Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 28 de agosto de 2014

LA AZOTEA. Opinión Independiente de Javier Pipó


Artículo publicado por el "Diario Córdoba" hoy día 28 de agosto de 2014
 
CALENTURAS VERANIEGAS
Javier Pipó Jaldo

Que el verano está resultando cálido se percibe con naturalidad en la mitad sur de España sin necesidad de partes meteorológicos. Pero la calentura veraniega tiene sus focos localizados en puntos tradicionales, cuyos problemas enquistados transforman el calor en sofoco nacional. Ya me dirán si no el estrés colectivo que produce el edema catalán, con trescientos años de antigüedad pero aparente como si fuese inflamación reciente. O la necrosis vasca, modelo de oportunismo y egoísmo colectivo.

Pues ya veremos como se enfría o quema el ardor de estos patriotas del trinque, la deslealtad y la traición, cuando llegue el otoño. Casi seguro que los vascos presuntamente moderados y la mayoría presuntamente pacífica pero manifiestamente totalitaria, seguirán burlando el cupo y despreciando a la Nación española. Y los catalanes, confiando que bajo la mesa se acuerde un vergonzoso pacto de paz por territorio, a costa del Tesoro Público. Es lo que va quedando tras el pillaje de los pujolines, del hurtonacionalismo depredador y reaccionario, modelo de saqueo ante el entusiasmo de un pueblo educado en la autodestrucción.

Pero hay otras calenturas repartidas por esta larga noche de san Juan que en modo alguno podemos olvidar. Como la corrupción, ese arrebato criminal que recorre tierras de Valencia, Madrid o Extremadura, de Aragón, Cantabria, Murcia o Castilla la Mancha, en los varios y variados cientos de sumarios abiertos, como heridas que nunca cicatrizan porque a nadie interesa curar. Y a la cabeza Andalucia que tras más de treinta años de Administración-Providencia que sustrae a los ciudadanos su responsabilidad a cambio de la libertad de decidir, aunque con derecho a permanecer flotando en la estúpida utopía, presenta ante Europa los peores índices de bienestar, pero los más amplios y sólidos en corrupción. Para vergüenza colectiva desfilan por la pasarela del deshonor y la rapiña, cientos de avispados robaperas y lo más granado del socialismo moderno y del autoprogreso, empezando por los que ejercieron la Presidencia de la socialdemocracia española durante decenios y la representación del Estado en la Comunidad. Es la hora desgraciada y miserable de una clase política mediocre, inmoral, de medio pelo, que jamás creyó en la democracia, encontrándose más capacitada para satisfacer sus instintos que para elaborar un proyecto de vida en común. Incapaz siquiera de conservar el Estado que era la función que Platón atribuía al buen gobierno. Que asiste inmutable a la posibilidad de adentramos en la tiranía o timocracia, que según aquél es la forma en que degenera la democracia cuando el pueblo estalla y se entrega al demagogo, porque la ignorancia de la mayoría es la madre del miedo de todos.

O como el quiste autonómico, que hace sólo dos generaciones representaba el orgullo de la democracia recién llegada y treinta años después supone una rémora imposible soportar y financiar. Y calienta la deuda hasta la desesperanza de los que hemos de hacer frente a tanto despilfarro y descontrol. En menos de tres años aumenta casi un 30% y desde el 70,5% del PIB de Zapatero ya estamos por encima del 100% y con ingeniería de contabilidad nacional. Y si en 2013 rebasaron el déficit previsto, el de 2014 casi lo duplicará, porque en cinco meses alcanza un 60% del fijado para el año. Ya ven, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, ahí queda un nombre más largo que su capacidad ejecutiva y su eficacia, dice que denota "cansancio" de las Comunidades por los ajustes. Terrible, porque aumenta sin cesar el personal al servicio del Estado, aumentan los gastos que genera, aumentan un 12% los intereses que pagan y disminuyen enormemente los de inversión. Y si quieren resultados brillantes, vean las cifras de Extremadura o Andalucía, con el 36% de paro - el mayor de Europa - incluyendo el 66% de sus jóvenes menores de 25 años. La deriva a la nada pone los pelos de punta.

