslada a la calle en busca de indignados. Y claro, los encuentran tumbados al sol del menguante Estado del bienestar, mientras ellos conspiran en las tinieblas del bienestar del Estado. Ahora lo que mayormente se expande son los mantras del populismo y el poder del mito sobre el que circula. De la antipolítica que, arrinconando los referentes éticos e intelectuales hasta el momento poseídos por la desnortada sociedad española, la acerca al abismo de la miseria económica y la vacuidad de los principios morales que han sustentaban nuestra civilización cristiana y europea desde Carlos V.

   Pero las consecuencias se ven venir - para quien tenga el temple de contemplar – enmascaradas en eufemismos dialécticos que ocultan las verdaderas intenciones autoritarias de esta presunta nueva política que, unas veces sacude la sagrada separación de poderes, otras la independencia de los jueces, cuando no tensiona la libertad de expresión y su libre difusión. Que nadie se engañe porque el movimiento populista/comunista que imparablemente avanza en una yihad apostólica sin precedentes, se apodera de instituciones otrora democráticas, con éxito asegurado. No solo por la fuerza de una fe inquebrantable en la cruzada, sino por el apoyo de una legislación impecable para uso democrático y la necedad de cuantos zapasanchez circulan por las fronteras irreconocibles de la Constitución. Nadie pues, debe esperar revolución o golpe de estado, porque el marco de un proceso para alcanzar el poder, institucionalmente impecable y legítimo, es vía suficiente para transformar las instituciones en estructuras autoritarias y si se puede, totalitarias.

   Y como siempre, que nadie mire hacia la Europa descompuesta- en estado crítico dice Merkel- desconcertada por la huida de Gran Bretaña; el declive de su economía que aún discute si Keynes o Hayak; la presión incontenible en sus fronteras exteriores y las diversas concepciones del sueño europeo en sus divisiones interiores. El despertar de la utopía imposible de Shuman, Monnet, Churchill, Spaak, De Gasperi o Adenauer; la pérdida de su peso económico, político y del pensamiento en el concierto de la aldea mundial. La UE siempre basó su hermosa existencia en el compromiso, el diálogo y la honorabilidad de trato entre sus socios. Ahora, los populismos de extrema derecha y de extrema izquierda que la sacuden, destilan odio, intransigencia y seguramente violencia. Justamente de lo que carecen las instituciones europeas.

   Pues así ya me dirán de qué sirve alcanzar un nuevo Gobierno si su fecha de caducidad no iría más allá de los doce meses. De manera que el círculo cerrado y fatal nos devolvería la estúpida necesidad de nuevas elecciones. Mientras, Susanaperón cancerbera del lodazal andaluz, no admite dudar del legado oscuro y maloliente recibido  y que debe transmitir con firmeza a sus sucesores; Zapasanchez y su fijación en el gobierno de progreso, hundiendo aún más el socialismo democrático; Rivera, pertiguero de vocación, podría utilizar su desparpajo en admitir una coalición electoral con populares que casi con seguridad alcanzaría la mayoría absoluta, pero prefiere cuchichear entre unos y otros en plan correveidile. Y Rajoy, mirando los libros de contabilidad, dejando de mirar su propia espalda por donde Bruto le clavará el puñal. Es que llegó el otoño.  .              

       



sábado, 10 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea de Javier Pipó
ASOMADO A LA AZOTEA
10 de Septiembre de 2016

