Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 30 de noviembre de 2015

La Azotea. La Opinión de Javier Pipó


La Azotea de Javier Pipó

LOS ZAPATOS DE BERGOGLIO

 Sinceramente me sorprendió el acto simbólico realizado en nombre del Papa Francisco colocando con delicadeza en el suelo de la Plaza de la República de Paris sus gastados zapatos negros, las viejas sandalias del pescador. Allí estaban, junto a los de otros muchos miles de anónimos ciudadanos del mundo, como apoyo al grito a favor de una naturaleza sostenida para futuras generaciones y como protesta por la limitación del sagrado derecho del republicanismo francés a la libertad de manifestación en tiempos de tribulación. Gesto insólito, impropio de la medida diplomacia vaticana, eficaz como ninguna en la acción de influencia tras los focos de la imagen pasajera, fugaz de la apremiante actualidad.

Pero con igual sinceridad manifiesto lo pasajero de la sorpresa para quien a lo largo de estos casi cuatro años de comentarista espontáneo, ha dedicado otros tantos artículos a los jesuitas. Dedicación casi estrafalaria por no decir impertinente o fuera de actualidad, para una sociedad paganizada como la nuestra, agraciadamente inserta en la europea pero de la que no puede perderse la perspectiva como ejemplo de nihilismo, egoísmo estructural, descreimiento total y ciego relativismo para todo aquello que no sea contante y sonante. Pero los jesuitas que desde San Ignacio son creadores de pensamiento, formadores de valores y principios, me mantienen atento y alerta en la medida que su presencia permanente creo, reside en una arrolladora fuerza espiritual que aún sostiene un mundo material como el de occidente.

El jesuita Bergoglio, el Papa sostén de la cristiandad toda, está adquiriendo dimensión indiscutible de líder moral y ético de la humanidad. Y no es tarea fácil en el mundo globalizado de la tecnología y la imagen, la codicia y el epicureismo sin límite, donde ya el pensamiento de Kant no se sabe si es de filósofo o jurista, para la crítica o para la ética y donde la lucha sin cuartel es por el control de los medios para así controlar la cultura, como instrumento de poder y dominación.

Pero miren, este humilde Papa que no actúa ni escenifica, que no es insolente ni peligroso, está llamado a escandalizar por el giro espiritual que pretende imprimir a la Iglesia, si su ciclo vital se lo permite porque en diciembre cumplirá 80 años. El hecho de que un jesuita suceda al sabio Benedicto XVI no es casual y reitero que precisamente su acceso al pontificado constituye la llamativa y primera revolución. Ahora, intenta encajar la sabiduría heredada y la acción, para encontrar la esperanza. Y esa esperanza, sin jugar con las palabras, es poner en acción la anquilosada doctrina social de la Iglesia. 

Y la sabiduría transmitida se contiene en ese prodigio de espiritualidad de la Encíclica Lumen Fidei, firmada a los cuatro meses de acceder al Pontificado, donde se aprecia el legado viviente de su antecesor, la vuelta al diálogo entre fe y razón, asombrando con el principio de que la fe es revolucionaria y compatible con la libertad. El mundo actual parece aceptar solo la verdad tecnológica y la válida para uno mismo, con temor a la verdad común, instalados como estamos en la “autenticidad subjetiva” que genera  relativismo.

Su acción incisiva se contiene así mismo en la Encíclica verde, firmada hace seis meses, la Laudeato Si sobre el cuidado de la casa común, sobre el universo creación de Dios que la sociedad planetaria en comportamiento suicida durante los últimos dos siglos, parece pretender expoliar. Es la carta de un líder mundial que quiere destacar no tanto el carácter religioso como su compromiso social y ambiental. Y enlaza lo que denomina la crisis “socioambiental” con la crisis humana, de ética y de degradación del medio natural. Es el principal desafío ahora para la humanidad. Y el G7 reunido un mes después promete eliminar los combustibles sólidos antes de fin de siglo. Magnífico principio para ayudar al buen fin de la Conferencia de Paris, ahora en celebración. El cambio está en el ánimo aunque no en los objetivos a corto.

Y también el Jesuita-Papa Bergoglio en incansable movimiento, ha reclamado en nombre de los marginados de la Tierra y ante la Asamblea General de la ONU,  techo, trabajo, tierra y libertad. Todo un programa que está poniendo a prueba la doctrina social de una Iglesia milenaria en proceso acelerado de su más importante revolución y al contenido de tantas ideologías que con músicas similares carecen del texto inigualable que proporciona la dimensión trascendente. Desde luego no tiene cabida junto a doctrinas totalitarias que precisamente es la libertad el primer germen de dignidad a eliminar.

El Papa- Jesuita Bergoglio camina rápido en su apostolado y va lejos en el gesto, en el comportamiento y en la doctrina. Pero quiero seguir interpretando que no existe una Iglesia de los pobres, sino con los pobres, basada en su Doctrina social, que sea contravalor al islamismo y al relativismo y desde luego, mantenga encendida la llama de la libertad.

