Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 28 de junio de 2014

La Opinión de Javier Pipó



LA AZOTEA

LA HUIDA




¿Como voy a saber las razones de Rubalcaba? Eso es imposible, pero sí divagar sobre sus consecuencias. Y no esperanzadoras precisamente.Miren, Rubalcaba representa el último de los políticos del renacimiento, del renacimiento de la política. Tiene lengua viperina; desconoce la verdad si resulta inapropiada al fin; deslumbra con conocimientos universalistas; con su cerebro complejo y bien ordenado y su alma rebozada de maquiavelismo. Es un político completo y complejo; peligroso y leal; soberbio en su humildad y diabólico en la acción; amoral en su desenvolvimiento y ético en su comportamiento. Es un político de Estado en un Estado carente de políticos valiosos, donde circulan mayormente oportunistas de la política capaces de exasperar a un profesional cabal como Rubalcaba.

Alguien que como yo no comparte gran parte de su pensamiento y mucho menos su comportamiento partidario, se descubre ante un fenómeno de la política que desgraciadamente deja un hueco irrellenable en momento crítico en la historia de la Nación. Le deseo un buen retiro y por el bien de la Universidad, renuncie a dar clases de química orgánica que a estas alturas sabrá tanto como yo de astronomía. Si fuese mi amigo le aconsejaría sin embargo se convirtiera en cronista de una época y en escribidor de consejos a la guardería de huérfanos con sarampión que deja. Que retomara la vieja tradición barroca de las "Cartas al Príncipe".

Desde luego si el futuro de la socialdemocracia española deben escribirla personajes del nivel de Madina o Sánchez, la socialdemocracia en España no tiene futuro. Y eso es grave y debe preocupar a Rubalcaba en primer lugar y a los muchos socialistas sensatos y patriotas, que los hay. Y luego, al resto de los españoles de bien que desean un sistema que funcione, progrese y se desenvuelva en paz, democracia y libertad. Y no digamos si heredar el Partido supone en su momento dirigir el Gobierno de la Nación, solos o en asociación con los comunistas, en negro frente popular.

Miren, la deriva que toma la vida política resulta llamativa por la aceleración hacia el regreso que describen los personajes, los hechos y las circunstancias. Ahí tienen el patetismo entre chusco y alarmante de que lo más granado del sistema político, económico y social, se de cita en el Ritz para escuchar con atención y curiosidad a la mascota de la casta y recoger en papel de fumar, con delicadeza impropia, las excrecencias intelectuales del personaje. El pertenecer a la elite de la declinante Europa parece dar esa seguridad en la irreversibilidad del sistema, aunque quede vapuleado por un marxista leninista puro, un totalitario que de obtener el poder, no dudaría en tomar como botones de sus checas a más de uno de los presentes. ¿Acaso el comportamiento de esta vanguardia del servilismo institucional se habría asemejado si el invitado hubiese representado a la extrema derecha, igualmente totalitaria? Estos capitanes de la competitividad y el libre mercado, continúan desnortados y más pendientes de la subvención que inquietos por la subversión.

Pero ahí queda “Podemos” como guía del nuevo progresismo, veleta que señala la dirección a seguir por la izquierda europea y desde luego española. ¿Pero hacia donde? Pues hacia la sociedad plana y dependiente de un Estado que todo lo toca, todo lo sabe, todo lo dirige, todo lo interviene. Un Estado que haga innecesaria la libertad. Y claro, eso no se consigue sino sufriendo, no cumpliendo los compromisos internacionales, no devolviendo la deuda, nacionalizando la banca, luchando contra el imperialismo. Como en la ya secuestrada y miserable Venezuela, como pronto en la hermosa Argentina. Es la dignidad del internacionalismo proletario que admira al sicópata de Corea del Norte o llora la pobreza de Cuba, tras 55 años de “revolución o muerte”

