Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 30 de mayo de 2019

La Opinión de Julián Delgado


Artículo que será publicado el sábado día 1 de Junio, en el Diario Ultima Hora de Palma

EL ESTADO CONTRA EL ESTADO
Julián Delgado. Escritor

Tras el 26-M podemos decir que Sánchez está más fuerte que nunca, que el golpismo catalán ha ganado posiciones y que los partidos que defienden la Constitución se han debilitado al fragmentarse.
El socio preferente de Moncloa sigue siendo Podemos: aunque esté debilitado por el cataclismo electoral, continúa teniendo 42 diputados, esenciales para la estabilidad del Gobierno. Un partido  antisistema que recibió en el Congreso a los presos políticos como las víctimas de un Estado represor, con aplausos entusiastas. No debe sorprendernos, coincide con ellos en el odio a la Corona, a España y a la Constitución y en el carácter subversivo, populista e insurrecto. Se sumaron al aquelarre por algunas de esas y otras razones el PNV, Bildu, Jxcat y ERC y ofició la ceremonia la presidenta de la Cámara, de tan rabioso nacionalismo que mereció en su momento sanción en su partido por alinearse por tres veces consecutivas con los separatistas. En esta ocasión no tuvo problemas, la estrategia del PSOE ha asumido el marco mental de aquellos y viene con su revolución bajo el brazo para transformar España en una nación de naciones.
Los primeros pasos ya se han dado con el nombramiento de Batet y Cruz, partidarios de una consulta, que permitieron en ambas Cámaras que los golpistas cumplieran su objetivo de socavar la democracia, despreciaran la Ley y reventaran las respectivas sesiones. Además, Cruz ha presionado al TS sugiriendo las ventajas políticas de una sentencia absolutoria, y a ella le ha faltado el mínimo decoro institucional, mostrando su complicidad hacia los presos y su posición contraria a su suspensión. Resulta escandaloso que el poder legislativo le diga al judicial que si absuelve a los reos, solventará el problema y que si les condena, soliviantará al monstruo secesionista.   
Los cortejos de Sánchez a Cs. no deben escucharse más que en ámbitos locales, porque no va a renunciar a su proyecto de acabar con el régimen del 78.
Nos encontramos ante el copo de las instituciones del Estado por quienes lo quieren destruir o alterar profundamente. Son muchos y poderosos los que se han introducido dentro del caballo troyano, con la ventaja añadida de que Ulises está ya en la Moncloa.  


domingo, 19 de mayo de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

ES SABER ELEGIR ( y II )
21 de Mayo 2019



Ciertamente el titulo de esta columna se reitera, idéntico al editado el pasado día 24 aunque numerado con el II, al considerar iguales las temibles circunstancias a muy pocos días de la denominada fiesta de la democracia, aunque en nuestro caso el festejo pueda ser discutido y discutible, como la Nación sobre la que siempre provisionalmente se asienta. Entonces concluía, que la clave del 26A y los siguientes años está en saber elegir entre democracia constitucional o muerte cívica.

Pues ocurrió lo peor y arrolló un poder de batiburrillo parlamentario, que no mayoría social, contrario a la añorada socialdemocracia, al constitucionalismo de 1978, al parlamentarismo representativo y liberal que ha constituido las señas de identidad política de un occidente en progreso y libertad. Parece asentarse un peligroso y descarado sanchismo, ojalá de no usar y si tirar, en hermandad con el comunismo totalitario y populista y lo peor del nacionalismo secesionista, el violento y el otro, alejados estos y aquellos de la razón y de lo mejor del pensamiento político europeo desde la Ilustración.