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó. La Azotea


La Azotea de Javier Pipó

TIEMPO DE TRIBULACIÒN

Fue Felipe III en su lecho de muerte, cuando reflexionando con cuantos le rodeaban sobre la frivolidad inútil de su real vida, tuvo la ocurrencia de dejar para la posteridad aquello de ¡Ay si Dios me diera vida cuan diferentemente gobernara!  

Hombre, es verdad que Rajoy quizá esté en los estertores de su vida política pero, salvando las distancias de tiempo, lugar y circunstancia, de nada le serviría esa reflexión ni el cínico pensamiento de Carrillo cuando exclamaba que en política, el arrepentimiento no existe, uno se equivoca o acierta, pero no cabe el arrepentimiento. Quizá porque tampoco tendrá tiempo para esa noble acción de contrito reflexivo a pesar de los últimos esfuerzos, ante la cercanía agobiante de unas elecciones que pueden condicionar la vida de una generación. Difícilmente cabrá solución de continuidad, seguramente algún paso torcido o ciego, si acaso alguna otra chapuza histórica. No más. 

Miren Argentina, ha tardado setenta años en desprenderse del peronismo- al menos por ahora - esa pesadilla pegajosa, cutre y corrupta que transportó a una rica Nación desde la vanguardia del mundo occidental a la quiebra, la pobreza y la desesperanza. Y aquí en Andalucía, tenemos ejemplo muy cercano de socioperonismo populista que solo lleva la mitad de tiempo que su modelo americano, pero careciendo de la inmensa opulencia de las hermosas tierras argentinas. Pero ya ven las cifras de divergencia del resto de la Nación y no digamos de la convergencia con las demás regiones europeas.  Y lo que es peor, el régimen andaluz está en vía de regeneración de la continuidad, tras la huída del poder judicial y el apoyo ciego de quien como C´s podría representar una salida al estancamiento de casi cuatro décadas de este socialismo viejo, caciquil y reaccionario, que alejado de la socialdemocracia europea hace perder la esperanza. 

Con ello pretendo resaltar mi duda sobre la ayuda de Andalucía a encontrar una salida razonable al estancamiento nacional sino más bien, a reforzar con su enorme fuerza numérica al desnortado Zapasanchez y si fracasa, a sustituirlo por el populismo trianero de Susana. Otro momento histórico sería. Y omito mentar lo que el comunicador Herrera denomina “pasión de catalanes” porque se aborrece de tanto sobarlo. Pero miren, la cuestión no está encaminada a la solución sino solo al aplazamiento. Es verdad que los convergentes, o como quieran ahora llamarse cambiando la piel de lobo por cordero, están excesivamente señalados por los años de trinque sin cuartel, aunque no quede formación alguna - democrática se entiende - que no esté pringada por los años negros del tripartito. Pero el independentismo es cuestión de tiempo y dinero financiable a no tan cómodos plazos. Y después vendrán los otros nacionalistas, tan malos como estos, pero parece que pastoreados ahora con más inteligencia y sabiendo esperar el momento propicio, nacional y europeo. 

De manera que el riesgo nación está precisamente en su mantenimiento como tal, porque tres son las amenazas mensurables que acechan en enero, tras los festejos de final de año: El campo minado por el virus cáustico del nacionalismo; la amenaza que se hará cada vez más insoportable de la barbarie del yihadismo, tan implacable como devastadora. Y, las dificultades crecientes para el mantenimiento del bienestar alcanzado, seguramente sin correspondencia con la capacidad para producir riqueza y su justa distribución, pero insertado en el catálogo irrenunciable de derechos, cuya pérdida hará insostenible y muy vulnerable el sistema. Pocos apuestan por compaginar Estado del bienestar y caos autonómico, tras treinta y siete años de utopía imposible. 

Y vuelvo a reiterar que hacer frente a situación como ésta, requiere de liderazgos a la altura del Estado que se les confía, de equipos muy experimentados, honestos, capaces y patriotas. Y unas Instituciones que resistan el empuje de aventureros dispuestos a griparlas con doctrinas disparatadas, cuando no corrosivas.

Y ya ven, parece que el cercano enero requiere rebajas, también para el nivel de exigencia a quienes pueden hundir la Nación o cuando menos, mantenerla a flote. Qué opinar sobre el joven Sánchez, presumiendo de socialdemócrata pero cada vez más alejado de la socialdemocracia y más cercano a la agitación oportunista o al populismo ramplón; de inexperiencia temeraria; casi siempre superficial cuando no desesperadamente simple. Sus continuas rectificaciones y contradicciones le hacen caer en la red de su propia demagogia y lo mismo pretende derogar el artículo 135 de la CE que reconocer al llamado Estado Palestino, cerrar el Ministerio de Defensa que blindar en la Constitución parte de su insignificante programa. No despertará ni la curiosidad de las cancillerías occidentales. Rivera por el contrario, aunque tan inexperto como su rival, sí aparenta sensatez y moderación. Le presumo ubicación entre el liberalismo político y la socialdemocracia económica, aunque incomprensiblemente huidizo a dar testimonio de su ideología, confuso ante los aparentes agujeros negros en su deslavazado programa y algo nervioso hasta poner a prueba la sensatez estimada. Un Ministerio político y la portavocía del Gobierno, le haría ganar madurez y preparación para el futuro. Goza de juventud envidiable para recorrerla con prisa, pero con pausa.