Y luego, que también debe preocupar al Rubalcaba huído, desesperado, el marrón reaccionario del nacionalismo. Con Cataluña dirigida por una banda de cantamañanas que no satisfechos con el saqueo a que la sometieron durante años, ahora la llevan a una aventura estúpida y gratuita. Pero no crean, hay muchos de los desayunos del Ritz que avalan y seguramente financian la transición hacia la pobreza de una generación y el arrepentimiento de la siguiente, pensando en los beneficios que obtendrán. Y porque saben que la UE es una rampa desnivelada hacia la insignificancia que nada pueden hacer sin el apoyo y la orientación del despreciado yanqui. Y del Pais Vasco no merece apenas su mención. Están tan inexplicablemente orgullosos de su historia y de sus parámetros económicos, que creen poder iniciar cualquier camino hacia ninguna parte. Como si el bienestar se adquiriera por derecho natural y el pensamiento de Sabino Arana fuera siquiera pensamiento.

Y luego, pues Rubalcaba deja solos a los del Partido Popular y sus libros de contabilidad, mientras se les escapan las ovejas. Ahí tienen a ese chico, Montoro, orgulloso de la bajada de impuestos que se la discute hasta el bedel del Ministerio y sin embargo no se avergüenza de la continua bajada de dignidad de Estado, ante unas Comunidades envalentonadas, cada vez exigiendo más, gastando más, endeudándose más. Y él modificando el sistema de financiación por debajo de la mesa a base de envíos para proveedores o para pagar las nóminas de una estructura insostenible y mastodóntica que hará inviable la supervivencia del Estado mismo. Ya veremos, pero ya me dirá con quien puede pactar la medicina de una recuperación perdurable.

¿Y la Constitución? Este si es un marrón urgente y envolvente del sistema completo que no saboreará el huido Rubalcaba. Otra vez sacan los chicos de la guardería lo del federalismo asimétrico y otras mamarrachadas parecidas. Y seguimos con la monserga de querer votar el insultante, por inculto, dilema, entre “democracia o monarquía” con argumentos tan infantiles, bobos, como que el 75% de la población no pudo votar para decidir entre ambos, en 1978. Como si hubieran podido votar el Título VIII de la CE que ha degenerado en una España de 17 territorios, al borde de la pobreza, quizá de la ruina.

Rubalcaba se ha ido, ha huído y no nos explicó por que ha sido. Quizá mejor, seguramente no nos contaría la verdad. Pero seguro le echaremos de menos. Suerte viejo.

sábado, 21 de junio de 2014

La Opinión de Javier Pipó


LA AZOTEA

EL TRASPASO




Es verdad que a estas alturas de mes, con la información nacional en su máximo grado de saturación, escribir un relato con fondo político es riesgo total para cualquier comentarista, mucho más para quien la función de opinador no pasa de cierta nostalgia de años con juicios a flor de labio, silenciados prudentemente. Y ya se sabe que la nostalgia es pasión declinante.

Pero ya tenemos nuevo Rey y aparte la rabieta desagradable de la extrema izquierda, el traspaso ha transcurrido con aceptable normalidad. Bueno, fatal esa concesión tan gratuita como inútil a laicos militantes, de no celebrar un Te Deum en los Jerónimos, tal como corresponde a la monarquía española y hacen las europeas sin complejos. O la ausencia de dignatarios extranjeros, cuando menos de la Unión Europea o la del propio Rey Juan Carlos en la proclamación de su Hijo como Rey de España, contando mentiras enormes que nadie cree. Como las trolas de Estado que han lanzado para justificar la improvisación y prisas por terminar el reinado y traspasar los papeles al hoy Felipe VI. En cualquier caso han sido actos solemnes y ajustados a los tiempos de crisis ya casi estructural que vivimos. Sobre todo en normalidad constitucional, ciudadana e institucional, salvo el numerito de Vestringe y otros camaradas de la revolución. Cabe esperar que los Castro le proporcionen en Cuba pensión adecuada a su ridícula aportación al internacionalimo proletario.

