Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 29 de junio de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

DESCUARTIZAMIENTO NACIONAL

29 de Junio 2021

 

 

Asomado nuevamente a La Azotea observo un panorama político absolutamente desolador, descorazonador, inquietante. El sanchismo, aliado a los más contumaces enemigos de la democracia, comunistas, nacionalistas/independentistas y terroristas confesos reconvertidos en pacientes agitadores, reconducen a la Nación española hacia un abismo de descomposición moral, democrática y territorial.

Resulta demoledor comprobar como confianzudos comentaristas o tertulianos, refugiados en cantinelas del falso dilema entre optimismo o pesimismo, vienen en justificar las fechorías gubernamentales confiando en la solidez del sistema, el apoyo europeo o los democráticos posos residuales que permanecen en el oscuro fondo del antiguo Partido socialista. Y desde luego apenas resultan audibles sus latidos, sus llamamientos a la resistencia democrática o la confianza en lo que significa el brioso artículo 8.1 de la Constitución, arpón clavado provisionalmente en el corazón negro del sanchismo y sus perversos aliados.

De manera que en pleno engaño populista andamos y esperemos temerosos a que esta etapa de conformismo antidemocrático no constituya la amalgama de un estallido tan indeseable como reiterativo en la penosa Historia del interminable camino hacia el progreso y la libertad. Son más llamativas las proclamas televisivas públicas, diarias y perversas, de los cintora y demás tertulianos y seudointelectuales orgánicos, bien pagados al servicio de un poder avieso y traidor a los principios y valores que vertebran la hermosa Constitución de 1978 y que juraron defender, cumplir y hacer cumplir.

Ya ven lo lejana que queda la petición de Stuart Mill de instaurar la forma de gobierno que genere los mejores resultados. La Nación se encuentra más dividida que nunca, entre familias, territorios e intereses. Parece como si, con J. Brennan, apareciese una nueva generación de hooligans luchando contra la democracia, ante una sociedad desinformada habitada mayoritariamente de hobbits ante el silencio cómplice de intelectuales vulcanianos. Pues que bien, porque la democracia se desvanece por días y el autoritarismo hortera e inculto se instaura hasta en los últimos alveolos de la sociedad.

El desmontaje constitucional es sistemático y perfectamente sincronizado. Lo primero es el Poder Judicial, empezando por su Consejo General, Tribunales Superiores o Tribunal Supremo y paralelamente la mutilación anulatoria del Tribunal Constitucional. Operación dirigida a Jueces y Magistrados, incumpliendo con descaro sus resoluciones o humillando la separación de poderes al dictar indultos provocativamente vergonzosos, con chulescas resoluciones motivadoras. Paralelamente, despreciando la figura del Jefe del Estado hasta extremos inconcebibles en cualquiera de los Estados democráticos de la UE que asisten boquiabiertos a la demolición de una Monarquía moderna, avanzada y ejemplar en su función constitucional. Y desde luego socavando sin tregua, el resto de los órganos constitucionales, como aquellos que puedan o presuman pueden ser contrarios a la voluntad mayoritaria. Ahí está la impudicia intolerable con que intentan, y seguro lograran, acabar con la independencia y prestigio de los miembros del Tribunal de Cuentas, órgano constitucional previsto en el artículo 136 de la CE y dependiente de las Cortes Generales, en su función de fiscalizar las cuentas y la gestión económica del Estado. Órgano cuya historia se remonta a varios siglos de existencia con uno u otro nombre y cometidos, conforme la complejidad y concepción del propio Estado lo ha demandado.

Es decir, el Estado en su concepción constitucional y como sujeto de Derecho Internacional, está siendo socavado en su autoridad y soberanía; en la seguridad jurídica y en la separación de poderes; en su concepción vertebral e irrenunciable de Estado de derecho, donde debe prevalecer el imperio de la Ley sobre la arbitrariedad de los poderes públicos. Es verdad que la Constitución resulta un valladar de difícil asalto directo y por   eso se mina en su estructura fundamental y se ennegrece mediante la modificación del ordenamiento jurídico a través de decretazos bolivarianos o mediante leyes alejadas de la tradición cultural de la Nación y aprobadas o a punto de aprobarse por una mayoría autodenominada progresista en la mayor regresión reaccionaria desde Fernando VII. Si los indultos a los golpistas resulta operación exitosa, y lo será, esperen la de los criminales etarras ya cercanos a la llave traidora y nazi del PNV. Pero la llave del Estado está en manos del sanchismocomunismo antidemocrático y anticonstitucionalista, sin que nadie parece estar dispuesto a disputársela, antes de terminar su troceo y hundimiento de los restos. Eso parece.