Y nos queda Rajoy, ahora que parece haber despertado de una siesta tonta de cuatro años. Experiencia sí tiene, aunque la guarde para antes de irse. Su gran vocación quizá hubiese sido la DG de Registros y Notariado, pero las circunstancias lo colocaron en puesto de vanguardia y nos deja sin saber si no llegó o ya se ha ido. En cualquier caso es lo que mejor tenemos. Prudente, inspira confianza a los socios europeos y al poder USA y desde luego sería el único para abordar los tres retos: consolidar la recuperación económica; lealtad a las naciones de la UE para contener el yihadismo e intentar desarbolar el naciente Estado catalán, abordando en su caso una reforma constitucional. El gran Pacto consistiría en ceder la Presidencia a Rivera a mitad de Legislatura. Es menester recordar el consejo ignaciano: en tiempo de tribulación, no hacer mudanza. Pues eso. 

sábado, 21 de noviembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó. La Azotea


 

La Azotea de Javier Pipó

LA MARSELLESA EUROPEA

Marchemos, hijos de la patria,
Que ha llegado el día de gloria
Contra nosotros, la tiranía alza
su sangriento pendón.
¿Oís en los campos el bramido
de aquellos feroces soldados?
¡Vienen hasta vosotros a degollar
a vuestros hijos y vuestras esposas!

…Encadenadas nuestras manos,
Tendríamos que doblegar las frentes bajo el yugo!
Los dueños de nuestro destino
No serían más que unos viles déspotas

Entresaco estos párrafos del largo, vibrante e impulsivo texto de la Marsellesa, cantada por los que marchaban desde Marsella para acabar con el ancien régime representado por el guillotinado Luis XVI, y que estos días ha resonado sin cesar por los medios de difusión europeos y en actos o concentraciones sociales de variopinto contenido, al constituir para muchos un patriótico alegato de movilización nacional. Como ocurrió precisamente en Saint-Denis, es la Historia, entre la mofa del populacho cuando los enterramientos de los antecesores de aquél, los absolutistas Luis XIV y XV. Bello himno compuesto por el militar Rouget de Lisle, en trascendentes días de la Gran Revolución que conmocionó Francia y trastornó el pensamiento político occidental. La época que constituye uno de los mejores y más esperanzadores episodios en la vida de la humanidad, en palabras de I. Berlin.

Es el recuerdo necesario de esa mitad del siglo XVIII francés, de las Cartas Persas de Montesquieu o las Cartas sobre los Ingleses de Voltaire, del comienzo de la Ilustración y sobre todo sus reflexiones posteriores contenidas en el Espíritu de las Leyes, el Diccionario o la Enciclopedia, que agitaron en profundidad y para siglos posteriores a las gentes ilustradas de Francia y de Europa toda. Poco importa en consecuencia, si la Marsellesa puede ser considerada himno nacional desde 1797 o desde 1879, reforzado por la esencial Constitución de 1958, obra de De Gaulle, ese gigante del patriotismo y la grandeur francesa. Importa su permanencia en la sucesión de generaciones, porque representa la Nación en marcha. Es el himno a la libertad y la emancipación. El himno con el que se inicia en Europa la modernidad, la Ilustración. Es la huella que permanece hasta nuestros días. Son las ideas mágicas de libertad, igualdad y fraternidad que se materializan en 1789 con los Derechos del Hombre y del Ciudadano declaración influida por la Constitución norteamericana y las ideas de Rousseau y Montesquieu.

Ideas, principios y textos que forjaron una sólida Nación, asentada en la civilización cristiana y que junto a pensadores ingleses y alemanes constituyen una gran estructura de libertad y progreso. Es verdad que la Europa del pensamiento y las ideas políticas atraviesa una etapa de profunda crisis de valores al desdibujarse su papel en el liderazgo y vanguardia de la humanidad, pero aún guarda las principales esencias que la hicieron grandiosa en la creación intelectual, en los campos de la literatura, la ciencia, la técnica y las artes.