Y el esperado discurso, pues muy ajustado a los cánones que se despachan en el sector. Desde luego, para Jefe de Estado, mucho mejor construido y sustancial que los muchos que se escuchan de los que viven de aquél y al que cada día maltratan no solo de malas palabras sino saqueando o burlando sus instituciones. De manera que un buen discurso- parece tener excelentes asesores- aunque quede orillado en el olvido, eso sí, respetuosamente.

Ahí tienen a los hieráticos presidentes de País Vasco y Cataluña, representantes del Estado yaciente, allí presentes como esfinges traicioneras, como instrumentos de intereses ocultos pendientes de emerger para dejarlos hundidos en la indignidad y el olvido. Silentes sentimentales por imperativo legal y porque han de volver a la tierra que los avala como tontos útiles de un proceso que jamás administrarán.

Pero seamos realistas ahora que estamos a tiempo de ser pesimistas. Acabados los festejos, comienza el momento de hablar de trabajo, de futuro y sin dudar, el nuevo Rey tiene donde entretenerse. Conozco las obligaciones que la Constitución le encomienda y no son desde luego, meterse en política como su bisabuelo, que ya ven si andaba despistado que hasta impulsó con el General Primo la Unión Democrática con la condición que fuera un partido político, pero apolítico. Así les fue. Se pueden establecer semejanzas con el PP, pero a lo peor resulta excesivo.

Miren, la casta política – que diría Pablete Iglesias – está cada vez más cerril. No se puede confiar mucho en la elasticidad de su pensamiento sino más bien en la rigidez de sus intereses. Y eso nos perjudica, rebela, angustia, aunque debamos intentar influir en su interior, manteniendo la centralidad del sistema y evitando la radicalidad que lo puede hacer estallar en mil pedazos. Es verdad que la izquierda socialista acaba de decapitar al último de sus estadistas en activo y se deja capitanear por los comunistas, los hermanos celosos de Podemos, volviendo a plantear lo mismo que Prieto hace 84 años a la dimisión del General Primo de Rivera: república o monarquía. Y se ponen tabarrosos e imposibles con lo de la tradición republicana del Partido. Pero si desde 1879, 135 años, solo hubo cinco de República, ¿Cómo dio tiempo a tradición tan consolidada?

¿Y la población, ahora llamada ciudadanía? Preocupada, porque la situación económica no cuaja más que en los noticieros. La clase media, circulando con cierto temor y en general, pues como en Europa, soportando todo, incluso contra las creencias más arraigadas, las instituciones más consolidadas, las tradiciones seculares, la historia según se cuente, la cultura ideológica y en definitiva, contra su civilización. Y quizá algo más.

Pero miren, el Rey personifica el Poder Moderador del Estado y eso es mucho. O nada, si no se ejerce o no se deja ejercer. Pero claro, debe hacerse un hueco porque aquí no se espera un 23F por reinado que proporcione prestigio al titular. El Poder moderador de que hablo, tiene antecedentes en el anteproyecto de la no nacida Constitución de 1929. Y allí, como en la de 1978, la Constitución no solo es un límite sino la fuente del Poder Moderador del Rey y además le despoja de poderes concretos y le otorga funciones. Funciones simbólicas, representativas, moderadoras y arbitrales. En definitiva, como definieron Constant o Kelsen, un poder neutral pero que debe velar por el funcionamiento regular de las instituciones (art.56,1 CE) porque se basa en la auctoritas, diferente de la potestas y eso le da derecho nada menos que a ser consultado, el derecho a estimular y el derecho a advertir, al que por cierto se refirió el Rey en su importante discurso.

Y aquí toca con urgencia ocuparse, ser consultado, advertir, de lo que puede ser el fin, no solo de la Monarquía sino del sistema mismo. Y me refiero al secesionismo inmediato de Cataluña y el cercano del Pais Vasco. Oigan, el Rey tiene el mando supremo de las Fuerzas Armadas (art.62 h CE) – mayoritariamente constitucionalistas – y estas a su vez, tienen como misión defender el ordenamiento constitucional (art. 8,1 CE). Pues ya me dirán.