       

 

lunes, 28 de junio de 2021

 

Artículo publicado en el diario ULTIMA HORA de Mallorca el día 26 de junio 2021                                        

El ESTADO DESARMADO

Julián Delgado. Escritor

 

El Gobierno, ante la amenaza separatista, en lugar de robustecer sus instituciones y adecuar las leyes, prepara despojar al TC para ejecutar sus propias sentencias. Va hacer  desaparecer el recurso previo de inconstitucionalidad y así impedir paralizar un Estatuto separatista y actuar contra referéndum ilegales. Ante un consenso político el TC no podrá opinar sobre su legalidad. 

Por otro lado, concede un infame indulto a los presos y prepara la rebaja retroactiva de las penas por sedición, lo que se traduce en el blanqueo político y moral del golpismo y el condicionamiento del TDH que jugará los recursos de los condenados.

Además, el Consejo de Europa avergüenza al Estado español recomendándole la reforma del delito de sedición, la concesión de los indultos y que no se persiga a los prófugos. Un golpe mortal al sistema judicial español, que lo pone a la altura del turco. Y ello fruto de la posición estratégica del propio Gobierno de la nación para facilitar la voladura de la sentencia por el TDH y, así, contentar a sus socios, que le humillan y desprecian, para permanecer en la Moncloa.

La democracia no ha podido prever la absurda situación de que un Estado decida autodestruirse, así no ha previsto mecanismos que puedan evitarlo. De tal modo que si el  Gobierno dispone de una mayoría parlamentaria, aunque la compongan partidos cuyo objetivo es destruir el Estado, puede suicidarse sin que nadie lo puede impedir. Tampoco ha podido prever fórmulas para evitar que un candidato que ha propuesto en la campaña  un programa, cuando llega al poder ponga en marcha otro radicalmente opuesto en el que se propone la grandeza épica de construir un nuevo proyecto de país sin mandato alguno. Una corrupción moral y una burla a la soberanía nacional.

Mientras los separatistas, rearmados moralmente por la claudicación del Gobierno, preparan y proclaman acciones para derribar el Estado, el Gobierno toma decisiones contra los intereses del propio Estado, lo coloca en entredicho en el ámbito internacional, lo desarma, lo debilita, lo humilla poniendo en grave riesgo nuestros derechos y libertades, los ciudadanos, rehenes de una ambición, no pueden entender que no les quede otro remedo que la resignación. 

 

Artículo publicado en el Diario ULTIMA HORA de Mallorca el día 18 de Junio de 20121

 

EL ADIÓS DE LOS VIEJOS ROQUEROS

Julián Delgado. Escritor

 

 

Por imperativo de la edad, cada vez quedamos menos de los que participamos en mayor o menor medida en la apasionante tarea de llevar a cabo la Transición. Para empujarnos un poco más parió la abuela en forma  de Covid, que se ha encargado de aligerar esa lista. El Gobierno, cicatero y falso, les falta el respeto a buena parte de ellos al negarles la condición de víctimas de la pandemia con tal de ocultar las vergüenzas de hacer pódium mundial. Son más de 130.000 los fallecidos que certifica el INE o el Instituto Carlos III, en su gran mayoría pertenecientes a la generación del 75, los que vivimos la mitad de nuestra vida bajo la dictadura y la otra mitad en libertad.

El escenario de nuestra infancia  se desarrolló en ciudades tristes, grises y oscuras en las que la pobreza, el estraperlo, el tifus, la tisis, los sabañones, los piojos anidando en las cabelleras de los chavales, la prostitución de subsistencia y el hambre campaban por sus respetos. Viudas por doquier, viudas de luto con la vida rota y otras que esperaban a sus maridos sin querer aceptar que también eran viudas; analfabetos, muchos, tantos como curas de sotana y teja y monjas con hábito largo y toca blanca con alas almidonadas. Internados de huérfanos donde las viudas se apresuraban a depositar a sus hijos quitando una boca de la mesa familiar; sueldos míseros, economatos, pan negro y boniatos. Las mujeres con medias y velo negros atestando las iglesias.

