Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 25 de enero de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

ANOMIA SOCIAL

25 de Enero 2021

 

En este atosigante momento no resulta improcedente recordar aquel sarcasmo del filósofo, que decía algo así como me siento muy optimista sobre el futuro del pesimismo. Y quizá por la insignificante razón de que un pesimismo sin ironía puede resultar hasta de mal gusto. Pero con o sin ironía, parece como si camináramos juntos y ordenadamente hacia la catástrofe sanitaria, social y económica, tan cercana como tremebunda. La política ya la vivíamos antes de esta trilogía de calamidades y continúa. Y desde luego resulta extravagante e indisculpable la existencia de almas en actitud de extrañeza ante la situación; esta Nación necesita menos actitudes de hipocresía y cinismo y más rebelión intelectual ante la degradación de un sistema que aparentaba fortaleza sólida, pero ocultaba el virus tóxico de la autodestrucción.

Y miren, la pandemia está poniendo de relieve por un lado la debilidad de la naturaleza humana. Hoy como hace siglos, la guadaña asesina se lleva por delante millones de seres, inmoviliza muchos más y deja secuelas patológicas, físicas y síquicas en la mayoría. Y resta poco margen a la medicina, auxiliada por la tecnología y el resto de la comunidad científica, ante la presión de un mundo sobreinformado, intercomunicado, globalizado y exigente en resolver su supervivencia. De manera que nadie dude en esperar más coletazos de muerte y desesperación, con unos servicios sanitarios saturados y al borde del colapso, y unas instituciones sobrepasadas, inútiles y a veces ajenas a la tragedia colectiva que se cierne sobre la realidad social.

Y es que la tragedia social que se amasa es el centro entre la sanitaria y la económica recién comenzada, envueltas en el celofán de la política basura que enmugrece el sanchismocomunismo. No tengo duda que nuestra sociedad se despeña hacia una situación prerrevolucionaria. Ya la hemos sufrido en Cataluña, pronto será en el País Vasco y quizá en otros territorios, porque emana desde el fondo de las estructuras históricas, políticas y sociales y será difícil reconducir, o traumático. Es verdad que ahora mismo los sociólogos nos hablan de anomia, en terminología de Durkhein, como desintegración del sistema de valores, que provoca angustias pronunciadas que decía Merton. Quizá, pero anomia aguda, por esa mezcla explosiva de miedo o temor a enfermar, inseguridad en el empleo y sus secuelas de pobreza seguramente desconocida desde la década negra de la posguerra. Y ello, si aún es posible, agudizado por la pérdida de cohesión social, la conducta reaccionaria de muchos líderes políticos que desde la espuma del poder rechazan valores vigentes y atentan contra la organización social y sus estructuras culturales y hasta educativas, negándoles legitimidad al poder ser cambiadas exitosamente sin aparente escándalo social.

De manera que crece vigorosamente el resentimiento, ese sentimiento tan complejo que contiene odio, envidia y hostilidad reprimida. Y el resentido no deja de condenar a veces ruidosamente lo que anhela en secreto. Pero el rebelde terminará condenando el anhelo mismo. Así pues el peligro está en organizar el creciente depósito de resentidos y descontentos para incrementar las dislocaciones institucionales. Máxime cuando desde el mismo seno del Gobierno de la Nación se niega fidelidad a la Nación misma, a su Constitución, a la Monarquía parlamentaria como forma política de aquél y a la propia estructura social vigente. Y se traslada la fidelidad a otros grupos sociales en posesión de un mito nuevo; el que señala otra estructura que supuestamente no dará lugar a frustración. ¿Se pasará a la acción política? Pues quizá y solo consistiría en organizar al resentido y al rebelde en grupo revolucionario. Todo ello provoca desazón, angustia, y en cualquier caso dibuja un panorama tan extraño como inédito en la teoría política de la democracia liberal, parlamentaria y representativa.