   Ya ven, aún no hemos digerido las elecciones de hace casi un año, ni conocemos sus efectos sobre la gobernación de la Nación y ya estamos en otras dos a las que se concede el papel de desatasque de las anteriores. Es emocionante, un sueño tan cansino como inútil en sucesión de actos ininteligibles que no parecen tener fin; declaraciones, reuniones y comparecencias tan repetidas como gastadas, algunas tan ridículas como lesivas a los intereses nacionales. Claro, los guardianes están a resguardo de su inanidad tras un kit de privilegios bien engrasado con sueldos públicos envidiables. Y luego los diputertulianos que largan en los medios, con argumentos tan grandilocuentes como sectarios y lamidos hasta la náusea democrática del sobresueldo.
   Pues podríamos y seguramente deberíamos hacernos dos preguntas seguidas. Si se comparte la sensación de que estos profesionales de la comedia deberían cobrar solo cuando tengan algo que votar, aunque sea en contra de lo que piensan - como parlotean muchos, en privado- y en segundo lugar, si situaciones estúpidas como la presente no pone de manifiesto la innecesariedad de 350 diputados - podrían ser la mitad o al menos solo 300 como autoriza el art. 68,1 CE - si como ocurre, casi ninguno cumple el sagrado precepto constitucional de no estar ligados a mandato imperativo alguno; es decir, diferente a la propia conciencia. De manera que la farsa está servida y continúa; de nada sirvieron las elecciones de 2015, ni las de 2016, ni las previsibles de este mismo año o las del próximo.
   Es el sistema el atrancado, por la intolerancia de unas élites mutiladas y la estulticia de la mayoría. Lo que J.S. Mill predicaba respecto a la existencia de un gobierno liberal solo posible en una sociedad liberal, podría parafrasearse diciendo que la Constitución democrática requiere estar sustentada por una sociedad democrática. Dió de sí pues lo que podía, requiriendo de forma llamativa una puesta a punto que al menos le haga durar otros cuarenta años, o al menos 25, que ya sería inédito en la corta pero azarosa historia del constitucionalismo español. Una ensoñación parece que imposible cuando resulta impensable ni tan siquiera salir del estancamiento perverso del momento.
   No parece querer afianzarse la idea de que globalmente pasó una era larga, décadas, de prosperidad y seguridad, tanto de fronteras como de sistemas políticos, sociales y económicos. Que Europa ciertamente ha superado con inteligencia y el sacrificio de muchas generaciones, no solo la crisis derivada de la Gran Guerra, sino afrontar la destrucción moral y económica de la IIGM, producto de la lucha sin cuartel entre los totalitarismos nazifascista y comunista. Tras siete décadas de impresionante avance, la globalización impone nuevos modelos y parámetros de conducta. Ahora que parecen desaparecer las condiciones sociales y económicas que hicieron posible el liberalismo, pervive un comunismo totalitario mutado en vigoroso y peligrosísimo populismo, enmascarado eso sí tras la violencia medieval del islamismo. Una ola de inseguridad ataca y parece derrumbar los cimientos en los que los europeos basaban su libertad y la prosperidad colectiva. En Europa asoma por el norte la intolerancia de la extrema derecha, por el sur el autoritarismo inicial del leninismo populista y por todo su perímetro la presión insoportable de millones de seres humanos, tras los cuales se  construirán nuevos cimientos de una nueva civilización.
   Y mientras, España sin dirección política, sin rumbo, con la rebelión de las élites nacionalistas apestando el aliento en el cogote nacional y en caída acelerada la moral social, el prestigio internacional, el desorden institucional  y el Estado de bienestar acumulado. Alguien dijo que desde Hobbes, los problemas radicales no se resuelven mediante compromisos amistosos, sino que exigen soluciones radicales. Asomado a mi Azotea, si algo percibo por ahora, es miedo, el nuestro, reflejado en ceguera colectiva, hartura y apatía política.         


jueves, 8 de septiembre de 2016

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

Artículo que será publicado en el Diario “Última Hora” de Mallorca, el próximo día 10 de Septiembre


La Opinión de Julián Delgado.Escritor

El espectáculo de los partidos
8 de Septiembre 2016

   Desafección es poco para expresar el sentir ciudadano ante el bochornoso espectáculo de sus líderes políticos, que, altivos, revanchistas, chulescos y egoístas, desahogan sus fobias propinándose garrotazos dialécticos, desafiando algunos al Estado, ajenos al interés general, incluso cuando el país está al borde del colapso.
   Por desgracia, los partidos, que según la Constitución expresan el pluralismo político, concurren a la formación de la voluntad popular y son instrumentos para la participación política, han sufrido una deformación oligárquica y se han convertido en grandes máquinas burocráticas endogámicas que nombran a los candidatos sin otro criterio que los juegos de equilibrios internos y las lealtades inquebrantables. Están regidos con modos totalitarios, se han convertido en agencias de colocación y han inundado la Administración de familiares, amigos y militantes, elefantizándola. Han utilizado las instituciones como fuente de su financiación y han colonizado espacios que la Constitución consideraba ajenos a su intervención: se apoderaron de la mitad del sistema financiero hasta quebrarlo, de los órganos jurisdiccionales claves para el control de la Justicia, han extendido una poderosa influencia en los medios de comunicación y han penetrado en la sociedad para su control a través del asociacionismo civil a base de subvenciones. Han pervertido el sistema concentrando los tres poderes en torno al Ejecutivo
   Quienes debían ser nuestros representantes, en realidad son elegidos por sus líderes, sólo a ellos deben su escaño y su acción política está guiada por el interés de las cúpulas de sus partidos y no por el de los electores. También han perdido los escrúpulos, se buscan resultados sin reparar en los medios, se tapa la corrupción y todo lo que convenga. Todos los partidos, viejos y nuevos, se convierten así en gavillas jerarquizadas, sometidas a la obediencia más servil. Esa obediencia servil es la que hoy Sánchez exige a sus diputados, que le siguen como borregos, sin que ninguno se atreva a cuestionarla, aunque sepan que es nociva para el interés general, y sin importarles mantener secuestrado al país, debilitándolo en el momento en que tantos intentan descuartizarlo.

domingo, 4 de septiembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.


