Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 19 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

LA AZOTEA


Y EL AÑO CONCLUYÓ…
19 de Diciembre 2016



    No está nada mal vivir un año horrible desde el punto de vista político para terminar, en intervalo, e ir tirando hasta que llegue el siguiente. Ahora parece que todos pretenden ser “justos y benéficos”, como si hubiesen estado en retiro espiritual estas cuatro semanas de adviento, aunque no sepan exactamente lo que esperan. Por de pronto la mayoría habla de un nuevo bipartidismo encubierto entre populares/populistas y socialistas/populares, un lío, un follón; pero quien iba a decir que al menos serviría para salvar la cara ante Europa con eso del techo de gasto y otras cuentos parecidos. Desde luego ante el rostro nuevamente raptado de Europa, tampoco es tarea tan difícil. Pero eso sí, de lomce nada; de reforma laboral, ya veremos; de la mordaza a la ley, seguro; o de la financiación de las Autonomías, hasta donde sea necesario, sobre todas, de la catalana y la vasca; y no digamos de la Justicia, lo que sea conveniente y necesario. De manera que los pobres populistas/populares van como alma en pena, viendo como le destrozan su obra legislativa y mientras los Presupuestos en el alero y las elecciones con lapsus o sin él, para Mayo; se ve que Rajoy no lee La Azotea porque bien que se lo dijimos hace meses. Y encima, los otrora corruptos, burocratizados e ideologizados sindicatos, en la calle – como los pujol - impunes y acelerando el proceso.

    Yo creo que la alegría que les confunde es debido a que al fin coinciden en casi todo porque, no digo que sean iguales pero sí equivalentes. Ahí tienen al pobre y lenguaraz Rivera que, cercana la Navidad, parece haber encontrado posada donde cobijarse. Pues no íbamos tan desorientados cuando desde aquí le decíamos una y otra vez que no parecía ser lo que decía, ni decía lo que debía. Casi nunca, porque casi siempre iba de correveidile a su derecha y a su izquierda diciendo a este un poquito, sin concretar y, al otro, un poquito más de lo mismo, sin previamente determinar cuál era la derecha o la izquierda, la suya naturalmente. Antes, nos quería cantar una especie de bella y melodiosa sonata difusa pero cercana, aunque conste, nunca pasó de soneto con estrambote. Total, el joven catalán dice ahora responder a la necesidad nacional, y en consecuencia, de forma resuelta, abandona su liberalismo progresista imbuido hasta las cachas de socialismo democrático y pasa a constitucionalista, liberal, demócrata y progresista. Pues parece igual pero no es lo mismo porque dispuesto a bajarse de la nube en la que enganchó 32 diputados, va y nos dice que su Partido contendrá lo mejor del constitucionalismo americano, la luz de la Ilustración y la picante mostaza de la Revolución francesa. Pues nos ha salido una hartá de ambicioso el estadista. Así ocupa todo y ya me dirán lo que queda a los otros dos.

    ¿Y qué me dicen de aquellos hermosos años de la socialdemocracia felipista? Pues casi nada aprovechable. Todo quedó en la ruina tras el paso devastador del zapaterismo en su primera y segunda edición. Y ahora algunos, muchos, han envuelto a Susana en la bandera constitucionalista y rojigualda, sin apreciar se trata de flamenquín con relleno de socialperonismo. Pero mi garganta profunda me decía, desengáñate Pipó, hay un tapado que no tardará en salir. Quizá, pero he visto a ZP abrazando con ternura a Susana, con “afecto, cariño y apoyo” dicen, haciendo reposar los labios del estadista barrabás, sobre la ceja izquierda de la aspirante, de manera tierna y hermosa, entre el entusiasmo de los compañeros. Una foto histórica e inquietante porque parecía ceremonia de unción a representante aventajada de una tercera edición del zapaterismo. Y fíjense que celebraban el aniversario de la dependencia en la Andalucía dependiente; dónde mejor. Porque aquí las cuentas no salen sobre el número de independientes, si de la población activa detraen los que cobran por dependencia, los que esperan cobrar, los pensionistas en sus mil y una formas, los parados, los funcionarios y los empleados públicos de las cuatro eficientes y coordinadas administraciones que operan sobre el mismo territorio. Total un ejemplo europeo de solidaridad pasiva, de transferencia de responsabilidad personal a lo colectivo o al Estado en sus multiformas. Pues menuda carta de presentación a la hora de decidir si socialismo marxista, cercano a Podemos o socialdemocracia escandinava. Pues al parecer ni una cosa ni otra.

