La Azotea
LIBERTAD CON IRA
29 de Abril 2018
Créanme que para un articulista aficionado como yo, venido a
estos menesteres más por una especie de obligación cívica autoimpuesta que a
necesidad de cualquier faceta de lucro emergente, resulta comprometido y casi
exasperante elegir tema en esta ocasión y quizá últimamente, tras el giro
penoso y de hastío que dio la actualidad nacional. Y casi seguro resulta creíble
el argumento, como seguramente creído en mi pesambre rayana con la melancolía.
Miren, que al sur del Sur se diga, como si nada, que los capo
de la narcomafia han constituido ya una cooperativa y no precisamente de todo a cien o que la policía huya por
delante de los bandidos, espectáculo que por unas causas u otras ocurre
demasiadas veces y en demasiados sitios, pone los pelos de punta y hace casi
imposible acordar si hay que explicar la noticia como tragedia o escribir comentario optimista sobre el poder del Estado. El Estado – donde existe- es
vapuleado, burlado, engañado u odiado sin más. Y no es solo cuestión de ejercicio
de la potestad jurisdiccional que debe impartir justicia y, desde luego, hacer
ejecutar lo juzgado, sino sobre todo de leyes adecuadas, que se cumplan y castiguen
con dureza, sobre todo la penal, su incumplimiento. Y de un sistema
penitenciario temible que evite el incumplimiento de penas, no incompatible con
la pretensión constitucional del artículo 22,2 de la orientación hacia la
reeducación y reinserción ¿O la aspiración de la CE es prioritaria a la paz pública
y al ejercicio de derechos individuales y colectivos?
Y también cómo no, de un sistema educativo que ejercite el
amor a la libertad y al sistema de valores y principios contenidos en la
Constitución. ¿Cómo es posible, tras cuarenta años en vigor, aún no se exija en
las escuelas como enseñanza obligatoria y todavía se pretenda introducir esa
basura ideológica zapateril de educación
para la ciudadanía? Ya me dirán lo insostenible de una democracia sin
demócratas en que tras una epidemia de libertad con ira, logra hacer de la
judicatura una profesión de alto riesgo y al gentío, comentarista de sentencias
aún no firmes que aunque pudieran ser erróneas, tienen un sistema de garantías
procesales a veces agobiante, hasta el más alto nivel.
Y
no digamos el pudridero de políticos en que se convirtieron las instituciones,
abriendo el camino para acercar el poder a detritus de la sociedad que hagan
impune su voluntad como cautiva e inútil la nuestra. Produciría pena en el alma
y escozor en el sentimiento, hacer recorrido por los diversos rincones del
momento nacional. Un crisol único de contradicciones, incoherencias y
estupideces colectivas agrandadas, manipuladas o simplemente deformadas en
demasía, quizá en mayor medida que en otros lugares, en colaboración con
conocidos medios de comunicación enemigos de la libertad y vaporosas e
intoxicantes redes sociales.
De este modo gozamos de una opinión pública – si así puede
denominarse- cada vez más vulnerable. Ciertamente siempre se mantuvo alejada e
insensible a la vigilia exigible en la conservación del sistema, pero ahora
duerme en el sopor del hedonismo reinante. Ya se olvidó el consejo final de Cándido o el Optimismo de Voltaire,
cuando nos incitaba a cultivar nuestro jardín, que Glucksman dice verlo como
huerto de flores valiosas pero frágiles, de un sistema democrático que si bien
no garantiza la justicia ni la armonía, al menos – no es poco- permite buscar
lo mejor de la libertad.
Pues está en riesgo y no solo por esa ola imparable de
idiocia, sino por la conducta irresponsable de políticos frívolos, inútiles y
perjudiciales a los intereses nacionales. No es posible soportar en calma,
salvo ejercicio de santificación, que la consecución de unos objetivos
económicos de los que pendía el mantenimiento del bienestar social, incluso su
acrecentamiento, reto colectivo e histórico tras los años negros de
zapaterismo, puedan ser intercambiados con la aprobación de Presupuestos y
oscuras negociaciones con un grupo de cínicos traidores, otrora encubridores de
quienes trajeron cuarenta años de sangre y lágrimas. Muchos miles de ciudadanos
de la mayoría silenciosa, nunca aprobaremos ni transigiremos con esa pretensión
chulesca de llevar razón, antes y ahora tras el intercambio. Porque antes de su
evaporación, este PP estertóreo por inane, que perdió hace tiempo la dignidad
de gobernar, puede quizá causar daños irreparables, volviendo a buscar el apoyo
de los herederos del sicópata y nazi Arana, poniendo en riesgo hasta la propia
unidad nacional. Y ello, abierta aún la herida gigantesca del golpe de estado
catalán, en parte, gracias a la huida de un Gobierno pusilánime y cobarde,
refugiado en la puñeta de los jueces, dejándolo triunfar de manera arrolladora,
incluso en los medios europeos que parecen olvidar el virus destructor y
disolvente del nacionalismo.
Aquí, los únicos con ideas claras de poder o mejor de dictadura
férrea y disolución social, son los comunistas de Podemos y confluencias; ya
perdieron incluso el pudor de hacer homenajes públicos a criminales y genocidas
como Stalin o Lenin. No les interesa ni las elecciones, ni los escaños, ni las
encuestas. Saben que su poder está en la masa; en la calle; en la infiltración
social; en las estructuras económicas; en el mundo podrido de la cultura y la
subvención; en las universidades y en la intelectualidad orgánica. O en los
tontos útiles como Sancheiglesias que terminaran devorados por estos
insaciables sicópatas sociales.
Y mientras el PP, prefiere morir matando cualquier
posibilidad de entendimiento con C´s, la única fuerza emergente que, aún perdida
en la bruma ideológica, podría junto a los restos de aquéllos, levantar un muro
de contención y regeneración de tanta malicie destructora. Casi lo veo
imposible, pues ninguna otra fuerza aparece en el escaso coro de los dispuestos
a entonar de nuevo aquél poema sonoro de Libertad
sin Ira, pero libertad. Lástima, horror, parece se diluye una nueva
oportunidad histórica. Seguramente erraré. Pues ojalá.