Todos con necesidad de arrancar una nueva vida, con la incertidumbre de no saber qué iba a ser de ellos, sin vislumbrar un futuro, sumergidos en un presente desventurado. Somos aquellos que pasamos la adolescencia en un mundo sin aviones, sin automóviles en las calles, sin TV, sin electrodomésticos, sin ducha ni agua caliente, sin ropa de marca, sin fines de semana, sin ordenadores, que entonces suplían la tiza, la pizarra y el pizarrín, sin antibióticos, con un nivel de vida más bajo que el más bajo de hoy.

Podemos decir que a lo largo de nuestros años  hemos vivido dos formas de vida diferentes, en dos sociedades completamente opuestas. Hemos sido sometidos a permanentes procesos de ajustes adaptativos en educación, costumbres, modas, gustos, lenguaje, relaciones interpersonales, prácticas sociales... semejantes a los que padecen los inmigrantes, y que contrastan con las generaciones que nos precedieron, que vivieron con una gran estabilidad.   Hemos vivido importantes cambios y mutaciones de toda índole difíciles de digerir en una sola generación.

Con la llegada del nuevo régimen político, se tuvo que modificar todo el entramado legal, incluso la escala de valores, lo que produjo desajustes y tensiones en la adaptación a las nuevas circunstancias políticas y sociales. Nos tocaron tiempos en los que  se condenaban y perseguían conductas y costumbres que luego resultaron normales y respetables, y las mujeres pasaron de ser poco menos que unas siervas a que se reconociera la igualdad entre los sexos. Entre nuestros nietos y nosotros puede haber muchas más diferencias que entre nosotros y nuestros antepasados de hace unos cuantos siglos. Esos cambios tan profundos, rápidos e intensos, han influido, sin duda, en diferentes facetas de nuestra personalidad. Nuestra vida ha sido de plastilina.

Así, por encima, podemos decir que desde que nacimos hasta ahora España casi ha duplicado la población, ha abandonado el campo y se ha concentrado en las ciudades. Pasamos de padecer en nuestros primeros años el mínimo consumo de una sociedad empobrecida a la sociedad actual, en la que la gran mayoría de la población  tiene a su alcance toda clase de bienes de consumo. 

En el último tramo de nuestra vida aún nos ha dado tiempo para estar viviendo la explosión de toda clase de derechos, el envejecimiento de la población, la precariedad del empleo, que nos crea incertidumbre y preocupación por el porvenir nuestros hijos y nietos, la omnipresencia de la tecnología, que ha cambiado la forma de estudiar, de trabajar, de relacionarse, de pensar… y que nos obliga a pedirles a nuestros nietos, que nos echen una mano con el ordenador. Y como último fenómeno, por ahora, el desafío medioambiental.

El resumen de toda esa vida revolucionada, tenemos que admitir que ha sido positivo. Hemos tenido la suerte de ser la primera generación de españoles  en la historia de la Edad Moderna, que, aunque apechugamos con las consecuencias de la Guerra Civil, no hemos conocido la guerra. Y en el aspecto social siempre hemos ido de menos a más.

Esta generación que se va tiene la suerte de haber disfrutado en la transición de un ideal compartido y transformador, una propuesta de mejora de la sociedad en un proyecto común y unos valores que se reconocían como deseables y movilizadores del esfuerzo y la ilusión. Y siente la amargura  de dejar a sus hijos y nietos un país que chapotea en la vulgaridad estética y moral, con una estructura disfuncional e insostenible,  un gobierno apoyado por grupos cuyo objetivo es tumbar el sistema del 78 que con tanto esfuerzo nos dimos; con las libertades recortadas, los poderes del Estado confundidos, la monarquía acosada y la ciudadanía desmoralizada.

Los viejos roqueros dejamos en marcha un proceso de involución cuyo objetivo no es otro que destruir el orden constitucional.

 

viernes, 11 de junio de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA

 

CONSTITUCIÓN MORIBUNDA

11 de Junio 2021

 

 

Pues nuestro Gobierno pitiminí sigue de fechoría en fechoría. Es lo suyo, y aguantar lo nuestro. Claro, no de todos sino de aquellos que esperaban que desde el poder llegara la hora del desprecio a la inteligencia y la libertad; de aquellos esperanzados hace años en la vuelta a un sistema donde la envidia, el odio de clases, la igualdad por abajo, la delación, el silencio y el control, permitiera el gobierno de la vanguardia totalitaria, de los iluminados de este siglo.