Reitero lo dicho. El desmantelamiento del régimen constitucional de 1978 ha comenzado y camina firme, a buen ritmo; comenzando con la arrinconada y neutralizada Corona, símbolo de la unidad y permanencia del Estado. Y ello, a mi juicio, no supone un mero cambio de Constitución o de partes esenciales de la misma. Va mucho mas allá porque pretende un cambio de sociedad, si no radical sí gradual hacia la utopía imposible. Un cambio en las relaciones de poder; en el modelo de producción y distribución; en la estructura social, empezando por la familia; en la moral publica; en las costumbres y tradiciones, alejadas de la civilización cristiana; en el modelo educativo, fabricando ciudadanos adaptados y conformes al sistema; en la estructura jurídica, alejada de Montesquieu y los contrapesos de los poderes democráticos. Es un nuevo Estado para una nueva sociedad, donde compita y circule un nuevo hombre,

Claro, por eso para Iglesias como para Marx, la política asume un rol muy subsidiario, derivado como no, de las relaciones sociales de producción. De ahí que carezca de interés para este estalinista la política de los burgueses, al fin y al cabo, la competencia política no pasa de ser un mero reflejo de la competencia entre clases sociales. Y el Estado, este Estado, como también para Marx, no le interesa al tratarse de un comité de asuntos de la burguesía. Pero el que no le interese no quiere decir que lo desprecie. Primero, solicitando Ministerios y la propia Vicepresidencia – la ilustrada Calvo es fácilmente superable- y ahora, puestos decisorios en la Administración. Es decir, hay necesidad de ocupar posiciones en el aparato estatal, para poder imponer el bloque hegemónico.

No olvidemos que para Gransci lo esencial es poner en cuestión la hegemonía cultural de las clases dominantes. Y sustituirla, convertida en nueva hegemonía cultural dentro del capitalismo, en su eje central; en componente indispensable de la nueva dominación. Es decir, dominio y dirección total tanto moral como intelectual. Y desde luego Iglesias y su tropa son más granscianos que marxistas y aspiran a la dirección intelectual del Estado, ante las carencias que aprecian en Zapasanchez. Le darán cobertura en la acción y en la organización política, en papel mucho más llamativo del que correspondería señalar en un marxista puro.

Y a ello, no siendo poco, se añade la querencia a la teoría de Laclau, según la cual, el populismo aspira a que una parte del pueblo sea concebido y considerado como la única totalidad legítima, por muy palpable y evidente que resulte una realidad heterogénea y cambiante sobre la que operar. De ahí el decidido empeño en desligitimar a la derecha liberal como opción social, siendo atacada, descalificada y despreciada en los poderosos y casi monopolizados medios de comunicación y el coro insoportable de sus intelectuales orgánicos y comentaristas a buen sueldo.

Queda la brutalidad ciega, estúpida y reaccionaria del independentismo vasco/navarro y catalán que hacen de comparsa en la búsqueda de su fin último, aprovechando el casi desmoronamiento del Estado, en situación agónica, incapaz incluso de asegurar el encarcelamiento de quienes atentan y golpean con éxito su propia existencia. El golpismo triunfó en el interior y en el exterior y ya solo queda el recurso del perdón como solicita incluso el infame nuevo arzobispo de Tarragona. Pues todo llegará. Máxime cuando quede desmantelado el sistema de separación de poderes para volver a la franquista coordinación de funciones, tan querida por este bufón y prestigiado felón de la Moncloa.

De manera que la fusión de sanchismo con comunismo populista e independentismo triunfante dará a esta desgraciada Nación nueva oportunidad el próximo día 26M para terminar de extender por todo su territorio, la llama temible del iliberalismo. E imponer la mugre pegajosa de la miseria moral, el retroceso de la libertad y el riesgo cierto de una presencia visible del pensamiento único y la tristeza económica, cuando no la pobreza. La clave del domingo día 26M, nuevamente está en saber elegir entre democracia constitucional o muerte cívica. Ya no queda otra.          
           