Y se calienta la inmigración que acecha encaramada en el Gurugú de la miseria, esperando repartirse lo que queda de tiempos pasados, de vino y rosas, pero que ahora no tiene siquiera semáforos que ofrecer al que llega obnubilado por el sueño europeo de una sociedad del despilfarro.

Y en esto llega Rajoy, sin más razón aparente que el despistaje, ofreciendo reformar la  Ley Electoral que posibilite la elección directa de alcaldes. Y encima nos lo quiere colar como medida regeneracionista. Y claro, hasta la moderación de un catedrático como Jorge de Esteban, dice que la propuesta es una calentura veraniega. Aunque en este caso no lleve razón más que en su crítica a la extemporaneidad. Debió hacerse en 1985 o cuando se comprobó la torpeza del sistema electoral contenido en aquella. Pero sin poner en duda la constitucionalidad de la medida porque ojalá todo el Título VIII de la CE fuera tan transparente como el artículo 140.

Con Hayek, no doy por supuesto, ni la libertad ni la democracia, porque no habrá sociedad libre si no se promueven valores, principios y reglas sobre la responsabilidad individual. Si no se persigue la corrupción, el fraude y el engaño hasta su mínima expresión. Sin una honda y consolidada creencia moral en que el Estado no crea el orden social, sólo lo garantiza o debería garantizarlo.

Zapatero fue una pesadilla y Rajoy la esperanza. Pero ahora se transforma en desastre porque la corrupción y la cobardía ante el deber de regeneración, nos atemoriza a que su desaparición pueda resultar tenebrosa. Pasado el calor del verano un aire frío pondrá fin a la siesta nacional. Asoma un nuevo salvapatrias que ahora esgrime el modelo de la hoz y el martillo, como si este pueblo no estuviera hasta los pirineos de dictadores y totalitarios.

En mi Azotea empieza a soplar aire demasiado fresco para el verano.

 

jueves, 21 de agosto de 2014

Otras Opiniones. ÚLTIMA HORA. Baleares

Artículo que será publicado el próximo domingo por el Diario ÚLTIMA HORA, de Baleares


