Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 27 de febrero de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

La AZOTEA


CONSTITUCIÓN O REVOLUCIÓN
27 de febrero 2019


Andalucía parece estrena nueva época sin saber en qué pueda consistir el estreno, quienes seamos espectadores, ni, si en efecto la época será auténticamente nueva o habrá cosas que cambien para que todo siga casi igual. Es decir, el cambio/salto, desde el régimen casi cuarentón, socialperonista con rayajos priistas, esencialmente populista como poco honesto y eficiente, a constituirse en Comunidad Autónoma dentro de la Constitución y el Estatuto, homologable a cualquiera de las regiones europeas del derecho constitucional comparado.

Pues ya veremos porque por ahora solo veo barullo. Sí ya sé, llevan poco tiempo y la situación es muy complicada. Ya digo, descoser la malla tupida y espesa de la corrupción y de intereses entrecruzados, pegados a los entresijos del sistema económico y social, no es cosa de una Legislatura sino quizá de una generación; las huellas del franquismo- aún siendo de igual duración- han sido más superficiales porque su contrato social era mucho más simple: desarrollo económico sin libertad política personal o colectiva. Desde luego, el cambio será posible y no aparente, siempre se llegue a descubrir y conocer la estructura de los puntos esenciales que impulsen la definitiva y permanente transformación; y no son pocos. Desde la ideología a la educación, desde la organización administrativa a los medios de comunicación, desde la concepción del poder a las claras y firmes ideas de lo que resulta prioritario modificar para hacer posible un impulso definitivo al progreso económico y el bienestar social. Y sin desmayos, titubeos, fantasías ni cambalaches.

Pero miren, es que los socios son muy dispares. ¿Quién conoce la última intención de C`s? Pues ojalá pudiéramos, porque no parece terminen de convencerse de que una cosa es la socialdemocracia europea, incluso la surgida en Suresnes y otra el sanchismo marxista; y eso suponiendo que Sancheiglesias lo sea, aunque como tal se comporte, que al fin es lo mismo y lo que importa; partimos desde su carencia total de ideología, salvo que por tal se acepte el oportunismo. Porque sin duda, desde el liberalismo el pacto y el avance con la socialdemocracia es posible, incluso deseable cuando el éxito ha sido arrollador en la Europa democrática y de progreso. En bipartidismo y en alianza; creando riqueza y sabiendo repartirla desde los principios de la justicia social, la igualdad esencial y la libertad. ¿Es acaso así el sanchismo? Para nada porque esta desgraciada continuidad del zapaterismo es autoritaria en su respeto al ciudadano y la Constitución, soberbia en su forma de gobernar, ahistórica en la escasa sensibilidad intelectual que manifiesta, zafia en las formas, peligrosa y explosiva en su fondo. Un ciclón arrollador e idiotizante que pretende cambiar no solo el modelo económico sino las costumbres, tradiciones y creencias del gentío que lo impulsa y del resto que solo lo soporta y padece. Y no toca hablar de su firme alianza con golpistas catalanes, terroristas en paro y zarrapastrosos comunistas bolivarianos; todos ellos antisistema, anticonstitucionalistas y totalitarios liberticidas. De manera que la vinculación del inestable Rivera con estos detritus del sistema resulta impensable e imposible hasta la desaparición de Sanchez y más importante, del sanchismo. Pero claro, la tensión con sus socios de Gobierno o parlamentarios, populares o de Vox, pues un poema. Los unos con mala conciencia arrastrada, aunque reconvertidos al sentido político tras el sueño tóxico de la pareja Soraya/Rajoy; los de Vox porque cuajó la especie canalla de su fascismo anticonstitucionalista, cuando aún no tuvieron ni ocasión de pronunciarse y mucho menos de tocar un expediente. Pero ahí está el fenómeno mediático más interesante de los últimos cuarenta años: ser acusados de enemigos de la democracia por quien debieran haber sido excluidos hace tiempo de ella por su especialidad en destruirla de golpe o poco a poco a través del agitprop la delación, la mentira y la manipulación. De manera que esta falta de sintonía creciente y estéril, puede convertirse en explosiva. Y ello a pesar de la voluntad fuera de duda de Casado y la bondad algo pachorruda de Juan M. Moreno.