Miren, seguramente con prisas y chapuceramente, intentaran reunir un consenso sensato para reformar la Constitución. A mí no me asusta cambiar la denominación del Estado y hacerlo federal. Ahora hizo dos años escribí un artículo titulado “Federalismo, ¿Por qué no?" bastante explícito al respecto y además, defendiendo una reforma no incompatible con la forma monárquica en la Jefatura del Estado. Pero algo debe hacerse antes que caer en el abismo. En consecuencia, la Constitución debe ser reformada urgentemente, no para incluir nuevos derechos zapateriles y postmodernos o lo que llaman blindar un Estado del Bienestar insostenible, sino para reducir la dimensión de un Leviatan imposible y acabar con los privilegios de una clase política ociosa y trincona. Y resolver al menos otros cuarenta años el sinvivir independentista.

Y mientras se reforma, nada de referéndum en desafío a la autoridad del Estado. Ya hay un Rey que debe estimular la puesta en marcha de los mecanismos excepcionales previstos en los artículos 116 y 155 de la Constitución. Acabó la fiesta. Se realizó el traspaso, pero la hipoteca está sin amortizar. El Rey puesto, pero el país indispuesto. A trabajar.

miércoles, 18 de junio de 2014

Javier Pipó en el "Diario Córdoba"

Hoy, día 19 de junio 2014, el "Diario Córdoba" publica el artículo transcrito más abajo. 
Coincide con el día de la proclamación ante las Cortes Generales del nuevo Rey de España, Felipe VI.

DEL REY FELIPE A FELIPE REY
Javier Pipó Jaldo
 

Ahora hace poco más de trescientos años, otro Rey Felipe ocupó la Corona de España, el Duque de Anjou, tomando el nombre de Felipe V. Interesa recordar que este maltratado por la historia antecesor de Felipe VI, inicia la Dinastía Borbónica, con diez Monarcas durante algo más de tres siglos, interrumpida por las dos breves Repúblicas y el largo periodo franquista.

La llegada esperanzada del primer Borbón, con 17 años, sin hablar español, tendencia a la depresión y escasas inquietudes intelectuales, es comienzo de nuevo ciclo. Se Inicia dramáticamente, nota histórica inseparable, con una disparatada guerra civil degenerada en mundial de doce años de duración, hasta los Tratados de Utrecht entre 1713 y 1715. Verdadera catástrofe para Europa esta lucha entre austracistas – apoyados entre otros por la Corona de Aragón- y borbónicos, que naturalmente ocultaba intereses inconfesables de las partes.

El siglo XVIII comienza con la transformación desde una mentalidad teológica-religiosa de carácter escolástico, a actitudes científicas de planteamientos esencialmente laicos. Es el cambio de siglo, pero también de valores. Mientras bajo los Austrias no hubo sentimiento nacional ni idea de patria, con los Borbones que comienzan, se articula la Nación española, a pesar de los graves años de 1707 a 1714, con supresión de Cortes y Fueros de Aragón y Valencia o de las instituciones catalanas con el Decreto de Nueva Planta. Los Austrias conciben una estructura heterogénea y diversa, mientras los Borbones dan paso a un sistema homogéneo que busca la fortaleza y el avance. Es verdad que la Ilustración en España no la introduce Felipe V, porque no llega hasta Carlos III, pero también es cierto que el reformismo ilustrado ni en España ni en Europa fue por convicciones morales o ideológicas, sino por razones prácticas, que al menos aquél impulsa. En definitiva, con Felipe V comienza una Dinastía – exterminada en Francia un siglo después - que interpreta y protagoniza nuestra Historia moderna, con Monarcas ilustres y redomados felones.

Y ahora principia el último representante de aquella Dinastía. Su proclamación se produce en clima de expectación histórica, pero dentro de aceptable normalidad institucional, en un Estado integrado plenamente en el oasis europeo de democracia y libertad, donde reinan siete Monarcas que culminan los Estados más democráticos, ricos, fiables y prósperos de Occidente.