LAS CERILLAS DE JUNQUERAS
José Pipó Jaldo
Economista


El pasado domingo, en un extenso artículo de Oriol Junqueras publicado en El Punt Avui, se colaron algunas expresiones con una agresividad y  contundencia que desvelan la irritación y el miedo que acorralan a este coloso del independentismo.
No es para menos. Su partido, de objetivo único, no lo olvidemos, nunca ha estado desde su fundación en 1.931, tan cerca de conseguirlo.
Hay que reconocer su habilidad para obtener durante tantos años, el ingenuo apoyo de ese nacionalismo corrupto y de "botigueta " que finalmente quedará excluido de la gloria de haber alcanzado la independencia.
En su escrito, se comprende que no es el momento de permitirse ninguna debilidad porque sería un error histórico imperdonable.
Creo sinceramente que la facilidad con la que ha conseguido su éxito, le turba el sentido de la realidad. O quizá, no sea así aunque lo parezca. Puede que convencido del final de su lucha, aspire, con la seguridad de que no va a ser el tercer mártir de su partido, alcanzar un puesto en la historia como el héroe, el coloso que llevó la lucha hasta el final, aplastado como hace trescientos años, por el sexto Borbón de igual gentilicio.
Llegados a este punto, conviene plantearse las consecuencias más evidentes de tan indómita y desafiante apuesta. Obtener la independencia, mejor dicho querer imponerla contra toda razón jurídica, económica, cultural o histórica, no es ni mucho menos, una operación de cirugía fina ni siquiera de láser y mucho menos si vienen precedidas de una actuación firme y prolongada sobre la enseñanza, los medios de comunicación social o una perversa acción política excluyente de cualquiera que no se sienta, piense o actúe como un nacionalista.
En estos casos, la independencia no es una simple separación más o menos dolorosa, constituye un desgarro de las fibras que soportan la cohesión de ambas sociedades, trabajosamente solidificadas en el tiempo y los desgarros además de dolor pueden llegar a producir odio.
Siempre se ha dicho que la política es el arte de lo posible y no parece muy oportuno, producir otro desgarro con la salida automática de Europa a la que ahora pertenece y a la que unen inestimables vínculos.
Claro que ninguno de estos argumentos, ni su partido ni Ud se han atrevido a exponerlos a sus incondicionales votantes. Antes al contrario, los han denostado con un aire de suficiencia y displicente cinismo.
Falta una hipótesis nada deseable pero tampoco improbable. ¿ imagina Sr. Junqueras lo que
ocurriría, si se declarase un contundente boicot sobre los productos catalanes?, porque esta vez no sería una reacción tan suave como la provocada por las ocurrencias del inefable Carod Rovira.
Hoy existe un caldo de cultivo de alto nivel en las redes sociales y por la cuantía de los indignados por tantos años de permanente chantaje de los nacionalistas.
Si sucediera ese desastre, se convertiría  ud en un coloso con pies de barro. No dude que la sociedad catalana a la que no representa en su conjunto le impedirá seguir con una aventura que tiene más sabor de venganza histórica, por superar la auténtica derrota de 1.714 que de afán por resolver los problemas de nuestros días que aquejan  a Cataluña, España y Europa.
Sr. Junqueras, por favor, no siga tirando cerillas encendidas.

OTRAS OPINIONES. EL MUNDO DE BALEARES

SOPLONES
José Luis Miró 
Redactor de El Mundo
21 de Agosto de 2014

Las dos maneras de corrupción más comunes en España son la adjudicación a dedo y, en el caso de que la cantidad no permita lo anterior, el amaño de concursos públicos. Esta segunda es bastante más peligrosa y compleja porque exige la implicación de un mayor número de personas entre altos cargos que dicen sí a todo para hacer la pelota al jefe y funcionarios caraduras que aseguran cumplir órdenes con una pinza en la nariz.
Al final, como se ha visto en todos los asuntos que han supuesto el desmantelamiento de la banda criminal de UM (con ese impagable contable chivato que es agredido en plena calle, al más puro estilo Chicago) y los que tienen permanentemente contra las cuerdas al PP de Baleares, es muy difícil que no se escape un papel o aparezca algún antiguo protegido dispuesto a traicionar la confianza del líder, a soltar la mojarra, como ahora Aina Castillo por Son Espases o en su momento Miquel Nadal por Video U.
La figura del delator es un clásico de la antigüedad que debería disuadir a los corruptos, pero está visto que la codicia es un impulso incontenible para una gran cantidad de políticos, convencidos de que se puede ejercer el magisterio del cohecho desde la impunidad e incapaces, por tanto, de prever que su absoluto desconocimiento de la naturaleza humana -tu quoque, fili mi!- quedará en evidencia cuando las cosas vengan mal dadas. Matas fue muy ingenuo, y sobre todo muy soberbio, al pensar que sus antiguos colaboradores se hundirían con él sólo por el placer de compartir su mismo destino. El juez Castro acertó en su famoso auto del «hágase» al describirlo como un personaje endiosado, desapegado de la realidad. El ex presidente balear, que sigue sin entender nada, no se pregunta hoy, en su fría celda segoviana, cómo Aina Castillo ha podido revelar los secretos inconfesables de Son Espases a la Fiscalía Anticorrupción, sino en qué estaba pensando cuando la eligió para formar parte de su camarilla.
Baleares, con todo, no demanda un nuevo gran caso de corrupción. La prueba es que la noticia más leída ayer en este periódico era la protesta de una asociación de la tercera edad por el posado de unos tipos desnudos en la portada del programa de fiestas de Puigpunyent. La gente, por alguna razón, ya no se excita con una confesión ni por volver a contemplar el mecanismo perverso del poder. Y lo comprendo. Son Espases es Can Domenge, y es Palma Arena, y es el cuento que ya nos sabemos: prevaricación, sobornos y testigos arrepentidos que confiesan para salvar sus traseros. Un guión demasiado trillado como para suscitar a estas alturas el interés de la audiencia.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Sobre Don Amando de Miguel