Anunciaron alguna medida de cierto color. Pero miren, una Administración de treinta y cinco mil millones de euros de Presupuesto, cerca de doscientos mil empleados e intervencionista desde antes de nacer a después de morir, necesita un Cuerpo Superior de Intervención sólido, con autonomía e independencia en el ámbito de la legalidad económica financiera y de control presupuestario y contable; y un Cuerpo Superior de Inspección General transversal, autónomo, con amplios poderes de propuesta, en dependencia directa de Presidencia, para actuar en todo el territorio, actuando en el ámbito de legalidad general; y una Cámara de Cuentas libre de políticos, solo en manos de expertos, en dependencia del Tribunal de Cuentas; y un Consejo Consultivo libre de cantamañanas y conducido por juristas prestigiosos e independientes; y hacer desaparecer el cargo político hasta el nivel de viceconsejero, con delegados provinciales provenientes de Cuerpos Superiores de la Administración. Y la TV autonómica, como tv3 pero más divertida; y las Universidades, sin control y convertidas en corrupción sistémica; o la politización de la escuela o la sanidad y los cuerpos sociales intermedios, asociaciones y observatorios tan inútiles como generosamente subvencionados. Y para qué seguir. Un trabajo inmenso para desmontar la mayor bolsa de fraude y pillaje de Europa, la que se juzga y la que pasó a la impunidad, camino de la Historia. Pues solo la unión de los constitucionalistas hará posible el mantenimiento de la Constitución. O Constitución o revolución. Pues eso.  

jueves, 21 de febrero de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado el próximo sábado día 23 de febrero en el Diario Ultima Hora de Baleares


SIN ALTERNATIVA VIABLE
Julián Delgado. Escritor



En estos últimos años la situación política no ha hecho más que empeorar,los problemas se han agravado y el principal, Cataluña, está encallado, después de ser tratado con la aplicación blanda de la ley por parte de Rajoy y con la política de apaciguamiento y concesiones de Sánchez.

Se ha resquebrajado la convivencia, la sociedad está polarizada en tres bloques que se odian y se desprecian. Derecha, izquierda y nacionalistas sustentan proyectos irreconciliables, sin que compartan un mínimo núcleo de valores y objetivos que les permita caminar juntos. Para colmo de males, la incompetencia de Zapatero para resolver la crisis existencial del socialismo, su aproximación al marxismo, sus promesas absurdas e irreflexivas a los nacionalistas, su imposición del revanchismo, el resentimiento y el guerracivilismo que resucitó las dos Españas, dio oxígeno a los separatistas, alimentó su quimera y situó al PSOE, otrora firme defensor del sistema del 78, en una posición ambigua respecto al pacto constitucional.

Todo este conglomerado de desatinos los ha retomado Sánchez, quien, a pesar de ser el más obligado a defender el Estado, se ha apoyado irresponsablemente en partidos que tienen por objetivo destruirlo. Y aunque la coincidencia del juicio con el Procés y la votación de los presupuestos ha sido letal para su gobierno y sus antiguos aliados le han dejado caer, lo volverá a intentar después de las elecciones (no le queda otra para alcanzar la Moncloa tras la rotunda declaración de intenciones de Cs). En el caso de que consiguiera sumar para ser presidente, con cuatro años en el poder hipotecados, cederá ante un separatismo que no cesa en sus ofensas y atiza la hoguera del odio y la insurgencia, que demanda concesiones fuera del marco constitucional, y pondrá en grave riesgo la subsistencia de la nación española.

Asistimos, pues, atónitos, sumergidos en un cambio de era en el que se solapan dos revoluciones, la digital y la biológica, con cambios radicales y rápidos de enorme trascendencia, que cambian nuestras vidas de arriba abajo, al derrumbe de las viejas ideas políticas, incapaces de adaptarse a los nuevos tiempos, de enfrentarse a los nuevos retos, de alumbrar una alternativa viable.

domingo, 17 de febrero de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


La AZOTEA

SUSPIRO DE ESPAÑA
17 de Febrero 2019


Era Tocqueville quien no advertía nada en común entre democracia y socialismo; quizá ahora sería más restrictivo y la comparación la realizaría entre democracia y sanchismo. Y todo al no poder conocer el papel esencial de la socialdemocracia en el avance del progreso y la libertad en Europa por razones obvias, ni el miserable papel del sanchismo en la restricción de la libertad en España y de la servidumbre, como modelo de su desgraciado gobierno.

