Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 30 de julio de 2017

La Opinión de Julián Delgado.

Artículo publicado en el Diario “Última Hora” de Mallorca, ayer día 29 de Julio 2017


CATALIBANES
Julián Delgado. Escritor     
      

     Si analizamos los últimos resultados del CES, comprobamos que la sociedad catalana mantiene un ajustado equilibrio entre catalanidad y españolidad; y eso, pese a estos treinta últimos años de adoctrinamiento nacionalista y de la agitación y propaganda separatista padecida estos últimos cinco. Lamentablemente, el Procés  está causando la fracturación de la sociedad y provoca el enfrentamiento entre ambas partes. Los poderes públicos, lejos de ser neutrales, han declarado una única identidad válida, excluyendo y proscribiendo a la otra. Este 'proceso' pretende conducir a la ruptura del equilibrio en favor de una parte y provocar el trauma de una mutilación irreparable.
      El 68% de los entrevistados dicen haber nacido en Cataluña y el 32% fuera. De aquellos, solo el 41% tiene padres catalanes. Respecto a la lengua, el 48% tiene el castellano como lengua propia y el 42% el catalán; los que usan habitualmente el castellano están cuatro puntos arriba de los que usan el catalán El 51% dice sentirse tan catalán como español, más español que catalán o solo español, mientras que el 44% se declaran más catalanes que españoles o solo catalanes. El 57% es partidario de permanecer dentro de España y el 37%, de independizarse.

      Pero gobierna Cataluña un grupo de los llamados catalibanes, que aún piensan en clave de los años treinta, de los que pertenecían a aquella sociedad que tan bien describió un catalanista, Amadeu Hurtado. Opinó que había ciertos catalanes  que se sentían fatalmente atraídos por el vértigo del victimismo y su secuela del paladeo de la derrota, que es el mejor acicate para su lucha. Unos catalanes  que prefieren la contrariedad al éxito como alimento seguro de nuevas protestas, que tienden a esquivar la normalidad y prefieren lanzarse por caminos temerarios deliberadamente suicidas, para desde el abismo del patriotismo animar a la protesta y a la lucha. De ese tipo de políticos dijo que son agitadores diestros en aprovechar cualquier motivo de orden sentimental para atemorizar al adversario mientras dure la fogata y que suplen su ineptitud con apelaciones al pueblo, fingiendo peligros que no existen y creando conflictos imaginarios. Algo que, lo estamos viendo, resulta funesto.

lunes, 17 de julio de 2017

LA OPINIÓN de Javier Pipó

LA AZOTEA

CHARLAS AL CALOR DEL VERANO
17 de Julio 2017


      Ya digo. España bascula hacia la intolerancia de la mano de solemnes bobos de Estado. Y volveremos a quedarnos desamparados y solos porque Europa parece comienza a reaccionar ante lo que ya se palpa; entre el totalitarismo populista que predica la extrema derecha y la oleada infame que practica el islamismo incrustado gratuitamente en sus entrañas y esa otra extrema izquierda, mayormente comunista, buscando resquicio por donde introducir su virus disolvente. Ojalá la esperanza retorne si se consolidase el eje franco alemán, liderado al alimón entre Macron al que no debemos dejar de vigilar por si su liberalismo es tan de ocasión como el de Rivera y la sólida Merkel ya observada en su parecido – bueno es- con la gran Thatcher. A lo mejor son constructores de una nueva Europa sin GB y a quien resulta tan peligroso perder, como insustituible mantener, el paraguas yanqui aunque sea sostenido por un hortera tan impresentable como Trump.

      Pero miren. Hace un año desde esta Azotea abierta al Mediterráneo, especulaba sobre el populismo, la mentalidad liberticida y su adoración del Estado protagonista absoluto de la vida política y social, al que se exige la consecución de un igualitarismo obsesivo, la redistribución radical y un poder progresivo que todo lo ocupe. Y de ello derivado, la oposición a cara de perro contra el liberalismo, por ellos llamado neoliberalismo, el “camino al infierno” que decía Chávez, ya ven. Un año después, a punto de cumplirse cien de aquella oprobiosa revolución bolchevique que dio comienzo al mayor genocidio universal añadiría, que hoy estamos en una sociedad mayormente paganizada cuando no nihilista y claro, el colectivismo totalitario es su ideología, cuando no su forma política. Pero no nos engañemos porque como ya advirtió Forstholf, el peligro del totalitarismo no está en el Estado sino exclusivamente en el pueblo. Y diría yo, conducido por sus gobernantes, sus intelectuales orgánicos, sus tontos útiles, sus medios de comunicación serviles, sus predicadores de la nada. Pero cuando llegó el octubre del golpe de Estado comunista- aquí se anuncia otro pequeño, pero grande en sus consecuencias. También Kornilov fracasó en el suyo- ya en julio y agosto el débil Kerensky es Primer Ministro, Troksky alcanza el poder hegemónico –como aquí Iglesias en su “guerra de posiciones” alcanzando la hegemonía cultural- y Lenin se prepara en Finlandia. Todo listo para la revolución de octubre y mientras, quizá Rajoy se encerrará allá en septiembre en Moncloa, rodeado de Ministros, papeles de la Abogacía del Estado e inútiles Sentencias del TC. Justo un año después, se asesinaría al Zar y su familia. Y el pueblo protagonista cambió de déspota.