Este muy humilde BLOG tiene el honor de traer la Opinión del más importante sociólogo vivo, español contemporáneo.
Catedrático de Sociología formado en Estados Unidos, donde ha impartido la docencia en las más importantes Universidades. Escritor de más de doscientos libros publicados sobre las variadas materias sociológicas, históricas y del pensamiento que interesan en nuestro tiempo; ensayista brillante, articulista con más de mil artículos en prensa especializada y genérica; sabio, equilibrado y moderado tertuliano en los medios de comunicación españoles y Académico Correspondiente de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes.

Interesado en conocer la Opinión del maestro sobre la estúpida polémica desatada por la izquierda menos culta, sobre la titularidad y gestión de la Mezquita-Catedral de Córdoba, el Sr. De Miguel ha tenido el gesto noble e impagable de remitirme estas líneas que más abajo transcribo, constituyendo un honor para este comentarista y para el BLOG que pretende mantener abierto y vivo. 

Sólo los sabios son capaces de ponerse a la altura de los aprendices. Muchas gracias Maestro.

LA OPINIÓN DE AMANDO DE MIGUEL








La polémica sobre la Mezquita de Córdoba (que así la llamamos, aunque formalmente sea una catedral) resulta politizada, provinciana y estéril. Claro que es una catedral desde hace cerca de mil años. Como lo fue antes mezquita, y antes iglesia visigótica y antes templo romano y antes templo ibérico. Puede que primitivamente fuera un dolmen. Esa es la accidentada historia de muchas catedrales españolas. La diferencia es que en Córdoba se ha conservado muy bien la bellísima traza de la mezquita, en lugar de su destrucción, como ha ocurrido en otros lugares de España. En Estambul pasó al revés, que la Gran Mezquita respetó la traza de la previa Iglesia de Santa Sofía. Ni los cristianos deben reivindicar Santa Sofía ni los musulmanes la Mezquita de Córdoba. Respetemos la Historia, con sus destrucciones, añadidos y reconstrucciones. La sensibilidad de nuestra época es la de conservar el legado histórico, el que ha permanecido después de tantos avatares. La idea de que una catedral española pase a ser propiedad del Estado es sencillamente prepóstera, es decir, fuera de lugar y de tiempo. Sería tan estúpido como reconvertir los hermosos cruceros de muchos caminos de España en altares paganos, como lo fueron en su día para los antiguos romanos.  

Amando de Miguel.

lunes, 18 de agosto de 2014

La Opinión Independeinte de Javier Pipó


LADRONES ( y 2)
Javier Pipó Jaldo
10 de Agosto 2014

Un viaje por la cleptocràtica democracia española debería hacer estación especial en la hermosa tierra andaluza. Y no por la antigüedad, el volumen o la sistemática del saqueo practicado, que también, sino por la trascendencia que tan largo proceso produce en la mentalidad y comportamiento colectivos.

Junto a la Cataluña mencionada en mi artículo anterior, del hurtonacionalismo depredador y reaccionario, en modo alguno podemos olvidar el despojo criminal repartido por las tierras de Valencia, Madrid o Extremadura, de Aragón, Cantabria, Murcia o Castilla la Mancha, en los varios y variados cientos de sumarios abiertos, como heridas que nunca cicatrizan porque a nadie interesa curar. Son muestras vivas de una sociedad en crisis moral de carácter estructural y de consecuencias devastadoras. Después de todo podemos elegir territorio y Partido, contarlo en miles o en millones, elegir entre latrocinio público o privado, entre políticos o próceres, entre empresarios de relumbrón o autónomos de la trampa.