   Y el PP. Que les puedo decir del PP, reacio a definirse en Congreso entre el liberalismo conservador y la socialdemocracia felipista. Y entonces, lo mejor es operar desde el diálogo infinito, aunque sea a base de renunciar incluso a los pocos principios heredados de la mayoría absoluta. Y sacan al escenario una estrella fulgurante, pequeña en la distancia pero enorme en la cercanía, que se mueve con soltura desde “lo mismo Juana que su hermana” a pactemos “si Juana o su hermana” Una ideología moderna con la ventaja de que los efectos resultan retardados; pero ya veremos si también letales para el progreso, la libertad y la unidad de la Nación.

    Y todos, los tres hermanos, casi primos, irán a renovar sus escasos principios a congresos multitudinarios de adhesión incondicionada a sus dirigentes y casi coincidiendo en las fechas. Esto reluce como el sol de otoño. Pero solo el populismo comunista y en consecuencia totalitario de Podemos, lo tiene claro y cristalino, aunque desconozco su empeño en también hacer coincidir su congreso popular a la búlgara con el de los populares de toda la vida. El empeño de Iglesias no va más allá, ni más acá, de consolidar el exigible centralismo democrático, consustancial a las dictaduras. Seguirá avanzando inexorable a la conquista del cielo nublado de este Estado perezoso, gordinflón, insaciable, ingobernable, costoso e inútil que nos regala la feliz partitocracia reinante. Lo malo es que lo puede conseguir y encima con los votos entusiastas de una mayoría suficiente. Las dictaduras, luego devenidas en totalitarismos, llegan a través de las urnas, entre el festín clamoroso del gentío.

    Desde La Azotea deseo a mis amigos y lectores una muy feliz Navidad cristiana y que el próximo año sea de avance y prosperidad para todos y en modo alguno puedan resultar palpables los augurios que algunos nos empeñamos en resaltar. Muchas gracias y entusiasmo para seguir.           

  

jueves, 15 de diciembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo sábado por el Diario “Última Hora” de Mallorca

UN ESTADO VIABLE
Julián Delgado. Escritor


    Durante estos años se han producido infinidad de conflictos de competencias entre las CCAA y el Estado, se han modificado los Estatutos creando más confusión, y los partidos de ámbito nacional, por mor de la gobernabilidad, han ido vaciando de competencias a aquél, en beneficio de sus entes autonómicos, en especial de Cataluña y el País Vasco, incluso en materias que son de su exclusiva competencia. El resultado: un Estado desarmado, débil y caótico que, en su desmesurada descentralización, sin parangón en Europa, ha sobrepasado los límites de la gobernabilidad.

   No existe jerarquización de las leyes como en los estados federales (la prevalencia de la norma estatal sobre las autonómicas). Como dice Muñoz Machado …por cada ley estatal hay otra autonómica con el mismo contenido (…) no solo no marca un territorio indisponible a las leyes autonómicas, sino que estas parasitan y devoran los mandatos del texto estatal camuflando y, en su caso, insertándolo, trufándolo y veteándolo con otros contenidos…  Y añade al respecto J.R Parada: la invasión, pirateo y desafío de la norma estatal por otras autonómicas, es también desolador.

    El Estado carece de órganos propios para la ejecución de sus leyes y para su supervisión y control. Solo le cabe al Estado el recurso al TC (tardó años en emitir su fallo en algo tan fundamental como fue el Estatut), mientras la Generalidad de Cataluña se declara en rebeldía y ha dejado de obedecer a los altos tribunales y a las leyes. Pero es que, además, los españoles hemos dejado de ser iguales ante la ley (fiscalidad), no recibimos los mismos servicios (educación, sanidad, etc.) ni en todo el territorio se tiene únicamente en cuenta el mérito y la capacidad para acceder a la función pública.   