La Azotea

LA TERCERA?
4 de Septiembre 2016

   Pues a la vuelta con el corazón partío, de una minigira por hospitales del paraíso andaluz, me encuentro con la cotidianidad de la atascada y fibrilada democracia del 78. Es la España del caos antipolítico, el desorden hasta ideológico y la desesperanza periódica. Es tanto como decir que la democracia no es que esté bloqueada, es que agotó lo bueno y posible que cabía exprimir de la hermosa Constitución de 1978. No solo dejó de estar en vigor en territorios como Cataluña o el País Vasco, sino que también en el resto hace tiempo se le perdió el respeto a base de no usarla, o de aplicarla de forma timorata o torticera.

   Sin embargo los que tuvimos la fortuna de vivir de cerca el profundo movimiento regeneracionista de 1978, sabemos la esperanza nunca perdida de toda una generación, capaz de anteponer incluso ambiciones profesionales al servicio de una ilusión colectiva; la que supuso el gran sorpasso en la conquista por vez primera de la convivencia en libertad y el bienestar en razonable igualdad. En ese bello gesto de inteligencia social participaron desde el estudiante al profesional, desde la fábrica a la universidad, desde el autónomo al funcionario o el agricultor. Fue el gran salto de la Transición, arbitrado por estadistas como Fdez. Miranda, el Rey Juan Carlos, Suárez o Felipe González, ahora zarandeados, menospreciados o invocados en vano malicioso y tergiversador, por mamarrachos llenos de soberbia, resentimiento e ignorancia. Con ellos, la Nación prosperó hasta límites desconocidos, hasta niveles de bienestar nunca vistos y que parecería coto reservado a países selectos del club de la democracia. Naturalmente existían sindicatos de clase reivindicativos y una caliente sopa de letras de partidos políticos deseosos de opinar y reivindicar lo que durante años se encontraba estancado o parecía imposible conseguir. Partidos donde militaban resentidos, franquistas o comunistas; socialistas con añoranza de Largo Caballero o la vista puesta en Suresnes; democristianos enredadores, brillantes o imposibles y liberales más o menos conservadores, de esta o aquélla escuela. Pero casi nadie exteriorizaba odio o deseo de revancha y si fuerza para el gran zarpazo del avance social y el progreso. 
 
   Contemplar la sesión parlamentaria del pasado día 21 y la otra, casi cuarenta años después, constituye un ejercicio insano de masoquismo político. En mi anterior AZOTEA me atrevía a denominar la cercana sesión como de embestidura y el espectáculo que se avecinaba como de cómico y jocoso o de sainete; creo me quedé en la prudencia del tímido opinador. El espectáculo fue bochornoso, una burla. Ciertamente el sistema político liberal – hace años separado del capitalismo global – está en crisis en casi todas las democracias, con pérdida de principios y valores y en generación acelerada de élites políticas tan envilecidas como las masas. Pero lo nuestro resulta en exceso veloz.

   Qué farsa más impresentable hacer gala de diferencias ideológicas entre los llamados partidos constitucionalistas, cuando precisamente la falta de pluralismo en las ideas es el comienzo de la crisis del sistema. Aquí solo queda socialismo democrático y del otro, y comunismo populista y revolucionario; desaparecieron los liberales. De manera que de las 150 medidas pactadas entre Rajoy y Rivera, 100 corresponden a las llevadas por este correveidile de la política a la presencia de Zapasanchez, que ahora no quiere reconocer. Medidas, muchas ininteligibles, otras irrealizables, algunas simples falsedades, aunque casi todas con el tufo de la ingeniería de valores de vieja izquierda, contenidas ya en el programa socialista. Así parece resultar, que el trío constitucionalista de ocasión, se reparte entre un Rajoy, tibio y pundonoroso socialdemócrata sin saberlo, pero único estadista y esperanza; un Rivera que admira a Zapasanchez y le gustaría ocupar su lugar, gestionando una socialdemocracia moderna y regeneradora y un Sánchez que intenta pastorear un socialismo mostrenco y reaccionario y al que desearía y lo conseguirá, unirse en matrimonio de hecho con  el neobolchevique Iglesias. El  Iglesias, vociferante y descamisado en escena que recordaba a Lenin arengando a los trabajadores de la fábrica de Putilov, obra del realismo socialista logrado por I. Brodsky.  El resto de los decisivos, pura morralla. Los nacionalistas del populismo revolucionario independentista, insultando la dignidad española en plena Cámara de la soberanía nacional, en presencia del Gobierno de España en pleno, pero en impunidad constitucional y eso sí, amparados por la estúpida burguesía catalana y vasca, en pérdida acelerada del control y sin cesar en su deriva de cancerberos de la iniquidad.
    
   Y no miren a Europa que, tras los setenta años de paz, progreso y libertad, finalizada la “guerra civil” entre los totalitarismos comunista y fascista, como bien dejó explicado Ernst Nolte, tan denostado y arrinconado por Habermas,  ahora enlaza - ¿será la Tercera?- con la silenciosa, no tan incruenta pero devastadora, en términos de civilización cristiana, contra la barbarie islamista. Y de nuevo fascismo contra comunismo, dos hijos de la misma tosquedad. El sistema expira asistido por una epidemia de idiocia colectiva.