Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 31 de octubre de 2016

La Azotea de Javier Pipó

La Azotea

ALGO ES ALGO
31 de octubre de 2016. Víspera de Santos

   Apenas me interesa el espectáculo – por otra parte lamentable y a veces miserable – de los dos días de investidura del presidente Rajoy. Bastante está siendo analizado por medios y comentaristas, no siempre inocentes. Para  mí el atractivo fascinante está en lo que circula tras las palabras casi siempre cínicas cuando no engañosas o incultas de los muchos cantamañanas sentados en los nobles escaños del Congreso de los Diputados. Ciertamente es juicio severo cuando, en primer lugar ya se resolvió la obstrucción del legislativo del Estado y en consecuencia la del Ejecutivo. Y por otro, habría que distinguir entre algunos de los portavoces, auténticos enemigos del parlamentarismo, la Constitución, la democracia y la Nación, y los demás. No hay tiempo, ni entusiasmo.

   En comentarios pasados, trataba de transmitir la idea de agonía lenta del sistema político- no desde luego el epílogo que le gustaría al agitador comunista Iglesias – a causa del agotamiento de las instituciones previstas en la Constitución de 1978, mutadas hasta convertir el Estado en elefantiásico, insostenible e ingobernable. Pero a pesar de ello ha sido capaz de sobrevivir, con duración que no debemos calificar de escasa, superando incluso un golpe militar. Se improvisó con temeridad la construcción de un Estado de las Autonomías inédito en el Derecho Constitucional comparado, porque el artículo 137 de la CE dice que “el Estado se organiza territorialmente en municipios, provincias y las Comunidades Autónomas que se constituyan” Claro, era de temer, se constituyeron diecisiete y dos Comunidades/Ciudad que es igual, pero peor. El resultado ha sido ir funcionando a base de tirones del TC, resolviendo en inacabada continuidad conflictos incesantes con los notables regionales que transformaron el Estado hasta hacerlo irreconocible. Y desde luego, cesiones sin fin de Gobiernos débiles que jamás  supieron administrar la complejidad de la situación. Pero también, la rebelión de los nacionalismos periféricos nada moderados o claramente independentistas, como el caso catalán; la insolvencia y escasa moralidad de las élites políticas; la crisis económica enroscada en vicios estructurales ocultos y letales del sistema productivo, ya cronificados y desde luego, las exigencias de nuestros socios europeos. Pero no crean, tras 37 años es agonizar de éxito y ojalá la reforma inevitable del texto constitucional, permita al menos otros veinte o veinticinco años de paz, prosperidad y bienestar.

   La farsa con final feliz de la investidura presidencial, ha escenificado el panorama penoso de nuestro parlamentarismo y en consecuencia debe ser calificado de insulto a la Nación y la mayor parte de sus ciudadanos, la presencia de agitadores tan peligrosos como vacíos, liderando un movimiento revolucionario como Podemos, mezcla explosiva de marxismo leninismo, estalinismo y castrismo bolivariano casposo y hortera. Llamar simplemente populista a quien mitinea con desparpajo insolente cada vez que accede a la Tribuna, resulta escaso en la capacidad descriptiva y totalizadora del concepto, al dejar al exterior gran parte de su ideología disolvente y autoritaria. Ya ven como integraron IU hasta su anulación y ahora caminan hacia la absorción del PSOE, de la mano de otro bobo de Estado como el tal Zapasanchez que desde mi Azotea, ya en su espeso comienzo y a lo largo de dos penosos años, califiqué de inútil, aventurero y amenaza tanto para el socialismo democrático como para la Nación y su sistema. Pero aún es cadáver político insepulto y logrará crear la división de su Partido y retrasar la necesaria regeneración. Tantos y tantos demócratas socialistas habrán quedado asombrados al conocer que hasta su Secretario General no pasaba de vulgar y torpe agente de Iglesias, de troyano podemita, como lo han calificado algunos y con razón.
   Y que les voy a contar del bajonazo en el nivel intelectual y personal que los representantes de la izquierda republicana presentan en el hemiciclo parlamentario. Qué lejos queda la altura de hombres como Tarradellas o Heribert Barrera, de ideología no compartida pero de solvencia acreditada y tan respetados como respetuosos con las instituciones democráticas. Tardá y Rufián representan lo peor de la clase política; el declive del catalanismo regenerador y de la burguesía que lo sostuvo; del sentido de Estado a cargo de guardianes más pendientes de sí mismos que de los intereses colectivos y en consecuencia nacionales; de un modelo de distribución territorial del poder haciendo aguas por todas sus costuras, sin alternativa que plante cara a tanto desafuero insultante, provocador y tabernario. Es lo que ocurrirá con el nacionalismo vasco antes que después; ahí tienen la presencia intolerable del representante del Bildu y su discurso retador, olvidando un pasado de sangre y padecimientos que no parece tener fin. ¿Espera la burguesía del peneuve la aniquilación de su historia por parte de hombres de paz como Otegui? ¿O quizá, la convocatoria en La Habana o Caracas de otra vergonzosa firma de una Ley de Punto Final para ETA, cuando aún quedan la mitad de los asesinatos por esclarecer? Ahí tienen al triste representante del PNV haciendo un discurso tan vacío como inútil, tan cercano al suicidio político.