Quizá no debería olvidarse que esta democracia se destruye desde sus mismas instituciones. No es nuevo porque sus muchos y variados enemigos aprovechan las debilidades y fisuras del sistema para su intoxicación primero y la destrucción después. Y son históricamente individuos pertenecientes a la burguesía acomodada o clases medias frustradas quienes sostienen en sus manos la mecha de la devastación. Ejemplos como el catalán y el vasco tras la esquina, son ejemplos elocuentes de una autodestrucción anunciada. Pues eso.    

 

     

 

jueves, 21 de enero de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 

Artículo que será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Palma, el próximo sábado día 23

                                   

 

UNA NOCHE EN LA ÓPERA

Julián Delgado. Escritor

 

 

Hace unos días asistió en el Liceo a la representación de La Traviata el Molt Honorable president Jordi Pujol. Lo hizo en olor de multitud. Recibido por el presidente del Patronato, quien le acompañó al palco de la Generalitat, fue admirado y ovacionado a su paso por el distinguido público. El president disfrutó del drama de la cortesana de postín, Violetta, que abandonará a su amor por continuar siendo libre. Buena parte del pueblo catalán no renunciará nunca al culto a su venerado líder  porque fue evangelizado e hizo suyo el conjunto de creencias de la fe nacionalista y persigue el paraíso independentista.

Jordi Pujol ha sido acusado por la justicia de ser el capo de una organización criminal compuesta por la familia al completo, amasó una fortuna desmedida a costa de décadas de mordidas, el famoso 3%, aprovechó su situación privilegiada en la política para hacer millonarios a sus siete vástagos. Pero la corrupción patriótica no es considerada tal por sus fieles. Pujol se ha convertido para ellos en un ser mítico, más inimputable que su otrora amigo el Rey Juan Carlos cuando aquello de Tranquil, Jordi, tranquil.

Cuando la Justicia española tuvo la osadía de tirar de la manta, lanzó a su peón de brega, Artur Mas, a las justas del procés con el objeto de escapar de esos jueces y disponer de su propia Justicia. El verdadero legado de Pujol es tóxico: la ruptura de los pilares de la convivencia con el resto de España, el fraccionamiento y ulsterización de la sociedad catalana, su empobrecimiento por la huida de empresas e inversiones, la prisión para varios de sus seguidores, dejar como sucesores a unos inútiles delirantes cegados por el fanatismo, legar una herida abierta de difícil cicatrización.

Muchos se preguntan por qué el rey Juan Carlos, que no está formalmente acusado de nada, ha tenido que abandonar España y sufre el acoso de algunos medios y de buena parte de la clase política; y otros altos cargos acusados de corrupción fueron condenados mientras las causas abiertas al Molt Honorable, que supera a todos en capital distraído, duermen el sueño de los justos (es un decir) en los cajones de los juzgados y él se pasea por las calles a diario sin que nadie le moleste. 

 

 

martes, 19 de enero de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

POPULISMOS

19 de Enero 2021

 

 

Desde esta Azotea de hace pocos días, sostenía el criterio de que durante el siglo XXI se afianzará el predominio de Oriente, esa otra parte del mundo suficientemente extensa y donde habita la mayoría de la población mundial, capitaneado por China. Y desde luego ésta, no descansa en tomar posiciones en todos los Continentes con su capitalismo de Estado, agresivo e implacable, y su desprecio comunista por los derechos humanos. Aprovecha la debilidad extrema de Occidente dirigido hasta ahora, por esa antorcha de la Libertad y la Democracia que en el último siglo y medio han representado Estados Unidos. Y también Europa, aunque en el mundo del pensamiento y la razón, dando un baño de humanismo al sistema liberal imperante y a luz, lo mejor de la teoría y las ideas políticas que alumbran el Estado de Bienestar, que desde mediados del siglo XIX implanta los mejores y más completos sistemas de seguros sociales y su significado de progreso y dignidad colectiva.