El español de nuestro tiempo y no digamos el andaluz, conoce de cerca los desmanes de unas élites extractivas que desde las Administraciones Públicas a las organizaciones no gubernamentales, o si pero que viven del erario público; desde las grandes corporaciones a los cuerpos sociales intermedios, vienen mostrando desprecio por los principios y valores que configuran aún la Europa civilizada del pensamiento, el progreso y la libertad. Y ese comportamiento abyecto, en algún momento emanado de la propia Jefatura del Estado, traslada a la sociedad un modelo nada ejemplar que ha calado profundamente en la familia, la empresa, en los círculos de influencia de personas o grupos, convirtiendo la sociedad en espacio descarado donde circula el contrato fraudulento o simplemente su incumplimiento; el abuso de poder o el trato abusivo en las relaciones laborales, mercantiles o sociales. Y ello, envuelto en ambiente tensionado, rígido, de intolerancia y egoísmo, donde lo importante es la apariencia, aunque tras ella habite el vacío, o la imagen, aunque no soporte la autenticidad o mejor, la verdad. Todo queda en copia o refugio de un tiempo pasado donde al menos la esperanza era producto del esfuerzo, la preparación y el orden social previsible y no de un poder omnímodo que reparte solidaridad obligada y encima contempla el sistema como autoservicio de enriquecimiento, aún cuando administran una Nación en nombre de valores sagrados de democracia y libertad.

Por eso el robo nacional practicado generosamente por los piratas de las instituciones, ha logrado traspasar la frontera de lo medible, el límite de lo razonable, el volumen de lo tangible. Y aquí, seguramente no será posible restablecer las reglas de convivencia o al menos de legalidad porque el ordenamiento jurídico se verá desbordado por quienes lo han burlado y el poder judicial aparecerá, como incapaz de abarcar un territorio tan amplio, ni siquiera a modo de red de arrastre que devaste los bajos fondos de la corrupción.

El trabajo de la Juez Alaya, concienzudo, meticuloso y casi heroico, es el de una profesional con apariencia de fragilidad, pero que engrandece el papel de la mujer hasta un horizonte que jamás soñaron profesionales de plastilina del feminismo ideológico de tres al cuarto, y desde luego el de la judicatura, que acerca con esperanza a un pueblo frustrado y harto de tanto ladrón enquistado en los pliegues de la ley.

De manera que en Andalucia, tras más de treinta años de Administración-Providencia que sustrae a los ciudadanos su responsabilidad a cambio de la libertad de decidir aunque con derecho a permanecer flotando en la estúpida utopía, presenta ante Europa los peores índices de bienestar, pero los más amplios y sólidos en corrupción. Así, para vergüenza colectiva y página negra de la Historia, desfilan por la pasarela del deshonor y la rapiña, cientos de avispados robaperas y lo más granado del socialismo moderno y del autoprogreso, empezando por los que ejercieron la Presidencia de la socialdemocracia española durante decenios y la representación del Estado en la Comunidad. Cuanto recuerdo de aquellos comienzos inocentes e indecentes en que sólo se trataba del Gobernador del Banco de España, del Ministro del Interior, del Jefe de la Guardia Civil o de las responsables de la TV Pública o del BOE.

Ahora, a quien toca decidir el camino a tomar es al TS y a la opinión pública ahora llamada ciudadanía, empezar a dudar. Pero si la justicia no entra a saco, con manos limpias e independientes, en este paraíso de la corrupción total; si no salen jueces valientes de las madrigueras que proporciona la falda política de la Justicia, que a modo de capa todo lo tapa, el resultado será una frustración explosiva. Por eso aumenta el temor a un nuevo salvapatrias. Y el que en el horizonte se ahora dibuja, esgrime como modelo la hoz y el martillo de las revoluciones castrista o bolivariana. Es decir, el modelo transparente de la limpieza, el progreso y la libertad.