   Este penoso espectáculo, ya digo, no es más que la consecuencia de un corrimiento hacia la izquierda de casi todo el espectro parlamentario, sobre todo los grandes y tradicionales partidos del sistema. Por eso, los socialistas buscan su espacio en la extrema izquierda, ciegamente guiados, ante el acoso ideológico del PP que ocupa parte de su territorio y su discurso, olvidando la crisis del socialismo democrático europeo; el autodenominado centro político escudriñando una rendija aunque sea estrecha, por donde sacar la bandera imposible de Suarez que les legitime su deshubicado discurso que ignoran, si liberal o de izquierda moderada. Y los populares, abandonando el liberalismo conservador que debió ser guía en estos años de zozobra; pero que sin Congreso que evite la definición, han logrado en estos años negros convertirse en la única salvación posible ante el ataque sin piedad y el asalto al cielo que prepara el comunismo populista de Podemos.

   El Gobierno en ciernes no podrá gobernar, y creo no resulta fácil errar. Intentará aprobar los Presupuestos, iniciar los contactos del pacto de Toledo y cumplir, aunque sea chapuceramente, con los compromisos europeos. Poco más. En siete meses, disolución y en ocho, convocatoria de nuevas elecciones. Algo es algo.        

     


miércoles, 26 de octubre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


EL COLOR DE DON PELAYO
26 de octubre de 2016




   Con la que cae y el bueno de Maillo – el más listo, formado y valioso de los marxistasleninistas en activo de Andalucía – le dice a Susana, esa revolución siempre pendiente, “usted es de derechas, derechas, derechas, más que Don Pelayo”. Pobre Susana, si empieza el pueblo y sus líderes con estas desconsideraciones hacia su persona y figura, le quedarán muchas horas de amargura y llanto desconsolado; abandonos y sinsabores; devoluciones hasta de los rosarios de su madre envueltos en dedicatorias de ver y no mirar. Recuerden que ella dijo, parafraseando a ZP aquello de que era roja y decente. Pero si le siguen indagando le saldrá del alma el verde oscuro trianero. A ver si ahora le van a rebajar por ambos lados y con el lío ideológico circulante terminan por encontrar una sandía; eso ni hablar. Hombre, lo de roja no seré yo quien la contradiga máxime tras tan contundente autovaloración. Y el verde está por ver, precisamente por ser color de esperanza.