Y ya ven, por algo será, pero la próxima reunión presencial de la cumbre de Davos, se celebrará no en Suiza, sino en mayo y en Singapur, tras un tanteo on line este mismo mes de enero. Especular sobre su significado o el etéreo contenido dado a conocer, resulta inútil para este humilde comentarista, aunque se empeñe en olfatear su trascendencia. Y quizá deba añadir que ciertamente el comunismo chino ateo y beligerante contra cualquier creencia religiosa, deberá con dificultad completar su conquista con el mundo árabe, esencialmente creyente y en gran parte fanático, jugando sin duda papel fundamental. Pero también USA, ahora dividida y partida por mitad a causa del populismo trumpista que ha sacudido hasta sus cimientos, a pesar del éxito arrollador de su política económica. Se abre pues un periodo de expectación mundial ante el mandato de Biden o de su Vicepresidenta Harris, a la espera de regeneración y recuperación del liderazgo mundial perdido, sobre todo desde la etapa Obama.

Europa y sobre todo España, deberían aprovechar la lección norteamericana para apreciar los efectos devastadores del populismo en el orden mundial. Y es verdad que los que comienzan su implantación en uno y otro Continente, son de signo distinto e incluso contrapuesto, pero populismos a la postre y en consecuencia iliberales y contrarios a la democracia representativa. Y en ninguno de los Continentes separados por el Atlántico son novedosos en sus Historias políticas. Ahí están como memoria viva del fracaso de Naciones como Argentina, con el peronismo expansivo y antidemocrático; el experimento de desarrollismo autoritario chileno y la Escuela de Chicago tras él; la tragedia venezolana y el comunismo cubano de padrino totalitario en su hundimiento económico y ruina moral; la propia Cuba y su largo caminar de socialismo real o los disparates de Bolivia o el mismo Brasil. Y Europa, ha logrado hasta el momento, superar en progreso y bienestar los viejos regímenes autoritarios y socialfascistas portugués, español o italiano por no hablar de la miseria comunista que hundió media Europa en la indignidad.

Mientras en Europa asoma la sombra del autoritarismo facistoide, cuando no descaradamente nazi, en España ya llegó al Gobierno el germen disolvente del sistema, la Constitución y el espíritu cooperativo de la irrepetible Transición. Un personaje desarrapado, con aires profesorales, estalinista y bolivariano hasta las cachas, busca traer a la mesocrática Nación española el “alumbramiento de la organización política más democrática, ciudadanista (sic) y transparente de nuestra historia”. Y para eso invoca a Chavez como inmortal y trata de aprovechar la posición en que lo ha situado la felonía sanchista, para abrir la que llama “ventana de oportunidad” en la conquista del Estado. Ahora, ya, con un Estado débil, desbaratado, hundido en la bancarrota y azotado por una pandemia de consecuencias imprevisibles.

Al alcance de quien lo desee ya existe un amplísimo inventario de disparates ajenos a la razón ilustrada y el avance del pensamiento político occidental. Una avalancha infumable de eslóganes revolucionarios, cuando no estúpidos, como “el socialismo es democracia sin fin” o “amor” que diría Monedero. Y no se cortan ni desde el mismo Gobierno que copresiden Un caudal de avisos y amenazas, desde la Corona a la libertad de expresión, suficiente como para que hubiesen desaparecido del escenario político tras su ilegalización, como enemigos declarados de la Constitución, la unidad nacional, la paz y el bienestar social, el desarrollo económico, la democracia, y en suma la libertad. Y nadie debe esperar un desalojo democrático del sanchismocomunismo. Cuando convoquen elecciones, si lo hacen, es con la seguridad de ganarlas. Como sea. Si las perdiesen Trump resultaría un inocente político que renuncia a lo alcanzable. Pues eso.   

 

sábado, 9 de enero de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

ASALTO A LA LIBERTAD

9 de Enero de 2021

 

 

Pues tras los acontecimientos de Washington siento una enorme preocupación, quizá temor, mucha tristeza y rabia contenida. Y no tanto por los hechos en sí, tampoco es novedoso que los totalitarios asalten los recintos de la razón ilustrada, sino por el lugar simbólico universal para los amantes de la libertad. La celebración de Reyes de la tradición cristiana estuvo amargada en medio mundo por la irresponsabilidad de un bufón de la política llamado D. Trump y ver destrozadas demasiadas estancias del Capitolio que, desde hace ahora 235 años, tiene encendida para el mundo la llama de la democracia en libertad.