    Si, hay que introducir cambios en la Constitución, pero, entre ellos, también los que remedien esta mala articulación y la desigualdad, recuperando para el Estado competencias que nunca debió transferir y cerrando la sangría de las enumeradas como exclusivas.


    No hay más que fijarse en el resultado de los sondeos: la mayoría de la población está más por esta labor recuperadora e igualitaria que por la de dar mejor acomodo a los egoísmos separatistas. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


REFLEXIONES CONSTITUCIONALISTAS ( y II )
14 de Diciembre 2016




    El debate continua en vísperas de Navidad, sobre si la Constitución debe ser reformada, es decir actualizada y despojada de sus artículos de carácter temporal que por propia naturaleza nacieron en determinada coyuntura, pero que transcurridos 38 años resultan cuando menos, inútiles o dignos de haber figurado en disposiciones transitorias o de no haber figurado en el Texto. Pero no crean, el debate tiene la intensidad y la cadencia que interese, como la “conciliación familiar” o la terminación del horario de trabajo; se crean respectivas comisiones o subcomisiones, donde reprocharse mutuamente y hasta mejor ocasión.

    Pero ya ven, y por poner ejemplo que reitero, en general casi todo el Título VIII es al menos reformable en profundidad, al resultar ya irreversible su desaparición; como varias de las Disposiciones Transitorias, véase la penosa Cuarta,1 y su más que discutible Disposición Adicional Primera, origen de tantas amarguras, incumplimientos y abusos desde hace decenios y los que nos esperan. Y no digamos el dichoso artículo 122 con el vidrioso e innecesario Consejo General del Poder Judicial; como si el poder judicial no residiera en cada juez ejerciendo jurisdicción. Pero claro, reparte nombramientos desde las Audiencias Provinciales al Tribunal Supremo y constituye centro de intrigas y trasiego de carreras administrativas. Es tan pintoresco como si a los otros altos funcionarios del Estado, se les hubiese administrado a través de un Consejo General del Poder Administrativo que en efecto, como poder, lo identificaba el maestro García de Enterría. O la inmunidad de diputados y senadores, del artículo 71, tantas veces transformada en impunidad, apoyada en el privilegio del encausamiento por el Tribunal Supremo. Y dejo el relato como suficiente, porque además los agujeros negros son quizá más que conocidos tras 38 años de rodaje.

    Por el contrario, ya me dirán si algo es reprobable del hermosísimo y ambicioso Titulo I; incluso del Título Preliminar, aunque a algunos les produzca erisipela. Aquel, modelo inalcanzable para la mayor parte de la comunidad internacional; paradigma de Estado avanzado que brilla con resplandor propio en su inmejorable inventario de derechos individuales y colectivos, el más completo, moderno y perfeccionado del mundo occidental. Resultando mamarrachada intolerable de ignorancia intencionada y populismo devastador, tratar de incluir blindados en el Texto constitucional como derechos públicos subjetivos, especialmente protegidos y señalados en el artículo 53, 1 y 2, los llamados derechos fundamentales informadores de “la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos”. Ejemplo paradigmático sería la vivienda, aunque otros varios abundan en el vocabulario de la progresía, en ejercicio continuo de voluntarismo cercano a la utopía fullera y gratuita. Aquéllos, desde el artículo 14 al 29, son derechos fundamentales básicos o complementarios; los segundos, desde el artículo 39 al 52, de naturaleza objetiva, de ámbito socioeconómico o de solidaridad, vinculados a la capacidad productiva y al nivel alcanzado en el estado de bienestar y en consecuencia, simplemente vinculantes, que no es poco.