   Aquí llevamos más de cuarenta años donde ser rojo es un baldón de gran valor para el mando, el medre, el trinque o lo que se ponga a mano. Sin embargo ya ven, cuarenta años antes, el rojo ni nombrarlo, todo lo más encarnado o colorado o carmesí o púrpura, y con tiento. Entonces era el azul obrero, mucho más sufrido y aguantón. Ya no se llevan los colores sólidos y puros, pero el rojo no pasa de moda. Repasen el color de las banderas revolucionarias y contra, y hallaran algunas sorpresas; por poner ejemplo, el inquietante y frío color morado o violeta – demasiado premonitorio – de los comunistas de Podemos, pretendiendo ser la síntesis o algo así, para al final no ir más allá de vulgar mezcla, pura y dura, del azul más el rojo. Y para qué nombrar a los subidos improvisadamente a la grupa de una pretendida nueva revolución silenciosa y enarbolan bandera inyectada de color llamativo, aunque sea invitando a la reflexión y la calma, como Rivera y su color naranja/zanahoria, es decir, rojo y amarillo. De manera que nos queda el azul raso de Rajoy, sin mezcla alguna, perteneciente a una generación de revolución como Dios manda y si fuese conveniente y oportuno, o cuando menos de aquellos que intentaron protagonizar un regeneracionismo de andar por casa.

   Pero ya digo, No me gustó esa forma de trato faltón entre compañeros de progreso. Hombre, ella es roja discreta que lucha a diario por el auxilio de sus descamisados; está a favor de proteger a los tiesos, incluso sobrevenidos; es solícita con sus compañeros y no manda detener a quien la contradice. Hace lo que puede y ahora está dispuesta al sacrificio total por mantener a flote la herencia recibida y la que debe transmitir a los suyos. Es verdad que su talego está vacío, estirado, dice ella. Verdad apabullante, pero a nosotros mayormente nos fascina su furtivo talego intelectual, y cómo lo va desplegando sobre este ventoso paisaje, donde al paisanaje lo de la moral, social se entiende, le resulta tan rancio como una homilía preconciliar.
   Pobre Susana, tan cerca de todos y tan lejos del poder que anhela, y encima la comparan con Don Pelayo. Y claro, el ilustre perito en latín sabe que la persona y el personaje de Don Pelayo es un enigma. Además, ¿Cómo es posible saber si Pelayo era de derechas o izquierdas? Mientras que nuestra ilustre y lozana Susana resulta algo felizmente palpable, familiar, diría yo, una realidad cotidiana e imprescindible. Y encima Don Pelayo inició la reconquista en Covadonga y ya sabemos que de allí procede Don Javier Fernández, el prudente, fugaz y enseguida olvidado Presidente de la Gestora o así, con el trabajo que le costó comerse el marrón. Y claro, dicen que ese marrón – menudo colorcito – lo cocinó con la siempre dispuesta y voluntariosa Susana, pues para ella eso es como coser – ya lo dijo – y cantar. Y lo cosió y juntos cantaron aquello de Asturias es España y lo demás, tierra conquistada. Pues menos faroles porque la cosa aún tiene su recorrido empezando por las “maniobras ocultas” que me cuentan. Pero nadie dude de la fuerza arrolladora de Susana, basada en su españolismo de siempre, empezando por su patriotismo trianero y no como otros bobos de “mi patria es el viento” o “mi patria es la gente”. Aquí es España y su hermosa Constitución, y en eso estamos con ella y tras ella, aunque no sea suficiente. Pero como también es creyente, bueno será recordar la Segunda carta de Pablo, el bueno, a los Corintios, denunciando intrigas de los judaizantes, y su firmeza: “ya que tenemos este ministerio por haber sido objeto de la misericordia, no nos desalentamos; al contrario rechazamos esas vergonzosas “maniobras ocultas”.

   Ya ven, Don Mariano de cercanía a la tierra astur de Don Pelayo, consiguió al fin una nueva Legislatura, sin nuevas elecciones, aunque no sepamos para qué, ni por cuanto, ni con cuantos. Todo un poema porque la escasa oposición la tendrá en la calle y no en las instituciones. No en la izquierda sino en el comunismo revolucionario y antisistema. Su investidura tendrá un brillante color negruzco porque festejarán el tránsito de estar en funciones a no saber que funciones tendrán. Se disolverán cuando la primavera aparezca en el horizonte de una España cansada de tanta vuelta a la misma noria. Pero ya se, Rajoy no desfallece y seguramente habrá razonado con Maquiavelo: “Vale más hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse” Pues eso.