Nosotros si hemos podido conocer sus fechorías intelectuales antes de llegar, que señalaban con claridad la fortaleza de sus principios y la densidad de sus valores. Y claro, apuntando con anterioridad maneras, el ejercicio de su gobierno resultó mentiroso y falso hasta la náusea, retorcido cuando no oblicuo y siempre traidor e inédito en la historia del constitucionalismo democrático de Occidente. Seguramente será objeto de tesis doctorales, ojalá que no como la suya, de debates en los foros del pensamiento político y de ejemplo perverso y despreciable a las nuevas generaciones de jóvenes políticos deseosos de servicio publico y mantenimiento del mejor y más civilizado modelo de convivencia colectiva.

Nadie podría ejemplificar un solo modelo democrático, donde el Gobierno del Estado se sustente en los enemigos del propio Estado. En el apoyo de golpistas contra el Estado y su orden constitucional; en comunistas totalitarios, reaccionarios y cavernícolas contra la libertad y, en amparadores más o menos comprensivos de terroristas en flor. Y todos ellos, conformando un muro inexpugnable, amalgama amenazante y tétrica en busca de apoyo internacional, ablandamiento de instituciones y comprensión de intelectuales orgánicos y sus sucursales mediáticas, académicas y eclesiales.  Es decir, que el vigilante y protector del sistema, busca su amparo y guía en aquellos en que el sistema se convierte en blanco de sus objetivos de destrucción y allanamiento. Y eso tras cuarenta años de vigencia de una Constitución hermosa y capaz; de esforzado empeño en lograr el consenso, la concordia y el entendimiento entre posiciones ideológicas no tan distantes, que puedan hacer perder la perspectiva de lo que desde San Agustin en la civilización judeocristiana se conoce como bien común. Ahora, este lo define Junqueras y el modelo de Estado, entre Puigdemont y Ortuzar. Y claro, la soberbia de que presume el inefable Sánchez, busca ser tan humilde como Rufián, tan progresista como Iglesias, tan dialogante como Torra, sobrepasando como era de esperar la inutilidad involucionista del nefasto Zapatero.

Y ahora parece se va, aunque su Ministra de Defensa – no sabemos de quién ni de qué – dice se trata solo de un paréntesis, de un suspiro, porque volverán. Pues ojalá no, porque para suspiro el nuestro, aunque quedemos en manos de la “derecha trifálica” que dice esa otra fenómena al frente de la Justicia o algo así; siempre será mejor que depender de gobernantes asociados a quienes odian a España y a más de la mitad de sus ciudadanos. Porque el penúltimo mensaje del sanchismo es considerarse victima y no verdugo del sistema, al encontrarse en una pinza final entre la triple derechona francofascista y sus propios socios progresistas, que parecen haber traicionado un diálogo cobarde y ya irreversible de concesiones inauditas.

De manera que volverá a intentarlo, aunque sea seduciendo a los ciudadanos de Rivera, que con tanta facilidad se desubican creyendo vivir en un sistema donde el centro representa aun una posición respetable de equidistancia ideológica. Si tras las elecciones convocadas resultara en una posición de elegir compañeros de gobierno, no dudaría en volver a traicionar a España con tal de conservar su poder, salvo la existencia de rebelión interna que recondujera hacia posiciones de los sensibles y flexibles ciudadanos.

Es verdad que la democracia solo es sostenible por demócratas educados y amantes de la libertad; conocedores de las instituciones del sistema y su funcionamiento. Pero no se debe confiar demasiado porque esa situación queda alejada. El desánimo ha calado; el suspiro seguramente será corto; la campaña larga y feroz; la desinformación, la mentira y la manipulación moneda corriente y la educación política inexistente, porque solo estuvo a cargo de una mamarrachada indignante conocida como “educación para la ciudadanía”. La suerte está echada, solo cabe esperar acierto en los votantes y sensatez y patriotismo en el liberalismo conservador o progresista resultante. Mientras, la mayoría silenciosa de España suspira profundamente.
 