   Con todo ello quiero significar la existencia de un amplio territorio donde profundizar en el acuerdo entre constitucionalistas. Y digo bien, entre constitucionalistas, porque más allá de populares, C´s, socialistas y algún diputado canario, navarro o asturiano, las cuentas no pasan de 254 en el Congreso de los Diputados. Es verdad que quizá algún compromiso podría obtenerse del PNV, ahora que parece gozar de temor reflexivo a quedar aplastados – como la burguesía nacionalista catalana- por esa ola de devastación ideológica, moral, económica y social que representa el populismo totalitario solo o acompañado de mareas, compromisos o filoetarras encrespados. Pero no lo hicieron en 1978 y difícilmente lo harán ahora. Ya ven los restos de la otrora poderosa clase dirigente catalana reaccionando en rebelión antidemocrática frente al TC y retando al Estado a que saque tanques a las calles. Y los neocomunistas, ni las circunstancias europeas o de globalización económica o de invasión bárbara del islamismo, son ni parecidas a las de entonces, ni cuentan con personajes tan atractivos e inteligentes como Carrillo o Solé Tura. Ellos son cáncer de la democracia que aprovechan su a veces boba tolerancia, para incrustados en las instituciones y amparados por un ordenamiento jurídico garantista hasta la exasperación, acabar con el sistema. En consecuencia, pretender actualizar la Constitución vía artículo 167 según iniciativa prevista en los números 1 y 2 del artículo 87, es pretensión baldía, innecesaria e inútil con los 91 o 96 diputados restantes. Solo conducirá a la melancolía nacional.

    Ciertamente al debate se han unido, con voz sensata y sosegada, muchos estudiosos y expertos del Derecho Constitucional, catedráticos y juristas de alto nivel, constituyendo un ramillete sugerente de opiniones valiosas que se han expresado de forma individual o colectiva, pudiendo servir de base a considerar por los legisladores. También resulta valioso el documento elaborado en julio de 2013 por el Consejo Territorial del PSOE, celebrado en Granada. Es verdad que su máxima pretensión de hacer de España un proyecto común de nacionalidades históricas, de corte federal, sin más, como si el federalismo tuviese un solo rostro, como magistralmente tiene escrito el profesor Blanco Valdés, resulta indefinible, confuso y difuso. No obstante contiene otras aportaciones de valor, como el modelo de financiación, la distribución competencial con el Estado, la reorganización de las Administraciones públicas de la CCAA o los mecanismos de cooperación entre ellas.

    Pero quizá la aportación más rigurosa y cabal de cuantas conozco queda reflejada en el Dictamen del Consejo de Estado presentado al Gobierno Zapatero en febrero de 2006. Un documento de 383 páginas sólidas y bien fundadas en las que desgraciadamente solo responde a las cuestiones planteadas que no fueron otras que la supresión de preferencia del varón en la sucesión al Trono; la recepción en el Texto del proceso de construcción europea; la inclusión de la denominación de las Comunidades Autónomas y la reforma del Senado. Doctrina impecable que puede y debe extenderse al resto de cuestiones consideradas esenciales, en esta hora crucial de la Nación española.

   Jamás debería ser olvidado que la ley del progreso de la historia humana requiere que cada nueva forma de organización social, necesariamente ha de suponer una mejora respecto a la última, aunque como dijo Tocqueville, nada es más duro que el aprendizaje de la libertad. Pues eso.  



viernes, 9 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó

La Azotea

REFLEXIONES CONSTITUCIONALISTAS
9 de Diciembre 2016

    No estoy seguro poder aportar originalidad o atractivo al debate entre expertos constitucionalistas – excelentes en gran número y sin adscripción partidaria - iniciado estos días con motivo del 38 aniversario de la proclamación de la Constitución postfranquista y su necesidad o no de modificación. Pero sí convencido de ser capaz de decir algo más que muchos de los politicastros que, coincidiendo con el aniversario, se permiten zarandear el hermoso Texto, incluso con la gramática y siempre desde la perfidia.