jueves, 20 de octubre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

LA AZOTEA


ELECCIONES, SÍ
20 de Octubre de 2016



    Pues a mí me preocupa y en cierto modo me hace temer, declaraciones de agitadores profesionales como el inane, inútil y ya deglutido Garzón o el descamisado y ambicioso Iglesias. El uno pidiendo la ilegalización del Partido Popular y el otro amenazando muy crecido y ya sin aroma socialdemócrata, con dejar las instituciones parlamentarias como tapadera y trasladarse a la calle, en movimiento popular; situándose al frente de conflictos, incluso la huelga general; desbordando las calles dice, porque en el Parlamento no son votos suficientes para cambiar las cosas hacia el poder popular. De manera que más claro es imposible para conocer la conducta que poco a poco va anticipando toda esta peligrosa caterva – ahí tienen el espectáculo fascicomunista de la Autónoma, con el Presidente González – y veremos si suficiente para hacer recapacitar a parte no pequeña de la burguesía, de clase media, que esencialmente los apoya con sus multitudinarios votos y comprensión.

     Es verdad que nadie puede negar la muy legítima indignación de estas clases sociales que han constituido la mesocracia española, garantía de estabilidad y paz social durante cincuenta años y ahora van perdiendo aceleradamente protagonismo social y económico, en medio de una crisis sin precedentes en el último siglo. Ahora, asisten atónitas al declive de un país corroído por la corrupción; atascado en el límite de su disolución ante el imparable y soberbio nacionalismo centrífugo e inmoral. Con un Estado tan ineficaz como ingobernable, tan gigantesco como derrochador y en consecuencia depredador de la riqueza y bienes producidos o acumulados por sus ciudadanos. Con una Constitución a reformar con urgencia aunque tan hermosa como burlada por quien puede hacerlo con reiteración e impunidad. Con una Justicia politizada hasta la náusea que bordea con preciosismos procesales las puñetas de sus tribunados, atascados hasta casi la parálisis por el barroquismo inútil de sus garantismos, en tantas ocasiones injustos. Con una sociedad paganizada, egoísta, en gran parte corrompida y sin apenas principios o valores trascendentes, instalada a la sombra de un Estado protector y providencia que tiende su mano benefactora desde antes del nacimiento hasta después de la muerte, dejando un ciudadano inerte, dispuesto a cambiar libertad por responsabilidad, bienestar por comodidad, precio por dignidad.

      Son quizá sentimientos perfectamente descriptibles, agobiantes y compartidos por otros muchos millones de ciudadanos que sin embargo no votan el comunismo arrasador de Podemos, ni el simplismo disolvente, estúpido cuando no trincón de alguno de los nacionalismos periféricos. Es decir, no por esa situación deplorable y de emergencia colectiva, la mayoría silenciosa está dispuesta a entregar la Nación, a ponerla en manos de aventureros, demagogos populistas, activistas del odio, la envidia y el resentimiento, que mirando hacia el pasado preparan un futuro de totalitarismo, ruina económica y moral e indignidad colectiva. Es decir, lo que la historia tan reciente del siglo XX nos enseña con naciones arrasadas, con economías hundidas, ciudadanos con su dignidad arrebatada, dirigidos por iluminados que instalaron nuevas elites extractivas y corruptas, generalizando la pobreza y repartiendo miseria moral, eso sí, entre los iguales del sistema. Es el nazicomunismo que ha circulado en cien años, elevado a dogma o muerte, por enemigos de la humanidad como Lenin/Stalin; Kruschez/Andropov; Kadar o Husak; Bierut/Gomulka; Ulbricht/Honecker o sátrapas asesinos como Mao, Pol Pot, Kin Jong-un o populistas tercermundistas como Castro o Chávez o sicópatas genocidas como Hitler. En este amplio y vergonzoso muestrario de indeseables,  nuestros jóvenes comunistas del bienestar tienen su modelo o quizá en la mezcla de varios de ellos. ¿Cuál nos ofrecen?