No sé cómo podría frenarse esta deriva desde la separación de poderes a su unificación; desde el imperio de la ley a la ley impuesta y temida; desde el sistema representativo y democrático al autoritarismo y desde este al totalitarismo. Y no me digan que Europa será la malla porque apenas, setenta años después, es capaz de sobrevivir a su miseria moral, la degradación de sus instituciones, la falta de principios y el mantenimiento de su cultura, tradiciones y creencias originariamente cristianas. Europa ya no es capaz ni de defender sus fronteras, es decir la soberanía de sus Estados frente la invasión musulmana o de la negritud que dijo en su día Ansón. ¿Qué diferenciación haría ahora Max Weber entre calvinistas, luteranos y católicos, de encontrarlos, en la génesis del nuevo capitalismo europeo?

De manera que desde el propio Gobierno se prepara el desmantelamiento de la Nación con empeño concienzudo, al ser posible pacífico y desde luego irreversible. Ya se que el nefasto Título VIII de la hermosa Constitución del 78, se redactó como concesión alocada a los nacionalismos vasco y catalán, sembrando la discordia y los nacionalismos de pacotilla, con el bodrio de la diferenciación entre el acceso a la autonomía por los artículos 143 y el 151, llamadas de primera o segunda que luego, tras los Estatutos y sus modificaciones llevan al caos y hundimiento actuales. La Constitución no determina cuales son las Comunidades Autónomas del Estado, ni cuales sus competencias diferenciadas de las del Estado, ni cual el sistema de financiación.

Y ya ven, el entonces aun existente, sensato y democrático PSOE, vinculado a la socialdemocracia europea, establece en Granada ahora hace solo ocho años, un Nuevo Pacto Territorial, señalando los principios a los que están dispuestos a llegar mediante consenso constitucional. Proponen entre otras esenciales cuestiones, reformar la Constitución para incorporar el mapa autonómico; delimitar las competencias del Estado y de las Comunidades; establecer un nuevo sistema de financiación autonómica y sustituir el Senado por una Cámara de representación para dar cabida al funcionamiento de un Estado de corte federal. Ahora y sin consenso plantean la reforma del artículo 49, quizá recogiendo el clamor nacional de denominar discapacitados a los allí denominados disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos. Es el progresismo constitucional, mientras es llegada la hora de modificar el Texto – al modo intelectualizado de la ViceCalvo- para transformarlo en feminista mediante un texto inclusivo, asesorado por otro fenómeno ministerial llamada Irene Montero.  

Miren, la Constitución de 1978 ya no rige y por ello casi resulta innecesaria su modificación. Ahora se trabaja en la demolición del Poder Judicial, al resultar insoportable Sentencias de Tribunales Superiores o del Supremo, contrarias a la voluntad política mayoritaria. O en criminalizar cualquier comentario favorable a cuarenta años de franquismo, estableciendo la Verdad oficial y sus Tribunales de Defensa. Y urge el asalto al TC o simplemente su disolución, convirtiéndolo en Sala especial del Supremo. Y sobra la Monarquía, fachoso residuo franquista. Y apesta el artículo 8 que confía a las FFAA la garantía de la soberanía e independencia de España, así como la defensa de su integridad territorial – ahí es nada- y el ordenamiento constitucional.

La disolución de la Unidad referida en su artículo segundo es cuestión de tiempo más o menos breve y de oportunidad. Ha comenzado un nuevo proceso dirigido por comunistas del siglo XXI, independentistas y sanchistas. Proceso encaminado a diseñar un “modelo territorial de convivencia” modificando la penalización de los delitos de rebelión de los artículos 477 y siguientes del CP así como el de sedición del 544 y ss. Todo ello dirigido a facilitar la impunidad de los golpistas catalanes que ya preparan el siguiente paso, acaso definitivo, con el apoyo financiero del Estado y jurídico del inefable Tribunal Europeo de DDHH. Y por sus pasos, País Vasco/Navarra, Valencia, Baleares y quizá Galicia.

Pues el proceso que se inicia no tiene solución y España volverá a su rueda histórica de enfrentamiento, miseria moral y seguro empobrecimiento. Pero al menos aún puede decirse y conocerse por muchos ciudadanos sensatos y preocupados que, el sanchismo es el peor y más peligroso enemigo de España, la democracia y la libertad. Pues eso.  