Pero no todo está perdido para la democracia, ni estará, mientras queden jueces como Alaya y prensa libre dispuesta a denunciar el abuso y el despojo de estos ladrones.

martes, 12 de agosto de 2014

OTRAS OPINIONES. EL CONFIDENCIAL

LA GRAN ESTAFA ANDALUZA
Javier Caraballo (12 ago 2014)
Como la historia reciente de Andalucía siempre describe círculos, Manuel Clavero Arévalo, aquel que fue ministro de la UCD en los primeros años de la Transición española, aquel que implantó el ‘café para todos’ de las autonomías y que acabó largándose de la UCD ante el referéndum andaluz, reeditó hace unos años un ensayo sobre Andalucía que había escrito a mediados de los años 60 y él mismo, al repasar sus notas originales para ponerlas al día, se mostraba asombrado de que las mismas dudas que se suscitaban en la Andalucía de 1965, siguieran sin resolverse en 1985 y seguirán igual treinta años después, en 2015. Las esperanzas de entonces, siguen intactas. Como los anhelos, como las frustraciones. Historia circular.
Por supuesto que en 50 años ha cambiado la realidad andaluza; eso es evidente, palpable, tan incuestionable como lo contrario, que medio siglo después ni Clavero ni nadie puede responder la misma pregunta que se hacía entonces Julián Marías, discípulo directo de Ortega y Gasset, desconcertado como él ante el ser andaluz: “¿Cómo estará Andalucía en el nuevo siglo, volverá a su esplendor o habrá comprometido sus cualidades más altas?”
Ya llevamos casi un decenio y medio del nuevo siglo y ahí sigue Andalucía, a la cola de todas las estadísticas que determinan el desarrollo de un pueblo, económicas y educativas, industriales y universitarias. ¿Han cambiado las cosas en Andalucía? Pues claro que han cambiado, pero eso no es nada más que un tirar para adelante. Si la ambición fuera, como decía Julián Marías, la de volver al esplendor que tuvo, no hay más respuesta que la vuelta a la misma pregunta congelada, intacta, como la sonrisa de espera eterna de Penélope.
Han cambiado las cosas, sí, Andalucía no tiene nada que ver con la que salió, subdesarrollada y analfabeta, del franquismo, pero menos tiene que ver aún con las posibilidades de las que ha gozado y se han despilfarrado. Aquellos recursos que se le negaron durante tanto tiempo llegaron y, a la vista está, no han servido para transformar sustancialmente la realidad andaluza. Dónde están, dónde han ido a parar, las decenas de miles de millones de euros que han llegado de fondos europeos al desarrollo; dónde las partidas ingentes para formación, para empleo.
Joaquín Aurioles, uno de los economistas más destacados del Observatorio Económico de Andalucía, admitía hace unos días en un artículo de prensa la evidencia de que el desorbitado paro andaluz se debe también “al fracaso en la utilización de los abundantes recursos habilitados por Europa para mejorar la empleabilidad de los parados y recuperar el tamaño de la economía que desapareció con la integración”. Y no es Joaquín Aurioles, precisamente, ni el mencionado Observatorio Económico, sospechoso de ataques agresivos contra el Gobierno andaluz.
¿Dónde ha ido a parar todo ese dinero? Alguna explicación se encuentra, sin ir más lejos, en el propio Boletín Oficial de la Junta de Andalucía, una sucesión ilimitada de supuestos planes de desarrollo, de innovación, de modernización a los que nadie, nunca, les ha realizado una auditoría para saber realmente qué aportan. Planes que se aprueban periódicamente, cada lustro o cada dos o tres años, y que tienen como resultado la aprobación de un nuevo plan con idéntico propósito.