De nada sirvió que Europa acogiese con generosidad sin límite a millones de musulmanes, donde han podido gozar del más importante catálogo de derechos y libertades, imposibles ni siquiera desear en su mundo de origen. Mundo anclado en el medievo, incluso en aquéllos países donde la infinita riqueza del petróleo les hace vivir en el lujo anclado en estructuras sociales de otra era. Sin embargo rechazan o no pueden salvar las barreras que desde dentro les impide integrarse en una sociedad respetuosa, avanzada, en ofrecimiento continuo de sus infinitas posibilidades. Europa, tan generosa como ingenua que en apuesta de alto riesgo no deja de plantear la integración de Turquía en el ámbito comunitario, cuando hace solamente cien años tiene lugar la batalla de Galípoli en lucha feroz de otomanos contra franceses e ingleses, última de las innumerables en mil años. La confrontación es imposible contener, desviar y mucho menos negociar. Se trata de mundos irreconciliables donde parece que el expansionismo asesino del islamismo no pueda convivir con sociedades abiertas y tolerantes alejadas de las guerras de religión que ellos parecen vivir con plenitud.

De manera que tras los sucesivos atentados en España, Gran Bretaña y los últimos de Francia, Europa parece reaccionar con cierto vigor, aunque desconfiemos de su duración y eficacia. Pero interesa resaltar que estos acontecimientos hacen resurgir la idea de Nación – la Europa de las naciones gaullista, aunque en evolución-  que se extiende por el ámbito de los veintiocho, aunque muy matizada en España con los espectáculos grotescos y peligrosos de la extrema izquierda y un sector desubicado del socialismo. Véase la histriónica función del minutodesilencio de la socialista alcaldesa de Córdoba.

Pero independientemente de lo que veremos en este estresante mes, antes de las elecciones, hoy, más que nunca, la Marsellesa es el himno europeo.    

 

jueves, 19 de noviembre de 2015

La Opinión de Julián Delgado. Mallorca


Artículo de Julián Delgado que el próximo sábado día 21 publicará el Diario “ÚLTIMA HORA” de Mallorca

Vencerá la democracia

El terrorismo yihadista carece de escrúpulos morales, pues la causa que persigue es sagrada; y la violencia se vuelve cruel, contagiosa y desmedida, cuando entra en contacto con su justificación. Según Setmarian (el más sofisticado exponente de las técnicas de la yihad) el terrorismo es un deber y matar, una regla. Todo joven musulmán debe convertirse en terrorista. Los ataques suicidas les son muy útiles por su facilidad y bajo coste; es la cultura del martirio de los kamikazes revitalizada por el islamismo. El suicida ha interiorizado una visión heroica y enaltecedora de su sacrificio y ha sentido la necesidad de trascendencia social.  Por tanto, los yihadistas, fanatizados, son capaces de asumir ciegamente cualquier sacrificio, capaces incluso de suicidarse si la situación lo exige. 

Por el contrario, a las democracias que con él se enfrentan las deslegitima el uso de la violencia, máxime si se exceden en su empleo o lo hacen sin precisión. Además, los países occidentales llevan a sus hombres a combatir poco menos que arrastrados: en una sociedad hedonista que vive en la opulencia, pocos son los que están dispuestos a arriesgarse a perder la vida. 

Por otra parte, los islamistas disponen de una doctrina de guerra diáfana: nunca muerden más de cuanto les cabe en la boca, no emprenden campaña que no puedan sostener, digerir y aún rentabilizar en términos políticos. Mezclan el uso de las modernas tecnologías con el primitivismo de la sangre derramada a cuchillo. Los estados de derecho no disponen aún de una doctrina de defensa eficaz y aceptable por sus ciudadanos.  

Pese a estas claras desventajas, la democracia vencerá. Europa ha superado momentos infinitamente peores. Se está cerca de concretar un nuevo modelo de guerra ad hoc que se incardine en una estrategia holística de seguridad europea contraterrorista. Basta saber cuántos muertos serán necesarios para que Europa despierte de su letargo buenista y cobardón y se dote de una Eurofor y una Europol con su correspondiente servicio de inteligencia, capaces de fortalecer su defensa y seguridad. Le pediremos con Benedetti: No te rindas, no cedas/aunque el frío queme/aunque el miedo muerda/ aunque el sol se acabe y se nuble el viento… 

 

 

martes, 17 de noviembre de 2015

La Opinión de Julián Delgado


La Opinión de Julián Delgado. Palma de Mallorca

Manipulación demoscópica

El bombardeo de encuestas sobre las elecciones del 20D al que está siendo sometido el ciudadano, se han convertido, en parte, en un instrumento de propaganda y de información para tratar de crear  un clima favorable al candidato preferido al que sirve el medio que las publica. Si se da a éste como ganador, se le beneficia de acuerdo con la regla de la propaganda de la unanimidad y el contagio según las cuales la gente tiende a formular su opinión presionada por la opinión dominante (Abreu Sojo). En las elecciones generales de 2008, según un estudio realizado por el CIS, el 7%  de los electores (un millón y medio) tuvo en cuenta mucho o bastante el resultado de los sondeos a la hora de emitir su voto. Así pues, las encuestas se han convertido en otro mecanismo para tratar de influir en la opinión pública. Por lo general lo que hacen las encuestas es reforzar las preferencias previas y orientar a los que no tienen el voto decidido a que lo hagan a quienes votan la mayoría.