   

domingo, 10 de febrero de 2019

La Opinión de Fernando Pipó


COMENTARIOS SOBRE LA SOGA DEL SANCHISMO

Fernando Pipó. Ingeniero Industrial
10 de Febrero 2019



En el comentario que escribí, y desapareció, al último artículo de la Azotea LA SOGA DEL SANCHISMO, venía a decir que el Sr. Sánchez no tenía la más mínima opción de ser elegido Presidente del Gobierno en unas Elecciones Generales.

En su etapa desde 2.014 no ha hecho otra cosa que perder votos, escaños o concejales en cuantos comicios ha habido. ¿Qué podía hacer para alcanzar su objetivo? Fichar un gurú listo y de “reconocido prestigio”, Ivan Redondo, bregado estrategia electoral tanto en USA como en ESPAÑA (García Albiol, J.A. Monago) y viejo conocido mío más por su presencia como asesor político en numerosas tertulias que por ser donostiarra.

Desde mi punto de vista, tras la etapa de PS como SG del PSOE en la que dedicó bonitos calificativos a Torra, perjuró que no iba a acceder a la Presidencia a cualquier precio e incluso apoyó la aplicación timorata del 155, el Sr. Ivan le dijo, “bueno y ¿todo eso te lleva a la PG que es tu obsesión? No, pues cambia, suma los escaños del Congreso contrarios al PP y C’s y actúa”.

Y así fue, negoció con todos, se apoyó en las campañas de la prensa afín contra la corrupción del PP y obtuvo un comentario extemporáneo e impertinente, sobre la credibilidad de Rajoy, en una sentencia introducida por un miembro afín del Tribunal. Con estos mimbres la moción de censura estaba cantada y PS dejaba de ser PS y se convertía en PG (1er objetivo CUMPLIDO).

Ahora quedaba otro aspecto, casi más importante, MANTENERSE.

Cómo, incumplir su promesa de convocar elecciones “en el más breve plazo posible” y alargar este periodo negociador, si podía hasta 2020, pues darle a Podemos caramelos, aunque sean venenosos para la economía y la sociedad, a los del PNV más pasta (que la que ya les daba Rajoy) y transferencias (más por puestos para colocar a sus cachorros que por poder efectivo) y a Bildu traslado de presos y la transferencia de prisiones. Eso posibilitaría aprobar los PGE, llegar al final de legislatura y presentarse a las EG con posibilidades de mantener la Presidencia con los mismos aliados.

Pero qué pasó, los resultados de las andaluzas, la verdadera encuesta del CIS (que no se ha olvidado de hacerlas) y que le habrá dado su amigo Tezanos, la convocatoria de la concentración de “las derechas” y la presentación de las enmiendas a la totalidad a sus Presupuestos por parte de los catalanes rebeldes, le han hecho inicialmente “parar el carro”. Si salen adelante las enmiendas a la totalidad (1) se pondrá en marcha el Plan B.

El presidente, ¿ha fracasado? ¡Qué va! “No ha traspasado ninguna línea roja”, “ha puesto al máximo para resolver un conflicto político de siglos, no como los anteriores”, “es el mayor estadista desde la Transición “. Eso dirá, el Gobierno, el PSOE, los medios de comunicación y los comunicadores afines. A partir de ahí el presidente tiene hasta mayo y/o hasta que convoque EG para volver a cambiar. Se volverá el más radical antiseparatista y mantenedor de la unidad de España, solicitará el más intenso y extenso posible 155 o alguna otra ley más radical aun de cuantas posibilitan los artículos Constitucionales, volverá a poner en marcha el articulo aprobado por el PP para penalizar el desacato de un Presidente Autonómico y quizá apoye una ley que avale la disolución de partidos políticos que pasen de tener ideologías inconstitucionales a tratar de ponerlas
en marcha por medios no ajustados a la legalidad. Así, lavada la cara, se presentará a las EG con el ánimo de revertir la situación y quitar votos a las derechas próximas y a cuantos incautos se vuelvan a dejar engañar.

Si suma con Podemos, fantástico, si no suma con Podemos, pero C´s se pone a tiro, mejor, si no puede salvo con sus actuales socios, volverá a cambiar, y estos le quedaran muy agradecidos para poder revertir su lamentable situación. Todo lo que sea para mantenerse. PRESIDENTE ETERNO.