Nosotros, el Pueblo de los Estados Unidos, a fin de…establecer Justicia, asegurar la tranquilidad interior…promover el bienestar general y asegurar para nosotros y para nuestra prosperidad los beneficios de la Libertad, establecemos y sancionamos esta Constitución para los Estados Unidos de América” Decía el breve preámbulo del Texto inicial de una hermosa Constitución de solo siete artículos, el 17 de septiembre de 1787, firmada y refrendada por los trece representantes de otros tantos Estados, encabezados por el diputado de Virginia G. Washington. Pero quizá esta Constitución sea como un inteligente proceso de adaptación, de un sistema extraordinariamente complejo, repleto de dificultades y peligrosos momentos, siempre superados por una inteligencia colectiva digna de elogios. Y para ello manteniendo el texto original lo va adaptando hasta en veintisiete ocasiones, la última en 1992. A veces de manera ocasional, como la ratificada en 1967, la XXV, derivada de la situación de vacío de poder que podría haber ocasionado el asesinato de J.F. Kennedy en noviembre de 1963. Enmienda que pretende aplicarse al indigno y ya hundido Trump. Quizá no sea el procedimiento adecuado por su especial dificultad, pareciendo de más fácil tramitación la destitución o impeachment del Derecho político anglosajón, que terminaría en el Senado por mayoría de 2/3 y del que ya existen antecedentes recientes como en el caso de Nixon o Clinton.

Quizá el análisis de las consecuencias, creo serán muchas, de este espectáculo grotesco e impropio, corresponde a especialistas que durante tiempo diseccionaran las consecuencias de que el populismo haya llegado a empañar la Constitución más antigua de Occidente. Pero también dividido por dos una sociedad madura y preparada para hacer frente al reto que supone el intento de hegemonía de Oriente en el presente siglo, dirigido y capitaneado por China, ese modelo indefinible, brutal como capitalismo de Estado y exterminador de los derechos humanos.

El sistema norteamericano que de ninguna manera puede verse desprestigiado por el populismo trumpista, por muchos éxitos económicos que pueda conseguir que consiguió, es admirable por variados aspectos y que resumiría así. Se trata de democracia plebiscitaria, quizá el menos brillante de sus características puesto que tras un endiablado sistema electoral no elige programa o partido, sino persona; con ejemplos reiterados. Es democracia de masas, con tendencia a la uniformidad en cuestiones básicas, quizá basado en que la mayoría social se considera clase media, cuyo adelgazamiento es puerta de entrada al populismo. Es democracia liberal, con admirable sistema de poderes y contrapoderes muy complejo, checks and balances, de cuyo equilibrio nace la Libertad. Es democracia donde se transita por un Gobierno de los jueces, donde los jueces interpretan. Ya decía Tocqueville en 1834 que casi no hay cuestión política que no se resuelva pronto o tarde, en cuestión judicial; basta que una norma se estime contraria a lo que el Tribunal Supremo entiende por esencia de la Constitución o a la american way of life para se deje sin efecto. Es democracia en continua evolución desde la democracia de Estados a democracia de individuos; desde el federalismo dual, al federalismo cooperativo, como bien tiene estudiado el Profesor Blanco Valdés.

Trump ha sido un bache en la historia USA. Sin perder el pulso económico y el liderazgo mundial a favor de la democracia y la libertad, Biden sabrá suturar las heridas y remontar los gigantescos retos de la globalización, los movimientos migratorios, el populismo, el islamismo radical y el avasallamiento chino. Quizá sepa reforzar como muro de contención la presencia de Israel, a pesar de su reducido tamaño, en el oriente próximo y las democracias india, japonesa o coreana, más cercanas al gigante.