     Y mientras, aquí esperando que haya un Gobierno como sea. Un Gobierno que ya tiene el repudio, cuando no la enemiga de la mayoría. Un Gobierno imposible, porque si antes, salido de una mayoría absoluta contundente, fue incapaz de afrontar prioridades como el regeneracionismo o la reforma del Estado y sus Poderes o la adaptación  urgentísima de la Constitución y parte del bloque constitucional, ya me dirán ahora. Si florece marchito y fugaz, pasará de estar en funciones a estar sin funciones posibles. Y encima desprestigiado y maldecido.

      Al otro lado del puente que solo sirvió para separar, yace un socialismo desnortado que perdió su espacio ideológico y su relato social. Solo queda el solar, dice el sensato J. Fernández. Es decir, queda orillado en la Historia de esta primera mitad del siglo XXI. Ni siquiera resulta posible nueva relación dialéctica con el marxismo; un suicida acercamiento no pasaría de mera absorción. Buenas horas les queda de lectura reposada de las Obras completas de Zapatero/Sánchez, prodigio de la teoría y la praxis política.


     Al menos, nuevas elecciones permitiría renovar en la esperanza de lo imposible. Pero sin elecciones lo imposible anticipa cualquier inaccesible esperanza. Ojalá nuestro pueblo no olvide que el voto no construye verdades, sino poderes. Pues eso.             

miércoles, 19 de octubre de 2016

la Opinión de Julián Delgado

Artículo que se publicará el próximo sábado, día 22, en el Diario “Última Hora” de Mallorca

Quevedo nos observa
Julián Delgado. Escritor
19 de Octubre 2016

   Los líderes de Podemos han tratado de elaborar un discurso alternativo al concepto de patria y, como todos los populistas, intentan desintegrar al hombre de su fidelidad a los fundamentos de su civilización, menospreciar la defensa de una tradición labrada durante siglos y saquear nuestra conciencia cultural. En ese empeño, se han despachado con una perogrullada: la patria es la gente.  
   La sociedad democrática debe impartir una educación que contribuya a formar ciudadanos que desarrollen valores de solidaridad y responsabilidad respecto a su comunidad, lo que supone su arraigo en una entidad nacional. El patriotismo moderno cristaliza con la creación del Estado-Nación: una sociedad organizada de carácter cultural e histórico. Más allá de mantener costumbres, ritos y creencias, sus miembros comparten unos valores y una historia que han desarrollado en común y cuyo relato compartido se transmite por generaciones a través de los medios de socialización y, además, participan de unos ideales y un proyecto colectivo. Se recuerdan y conmemoran hitos, integrando en el espíritu de los jóvenes las vicisitudes históricas, con sus glorias y sus duelos. Así concebida, la nación es una patria sellada por la fraternidad de sus miembros, que se refuerza con himnos, ritos y conmemoraciones. Pese a los riesgos de generar fanatismos y odios, este mito político, histórico y cultural que es la patria es el cimiento necesario de toda sociedad y, en la sociedad compleja, constituye el único antídoto contra la atomización individual y la influencia destructora de los conflictos (E.Morin).

   Cuando desde la periferia se está reinventando la historia para crear pequeñas patrias excluyentes y se fomenta la negación de España por medio del desprecio, el odio y la falsificación de su historia, es preciso reafirmar una idea positiva de España como patria común e integradora. Pero la realidad es que una clase política acomplejada renuncia a defender las tradiciones nacionales para dejar a España reducida a un concepto jurídico. Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes ya desmoronados/ de la carrera de la edad cansados/ por quien caduca ya su valentía. Es como si Quevedo nos observara.     