El Reino de España no supone en consecuencia anomalía histórica alguna porque prevalece un Estado constitucional, parlamentario y democrático sometido al axioma esencial de que todo el poder procede del pueblo. Un espacio donde el Rey deja de ser soberano para convertirse en titular de un órgano más del Estado. Y un órgano eficaz por su estabilidad y permanencia, por su prestigio ante la comunidad internacional y por su austeridad en términos relativos y comparativos. Cuando los amantes del totalitarismo argumentan ser este el momento de elegir entre democracia y monarquía, insultan la inteligencia común y manifiestan su decidida voluntad desestabilizadora.

Aquí la anomalía histórica que lleva a la ruina de la Nación, es el Título VIII de la CE que ha degenerado en Estado ingobernable políticamente e insostenible económicamente. Estado amenazado por la ruptura casi segura de su territorio, sin que nadie sepa cuando o como enderezar el entuerto. Nación que tras alcanzar niveles aceptables de bienestar y cohesión con Europa se debate entre la corrupción total, también la moral, el subdesarrollo y la pobreza, con más de cinco millones de parados y una crisis integral de valores y creencias. Una Justicia politizada que demasiadas veces tarda una generación en dictar sentencia en firme. Con un bipartidismo que se desmorona, en autodestrucción, creando incertidumbre y temor en las clases medias moderadas, ante el socialismo capaz de descabezar un estadista para sumergirse en estéril radicalidad y el conservadurismo liberal nada regeneracionista, perdido entre libros de contabilidad.

Del Rey Felipe V a Felipe VI Rey, transcurren 314 años, pero el “problema de España” que divisa el último Borbón y que ya angustiaba a la mediocre Generación de 1698, permanece. Aunque para demasiados, extrema izquierda en peligrosa alianza con el nacionalismo reaccionario, desaparecida España desaparecen sus problemas.

domingo, 15 de junio de 2014

La Opinón de Javier Pipó


LA AZOTEA

LA CASI ESTADISTA
15 de Junio 2014


Pues que quieren que les diga. Preocupado si que estoy. Y ya me hice el firme propósito de dar un giro a la perspectiva que de la Nación me envuelve. Es decir, más optimismo comunicativo y más interiorización de los valores que circulan. A la postre, a Rey puesto, ciudadano dispuesto. Si comienza una nueva era pues debo apuntarme como el primero. Y ver las cosas con más claridad y menos nubarrones en tiempos de sequía. Pero soy débil y debo reconocer que la actualidad y sus vaivenes me espabilan del letargo forzoso que me había impuesto. Miren si no la actualidad palpitante del socialismo patrio. A más candidatos para liderar la presunta socialdemocracia más temblores de piernas me entra. Apenas me quedan fuerzas para aguantar el viento de modernidad que nos preparan.

Aquí se presenta un aspirante a estadista en dos tardes y dice que España lo que necesita es un schok de modernidad. Ahí queda eso. Y miren que apenas hemos salido de la tardomodernidad, de la postmodernidad zapateril y ya nos quieren meter en la supermacrogigamodernidad de un tal Madina, o algo así. Y claro, tenemos derecho a saber si la modernidad que viene consiste, por ejemplo, en que los matrimonios del mismo sexo sean ya de tres, en vez de dos, es más variado y divertido y sus antecedentes están en el harén machista, esto sería el harengay, más moderno. O que los préstamos hipotecarios o no, dejen de pagarse, al fin y al cabo cualquier préstamo que haya de ser devuelto es ilegítimo. O que la igualdad de hombres y mujeres, empiece por la altura. Todos y todas deben medir igual a fin de conseguir la deseada homogeneidad. Es la culminación de la sociedad igualitaria. Y además, todos y todas con coleta, para evitar el envanecimiento del simpático Pablete Iglesias. De manera que a partir de ahí, el resto de candidatos a cual más ocurrente y con mejor visión de una Nación en el filo del abismo. Fíjense en ese otro aspirante a cargo, en la marea de la coleta, llamado Sotillos, del que ya tuvimos ocasión de conocer en tv el sosiego de sus planteamientos, la solidez de su doctrina y la finura de su dialéctica.