La sospecha nos la dan servida en cada precampaña. Entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, se han publicado varias encuestas. La de Podemos, El Confidencial y Antena3, le dan al PP entre el 26 y el 30% de los votos. Sin embargo, El País, sin rubor, concede al PP un 21% y establece un empate técnico con  PSOE y Cs. Mientras, la revista de Alfonso Guerra, ya sin el menor miramiento, da ganador al PSOE con un 30% y a Cs, el adversario que le está comiendo el terreno según el resto de encuesta y al que éstas le dan entre el 19 y el 20%, lo sitúa con menos del 15%. No se puede pensar en otra cosa que no sea que se falsifican los resultados de las encuestas, que se las inventan o que se distorsionan sus elementos. Si se publican tantas encuestas en las campañas electorales e incluso la ley lo impide durante los últimos cinco días, reconociendo su influencia, es precisamente con esa intención. 

No debemos estar contra las encuestas, su proliferación son un síntoma de libertad, pero debemos estar alertas ante las seguras manipulaciones, para poder emitir nuestro voto dentro del menor margen posible de manipulación. De toda ella no nos vamos a poder librar. Es quimérico. Pero al menos no caigamos en las más burdas.   

 

sábado, 14 de noviembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó. La Azotea


La Azotea de Javier Pipó

LA EUROPA RAPTADA

No sabemos si cuando Zeus enamoró a la bella princesa libano/siria llamada Europa, fue en efecto seducción o secuestro, pero disfrazado de brioso toro blanco- tal como maravillosamente dejó plasmado Tiziano –  la subió a su lomo para llevarla hasta Creta. Es mitología para recordar más allá de la interpretación histórica de Diez del Corral o de Steiner y tratar de superar, en el pensamiento de Hegel, la presunta superioridad europea porque pasó el tiempo de ese mitológico rapto. Ahora a fuerza de hibridación, Europa se diluye por ocupación y desarticulación de sus estructuras tricentenarias, aunque siga ejerciendo como ejemplo de civilización avanzada basada en la libertad, la igualdad y el progreso.

Ahora tras la brutalidad del asesinato masivo de europeos y contra su modelo de sociedad, cometido en territorio francés, es decir en nuestro territorio, es momento de reflexionar sobre la incompatibilidad total, absoluta, irreconducible e irreconciliable de dos mundos contrapuestos que representan la razón y el pensamiento frente a la barbarie del fanatismo y el oscurantismo del medievo. Ahora corresponde a Europa, sin necesidad de esperar decisión norteamericana, articular respuesta que no puede ser otra que la defensa de los principios y valores del más importante baluarte occidental de la democracia y el bienestar. Parece acelerarse la segunda parte de la ocupación del modelo europeo, dinamitando su fortaleza, extendiendo el pánico entre sus ciudadanos, forzando la suspensión o debilitamiento de las garantías que definen la pervivencia de un tipo de vida envidiable. La primera aún no finalizada, consiste en la invasión de sus fronteras por millones de musulmanes que espoleados por crueles conflictos provocados por el mismo fuego arrasador, harán cambiar las reglas del modelo de vida en Europa. No es ni con mucho, la hora de inanes y letales predicadores de diálogos y alianzas de civilizaciones porque están diluyendo la que nos corresponde hacer perdurar.    

Aquí en España, en esta porción de Europa, vivimos el mismo momento decisivo, máxime con elecciones trascendentes a poco más de un mes, necesitados de saber elegir líderes sensatos, dotados de principios, de prudencia, de sabiduría, con sentido de Estado, que sepan preservar la unidad nacional, el legado constitucional y el encaje en el entramado de la defensa europea. Y quizá recordar el Contrato Social de Rousseau, que en su prólogo expresa como un sistema democrático necesita ciudadanos instruidos, dispuestos a un acuerdo no escrito pero firme, sinalagmático, bilateral, mediante el cual mi derecho a votar sobre los asuntos públicos impone el deber inexcusable de instruirme en ellos. Pero ya ven, estos modernos jacobinos, defensores de la radicalidad improductiva y el rigorismo moral de los bajos fondos, prefieren instruir al gentío sobre la memoria histórica del resentimiento y la educación para la ciudadanía de la que mayormente desconocen en qué pueda consistir aquella y a qué pueda referirse esta. De manera que de la confusión bien instrumentalizada deviene un sistema atascado en mitad del camino, donde casi resulta aventurado especular sobre la meta y las condiciones de integridad y dignidad en que pueda alcanzarse.

Ciertamente han transcurrido ya casi cuarenta años, ojalá que repetibles, permaneciendo en vigor una hermosa Constitución en cuyo frontispicio figura la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, como valores superiores de su ser imperecedero capaz de generar el más importante catálogo de derechos, solo igualado por sociedades avanzadas, casi todas ellas europeas. Pero no nos engañemos porque ese sistema resulta cada vez menos valorado e incapaz de ser defendido de forma valiente y decidida por una mayoría acobardada y entregada.