      De manera que las sociedades industriales, pero también los regímenes democráticos son susceptibles de una versión totalitaria en el primer caso o una versión liberal, en el segundo. Y aunque en democracia la verdad suele estar moneterizada, siempre será mejor que la mentira, única verdad del populismo comunista. Ni siquiera es verdad que el socialismo sea producto de la clase obrera, como ya recordó Hayek, sino de la vanguardia intelectual en su lucha por alcanzar la hegemonía social. O la evidencia del programa totalitario, aspirando no solo a conseguir el Gobierno sino a conquistar el Estado para organizarlo y dirigirlo como instrumento de coacción para construir una imposible utopía aunque sea sobre los cadáveres de millones de inocentes. Por eso el socialismo totalitario es imposible sin propaganda. Por eso la extrema izquierda es antifascista, no antitotalitaria, como ya dijo Orwell. Por eso se equivoca Sancheiglesias en su odio visceral a Rajoy, fascista ya ven. Por eso se equivoca el pobre García Page dando entrada en su Gobierno a la hiena podemita, maniobra que no haría con los totalitarios del otro extremo, si existieran. Por eso se equivoca Rajoy si no ve el fondo totalitario que anida en el golpe de Estado catalán. Por eso acierta, miren por donde, la Dama del Sur, rechazando aunque no lo sepa con Jouvenel, que la democracia – aunque podrida- pueda ser periodo de incubación de la tiranía.

      Porque aquí nunca se debería olvidar la sentencia de Jefferson: “cuando el pueblo teme a su gobierno, hay tiranía. Cuando el gobierno teme a su pueblo, hay libertad” Pues eso.         


jueves, 13 de julio de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Ultima Hora” de Mallorca

LA VELEIDAD DE  SÁNCHEZ
Julián Delgado. Escritor

      El apoyo del PSOE al Gobierno frente al golpe de Estado anunciado por las fuerzas del procés, golpe que pretende cambiar las fronteras del Estado y destruir el orden constitucional, está tan condicionado, es tan ambiguo y endeble, pone tan en evidencia las discrepancias con el Gobierno, está tan envenenado, que puede acabar convirtiéndose en el peor enemigo de Rajoy en este trance.

     Sánchez, para marcar su absoluta discrepancia en la estrategia política, le exige dialogar con Puigdemont para encauzar la crisis territorial, como si los sentimientos y las pasiones admitieran un diálogo basado en la razón. Ante ellos solo cabe la adhesión o el rechazo.

      En estas condiciones, cuando los sediciosos se niegan a cualquier diálogo que no pase por aceptar previamente sus condiciones, no parece razonable exigirlo ni marcar las discordancias. Lo que procede hoy es abortar el objetivo separatista, que no es otro que impactar contra el muro del Estado para  destruirlo o producirle el mayor quebranto posible. Esbozar ahora propuestas para el 2-O es darles ventajas. 

      Además, Sánchez ha tomado iniciativas para ofrecer una respuesta política y negociar con la Generalitat. Improvisa un  paquete de  nuevas competencias, inversiones y dinero que, además de romper con la igualdad de todos los españoles, harían el país ingobernable. Propone realizar una reforma constitucional hacia el federalismo, nada más antagónico a los anhelos nacionalistas, pero les concede el derecho a convocar referéndums vinculantes, que es lo mismo que conceder el derecho a la secesión. Es aceptar que los separatistas tienen razón por el maltrato recibido por el Estado. 

      También es insensata la limitación que impone Sánchez al oponerse a la aplicación del artículo 155 de la CE, pues su necesidad dependerá de cómo transcurran los acontecimientos, algo que no puede prever nadie. Pero esa  negativa previa proporciona ínfulas a los insurrectos y debilita la acción del Gobierno. Agitando estas propuestas inviables o inútiles, Sánchez quiere aparentar que, de gobernar él, hubiera resuelto este asunto, y carga a Rajoy con toda la responsabilidad de lo que pueda pasar.

      Taimado y desleal, se convierte en un grave problema para España. 


domingo, 2 de julio de 2017

LA OPINIÓN de Javier Pipó

LA AZOTEA

REVISIONISMO ( y II)
3 de Julio 2017
    

       Me recriminaba no hace mucho un ilustre plumilla, de los que contribuyeron a mi descabezamiento del periódico, si era capaz de creer firmemente eso del revisionismo nacional que predico. Pero al final del encuentro me advertía que para revisionismo el que se prepara en Andalucía. Es inevitable porque las costuras del PRI andaluz, tan duradero como el franquismo, dirigido ahora– es un decir- por el cabizbajo y abatido susanismo peronista, aguantarán hasta reventar. Es que el desconcierto de Susana le lleva a querer seguir resolviendo problemas políticos complejos con emociones compartidas y le da lo mismo su dimensión regional, nacional o europea; algo tan llamativo como inútil. Pero es lo suyo y además sabiendo - como sabía Napoleón- que un hombre de Estado no tiene derecho a ser sentimental. Pero alguna vuelta le falta para llegar a ese nivel y mientras, no calla; como si expresarse claramente no fuese tan importante como tener algo que decir.