jueves, 16 de mayo de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado el próximo día 18 en el Diario Ultima Hora de Palma                                          
LA DERROTA
Julián Delgado. Escritor
Desde el 2012, la política española ha consistido en una guerra de trincheras jugada a dos bandas. Una, el centro derecha, aplicado a conservar la CE del 78, defendiendo la unidad de la Nación y el liberalismo económico. Otra, las izquierdas, con su afán puesto en un cambio profundo de esa norma básica en el sentido de transformar España en una utópica nación de naciones e imponer un sistema económico basado en el intervencionismo estatal y la presión fiscal; y sus aliados, los nacionalismos, que en vista de la debilidad del Estado tras cuarenta años de consentir la formación en su seno de dos estados (el vasco y el catalán), se ha unido a la izquierda pensando que ahora era su momento: Iglesias defiende el derecho a la secesión y Sánchez está dispuesto a encontrar una salida.
Pues bien, esta guerra la está perdiendo el centro derecha, y, si se repite la derrota, el 26-M será la puntilla que el zapachismo dará al ejército unionista, que ya huye en retirada, consumiendo las últimas municiones en dispararse entre ellos.
En el 2019 la izquierda habrá dado por concluida y ganada, además de la librada en el último sexenio, la Guerra Civil del 36, con efectos retroactivos y, con ello, dará por fenecido el espíritu conciliador de la Transición. Decretará la estigmatización y el repudio de los que ellos llaman herederos políticos del franquismo, les retirará la legitimidad democrática y los condenará al ostracismo. La ley de memoria histórica y otras en igual sentido servirán de mordaza que obligará a callar a media España.
Pronto veremos como el TS condena a los cabecillas de la rebelión, y veremos como se van caminito de cárceles catalanas donde, sean cuales sean las penas, recibirán de Sánchez un indulto parcial que alcanzará a la pena de inhabilitación. En esas circunstancias, la Generalitat podrá concederles el tercer grado al poco de decretarse el indulto y, sin que haya que esperar demasiado, todos ellos recibirán la libertad condicional. 
Todo esto podría ser razonable si los reos aceptaran su culpa y renunciaran a intentar otro acto semejante. Pero no, es entonces cuando el Procés adquirirá un aire de insoportable legalidad. El final es imprevisible, pero  en ningún caso pacífico.


domingo, 12 de mayo de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA


DESARTICULACIÓN
12 de Mayo 2019



Pues apenas dos semanas para de nuevo celebrar la fiesta de la democracia, aunque no estemos muy seguros de cuál. Si, ya se no debe exagerarse la situación y menos elucubrar acerca de los fundamentos jurídicos sobre los que discurre la vida política de la Nación. Mi deber autoimpuesto, es opinar alrededor de los acontecimientos y, sacar de ellos alguna conclusión que nos arme de argumentos para el momento de adoptar iniciativas, aunque sean simbólicas; nuestro papel como mayoría silenciosa no pasa de contemplar con resignación las opciones de la otra parte en minoría aplastante, pero decisoria. Cuando la democracia se reduce a votar cuando toca o interesa a una parte, el escalofrío entra en el cuerpo de la razón ilustrada y la desesperanza comienza a horadar los mejores espíritus del sistema.

Y ahora ¿dónde estamos? Pues esperando comenzar una nueva etapa, aunque no sepamos de qué. Desde luego ha finalizado una brillante e irrepetible de cuarenta años. Jubilados o fallecidos los protagonistas comienza una senda de oscuridad sin más conductores que peligrosas, cuando no borrosas y ambiciosas sombras de los antecesores. Por cierto, con el entierro de Rubalcaba, nada menos que con inexplicados honores de Estado en plena campaña electoral y a lo Tierno, entre desmesurados elogios de sus íntimos enemigos del Partido, desaparece el ultimo, más brillante, perverso y maquiavélico cerebro socialdemócrata. Y cuando pregunto por la etapa que comienza la izquierda gobernante, mayormente me refiero a la moderada, porque la otra siempre anduvo en la trinchera del totalitarismo guerracivilista, odioso y revanchista, cuando no de terrorismo criminal.