  

jueves, 10 de junio de 2021

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

 

Artículo que será publicado por el Diario ULTIMA HORA de Palma, el próximo sábado día 12 de Junio

 

LA OTRA MESA DE DIÁLOGO

Julián Delgado. Escritor

 

Sánchez sabe que los indultos no van a influir en la solución del problema catalán, que solo le van a permitir seguir en la Moncloa y que los indepes se sienten en la mesa de diálogo para marear la perdiz durante dos años, tiempo que coincide con el final de la legislatura y el plazo que se han dado los separatistas para conseguir un referéndum pactado. En este periodo, además de regarles con dinero europeo y hacer concesiones menores, se les ofrecerá un nuevo Estatut con todo lo que el TS rebajó en su día y algo más, realizando los cambios constitucionales necesarios, para los que sea suficiente la mayoría parlamentaria.

Así como los anteriores presidentes confiaron en que las concesiones aplacarían a la fiera, desde el Gobierno de la República con Macià, que obtuvo la autonomía, hasta Zapatero, con el famoso Estatut, Sánchez percibe que no caben este tipo de apaños. Que el separatismo de hoy, envalentonado durante esta última década, representado no solo por partidos políticos sino también por plataformas que compiten en encarnar la pureza nacionalista, crecidos ante un Estado débil representado por un Gobierno proclive a ir más allá de la Constitución, tiene como único objetivo la ruptura con España.

El presidente confía en acabar la legislatura y presentarse a los nuevos comicios pudiendo decir que ha hecho todo lo posible por encontrar una solución política dentro de la Constitución, pero que las únicas formas viables son convocar unas Cortes constituyentes con el encargo de dar a luz una República confederal, su opción, o aplicar el artículo 155 con consecuencias impredecibles.

Pero ese camino no es el único ni el más justo. Existe una mitad de catalanes que, por sentirse también españoles, son las víctimas olvidadas del procés, aplastadas por la hegemonía del poder, de la cultura y de la economía de los otros, que llevan sufriendo el supremacismo y la marginación de unos iluminados. También deberían sentarse sus representantes en otra mesa paralela, para que aporten fórmulas de solución política del problema. Nadie hasta ahora los ha tenido en cuenta: para el Gobierno no existen y los separatistas solo esperan de ellos que se dobleguen a sus imposiciones o que se exilien.   

 

 

domingo, 6 de junio de 2021

La Opinión de Julián Delgado

 

Artículo publicado ayer día 5 de Junio en el Diario ULTIMA HORA de Palma                             


SALIR DEL ATOLLADERO

Julián Delgado. Escritor



Pedro Sánchez, con la arrogancia y el desdén que le caracterizan, en alianza con su ignorancia en cuanto atañe a temas de política exterior, ha conseguido en estos dos últimos años, con la inestimable ayuda de la precaria agudeza mental de la ministra del ramo, ayuna de conocimientos diplomáticos y sensibilidad sobre lo que significa Marruecos para España, y la perniciosa influencia de su ex vicepresidente, que se haya producido la más grave crisis diplomática con nuestro vecino del sur desde la Marcha Verde de 1975.

Primero, rompió la tradición de visitar en primer lugar al rey de Marruecos, hasta ahora respetada por todos los jefes de Gobierno. Más tarde, dio cobertura a la actitud beligerante de Iglesias respecto al referéndum para el Sáhara. Para rematar la faena, acogió en territorio español de forma clandestina al enemigo público número uno del Reino Alauita.

Resulta paradójico que, mientras Sánchez se pavoneaba explicando al mundo las conclusiones de unos expertos sobre cómo iba a ser España en el 2050, nadie fuera capaz de alertarle sobre cuál iba a ser la reacción de un ofendido Mohamed VI, al día siguiente de enterarse de la acogida de Ghali. Estaban obligados a saber que el Gran Marruecos, puesto en marcha hace cuarenta y seis años, constituye un tema vital para aquel país y su Rey, que ha invertido un fuerte capital político en el reconocimiento de su soberanía sobre el Sáhara. También es crucial en la geoestrategia de los EEUU, que no quieren de ninguna manera que Argelia, vinculada a Rusia, disponga de una salida al Atlántico a través de una República del Sáhara

Fue la respuesta marroquí una acción aviesa, ausente de escrúpulos, dentro de su acostumbrada técnica de desgaste corrosivo usando la espita de la emigración propia y subsahariana. Pero no hubo el menor gesto de firmeza por parte de Sánchez, se escudó en la Unión Europea y, al día siguiente, no se le ocurrió otra cosa que hablarnos de la España de 2050, después pedir el teléfono de Rociíto para decirle que estaba con ella.