       Desde luego, creo necesario realizar algunas aseveraciones iniciales. De una parte, vivimos inmersos en crisis de la democracia representativa y aun peor, de erosión acentuada del Estado como sistema sustentador del ordenamiento jurídico, tal como se deduce del incumplimiento impune de tantas leyes y sentencias. De otra, el convencimiento del papel que el propio Estado y su Constitución, pueden jugar en un mundo globalizado, sin fronteras, donde el poder emana de los mercados, “de los tipos de interés” de la confianza en el intercambio y la proliferación de constituciones supranacionales, internacionales. De manera que resulta difícil administrar la soberanía y no digamos la vida jurídica de los ciudadanos. Por supuesto que estos son fenómenos comunes a muchos de los Estados occidentales, lo que propicia reacciones en contra, vía populismo de un signo o el contrario. Con ello, me gustaría, aunque fuere provisionalmente olvidarnos– como creo dijo Rubio Llorente - de poder hacer aquí en España y ahora, macroconstitucionalismo, todo lo más conformarnos con simple microconstitucionalismo de andar por casa y salir del paso.

     Miren, nadie duda existe gran desafección de los ciudadanos hacia las instituciones democráticas y, seguramente, la ola desaforada de corrupción y pillaje en el terreno de lo público, no anda muy lejos del proceso de deterioro de la moral social. Paralelamente, desde luego, el desgaste de los partidos políticos – la democracia está asfixiada por los partidos políticos- el desastre ruinoso del modelo territorial y la traición, parece imparable, del nacionalismo independentista. Pero el papel de la constitución de 1978 ha sido impresionante, impagable, porque ha llevado a la Nación a cotas espectaculares de libertades individuales y colectivas, y progreso con bienestar, inimaginables cuando se refrendó por un pueblo expectante y esperanzado. Y eso durante el periodo más largo de vigencia en la corta vida del constitucionalismo español, si consideramos los 55 años del canovismo como transcurso discutible en la continuidad de su vigencia y aplicación.

      Soy de los que argumentan el disparate dialéctico y filosófico del populismo de ultraizquierda, cuando deslegitima la Constitución al no haber sido votada por los menores de treinta años. No se sostiene ni en Derecho constitucional comparado ni en el ámbito de la razón. Pero si muestro mi favor hacia la consideración de que cada generación pueda tener derecho a revisar la Constitución vigente o como dijo Jefferson “el poder constituyente de un día no puede condicionar el poder constituyente del mañana” Ahora pues, podría ser tiempo de su revista, considerando que modificar la Constitución es defenderla y cambiar de Constitución, destruirla. Sin duda, me posiciono del lado de aquellos que desean su revisión, al considerar pueda ser jurídicamente necesario de resultar obstáculo relativamente insalvable para llevar a cabo determinados cambios considerados imprescindibles en el ámbito político, económico o social; cambios no factibles de alcanzar mediante legislación ordinaria. O sea, identificados los problemas insalvables, en la consideración de lo jurídicamente necesario, debe ser políticamente oportuno de existir mayoría suficiente. Entonces, sin demora, debe ser abordada la actualización constitucional, su puesta al día, precisamente por el poder constituyente constituido que es el dotado de la facultad de reforma; como ya estableció Siéyès en 1789, una Constitución supone un poder constituyente, con poder diferente y superior a los demás poderes del Estado. Y ahí están las veintisiete enmiendas en doscientos treinta años de la Constitución USA, la más antigua de occidente.

      Aunque más adelante continuemos reflexionando sobre la Constitución, desde el sosiego libre e independiente de La Azotea, quizá debamos anticipar un criterio de escepticismo sobre la posibilidad de oportunidad política. Dos bloques claros definen la realidad ideológico-política de este momento histórico. Por un lado, los constitucionalistas de diversa procedencia y posición, quizá podrían reunir hasta 254 escaños. Por otro, los que quieren cambiar de Constitución, encabezados por el populismo comunista y extrañamente vinculados a los sediciosos nacionalistas de uno y otro lado, que seguramente podrían sumar hasta los restantes 96 votos. De manera que confirmada esa mayoría suficiente podría abordarse revisión, por ejemplo, del Título VIII; al fin y al cabo en las Cortes constituyentes de 1978, los artículos 137 a 158 salieron sin consenso estricto y por sus mismos antecesores, aunque desde la lealtad y el patriotismo. 