Como este año: en el presupuesto andaluz de este 2014 se consignan 1.485 millones de euros para empleo y empresas. Cuando se presentó el presupuesto, el año pasado, el Gobierno andaluz anunció, además, un nuevo plan de choque de empleo, dotado con 200 millones de euros, “para generar 10.000 nuevos puestos  de trabajo, sobre todo en jóvenes y parados de larga duración”. ¿Quién puede demostrar que se han creado esos puestos de trabajo con ese dinero? Nadie, desde luego.
Planes, planes, planes… Desde el “Fomento de la Cultura Emprendedora en el ámbito educativo”, hasta la “Sostenibilidad Energética” pasando por un plan para la “Modernización y Mejora de la Calidad del Tiempo Libre”. Se aprueban, por ejemplo, planes plurianuales de inversión en las Universidades públicas de Andalucía pero, cuando finalizan, lo único que se constata, como ocurre en la actualidad, es la deuda que la Junta ha contraído esas universidades, cercana a los mil millones según algunas estimaciones. Pero los rectores andaluces, eso sí, no suelen caracterizarse por sus protestas contra el Gobierno andaluz por esa deuda que asfixia sus universidades. Y los sindicatos de estudiantes, tampoco. Paradojas.
Todo eso, claro está, sin contar con el saqueo que ha supuesto a las arcas andaluzas los continuos casos de corrupción que afectan a esta región, como el escándalo de los ERE o de los cursos de formación. Varios miles de millones de euros que han estado al servicio del interés político, el mantenimiento de la hegemonía política, y lejos, muy lejos, del fin al que tendrían que haberse destinado. En esa salsa millonaria, unos pocos han mojado para enriquecerse, pero que nadie se engañe; lo fundamental de los ERE o de los cursos de formación no es el dinero que hayan podido robar algunos, sino el despilfarro, las oportunidades perdidas, por el gasto coyuntural, sin otro fin que el de quien quería perpetuarse en el poder y acallaba los problemas con dinero para el desarrollo.
En la película ‘La gran estafa americana’, que tanto bombo tuvo en los últimos Oscar, el protagonista, aquel estafador de poca monta que acaba colaborando con el FBI para descubrir las corruptelas de algunos políticos, intenta explicarse en algún momento la aparente inocencia o credulidad de la sociedad. Y sostiene: “La gente cree lo que quiere creer”. A la vista de la inmovilidad política de Andalucía, parece evidente que aquí ocurre lo mismo, que la gente cree lo que quiere creer, y no existe, al menos de forma mayoritaria, la misma impresión de ‘farolillo rojo’ que reflejan las estadísticas. La inquietud de cambio, de mejora, de progreso, no está en el ambiente. Sencillamente.
Hay quien pretende explicarlo todo con algunas certezas, amplificadas y convertidas en tópicos, como el clientelismo político o el PER, pero las razones últimas se antojan más complejas, menos elementales, más ramificadas. Se diría que el conformismo se ha instalado como realidad o que se ha perdido toda expectativa de cambio, acaso porque nadie es capaz de ofrecerla. La gran estafa andaluza es la combinación de esos factores, el despilfarro contante del dinero público y la quietud constante de la sociedad. La cuestión es que como decían también en esa peli, “uno puede engañarse a sí mismo durante mucho tiempo, pero para reinventarse es mejor tener los pies en el suelo”.