Estas décadas han resultado muy fructíferas en la construcción de una sociedad moderna, bien equipada en el bienestar económico, envidiable y envidiada, pero se advierte miseria moral extendida por amplísimas capas sociales y demasiados ciudadanos articulados en vetustas y anticuadas estructuras sociales, incapaces de mirar y desplazarse al futuro porque una gruesa y pegajosa capa de resentimiento paralizante les ata a un pasado oscuro y miserable. Pasado que parece obligarles a mirar de reojo, como deslumbrados, ante ideas tan toscas como inútiles, tan lesivas como arrasadoras de su dignidad como pueblo. Parece extenderse el encantamiento por apóstoles de la palabrería innecesaria, engañosa, con la galanura pasajera de la emoción que provocan mientras mienten. Ya ven la deriva catalana, previsible, conducida por una clase política tan traidora como trincona, pero jaleada por la mitad de una población que vive en lo que Galbraith llamaba sociedad opulenta. Ya ven la deriva de ciudades otrora hermosas y con futuro de progreso, conducidas a la chabacanería estúpida de predicadores del populismo de tres al cuarto. Ya ven al joven socialdemócrata perdido en lo que él creía no más difícil que conducir una asamblea de estudiantes, intentando “blindar” en el nuevo texto constitucional que se adivina, alguno de los disparates de su mal planteado programa electoral.

Pues se avecina la hora de la verdad para evitar después arrepentimientos, casi siempre inútiles. Es el rapto de España y Europa, pero tras vivir y soñar lo que más importa es despertar.  

miércoles, 11 de noviembre de 2015

La Opinión de Julián Delgado


Artículo cedido en exclusiva por Julián Delgado

LA GRAN FALACIA

Julián Delgado

Una de las falacias más extravagantes que se han escuchado en esta intensa precampaña preñada de rebeldía independentista es la que repite todo socialista al que le ponen un micrófono a su alcance: Mas es el culpable del desafío soberanista, pero Rajoy es el responsable. Y repetido mil veces, empieza a tener éxito en las mentes desmemoriadas. 

El Partido Socialista de Cataluña ha sido uno de los grandes culpables de que la ideología nacionalista sea hegemónica: nunca le opuso resistencia; por el contrario, le brindó su apoyo en temas tan sensibles como la política lingüística. Los votos que ganaba Felipe González en Cataluña los utilizó el PSC para desarrollar una política de seguidismo nacionalista, sin que sus compañeros del PSOE osaran ponerles freno. Con Zapatero se llegó al colmo al darles toda clase de facilidades para que Maragall, ya desequilibrado y en pleno delirio soberanista, pactara con Esquerra un nuevo Estatuto al margen de la Constitución, que fue el origen del actual desafío. Como señala Francesc de Carreras: Los intelectuales del entorno socialista han sido los responsables de que la cultura fuera monopolizada  por los nacionalistas.  

Ahora, en el momento en que los socialistas no tienen más remedio que cerrar filas en defensa de la unidad nacional, se produce en el PSOE un síncope angustioso al escuchar los crujidos de las distintas sensibilidades del partido en cuanto al modelo de Estado. Crujidos que le llevan a la búsqueda de equidistancias, al desconcierto, a la indefinición, al bloqueo. Díaz exige lealtad a España, Ximo Puig veta la iniciativa de defender su unidad, Iceta se desmarca de lo mismo, ambos consideran a Cataluña como nación, Chacón hace piña con ellos y Sánchez discurre entre unos y otros buscando equilibrios imposibles con el riesgo de caerse del alambre en cualquier momento. Lo único que se

le ocurre es proponer un federalismo innecesario, pues ya estamos en él, cuando lo conveniente es culminarlo con mayor integración de las CCAA en el proyecto común.  

El culpable es Mas, el responsable es el PSOE, pero es cierto que Rajoy se encontró con un volcán en erupción y no hizo nada por calmarlo. Ahora, no le queda otro remedio que frenarlo.   

 

jueves, 5 de noviembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó en La Azotea


La Azotea de Javier Pipó

EL HUEVO PODRIDO

 Creo firmemente que el golpe del general Rodríguez es de las noticias más espectaculares desde la muerte de Franco. Y fíjense que las hubo de todos los colores y dimensiones, pero quizá ninguna como esta pudiera calar tan hondo en el patriotismo emocional de los españoles.

Y también creo que en la historia de la milicia del pasado siglo, quizá no tanto en la de este salvo en países sin nivel democrático que chapotean para salir del tercermundismo y la corrupción total, han existido militares de alto rango que prestaron sus conocimientos, prestigio y noble oficio a causas criminales como el nazifascismo y el comunismo. En consecuencia antecedentes negros existen y muchos, hasta el extremo de participar consciente y activamente en el hundimiento, humillación y arrasamiento de sus, a veces, no tan inocentes pueblos.