Miren, sin más rodeos, el desmantelamiento del régimen del 78, por así llamarlo, ha comenzado y va a buen ritmo. Ha iniciado su andadura demoliendo el bipartidismo feraz, instalando un multipartidismo inútil, solo pastoreado por la habilidad oportunista del sanchismo. Continua por la congelación de la cabeza del Estado, que ya apenas se expone a la curiosidad del gentío. El Rey, con temple germánico y constancia borbónica, está resistiendo de forma admirable el aislamiento al que lo tiene sometido el sanchismo y sus terminales mediáticas, que son casi todas. Y el resto de las Instituciones, en la desidia y aburrimiento estatal, ya inservible incluso como Estado providencia, por su debilidad y falta de solvencia y confianza en el futuro, cuando le falla hasta la certeza de su financiación.      

El resto, cuestión de tiempo y de bloqueo en los agradecidos ciudadanos que ya han demostrado con su confianza en el líder que el cambio se hará por su bien, como siempre ocurre con el gobierno de los iluminados. Es verdad la existencia de una Constitución conteniendo límites y contrapesos para frenar la ambición de los poderosos. Por eso habrá de ser cambiada. Y no es tan difícil. Por lo menos van a intentarlo. No está muy sólida, pues hay extensos territorios del Reino donde carece de vigencia, ni es conocida ni apreciada por la que con aspaviento hortera se denomina ciudadanía. De manera que modificarla no resultará difícil, ni resultaría extravagante su reforma. Ya se hizo en 1992 con el artículo 13,2 y en 2011 para el artículo 135. El artículo 167 da para muchos mas cambios, algunos esenciales. Pero ya digo ¿acaso el artículo 168 está blindado ante las limitaciones modificativas que contiene? Lo que no tiene límites es el socialismo extremo e irreconocible, resultante de la fusión explosiva del zapaterismo con el populismo podemita, dando a luz ese adefesio político denominado sanchismo, de peligro extremo incluso para la supervivencia de la Nación como tal.

Y desde todos los sectores parece existir coincidencia en el momento de desarticular el sistema que parece contener un virus letal. Ya ven el éxito espectacular del golpe de estado en Cataluña, reforzando la presencia exterior, desde la UE al Vaticano y su descarado apoyo al golpismo; se preparan alianzas con Euskadi/Nafarroa y con el resto de los Países catalanes; se encuentra complicidad en la estúpida burguesía, asaltando su Cámara de Comercio y asegurando la financiación de mañana; se lleva al peligroso Iceta al Senado; se bajan las togas los valientes magistrados del Supremo y el Constitucional; se permite desde prisión lo mismo ser candidato que hacer campaña; se considera acorde con una Constitución inaplicable que el fugitivo Puigdemont sea candidato al parlamento europeo y lógicamente que recoja el Acta sin ser molestado o se la remiten en valija diplomática.

Y el sanchismo a lo suyo. Diseñando como será España como nación de naciones, con un Gobierno de progreso, de frente popular, apoyado por demócratas amantes de la paz, como Otegui o Rufián y vicepresidido por un podemita y como tal ejemplar demócrata, progresista titulado, estalinista convencido, deseoso de hacer retroceder la Historia a los años negros de la miseria, el miedo, la delación y las lágrimas. Harán de España envidia de Europa y del mundo occidental desarrollado y culto. Una vez más parece quedar claro, tras el 28 de Abril y el resultado previsto para las próximas elecciones, que el voto no construye verdades, sino solo poderes. En este caso no será del pueblo, sino contra el pueblo que los votó. Pues eso.    

sábado, 4 de mayo de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

REFLEXIONES INQUIETAS
4 de Mayo 2019

Tifón apasionante y apasionado las elecciones generales, dejando a su paso estela de desolación en muchos de aquéllos esperanzados en alcanzar nueva oportunidad de progreso que haga posible el sueño de la libertad como forma de vida permanente, en gobernación de una democracia confiada a gestores honestos, deseosos de consolidar un sistema estable, transparente y al servicio de intereses generales. De estas elecciones son extraíbles muchas lecciones colectivas, inservibles, como no sirvieron las muchas acumuladas a lo largo de estos cuarenta años del régimen constitucional de 1978. Pero este opinador no se cree en posición de solvencia para enumerar muchas de ellas porque a lo largo de los días transcurridos desde el 28 de abril, seguro han tenido ocasión hasta de saturarse de análisis, algunos de profundidad inigualable. 