     Si se logra neutralizar el secesionismo catalán, de germen populista y totalitario, la única posibilidad sería las modificaciones jurídicamente necesarias permitidas o reguladas por el artículo 167 CE, sin temor coyuntural a la posibilidad del referéndum que posibilita su párrafo 3, tal como anuncia el populismo comunista de Podemos. Dar vueltas a la consideración federal del Estado, produce melancolía. La Constitución tiene embrión de Estado federal, es estructuralmente federal, que por naturaleza no son asimétricos e implican la existencia de ciudadanos libres e iguales. Pues ya veremos.        



jueves, 1 de diciembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo día 5 de septiembre en el Diario

NO ERA ESTO, NO

Julián Delgado. Escritor

1 de Diciembre 2016                                                           

 

    Cuando después de cuarenta años de disfrutar del periodo más largo de paz y de mayor prosperidad de la historia moderna deberíamos estar orgullosos de la obra realizada y seguir en el empeño, ahora parece que nos hemos propuesto destruirla. Porque uno no sale de su asombro cuando ve a esta gran nación fragmentada, ingobernable y en riesgo de ruptura; a diversas autoridades incumpliendo impunemente leyes y sentencias judiciales; y a jueces sometiendo el Derecho a sus prejuicios, ideologías e intereses. Es vergonzoso ver el Parlamento convertido en plató de televisión, degradado en su dignidad y respeto como cámara que acoge la soberanía nacional y contemplar impotentes la catadura moral y humana de la nueva izquierda radical, que practica una política de odio y revanchismo, que alardea de inculcar el miedo en la sociedad y que pretende borrar de un plumazo todo lo que se hizo en su día para conseguir un régimen de libertades y la superación de las heridas de la guerra civil.

     La acción democrática y eficaz de los partidos para llegar hasta aquí, se ha tornado en una lucha cainita encarnizada en la que todo vale, concibiendo a los adversarios políticos como enemigos a destruir con acosos infames. Con la ayuda de medios carroñeros, se les somete a juicio paralelo y público, padeciendo el contraderecho de la presunción de culpabilidad, y se les echa bajo las patas de los caballos de la opinión pública en una ceremonia inquisitorial donde se juzga y condena sin derecho a defensa y se les somete a la antigua pena ateniense de muerte civil. Alguno, además del honor, se ha dejado la vida en ese acoso, pero nadie reconoce su parte de culpa y los más indignos se siguen ensañando con el muerto. La política va camino de convertirse, se ha convertido ya, en un subgénero de la telebasura.

     El deterioro de los partidos por la falta de capacidad de muchos de sus dirigentes y las malas prácticas de otros, han propiciado la perdida de confianza de la ciudadanía, que les reprocha su incompetencia y buscar únicamente su propio beneficio. Quizás ya no estemos a tiempo de revertir esta patológica situación, pero es preciso que lo intentemos para que no volvamos a caer en las cloacas de la Historia. 


 

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

Y EN ESTO LLEGÓ FIDEL

1 de Diciembre 2016


    No puedo conocer pero sí al menos intuir que muchos de los lectores de estas reflexiones desde mi Azotea, estarían fundamentalmente de acuerdo en que la estructura política de nuestra democracia ha quedado mutilada hasta la esclerosis. Nadie nos explicó y menos nos convenció de la perversidad aquí y ahora del bipartidismo, de las decisiones mayoritarias del sistema representativo, de la necesidad de aceptar el juego de las mayorías solamente limitado por el marco constitucional, controlado por su jurisdicción específica y el resto del ordenamiento jurídico.

   Es que ahora, el protagonismo no pertenece a los ciudadanos y los cuerpos sociales intermedios, ni con mucho al tercer estado por el que se preguntaba y respondía Sieyés en 1789: ¿Qué es? Todo, la Nación entera; ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada; ¿Cuáles son sus exigencias? Llegar a ser Algo. Pero no crean porque al igual que el abate Sieyés se interrogaba sobre su existencia y protagonismo en fechas tan convulsas, el comunista Iglesias en las actuales - no menos procelosas - parece tener la solución en la invocación continuada y casi siempre gratuita, de ese mito difuso y confuso de la “gente”. Algo inserto, aunque indefinible, en el populismo radical que él representa y que está consiguiendo rescatar y reconducir, desde la dictadura blanda de la partitocracia al paraíso comunista del pensamiento único y de ser posible de partido único.

