Mañana celebra el calendario de
tradiciones cristianas un episodio aterrador pero de enorme carga simbólica. La
matanza de menores de dos años ordenada por Herodes en Judea. Pura hagiografía.
Pero la cultura popular de habla hispana la resume y vivifica en el dicho
“inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en este día nada se
puede prestar”.
Delibes, genio de la narrativa
descriptiva, hace ya 30 años con “Los Santos Inocentes” nos acercó un mundo de
ternura, sensibilidad e injusticia donde el inocente es quien no necesita
explicarse. Azarías y los suyos resultan inocentes aún en su malicia, que diría
Nietzshe.
Mañana, nos recuerda también la
condición de inocentes los otros 364 días. Basta acercarnos a la realidad, pero sin caer en la
excrecencia intelectual del autocrático Perón, cuando decía que la única verdad
es la realidad. Pues realidad inocente, los seis
millones de parados; o los que pronto perderán su empleo. Inocentes los que ven
reducido su sueldo trabajando más; o los que perdieron en las preferentes sin
conocer por quién. Inocentes, los pensionistas que ven como mengua su renta; o
los que soñaron con una hipoteca imposible; o los niños, ancianos y mujeres que
sufren la violencia de hogares tensos y evanescentes, carentes de valores y
humanidad.
Pero también inocentes, los que
creyeron en la indisoluble unidad de la Nación española; o los que pusieron su
esperanza solo en la transacción y el diálogo. O los que confiaron en una
justicia independiente e igual para todos, ajena al manoteo partidario.
Inocencia, confiar al actual Estado autonómico el progreso y el bienestar
común.
Que 2012 se pierda en el pasado y
con el nuevo año recuperemos la esperanza y la confianza en la dignidad del ser
humano, radicalmente libre y capaz de protagonizar su vida y su futuro. Que no
nos maten la milana bonita. FELIZ
2013.