Lo que resulta patético es contemplar el populismo español, liderado por el Gobierno, que dirigen un comunista bolivariano zarrapastroso e impresentable, y un soberbio e iletrado socialista de la vieja escuela largocaballerista, criticando el asalto al Capitolio, cuando el primero intentó y aplaudió el asalto al Congreso o al Parlamento catalán, mejor defendidos que aquel. Pero ya desde hace un año, asaltan juntos el Gobierno de España, apoyados por filoetarras e independentistas de similar calaña, y anuncian a Europa su instalación en la mesa tambaleante de Gobierno de la UE. Menos discursos chulescos, inapropiados e inoportunos de la ministrilla de Defensa ante el Rey, reprendiendo a los 73 mandos retirados del Ejército, por su escrito de noviembre, quizá ingenuo pero respetuoso. Seguramente les tendría que haber agradecido que su escrito hace recordar la vigencia, todavía, del artículo octavo de la Constitución. Pues tampoco empieza mal el año 2021.   

 

jueves, 7 de enero de 2021

OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 Artículo que será publicado en el Diario ULTIMA HORA de Palama, el próximo sábado día 9 

       

 LA JIBARIZACIÓN DEL REY APLAZADA

Julián Delgado. Escritor

 

Nadie puede creer que la Ley de la Corona promovida por alguien como Iglesias, cuyo objetivo es derrocar al Rey y declarar la República, alguien que desde la vicepresidencia del Gobierno promueve contra él una campaña tóxica; una campaña en la que le ataca, y compara a la familia real con un cártel de narcotraficantes, alguien desde cuyas filas se ha llegado a pedir la guillotina, puede servir para institucionalizar el futuro de la Monarquía y consolidarla, como nos anuncia el presidente.

¿Alguien puede dar crédito a Sánchez, conjurado con quien pretende constituir una República plurinacional, cuando se erige en valedor de la Monarquía, después de haber hecho de la mentira su principal arma política, desairado y suplantado al Rey, haberle enviado a viajes comprometidos y haber evitado su presencia donde no conviene a los particulares intereses políticos del Presidente? Sánchez pretende que creamos que su intención es proteger la Monarquía, pero no entra en sus planes consolidarla. Lo que le interesa  es un Rey limitado, reducido, jibarizado, sometido a su proyecto ideológico, que dure el tiempo necesario para ponerlo en práctica sin sobresaltos.

Más absurdo parece que para aprobar la Ley se necesiten los votos de los separatistas catalanes, que han declarado la guerra al Rey tras contribuir éste con su oportuno discurso al fracaso del intento de golpe de estado; y los votos de Bildu, que siempre le tuvieron en su diana.

También debemos preguntarnos si después de haber dejado las cosas como están durante cuarenta y dos años, es este el momento de abrir el debate del estatuto de la Corona. Cuando  se teme que al cumplir un año de pandemia alcancemos la cifra de cien mil muertos y el BE estima que para entonces la tasa de paro  estará sobre el 20%, cuando las pensiones están en peligro, y la economía nos pone al borde del rescate. Justo cuando vivimos en estado de alarma y recorte de libertades, mientras los separatistas siguen viviendo su delirio arrullados por las políticas de apaciguamiento del Gobierno, que prepara un indulto que la mayoría rechaza, y cuando la sociedad está dividida y radicalizada.

Para colmo, la Ley no es posible si no hay un cambio constitucional. Era un disparate.

martes, 5 de enero de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

REFLEXIONES AL COMIENZO DEL AÑO

Víspera de Reyes del año 2021

 

 

Pues llegó 2021 como año deseado, casi imposible. Y lo hizo de forma muy discreta y silenciosa, sigilosa diría, pero poco cambió con respecto a los doce meses anteriores. En casi nada. Seguimos en una sociedad en riesgo global que afecta sus estructuras, aunque pudieran parecer firmes y consolidadas por siglos y generaciones sucesivas. Parece sociedad en parte resquebrajada, desarticulada, con enormes grietas, como imanes succionadores de creencias, valores, principios y conquistas en el avance y el progreso social. Pero también de la libertad, aunque eso sea flor delicada, tan escasa como efímera y poco duradera; a veces tan sutil como poco valorada.

Pero es lo que tiene vivir en libertad, el riesgo de perderla. Y en ello estamos. Ellos medran y sacuden para arrebatarla; nosotros la vemos alejarse, perderse, pero quedamos inmovilizados por temor a no saber como mantenerla. Es situación trágica, pero nada novedosa porque estos enemigos de la razón ilustrada zamarrean una y otra vez la Historia de España hasta seguramente hacerla desaparecer.