miércoles, 12 de octubre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea



EN TORNO A LA SOBERANIA
12 de Octubre 2016. Fiesta Nacional de España



   Es verdad que la actuación descarada y retadora de los ediles revolucionarios de Badalona y otros Ayuntamientos catalanes, puede concebirse como espectáculo circense sin mayor trascendencia; como payasada que pudo evitarse si el Juez que remitió el auto de prohibición de apertura de las dependencias municipales, se hubiese abstenido de ejercer jurisdicción. Al fin, cada respuesta de los poderes del Estado frente a estos delincuentes, únicamente favorece fabricar nuevos independentistas. Ya ven, en cuarenta años de desafío nacionalista, de traición a los valores constitucionales, nunca, ni tan siquiera se amagó con poner en marcha los poderosos mecanismos del artículo 155 de la CE y mucho menos del octavo; sin embargo la marea independentista ha pasado del 18 al 49% de la población con derecho a voto. Claro, solo circularon brillantes dictámenes de la Abogacía del Estado y alguna que otra reprimenda judicial, cuando no un desmedido Fla por aquí o un abundante Fla por allá, servidos por los montoro de turno. Y es precisamente el Día de la Fiesta Nacional, cuando esas Fuerzas Armadas desfilan un año más ante el Rey, marciales y rutilantes pero, convertidas en la mayor y mejor dotada oenegé española. Y es no casualmente el Doce de Octubre, cuando se escenifica un ataque chulesco y agresivo a la soberanía nacional. De manera que la trincona y estúpida burguesía catalana, alentada por una Iglesia reaccionaria, ha logrado mover el árbol con tal acierto que los frutos han caído – efecto previsible – en el manto de los amotinados que se volverán sin duda contra ellos, hasta despojarlos de sus abusivos privilegios.

   La imagen de un descerebrado teniente de Alcalde rompiendo la resolución judicial ante las puertas del Ayuntamiento de Badalona, en una imagen de enorme contenido tensional e ideológico, me lleva a la reflexión de lo ocurrido precisamente en octubre de hace casi quinientos años a las puertas de la Iglesia de Wittemberg, cuando el inteligente y soberbio dominico Lutero, clavó en sus puertas las 95 tesis que trastocarían la historia de Europa. El mismo año de la llegada de Carlos I a Valladolid, luego transformado en V de Alemania, vinculando los reinos de Castilla y Aragón – nada de Cataluña- al Sacro Imperio. Y es también el surgimiento del Estado moderno y su armazón intelectual basada en el concepto de soberanía, desmenuzado por Juan Bodino en sus Seis Libros de la República, que convertiría en la noción central de la ciencia política y del Derecho Público. Soberanía como fuerza de cohesión, como poder indiviso y no compartido, como unión de la comunidad política, sin la cual ésta quedaría dislocada.

   Pero el robaperas de Badalona, pagado con fondos públicos y protegido hasta la saciedad por un Estado garantista hasta la parálisis, se permite hablar de “golpe de estado a la soberanía local” Y eso, carece de significado en el ordenamiento jurídico – la CE habla de autonomía para la gestión de intereses de municipios, provincias y CCAA – ya que autonomía se encuentra en dirección opuesta a soberanía. Pero es lo mismo porque este peligroso personaje pretendía un golpe de gracia, no solo al poder judicial del Estado de Derecho, sino al simbolismo del Estado soberano que se honra en conmemorar su Fiesta Nacional, con venenosas, ahistóricas y estúpidas acusaciones de representar el genocidio y los valores propios del colonialismo. De manera que las tesis de este y otros ilustres tuercebotas, a proclamar en un mitin a la puerta del Ayuntamiento o ante lo más nutrido del empresariado como el President  – a diferencia de Lutero – cabrían en servilleta de papel usado.

      Y mientras, el no tan sabio pueblo español, donde reside la soberanía nacional y del que emanan los poderes del Estado, continuamente despreciados cuando no atacados, espera la solución de su gobernación, ahora con prisas tras once meses de holganza remunerada. Y este tiempo en blanco carece de ventaja alguna, salvo el poder calificar con más certeza la catadura moral de gran parte de la penosa clase política de nuestro tiempo. Y no es poco porque entre la mitología que se impuso hace años figura aquella de salvar a los políticos por el discutible hecho de ser elegidos, de la quema acelerada de principios y valores heredados y necesariamente constitutivos del ser nacional. Pues aquí cada cual va poniendo al descubierto la naturaleza ética de su corteza y el material genético de su impostura. Y a seguir tirando porque el pueblo, se espera, sabrá valorar los esfuerzos individuales como guardianes de los intereses colectivos, o así.