Pero claro, soy de los que pensaban que al menos el ejército era escuela de patriotismo, nobleza y servicio público sin límite y en consecuencia territorio blindado a oportunistas y revolucionarios frustrados. Que habíamos avanzado desde el tumulto del siglo XIX y el feroz siglo XX y que en consecuencia el nuevo era para el avance moral, social y económico, también para este atormentado país. Y ello, sin ignorar, que una Nación con brillante pasado y potencialidades de futuro atraviesa una tormenta de dimensiones definitivas que pone a prueba su grado de cohesión y posibilidades de supervivencia como tal, zarandeada por políticos sin escrúpulos que anteponen intereses personales y de partido a los generales. Es algo que resalta a la vista e hiela los corazones. Pero ahí estaban las FF.AA. columna vertebral de sistema, en su defensa y mantenimiento. O como dice el innombrable y repudiado artículo octavo de la maltrecha Constitución, carne de cambio inmediato y más desde el triste episodio Rgez.: “Garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”. Parece misión tan noble como imprescindible, pero ya ven por dónde camina la teoría y hacia dónde  el futuro inmediato.   

Quien va a discutir el derecho de los militares, una vez en la reserva, a incorporarse a cualquier formación política, incluso a partidos que defienden el totalitarismo de la antipolítica, donde circulan comunistas u otros nazifascistas que pudieran existir. Cada cual en democracia, dentro de la Ley, puede equivocar su vocación o su fanatismo. Pero para quien ha sido mando supremo operativo de las FFAA, su derecho tiene que ceder ante la obligación permanente de servicio a España y de lealtad a sus principios constitucionales. ¿Acaso desconoce el tal Rgez. que su nueva casa propone “desmilitarizar el ejército”? ¿Tanto ansía ser Diputado o Ministro de Defensa? Menudo prestigio como país perteneciente a la OTAN.  Esto es traición o desvergüenza.

La triste era ZP nos dejó bombas de relojería en cada rincón del sistema, prestas a estallar cuando aventureros iluminados se cansaran de vivir en libertad, comprendidos, apoyados y justificados por el buenismo ideológico más estúpido desde Fernando VII. Ahora, cuando se abre la cesta de la milicia nos encontramos este huevo podrido y maloliente que seguramente habrá contagiado sectores completos de la FFAA.

Pues si produce escalofríos pensar en el artículo 155 de la CE, imaginen el octavo. Menudo huevazo. 

OTRAS OPINIONES. Julián Delgado en Última Hora de Mallorca


Artículo de Julián Delgado que publicará el sábado día 7, el Diario Última Hora de Mallorca

 

Rebeldes sin causa 


El nacionalismo catalán no ha medido bien la fuerza del Estado. Ya se equivocó en 1934, cuando pensó que la República, gobernada entonces por la derecha y acosada por la izquierda, que intentaba recuperar el poder por las armas mediante la revolución de Asturias, se encontraba en su momento de máxima debilidad. El Estado tardó unas horas en sofocar aquella traición. Entonces, Agustí Calvet (Gaziel), republicano, íntegro y laico, del que Josep Benet dijo ser el mejor escritor político que ha dado la derecha catalana en el siglo XX,  escribió en la Vanguardia: Cataluña está enferma desde hace siglos. Es el tumor de España, que a veces dormita y a veces estalla. Y el de ahora es un estallido conforme del todo con la idiosincrasia catalana, con su historia, con su tradición política, su querencia anárquica, su entraña rebelde. 

Ahora, cuando más aguda era la crisis económica, con las multitudes en la Puerta del Sol, y habiendo llegado al máximo de competencias que podía cederles el Estado dentro del marco constitucional, los secesionistas consideraron que de nuevo había llegado su momento. Entonces, como ahora, la Cataluña trabajadora, vital y pactista no ha contado con líderes capaces de considerar que entenderse con el resto de España le ha dado un alto grado de autogobierno, prosperidad y libertades democráticas y que la ha situado en un lugar privilegiado del mundo. Rebeldes sin causa, abrazan el colosal propósito de escapar de España en lugar de mejorarla formando parte de ella. Gaziel dijo que el separatismo ha sido siempre en Cataluña una negación estéril, una ilusión que encubre su absoluta impotencia, que no hizo más que deshacer lo hecho dejando a Cataluña desolada e inerme, sin la más remota compensación.

Han vuelto a medir mal sus fuerzas. España dispone de todos los recursos de un Estado moderno y, detrás, la voluntad de un pueblo. La proposición parlamentaria secesionista y la amenaza de insumisión serán frenadas con firmeza por un Estado que ha sabido arrinconarles internacionalmente y que también sabrá emplear la legalidad democrática para mantener la unidad de España, sin que la sociedad catalana resulte humillada más que por aquellos que la pusieron en ridículo.     

 

 

martes, 3 de noviembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó en el BLOG

El Blog de Javier Pipó
!AY LORITO!