La única solución posible para destrozarlo: PP, C´s y VOX MAYORÍA ABSOLUTA

1.- Tengo dudas porque los vascos lo pueden perder todo y estarán ejerciendo una fuerte presión y los catalanes pierden muchísimo dinero y unos presupuestos “muy sociales “para clientela de ERC, pero por otra parte se libran de que sus bases les acusen de “botiflers”, de ser apedreados por sus mismos radicales y de cargarse de argumentos para unilateralidad. Además, tarde o temprano, se convocarán elecciones y corren el riesgo de
convertirse en irrelevantes.

viernes, 8 de febrero de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

La AZOTEA


LA SOGA DEL SANCHISMO
8 de Febrero 2019

Sinceramente me resulta doloroso que la opinión pública, la mayoría de medios de comunicación y los partidos constitucionalistas, hayan necesitado llegar a estas alturas del Gobierno felón de Sánchez para apreciar que la Nación española, como Estado unitario, se encuentre al borde del abismo. Miren, en nuestra llamativa modestia, con información limitadísima y medios tan escasos, venimos sosteniendo hace no menos de cinco años, la deriva hacia la autodestrucción de la democracia parlamentaria, representativa y coronada de 1978; del sistema constitucional que con acierto y mucha dificultad puso en marcha un periodo apasionante de progreso y libertad, como ninguno de los históricamente vividos.

 Y aun sabiendo que superados los treinta y cinco años se convertía en la más longeva del constitucionalismo español, salvo la de 1876, siempre nos pareció insuficiente, apostando por no menos de sesenta para permitir un asentamiento definitivo y deseado de modelo civilizado, ilustrado y pacífico de convivencia en valores y principios, de respeto al sistema constituido, en búsqueda incesante de continuado perfeccionamiento y aceptación general. Y ciertamente, hemos procurado acentuar la angustia del riesgo, conforme este resultaba a nuestros ojos de meros observadores, mayor y de peor encare.

La llegada del peligroso bobo de Estado e inútil zascandil Zapatero, ya supuso el inicio del fin. Y no constituyó precisamente un gobernante inane e indiferente para la ruptura del consenso de 1978, sino un ciclón dañino e inesperado en el empeño decidido por modificar las bases sobre las que se asienta el modelo de sociedad y el entendimiento del papel del Estado en el sentimiento de España como proyecto común. No llegó a entender o no quiso entender, la gobernanza como respeto a la estricta separación de poderes; la independencia de la Justicia o el imperio de la ley o la educación como motor de progreso y respeto a la historia, así como a los sentimientos, tradiciones y creencias religiosas de los ciudadanos. A punto estuvo de arruinar la ascendente economía nacional y desde luego de romper el contrato social por el que se rige el moderno constitucionalismo de occidente.

Pero Rajoy, a años luz de la catástrofe zapasanchista, no supo remontar la oscuridad heredada, ni zanjar los brotes de ingente e inmoral corrupción por doquier. Ni por supuesto aplicar una política de Estado en Cataluña, permitiendo las fechorías nacionalistas en materia de educación, comunicación y cultura. Tolerando e incluso propiciando – en ausencia de aquél – un viraje relámpago del nacionalismo traidor hacia el golpismo independentista, apoyado por el comunismo oportunista y totalitario, asociado al taimado tinglado vasco. Y perdió la oportunidad de un regeneracionismo profundo de la vida social española, aplazado por las elites intelectuales y políticas desde finales del siglo XIX. Parece creyó que su papel con mayoría absoluta irrepetible debía limitarse a gerenciar con acierto la empresa llamada España. Y lo consiguió en términos de paro y crecimiento económico, es decir, reduciendo su papel a Contable Mayor del Reino y alcanzando niveles envidiables incluso en términos europeos. Pero ejerciendo de político en la más pavorosa inopia histórica; dejando bajo mínimos la moral social y la esperanza de una Constitución continuamente fortalecida como valladar frente a la disolución nacional.