Pero no puedo dejar sin referir la debacle de la derecha que Rajoy dejó en manos de un valioso, aunque inexperto Casado, carente de perspectiva histórica y del temple necesario para liderar una opción tan necesaria y esencial; tanto como la socialdemocracia, ausente desde la desaparición política de F. González. De manera, que la derecha más o menos conservadora, más o menos liberal, más o menos progresista, se encuentra estancada y en riesgo incluso de insignificancia en el tablero ideológico del sistema. Además de troceada en tres bandos irreconciliables, enemigos entre sí, esperando oportunidades individualizadas que difícilmente encontraran.

Rivera, rodeado de gente valiosa como su oponente Casado, en búsqueda continua del viento que cree puede favorecerle. Primero atisbando la socialdemocracia como pista de aterrizaje; pero creyéndola ocupada vira hacia el liberalismo como espacio colindante. En ninguno de ellos parece encontrar cobijo, salvo en la defensa de una Nación única y unida, aun sabiendo que, en ello, su segunda Arrimadas le saca algo más que la cabeza. Aun así, parece no cesar en la espera de una oportunidad para tocar poder, aunque sea de la mano de un sanchismo que a él gustaría sin adherencias nacionalcomunistas, pero que habrá de convencerle su hechura imposible. Pero veremos más de una oportunidad para lucir un patriotismo de salón, votando junto al populismo duro y extremado, aliado del nacionalismo cuyo protagonismo ahora liderarán los bilduetarras. O absteniéndose, frente al riesgo cierto de ese iliberalismo que recorre Europa entre la extrema derecha y la extrema izquierda.

Casado, ya digo, voluntarioso, brillante, empático, pero desorientado y abrumado por el legado recibido que tampoco sabe donde ubicar. No se atreve ni a reclamar el liberalismo de la mejor tradición española, ni a mojarse en un conservadurismo duro, por las connotaciones que en la izquierda y medios afines – que son la casi totalidad- definen maliciosamente como fascismo. De manera que recurre a ese espacio no identificado, ni identificable, llamado centrismo que lo mismo sirve para un roto que para un descosido político. Las consecuencias, a la vista están. La pérdida abrumadora de escaños que por la fuga hacia los dos extremos y hacia la abstención de muchos seguidores, le coloca al borde de la desintegración ucedea o la insignificancia. Ahora, tras la segunda vuelta de locales, autonómicas y europeas, tendrá que decidir con mesura y determinación los intereses que defiende y los aliados que prefiere, en la definición de un pensamiento político decisivo para mantener la democracia, el legado constitucional del 78 y la unidad nacional.

Desde luego Abascal no es fascista, ni se encuentra cercano a dicha aberración ideológica, salvo arribistas de rio revuelto, a veces demasiado cercanos. Se mueve con cierta torpeza, pero en firme terreno constitucional. Sabe que, en efecto, hace ofertas tocando directamente demandas de ciudadanos hartos de una democracia tocada por el virus de la descomposición, consecuencia de la idiocia de sus gobernantes, la mala fe de los antisistema, la corrupción de las elites y la debilidad del Estado para preservar su unidad y la soberanía del territorio, infiltrado por cientos de miles de desarrapados que huyen de la miseria, y del islamismo que no cesa en su invasión constante y letal. Su éxito ha sido extraordinario, aunque quiera ser minusvalorado por la opinión dominante. Si modera sus propuestas, algunas disparatadas, defiende la Constitución con más contundencia y el sistema de autonomías, reconducidas hacia la eficiencia de un Estado moderno y prestador de bienestar, tendrá futuro, máxime de continuar la descomposición interna de los populares. De manera que, desde la ribera derecha, Rajoy terminará por ser recordado como estadista de nivel, porque al decir con acierto de Sostres no era ni menos liberal que Rivera, ni menos conservador que Casado, ni menos español que Abascal.