En esta campaña electoral casi permanente en que quedó convertida la democracia española asistimos a episodios, algunos chuscos y otros dramáticos para los intereses nacionales. Y es así porque no salimos de un replanteo continuo de las bases que deberían quedar firmes, indiscutibles e inequívocas en sistemas consolidados y con perspectivas de futuro. Pero aquí ya ven, lo mismo se arremete contra los católicos tratando de arrebatarles su identidad, su libertad de desenvolvimiento o su histórico patrimonio monumental heredado de siglos de historia, que se discute el ser de España como territorio identificado, su pasado y naturalmente su futuro unitario. De manera que esa obsesión enfermiza contra la religión es la misma que se manifiesta contra la bandera, el ejército, la forma política del Estado o la educación desideologizada y eficiente. Este es un pueblo en permanente reacción, incapaz de superar las brujas del pasado y afrontar con menos cobardía el futuro.

El espectáculo del nuevo líder de la socialdemocracia española en TV, que dice estar al servicio del partido que sustenta al Gobierno, produce escalofrío porque se identifica con claridad en ese panorama de involución. Y se extiende como un clamor gaseoso en las propias bases y cargos orgánicos socialistas, con poco se profundice en amigable conversación. Es como tormenta interna y seca que levanta este ejemplar de la moderna estulticia política. Ciertamente, la sensibilidad está a flor de piel dentro y fuera del socialismo, tras los duros y pintorescos años del zapaterismo demoledor. Pero ya me dirán la sustancia de este mozalbete, en agitación permanente, incapaz de trabar salsa alguna y en rosario continuo de incoherencias, rectificaciones y vaciedades. No solo exaspera a los propios sino que desconsuela y preocupa a los que defendemos el sistema, incluso por encima de ideologías.

Desde el comienzo es un continuo desatino tratando de expresar lo que ignora y manifestando con torpeza lo que parece conocer. Desde aquel vistoso patinazo en su deseo de hacer desaparecer el Ministerio de Defensa, hasta el error o la mala intención de atribuir el divorcio al Gobierno de F. González - ya quisiera recibir de él lecciones que necesita de patriotismo, democracia y sentido común- e ignorando el papel esencial de la UCD. O reiterando como papagayo la necesidad de derogar la reforma laboral, sin saber exactamente en qué aspectos o cuando, y desdiciéndose de lo dicho. Y no digamos con la nueva reforma educativa pretendida, tras treinta años de fracaso del modelo propio. O la obsesión por ocupar toda la izquierda y despreciar acercarse a lo con desdén considera torpemente "las derechas" de PP y C´s, lideradas por un hombre como Rajoy, criticable hasta en el éxito económico pero con sentido de Estado del que Sánchez carece absolutamente y un político revelación, sin apenas experiencia pero que transmite desde la sencillez y la honestidad expositiva, aparte su patriotismo que hermosamente califica de constitucional.

Zapasanchez es demasiado liviano, algo engreído y lenguaraz, con un aburrido toque altanero, incapaz de improvisar sin errores, seguramente como producto de cierta liviandad intelectual que le transparenta en su carencia de facultades para convertirse en hombre de Estado. Su patrimonio está esencialmente constituido por la juventud, pasajera por naturaleza y una cultivada imagen elaborada en los medios de comunicación propensos.

Pero el golpe al Estado en Cataluña no parece debilitado ni siquiera por la fuerza del crack económico que se avecina. De ahí que simultáneamente exigen lo financie el propio Estado golpeado. Y lo peor es que así ha venido ocurriendo y nada impedirá continúe en el futuro. Es un golpe maestro y sin final inmediato, con butrón en el costado del Tesoro Público. Y sin necesidad de dialogarlo. 

Y en estas llega el joven socialdemócrata asegurando su fidelidad constitucional sin comprometerse a pactos "carnavalescos" que decía otro ilustre estadista. No quiere rubricar documento alguno con el "peor Presidente de la democracia". Ya ven la miseria moral en que desenvuelve sus principios. Carece hasta de memoria histórica, olvidando la era ZP del declive nacional, origen de la rebelión catalana. Y tiene el descaro de igualar en crítica la traición de Mas con la política al respecto de Rajoy en estos cuatro años, con más o menos aciertos pero impecablemente constitucional. Repite con la velocidad del loro su deseo de una España federal sin al parecer haber realizado reflexión alguna sobre el modelo. Debería conocer el magnífico trabajo que sobre la cuestión elaboró la Fundación Alfonso Perales, vinculada al propio PSOE. En fin, un fenómeno que salvo pueda quedar algo embridado por la sensatez de Rivera- la sección juvenil del PP, dice el inane político- puede traer días más tristes que los de su padre putativo.

El poema infantil del venezolano Manuel F. Rugeles, del que extraigo algunas palabras, parece estar dedicado todo él, a este ilustre prócer nacional:

!Ay mi lorito, lorito real!...!Cuántas palabras repites ya con increíble facilidad! El vecindario quiere escuchar tu repertorio de no acabar... !Qué forma tienes de charlatán!... !Ay mi lorito! ! Qué verde estás!