Por su parte, la llegada hace ocho meses del sanchismo a la democracia española, supone una anomalía de carácter histórico que, va más allá de una línea gruesa no traspasada desde Fernando VII. Carente de solidez ideológica, resulta punto intermedio entre su propia ambición y las ideologías perversas de Zapatero e Iglesias. En tan corto espacio temporal es un riesgo no solo para la Nación española, sino también para el socialismo democrático y liberal, pactado en Bag Godesberg y Suresnes. La ocupación del poder no respetó el consenso básico de 1978 y a duras penas las bases, principios y valores que vertebran la Constitución. Su gobierno autoritario está inmerso en una involución ojalá no irreversible. Su egocentrismo y soberbia, le hace incapaz de salir del Real Decreto Ley; despreciar el artículo 99,2 CE, aunque accediera de forma legal conforme a los artículos 113 y 114, eso sí engañando descaradamente sobre su intención de convocar elecciones; designar decenas de cargos públicos obviando los principios constitucionales de mérito y capacidad; desdeñar los principios previstos en el artículo 103 CE, por los que debe regirse la Administración o arriesgar nuevamente la economía nacional con medidas aventureras que ya dieron un zarpazo gigantesco a la Seguridad Social y lo darán al déficit, deuda y empleo.

Y no digamos su pacto múltiple y secreto, bellaco y traidor que le hace pagar su acceso a la presidencia y depender de forma absoluta y servil de los más perversos enemigos de la Corona, la Nación y la propia Constitución. La lectura de los 21 puntos de negociación con los golpistas, le hace a él y su manada gubernamental incluido el desubicado Borrell, reos de un delito de traición o cuando menos del desprecio más absoluto de los demócratas, dada la debilidad del Estado para su propia defensa y la inutilidad del artículo 8,1 de la Constitución, ni siquiera de forma disuasoria. El sanchismo es un peligro nacional, con o sin sus Presupuestos. Aunque ahora, con la soga al cuello de su incompetencia, diga que fracasó el diálogo con los golpistas. El fracaso con soga, es el suyo porque estos ya están en manos de la justicia, donde seguramente terminará él de continuar al frente del Gobierno de este país, tan acostumbrado a politicastros y amantes del liberticidio.

jueves, 7 de febrero de 2019

La Opinión de Julián Delgado




PEDRO EL LÍQUIDO
Julián Delgado. Escritor

El sociólogo Zygmunt Bauman desarrolló el concepto de Modernidad Líquida en referencia a la sociedad de hoy, en la que las instituciones sólidas se han desvanecido. La define como una figura de cambios constantes y rápidos,  inestable, precaria y transitoria, en la que las relaciones humanas son inconsistentes y tienden al individualismo. Una sociedad dominada por el miedo a ser un sobrante, un desecho; una situación que genera angustia existencial. Los compromisos, hoy, como los líquidos, no se atan al espacio y al tiempo, fluyen libremente. Es una representación de nuestra realidad, una nueva fase de la historia de la humanidad en la que las cosas fluyen, se desbordan, se filtran siempre por un tiempo limitado. Vivimos un tiempo veloz, convencidos de que las cosas no van a durar mucho, que aparecerán otras que las desplazarán. Y esto hace que el hombre no se comprometa con nada para siempre, que adapte la mente en cada momento a lo que le beneficia, que se desprenda de firmes convicciones que dificulten su adaptación a lo nuevo. Como el líquido, cambia de forma al acoplarse al recipiente. Esa cultura del desapego, de la discontinuidad y del olvido predispone al narcisismo y a actuar de forma egocéntrica y materialista. La vida líquida es una sucesión de nuevos comienzos con breves e indoloros finales, dice el sociólogo.

Pedro Sánchez, un ser narcisista, histriónico, ególatra, obsesionado por el poder y el éxito, que atiende desmedidamente a su interés, puede ser considerado un ejemplo claro de esta liquidez. Sobre todo, porque, ante un dilema, adopta siempre la respuesta que más le conviene y es capaz de tomar la contraria horas después. Su personalidad líquida le permite abordar los problemas sin apriorismos ni compromisos, sin tener que enfrentarse a principios, ideología o convicciones de los que carece. Lo normal es que a las personas les remuerde la conciencia cuando actúan contra su propio criterio o sus principios, pero a Sánchez no, porque los incorpora o conforma adaptándolos al recipiente de su interés. Esto, sumado al atrevimiento que le proporciona su arrebatada pasión por el poder, le convierte en una bomba, que, colocada en el vértice del Estado, puede destruirlo.