Quién si resulta comunista confeso, revolucionario violento con modales de cinismo sobrado, es el desarrapado Iglesias, convertido en el gorrilla de Sánchez, en su ascenso parece que imparable hacia el Gobierno de España. Y no por su acceso a las Instituciones democráticas, sino por el origen criminal y vergonzoso de su ideología, azote de la humanidad, agujero negro de la Historia del siglo XX y XXI. Resulta contrario a la inteligencia mínimamente ilustrada que tras los episodios de sangre, delación y violencia sufridos en tantas sociedades arrasadas por la miseria humana y material, como Venezuela, aún pueda ser Partido tenido por progresista, respetado y respetable y candidato deseable del indeseable sanchismo.

Unidos/as al peligroso zapasanchismo, desde el nacionalismo independentista catalán, racista y con ramalazos claramente nazifascistas, al también nacionalismo vasco de predominio bilduetarra, pueden constituir el más grave peligro vivido por el constitucionalismo español desde 1812. Pretenden derribar los elementos esenciales de la CE de 1978, empezando por la Monarquía, cuyo titular y Jefe del Estado, se encuentra prácticamente secuestrado o anulado en Zarzuela. Y ojo con el artículo 168 de la Constitución, no protegido así mismo como se pretende del Título Preliminar, de la Sección Primera, del Capítulo II del Título I y del Título II. Todo puede ser artículo 167 y están cerca de los 210 escaños necesarios para un magno fraude constitucional. Pero poco puede esperarse de estos trileros políticos, de estos farsantes de la Historia. Pues eso.                 

jueves, 2 de mayo de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado por el Diario Ultima Hora de Palma, el sábado día 4 de Mayo


           
TIEMPOS REVUELTOS
Julián Delgado. Escritor


Quienes luchamos por la conquista de las libertades durante el franquismo y participamos en aquella ilusionante empresa que fue la Transición nunca pudimos imaginar que, al cabo de cuarenta años, se iba a poder formar un Gobierno socialista con apoyos comunistas y separatistas, en un momento en que la unidad de España se encuentra en peligro, la sociedad fracturada y el Estado debilitado hasta el punto de que no impera la Ley en toda la Nación.

Desde Zapatero acá, se ha enfrentado a la sociedad en trincheras irreconciliables y se le ha negado legitimidad democrática a la derecha, encerrando en un gueto moral a la mitad de los españoles. No hay más que recordar la violencia que en esta campaña han tenido que soportar sus candidatos en forma de escraches, acosos, intimidaciones, amenazas y golpes.

Entre tanto, se ha blanqueado a los terroristas y a los antisistema; a los populistas se les ha rescatado de la marginación política para convertirlos en socios solventes y se ha ofrecido diálogo, negociación e incluso indulto a los golpistas rebeldes.
El resultado electoral asienta el zapachismo, que ha liquidado la concordia y ha enterrado los valores de la Transición apoyándose en los enemigos de la unidad de España, y también hunde a la derecha, porque la debilidad y la corrupción del PP han propiciado la aparición de Vox, un grito patriótico extemporáneo que solamente ha favorecido a Sánchez.

Tampoco pudimos imaginar, después de haber militado en el PSOE y haber conocido a sus líderes de entonces, que atesoraban un gran sentido de Estado y altura de miras, que este partido iba a traicionar sus principios adaptándose a los intereses de su líder; que este partido se amancebaría con el nacionalismo, ideología reaccionaria, perversa y peligrosa y se dejaría fascinar por los neocomunistas bolivarianos. 
 
En resumen, nunca pudimos suponer que iba a ocupar la jefatura del Gobierno alguien con tan pocos principios, dispuesto a defender una idea y la contraria con la misma convicción.

Si se confirman los previsibles pactos con populistas y separatistas, nos esperan tiempos revueltos en los que aún tendremos que ser testigos de cómo este Gobierno inicia la demolición del régimen del 78.