Si Rabat se ha atrevido a actuar así es porque percibe a España como un país débil, sumido en un proceso de desintegración territorial, sin peso en el concierto internacional, el único Gobierno de occidente compuesto por una alianza de comunistas y socialistas radicales, aficionados de la política, dividido en una cuestión de Estado como ésta, dirigidos por un ególatra que no merece crédito. Además, Marruecos cuenta con el respaldo del amigo americano, al que compra armas de coste millonario, como los helicópteros Apache, los carros M1 Abrams o los aviones F-16 Viper. Rabat paga la factura de este trato preferente reconociendo a Israel, apoyando a Emiratos Árabes y Arabia Saudí en la guerra del Yemen y ofreciéndose a los EEUU como un aliado fiable en el Norte de África y Oriente Medio. Respecto al Sáhara, ha logrado que más de diez países africanos hayan reconocido la soberanía marroquí sobre el territorio al que llaman sus provincias del Sur, además de Emiratos Árabes, Jordania y EEUU.

La aspiración de Rabat a hacerse con Ceuta y Melilla siguen existiendo, aunque en sus previsiones no entre el conflicto armado. Confían en alcanzar el objetivo con el tiempo y a través de estrategias que correspondan a un conflicto en la zona gris. Si así no fuera, España se encontraría con un episodio de coerción estratégica para el que sus Fuerzas Armadas no están preparadas.

El incidente con el líder del Polisario acogido en un hospital de Logroño, le ha servido a Marruecos como pretexto para probar su capacidad coactiva. Las alas que le ha puesto EEUU con su espaldarazo las intenta aprovechar para consolidar su soberanía sobre el Sáhara. El respaldo de España en este asunto, por ser el Sáhara su antigua colonia, adquiere importancia simbólica y Rabat estaría dispuesto a ceder otras contraprestaciones por conseguirlo.

En estas circunstancias, como no se solucione pronto este entuerto, el favorito del Reino de España, Iván Redondo, que en un gesto bizarro aseguró que se tiraría por un barranco por defender a su jefe, puede que tenga la oportunidad de hacerlo en el Barranco del Lobo, próximo a Melilla, de resonancias trágicas en nuestra historia, donde en 1909, los feroces cabileños emboscaron y dieron muerte a la mitad de una columna de mil soldados españoles.

España debe buscar una solución estable que tenga en cuenta los intereses de ambos países sin obviar la realidad que Marruecos ha creado sobre el territorio, que ya incluye a la gran mayoría de saharauis. Dado que la independencia hoy no tiene viabilidad ni sentido, puesto que el respaldo de los EEUU ha echado por tierra cualquier otro arreglo, España debe ponerse del lado de nuestros vecinos para que la ONU reconozca el actual statu quo con contrapartidas pactadas con los 150.000 saharauis que malviven en Tinduf, ayudándoles para iniciar una vida digna en el que fue el territorio de sus padres. Se debería llegar también a un acuerdo en cuanto a las aguas territoriales de Canarias y conseguir estabilidad en las fronteras de Ceuta y Melilla; continuar con la eficaz colaboración antiterrorista y con los acuerdos sobre pesca y contención de la inmigración ilegal; así como disponer de un espacio portuario de propiedad española en Dajla, de apoyo a nuestros pesqueros en la zona. Algo habrá que hacer para salir dignamente del atolladero en que el buenismo y la estulticia de nuestro Gobierno nos ha metido.






sábado, 5 de junio de 2021

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

 

LA AZOTEA

 

GOBIERNO PITIMINÍ

5 de Junio 2021

 

 

Creo que el espectáculo de idiocia colectiva de este llamado Gobierno de España no tiene parangón en el occidente democrático. Ni seguramente en nuestra Historia del pasado siglo no exenta de anomalías del pensamiento; ni del presente que ya parecía encarrilarse por la senda de la convivencia pacífica y razonable de amor a la libertad. Y no es cuestión de broma macabra ni de prejuicio ideológico. Aunque ciertamente la ideología, y la devoción a cualquiera de sus ramas doctrinales, nubla mucho o demasiado el juicio recto a la hora de calificar las banalidades casi siempre perversas de esta manada de sicópatas del poder o cuando menos irresponsables con poder y mando.