       Pero quizá debo continuar en esta mirada desde La Azotea opinando sin que nadie me pregunte y con esta van cuatrocientas, si el revisionismo también se da más allá de nuestras fronteras, ahora que las tenemos claras. Miren, para un viejo liberal como el que esto escribe con más entusiasmo que acierto, debo reiterar aquello de Lord Acton: siempre fue reducido el número de los auténticos amantes de la libertad. Sí, por supuesto de la igualdad en la libertad, de la igualdad en condiciones para iniciar la vida en sociedad ya que, junto a la teoría de la representación, es base teórica de la democracia. Pero aquí, como en Europa, los gansos del totalitarismo están revisando hasta el papel del Estado al que quieren revestir de emisor de una moral naturalmente artificial que nos quieren imponer; ahí tienen al pobre Sancheiglesias y su nueva joya intelectual proclamando su apoyo al Estado pero no al Gobierno. Como si el Estado no fuera una ficción jurídica, centro de imputación internacional; como si la política del Estado no la dirigiera el Gobierno; como si la política misma – dentro o fuera del Estado- no formara parte de la ética y no existiese más que una moral natural de carácter universal. Que no me lo revisen ahora los cuentacuentos fascicomunistas: la política es actividad de hombres libres y su última ratio es la opción a favor de quienes quieren la libertad frente a quienes prefieren la servidumbre. Pero conocemos cómo los totalitarismos de izquierdas o de derechas, en la Europa del Norte o del Sur, dibujándose demasiado activos, tienen como rasgo definitorio – sean fascistas o leninistas- negar el individuo en un rabioso antiindividualismo. Y en eso están nuevamente.

      Ya digo, ahora en España como en el resto de Europa, empieza a carecer de sentido la distinción entre derecha e izquierda porque ambas han quedado como modalidades de la socialdemocracia. Ahí tienen la UE que contra el espíritu de los Padres fundadores está consiguiendo un espacio revisado, pacifista, indefenso, desmoralizado cuando no moral y económicamente decadente y  políticamente ineficaz. Un super Estado sin nación. Cuando termine de ser abandonada por GB y USA penderá de un hilo que le llevará a manos de Rusia, tan dislocada como Europa desde la pérdida de Kiev. En Europa, como en España, la democracia la está sustituyendo la demagogia que utiliza como fórmula de seducción el populismo, lo que traerá más corrupción en la política y en la sociedad, más burocracia intervencionista generadora a su vez de más putrefacción burocratizada y la reducción hasta su mínima expresión de la clase media en la imprescindible estabilidad social, única garantía de progreso. Esa Europa soñada ha tenido un responso revisionista en el funeral del gran Khol, sabiendo que su estúpida y estéril tolerancia ha logrado formar dentro de las fronteras una Nación – será cultural?- de cincuenta millones de musulmanes que no más allá de treinta años exigirán una sociedad adaptada a su cultura medieval de intolerancia. Es la implantación de la gran dictadura. Es la muerte de Europa y el arrasamiento de la depravada dictadura LGTB o la insufrible de género. De un modelo de sociedad venido a mucho menos.

      Y en España sufrimos con intensidad el desmoronamiento del régimen de 1978 y el triunfo del comunismo, por ahora pacífico pero intolerante, de Iglesias. Es el paso previo. Ahí tienen el acto presuntamente conmemorativo del 40 Aniversario de la CE, como inicio de un nuevo ciclo hacia la instauración de la III República. Y claro, en concesión tan gratuita como innecesaria el propio Jefe del Estado, en ceremonia repugnante de cobardía inaudita, revisa la Transición definiendo el franquismo como dictadura y lógicamente excluyendo al gran Juan Carlos I del acto, al ser autor del juramento a sus principios. De manera que Iglesias lo tiene tan claro como Trotski: los soviets tienen la fuerza, pero no el poder; la burguesía tiene el poder, pero no la fuerza. Y como la verdad del comunismo es la mentira, como decía Orwell, cuando se llegue a identificar fuerza y poder, se obtendrá el gobierno y después el Estado, ese que apoya Sancheiglesias. Y Rajoy? Pues con Cataluña y la unidad nacional o la hegemonía aplastante de la izquierda, le ha ocurrido lo que ya dijo Maquiavelo, que vale más hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse.

      Miren, no le den más vueltas. A Europa incluida España, le espera el gran debate entre la historia de sangre y fuego del comunismo y el fascinazismo – que solo cuenta con cien años de horror el uno y unos decenios asesinos los otros- y el mayor retroceso de la humanidad hacia la oscuridad del medievo, con el Islán que lleva mil cuatrocientos años de yihad criminal y laminadora de los derechos, libertades y dignidad de los seres humanos allí donde logra implantarse. Parece que esta ola criminal goza de mayor experiencia histórica, y empuje. Pues eso.