Ahora España se encamina hacia una crisis total de sistema si continúan coincidiendo en fatal sincronía, la pavorosa crisis económica, la institucional y el anquilosamiento hasta la inutilidad del sistema democrático de representación. Sobre ellos sobrevolando, y no como causa sino como ocasión, la pandemia atemorizadora y asesina que hiela el alma, en este invierno frío y extraño que nos priva hasta del abrazo tierno e intimo de una fraternidad cristiana, en el ocaso de su fuerza sostenedora de trascendencia esperanzada.

Parece como si los antecedentes históricos de avance y progreso sirvieran, no como guía, sino como pasaje o trance irrepetible, en olvido vergonzante y vergonzoso. Ahí tenemos el tránsito de la dictadura a la democracia, de éxito desconocido o antecedente imposible en un pasado borrascoso. Transición ejemplar, envidiable, pero despreciada hasta su raíz por estos infames tuercebotas, enemigos del progreso. Y claro, para demoler el entramado constitucional de 1978, hay que derribar la Monarquía, piedra angular, clave de bóveda de todo el sistema. La vida borrascosa pero privada del Rey – veremos si penalmente punible- será nuevamente la ocasión, que no la causa, porque ya comenzó con vigor impune la desestabilización del reinado de su hijo. De manera que la pregunta sería, cual o cuales de los llamados Partidos constitucionalistas está dispuesto a rehacer el consenso básico que supo, pudo y quiso iniciar aquella Transición hacia la decencia de un Estado protector de la libertad y la democracia.

El Partido Socialista dejó de existir como partido democrático que prestó servicios inestimables a la causa constitucionalista, con prestigio en el ámbito de la socialdemocracia europea conducido por González, estadista brillante, cabeza atractiva que junto al centrista Suarez y toda una generación, lograron la confianza de una mayoría de ciudadanos libres e ilusionados en el progreso y la libertad que proclamaban y practicaban con principios y por convicción.  

Tampoco existe ya el centrismo, seguramente innecesario en este bache de la Historia, diluido en un vaporoso, inestable y desnortado liberalismo que deambula entre la derecha del PP y la comprensión del sanchismo, como oveja descarriada del constitucionalismo. Y de aquella derecha, otrora conducida por el contable Rajoy, habrá que esperar a que sus doctrinarios, tan excelentes como los del PSOE, lleguen al fin a la conclusión de que lo que está en juego no es tan siquiera la Constitución, que también, sino España como Nación única y soberana.

Aquí lo que se instala, en proceso acelerado de afianzamiento, es el populismo sanchistacomunista. Y para su anclaje definitivo trabaja silenciosa pero denodadamente en desarticular la escasa cultura crítica existente, en medios intelectuales, universitarios, culturales y de difusión. En demoler en la práctica el sistema educativo, desprestigiando hasta el ridículo la cultura del esfuerzo, el sacrificio y el afán de saber y lanzando eslóganes vacíos y despreciables sobre educación en igualdad, como si la igualdad se alcanzara por ley y no con la ley. Implantando un feminismo totalitario, con la pretensión de lograr incluso la indiferenciación entre sexos, con desprecio hasta de la antropología. Gobernando por decreto/ley con descaro del que no fue capaz el franquismo anterior a la LOE, ahora hace 57 años. Despreciando a la oposición democrática a la que ignora, aliándose con el independentismo más radical y golpista al que prepara un vergonzoso blanqueo de delincuentes convictos, confesos y preparados para nuevo golpe. Desarticulando el Estado con cesiones de privilegio e injusticia manifiesta, tanto competenciales como económicas al País Vasco y Cataluña, que faciliten la disolución nacional. Y asaltando un Poder judicial hasta hacerlo servil y dócil a la Nueva transición. Que 2021 frene la deriva totalitaria y acabe con la pandemia vírica que sirve como caldo de cultivo al fin de la Nación española. Ojalá.