Se habla de un posible cambio en el Gobierno que incluso reduzca el a todas luces abusivo número de titulares. Desde luego son filtraciones interesadas para que el gentío aprecie la sensibilidad inacabable del sanchismo, siempre atento a las necesidades de una gobernanza perceptible. Pues seguramente lo hará. Desde el abandono en fracaso personal especialmente llamativo de ese bufón zarrapastroso, incluso para el comunismo, llamado Iglesias o algo así, hay como una corriente de desconfianza hacia el sanchismo por si decidiera – para mejor y más durar- desembarazarse de ese batallón de vanguardia, camaradas llegados nada menos que al Gobierno de España, miembro de la UE y de la OTAN, regido por una Constitución casposa que contempla una Nación brutalmente unida por ese franquismo estructural que los desalojó del poder ahora hace 82 largos años.

Pues miren, los compañeros comunistas desembarcados en el Gobierno no son modelo para nada, ni para nadie. Ya ven, para que Yolanda Diaz parezca un preciado bien de Estado es de temer el resto de la tropa. Es verdad cuentan con el otrora brillantísimo sociólogo marxista Castells, cuyo curriculum no tiene parangón en el grupo político de procedencia. Seguramente su avanzada edad o la soberbia del afamado intelectual al verse rodeado de tuercebotas y rigiendo un Ministerio cuyas competencias están en las CCAA, le hacen aparecer como un pescado podrido más, en una cesta ya apestada. Desde luego no es para menos porque descenderíamos a la indignidad de realizar referencia alguna a la payasa inclusiva e insufrible Irene Montero o al anodino vividor Garzón.

Y los numerosos sanchistas con asiento y nómina en el Consejo de Ministros, mejor no recorrerlos. Mis favoritos en el espectáculo, desde luego y por este orden, Calvo, Ábalos y Chiqui Montero. Una y otra, muy conocidas en Andalucía y no precisamente por la brillantez intelectual ni la eficiencia en la gestión. Calvo ocupará la atención de comentaristas amantes del polichinela y la crónica social, pero terminará avergonzando la Universidad de procedencia. Y Chiqui, hábil en la verborrea y en consecuencia útil para la portavocía de un Gobierno tenaz en el engaño y peligroso para la libertad, la unidad y la continuidad de la Nación en su debido progreso democrático; su falta de preparación específica resulta especialmente llamativa, como llamativa resultó en el lodazal andaluz, del que tendría mucho que contar. Jamás en estos cuarenta años, ni en los de Franco, ni los doce Ministros de Hacienda habidos en la República, resultan comparables al vacío de conocimientos hacendísticos de esta dama y el desparpajo en demostrarlo. De los demás – Calviño debe compartir el desaguisado para seguir ahí - el tiempo hará justicia y enseñanza para otras generaciones, de cómo la democracia en un mundo globalizado requiere el rigor técnico de un Gobierno que represente lo mejor entre los mejores. Este, no pasa de un grupo de aventureros sin más horizonte que el poder a cualquier precio.

Y claro, el problema es Sánchez y solo él. Acabó con la socialdemocracia, para vergüenza de tantos de aquellos que guardan silencio cobarde y cómplice, y acabará con la democracia, la Monarquía y la Constitución de 1978. Y ello traerá pobreza, desprestigio internacional y autoritarismo. Llegó al poder de la mano de filoetarras, independentistas de distintas mareas y comunistas chavistas del nuevo Socialismo del siglo XXI. Es decir, lo peor de las teorías y de las formas políticas vigentes. La nueva fechoría del indulto a los delincuentes catalanistas que se prepara y la entrega de las prisiones y en consecuencia la libertad de delincuentes asesinos etarras, a los depravados mercantilistas del PNV, es cruzar las líneas rojas de lo tolerable en un sistema democrático. Solo queda el asalto al Poder judicial al que acusan de facherío contrario a su revolución pendiente. Es un Gobierno profundamente reaccionario y seguramente pitiminí, pero sin duda se ha convertido en el mayor peligro para la democracia española y el sueño europeo. Es lo que hay.