   Ya lo ha dicho el ilustre Iglesias a propósito de la urgencia en definirse. Ya es hora- dice el perillán - de quitarnos la careta, de manifestarnos tal cual somos. De manera que este no está dispuesto a esperar el instrumento soberano del poder dictatorial, para poner de manifiesto el color de su sangre estalinista. No quiere desengaños, ni apaños ilusorios, ni apariencias de engañabobos, como le propone su compadre Errejón. A este le importa una higa la soberanía nacional porque sabe –como decía Burke – que "el pueblo nunca renuncia a sus libertades si no es por el engaño de una ilusión” Y en eso está.

jueves, 6 de octubre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado por el Diario “Última Hora” de Mallorca el próximo sábado día 8 de Octubre
  
El SOCIALISMO EN SU LABERINTO
Julián Delgado. Escritor

   Desde que Zapatero se creyó que había llegado a la Moncloa por sus excelsas cualidades y no que era un tonto útil de Maragall y otros barones, que no quisieron que fuera Bono el elegido, y dio rienda suelta a sus delirios, el PSOE dejó de ser un partido que apoyaba el sistema liberal democrático y derivó hacia la confrontación antisistema. También Sánchez creyó que había sido elegido por las bases gracias a sus grandes méritos, y no que era un líder de paja, porque fue Susana la que movió esas bases para neutralizar a Madina. Este chico no vale, pero nos vale, dijo la Sultana.
   Si, Pedro es un líder inconsistente y mediocre que va detrás de las bases en lugar de conducirlas, a veces, por caminos difíciles, pero necesarios. No tiene proyecto, y su  vacío ideológico hace que su único pensamiento político sea echar al PP.
  Sus delirios de poder han desatado las distintas almas del partido provocando un feroz enfrentamiento. El PSOE perdió su identidad, como sus semejantes europeos, cuando la socialdemocracia fue asumida con fe por las fuerzas conservadoras. Hoy, hay dentro del PSOE un partido que pretende ocupar el centro izquierda, que busca el reformismo, frente a otro podemizado que se identifica con los postulados de Iglesias, profesa un odio cerval a la derecha y no la acepta como alternativa de gobierno. Mientras unos pretenden mantener el desgarro moral de las dos Españas abrazando el guerracivilismo, otros hacen esfuerzos por el acercamiento. Hay otro socialismo que sigue buscando la tercera vía fracasada con Blair y Schroeder. Por último, hay un PSOE que defiende un Estado fuerte y se identifica con orgullo con sus símbolos nacionales, ante otro de tendencia federalista, que no hace ascos al derecho a decidir y trata a aquellos con desdén. Así, el votante socialista no puede saber a cuál de ellos vota.
   El PSOE ha quedado atrapado entre el PP, al que le cuesta disimular su deseo de nuevas elecciones, a las que llegaría con clara ventaja, y que puede permitirse poner condiciones a la investidura, y los neocomunistas de Podemos, que se ven ya como líderes de la oposición. El cerril empecinamiento de Sánchez y su infantil "no es no" han llevado al partido a un intrincado laberinto.


lunes, 3 de octubre de 2016

la Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

DEBACLE?
4 de octubre 2016


   No seré yo quien me alegre de la importante herida del socialismo español tras la caída de Pedro Sánchez; ni siquiera de las dificultades que un partido democrático como el PSOE atraviesa, tras sucesivas derrotas históricas en las tres últimas elecciones celebradas. Es partido esencial en la historia del constitucionalismo y precisamente en este momento de extraordinarias incertidumbres para la Nación, más bien lamento la situación en que se encuentra y deseo vehementemente su recuperación para la normalidad de la vida política. Hay mucho y urgente que resolver y muchos y poderosos los enemigos de la libertad que acechan el debilitamiento del sistema para fulminarlo. Y muchos, consistentes y persistentes los enemigos de la unidad nacional cuando asiduamente perciben dudas, flojedad o contradicción en lo que debería ser claridad en el planteamiento y decisión radical en la solución, aunque no sea definitiva - nunca lo será - pero al menos duradera para los próximos veinticinco años. De manera que menos alegrías en la frivolidad y más respeto para un partido de Gobierno, aunque venido a menos durante el mandato de los dos últimos Secretarios Generales, auténticas calamidades nacionales que solo supieron volver a sembrar  largocaballerismo, es decir odio radical y suicida a lo que llaman "la derecha".