    De manera que ahora quien únicamente tiene claro y defiende modelo de sociedad inequívoco es el populismo podemita. Y tiene eco, no esencialmente entre las víctimas de la globalización y destrucción de ideologías, sino entre los acomodados del sistema que tratan de proyectar sus frustraciones y resentimientos en el caos de la destrucción del propio sistema que les permitió y amparó el encumbramiento social. Es la novedad obsesiva, tan angustiosa como peligrosa de nuestro tiempo y, al menor descuido no lo duden, inevitable. Bueno, también les brilla la obsesión a los nacionalistas, catalanes o vascos, es cuestión de matices y de oportunidad. Su modelo es tan diáfano como posible: constituirse en naciones que posteriormente reclamen un Estado que los dote de personalidad jurídica internacional. Es decir, con soberanía adquirida o arrebatada al inútil y fondón Estado español constituido y adormilado. Así pues, el populismo comunista trata de destruir el Estado constituido, para hacer germinar otro constituyente, en la síntesis del proceso dialéctico. Los otros, los nacionalistas tontamente llamados moderados, destruir también el Estado, pero desgajándose del constituido para construir uno propio tras un proceso constituyente. Son los dos polos de la historia que convergen en el centro de un proceso infernal, diabólico.      

   ¿Y quiénes son los guardianes de ese Estado devenido a residual? Pues los tres partidos políticos, auténticas máquinas de poder e influencia que han monopolizado la vida política hasta dejarla exhausta e irreconocible. Ya sé, unos más que otro pero formando en cualquier caso un trío tan desvencijado como inútil para hacer frente a ese doble desafío, descontado el europeo amenazado por las hordas medievales del islamismo, que no es poco. Ya ven los populares, ya mismo mutando a populistas, con la cabeza baja sobre la mesa del diálogo infinito, viendo como deshacen su escasa obra legislativa que al menos sirvió para salvar la Nación de la estúpida y reaccionaria etapa zapaterista. Se perturbaron ante la posibilidad deseable de nueva convocatoria de elecciones y van a desollarlos con humillación en el altar de la representación, mientras los sumos sacerdotes del progresismo retro, entonan viejas canciones de utopías imposibles. Y en el coro sin dirección ni partitura, con vocación de perejil de todas las salsas, los ciudadanos de C´s, en la búsqueda incesante de una ideología que les impida ese correr de aquí para allá sin encontrar un solar donde construir algo. Y los socialistas, no sé si democráticos o presocráticos, nuevamente en la periferia de la ciudad-estado y despreciando el aserto de que el conocimiento es virtud. Ya ni tan siquiera se divisa con claridad si el pobre Sánchez o la ambiciosa socialperonista Susana; pues menuda alternativa, aunque todo queda para después, aunque no sepamos de qué.

   Y mientras, un vendaval universal de progresismo de temporada, acompaña las enigmáticas cenizas del Comandante, una figura histórica tan notable como despreciable; para colocar con urgencia en el siniestro mausoleo de los tiranos; sin más honor que haber luchado contra el progreso y hundido su hermoso país en la pobreza y la desesperanza. Nada le debe la humanidad, salvo haber contribuido a mantener en desamparo a cientos de miles de menesterosos, con destreza, pero aplicando con crueldad sangre, sudor y lágrimas. Con su descanso, descansamos los demás, aunque sea brevemente, porque debemos permanecer alertas ante las posibles fechorías de tantos de sus admiradores y discípulos.  
    
… Y en esto llegó Fidel…
Aquí pensaban seguir
jugando a la democracia
y el pueblo que en su desgracia
se acabara de morir.
…Y en esto llegó Fidel…