martes, 5 de agosto de 2014

La Opinión Independiente de Javier Pipó


LADRONES
Javier Pipó Jaldo
5 de Agosto 2015

De manera que para el indómito Mas, cuando pase la tempestad la historia absolverá a Pujol. Un disparate más en boca de quien aunque parezca imposible representa a los saqueados.

Desde luego la Historia ni absuelve ni condena, simplemente pasa página olvidando las negras. Y en el supuesto de delincuentes, carecen de lugar en ella, aunque quede el recuerdo, siempre superado en el proceso de mejora de la moral colectiva. Pero claro, hay sus excepciones como ocurrió con Capone y seguramente ocurrirá con el poco honorable Pujol, nuevo representante de los robaperas y asaltapatrias de lujo.

Para el todavía Molt Honorable President, Pujol le produce pena y compasión. A muchos ciudadanos honrados, asco, vergüenza y preocupación. Es la ventaja de no ser nacionalistas ni por asomo independentistas.

Digámoslo con pesadumbre y rabia. Esta democracia no es representativa, ni popular, ni orgánica, simplemente cleptocrática y opuesta a la verdad, la honorabilidad y la decencia. La Transición ya quedó arruinada, sin más puerto de llegada que el refugio bucanero; sin dirigentes de prestigio o con el prestigio de la mediocridad; sin ilusiones colectivas; sin proyecto de Nación; sin papel en la Europa de las ideas y formas civilizadas, incapaz de mirar con dignidad un horizonte de ética social compatible con progreso y libertad.

Toda la Nación aparece manchada por la brizna negra y peguntosa de la corrupción, adoptando en cada territorio su singularidad criminal. Primero despojaron el sistema de los instrumentos de control tradicionales, alegando la necesidad de compaginar eficacia y legalidad, poniendo como leyenda la madurez del pueblo ya ciudadano y la solidez de las instituciones. Luego, comenzó la ocupación y saqueo sistemático, generalizado y descarado de todas las rendijas del poder previamente descentralizado e insostenible,   financiado con un sistema tributario cada vez más asfixiante. Para terminar en el enriquecimiento de dos generaciones de salvapatrias, autodotados de privilegios y blindajes inimaginables y con la casi seguridad de la impunidad proporcionada por un sistema judicial inservible, repleto de garantías asombrosas a favor de quien practica el bandidaje y el abuso.   

Ahora quedan al descubierto las miserias de una clase política mediocre, inmoral,  trincona, de medio pelo, que jamás creyó en la democracia y que se ve más capaz de satisfacer sus instintos que de elaborar un proyecto de vida en común. Que no es capaz siquiera de conservar el Estado que era la función que Platón atribuía al buen gobierno. Que ven sin inmutarse como nos adentramos en la tiranía o timocracia, que según aquél es la forma en que degenera la democracia cuando el pueblo estalla y se entrega al demagogo y tirano, porque la ignorancia de la mayoría es la madre del miedo de todos.

Así se dibuja un horizonte posible de sudor y lágrimas con el recuerdo de una sociedad confiada y feliz, más allá del bienestar; de la libertad vivida con despreocupación, como si fuera un bien duradero por irreversible. Y se podrían vivir momentos angustiosos viendo retroceder hasta su desaparición principios y valores de una civilización avanzada y grandiosa pero que estúpidamente es capaz de facilitar garantías de impunidad a los enemigos de la democracia que anuncian con descaro su destrucción con detalles espeluznantes, antes que facilitar su defensa en la seguridad y el respeto a la Constitución y el resto del ordenamiento jurídico.

El Partido Popular ha cometido un inmenso error de lesa patria al no encabezar – legitimados por su irrepetible mayoría absoluta – el tercer intento histórico de regeneración de la Nación española. El desarrollo económico y el bienestar solo son posibles desde la libertad; desde el principio de legalidad y el imperio de la ley; desde la seguridad jurídica y el funcionamiento implacable e independiente de la Justicia. Su inanidad y pasión por la cuenta de resultados nos aboca a que el pueblo encuentre en la dirección de Iglesias el momento leninista de la audacia. Es decir, del asalto al poder, ayudado por una socialdemocracia desnortada y sin ideas.       

Estos ladrones nos roban hasta la dignidad, una vez despojada la democracia de su fuerza motriz, de su médula esencial: encabezar el avance de la humanidad hacia estadios superiores de la convivencia y la razón.  

 

La Opinión Independiente de Javier Pipó