   Y ya digo, la historia de la socialdemocracia europea - que es tanto como decir de la socialdemocracia - es convulsa y de caminos diversos. Desde el marxismo que derivó en socialdemocracia y después en leninismo, hasta la propia socialdemocracia que deriva en socialismo marxista, y después en puro revisionismo y reformismo, una vez sacudido el fardo del marxismo. Es decir, desde el revisionismo reformista de Bernstein – no existe una idea liberal que no pertenezca al contenido ideal del socialismo - al revolucionarismo de Rosa Luxemburgo; desde la crítica leninista “a la traición al movimiento proletario”, a la exclusión del marxismo y el decidido anticomunismo plasmado en la Conferencia de Bad Godesberg de 1959, donde el SPD alemán con la inspiración entre otros de Willy Brant, enraiza el socialismo democrático en la ética cristiana; identifica socialismo y democracia; lo hace compatible con la economía de mercado y la propiedad privada y lleva su ideal hacia una sociedad liberal igualitaria. Y triunfa no solo en Suecia y el resto de los países nórdicos, sino en Alemania que es su cuna, y con matices en Gran Bretaña con el laborismo.

    Pero de nuevo las circunstancias le hacen variar con una perversa distinción entre la socialdemocracia que busca el puro reformismo, aceptando el capitalismo y su organización y el socialismo democrático, que pretende su superación. Es la búsqueda de la “tercera vía” entre el método democrático y el dictatorial. Pero como ya advirtió el socialista liberal Norberto Bobbio, no puede existir un combinado para acercarse al socialismo. Y en década prodigiosa de convulsión ideológica, tras el “Mayo francés” aparece Felipe González en Suresnes, en 1974, tratando de llevar modernidad a un cerril socialismo anclado en el guerracivilismo y el rancio marxismo. Y lo logra en una convulsión seguramente superior a la actual, pero dejando la socialdemocracia española homologada a las europeas más avanzadas, sin el peso muerto del marxismo. De esa manera, el socialismo español es capaz de abordar la gran transición, la hermosa Constitución de 1978 y los mejores años de paz, prosperidad y bienestar de la historia contemporánea de España.

   Pero la llegada del zapaterismo y lo que es peor, del zapasanchismo, vuelve a desestabilizar el socialismo español, sembrando incertidumbre, desasosiego y peores augurios a la democracia española. Seguramente ZP quedó fascinado, pero sin digerir, la llamada democracia avanzada en la vida política, económica y social, que se contiene en la Declaración de Principios de la Internacional Socialista de 1989 y llevó a las bases del socialismo español y a muchos de los holgazanes que sobreviven en su organización territorial a lo que se dio en llamar con cierta sorna la “Internacional Segunda y Media”. Es decir, el esfuerzo de los austromarxistas por situarse en camino intermedio entre el reformismo y el revolucionarismo dictatorial del comunismo. Y en ello está y por eso cayó Pedro Sánchez, envuelto en palabrería populista y demagógica, dispuesto a capitular ante Pablo Iglesias, sus mareas y su visión del derecho a la autodeterminación de todos los territorios de España. Un Iglesias que paciente pero groseramente espera la caída de este socialismo desorientado y mal liderado por Zapasanchez. Ojalá no vuelva a Ferraz y poco a poco se diluyan los gases tóxicos de su letal presencia.

   El socialismo democrático, como el liberalismo, necesitan adaptarse y buscar nuevas vías y respuestas a una nueva sociedad y sus problemas esenciales, para seguir siendo luz ideológica y camino de continuidad en el progreso y la libertad; a una sociedad mesocrática, opulenta, con grasa excesiva de productivismo y consumismo, conectada a un mundo global donde ganan presencia los llamados movimientos sociales alternativos que se muestran indignados e impacientes. Nuevas sociedades europeas, mayormente paganizadas, descreídas, alejadas de valores y principios que conformaron su historia y su grandeza, pero que requieren inteligencia política, paz social y estadistas patriotas conscientes de su papel en ese mundo complejo y convulso que no puede aceptar la debacle ni siquiera como posibilidad.