Y Susana? Pues es otra cosa. Susana recién llegada de conocer en sus Universidades el funcionamiento de las democracias complejas, de seguir con aprovechamiento - ahora sí - con maestros de primera fila las miserias y espesura de las relaciones internacionales, está en la reserva natural de la Junta. Está completando su formación de estadista. Es verdad que conoce de cerca las tribus depredadoras que están laminando hasta la esperanza de esta hermosa tierra. Es verdad que conoce los itinerarios del bandidaje de los ERE, de las cursos de formación, que bien entendida empieza por uno mismo, de la pobreza, llamativa hasta en territorio europeo o del paro juvenil que ya pasó el 60% de su población en edad de trabajar. Pero la corrupción ya viene de lejos, desde el barroco y en poco más de treinta años apenas da tiempo a planteamientos de orden moral. Todo se hará cuando desaparezca del Gobierno, de lo que quede de España, el hierático Rajoy. Él es culpable del desarraigo y marcha atrás de Andalucía.

Ya verán como Andalucía y España tienen mucho que enseñar a Europa. Con Susana, claro. Miren, primero se señala a la gente que el camino está expedito, porque la derecha ni está ni se le espera. Eso no costará excesivo trabajo. Y si no quedan convencidos, pues para eso está la pública, la TVCanalSur. Luego se convocan elecciones y se arrolla con mayoría absoluta. Sin los andrajosos socios comunistas, una antigualla. Una especie de humillación a la brasileña. Y si hay que traer el bolivarismo, pues lo trae Susana. Y luego, pues ya está lista la estadista para gobernar España. Y hacerle frente a esos indocumentados europeos, luteranos, egoístas, derechona pura, que quieren que vivamos con lo nuestro. Ni hablar. Aquí se cuece y se ofrece, ya está casi lista, la casi estadista, con sus conocidas tesis económicas, sociales e internacionales. Una reina nueva para un nuevo reinado.

sábado, 7 de junio de 2014

La Opinión de Javier Pipó


LA AZOTEA


ABDICACIÓN, CATALUÑA Y EL PROCESO
7 de Junio 2014




Me hicieron llegar el video, cuyo enlace más abajo incluyo e invito a visionar, sobre la intervención de un miembro de la ANC, cuyo nombre no tiene mínima importancia- podía ser interpretado por la indocta e inefable Pilar Rahola, también "miembra" de tan distinguido Club- intentando contar una serie de falacias incultas sobre la Nación española y de fantasías enfermizas sobre Cataluña. El personaje demuestra una profunda ignorancia, equiparable a su notable maldad, llena de odio y resentimiento. Ciertamente es pensamiento débil buscando instalarse como pensamiento único.

Lo peor es que el objetivo está prácticamente conseguido y hoy Cataluña se encuentra en puertas de una secesión anunciada, tras el desgobierno del nefasto tripartito tutelado, protegido y vitoreado por el traidor y letal Gobierno Zapatero, que en ocho tenebrosos años, llevó a la Nación española al borde del abismo.La secesión catalana es de difícil solución. El desarreglo del Titulo VIII de la CE quizá podría haberse reconducido por la vía nominal del Estado Federal, ya que con pequeños retoques la hermosa Constitución de 1978, de alma federalista avanzada, podría y debería haberse convertido en Estado Federal coronado. Hoy, seguramente la solución federal quedará escasa e inútil, porque las voces exigen el Estado Confederal, de resonancias históricas y revolucionarias, que constituiría un nuevo error de incalculables consecuencias en la Historia de España, de círculo cerrado y giro continuo.

La abdicación real, conducida con torpeza infinita por el Gobierno Rajoy, seguramente se celebrará pacíficamente y conforme a protocolo. Es decir, como cualquier toma de posesión o ceremonia de proclamación de corte republicano y laico. ¿Pero por qué? ¿Acaso les da vergüenza las celebradas por las monarquías europeas democráticas y parlamentarias? Como sí eso constituyera un seguro para la sostenibilidad del nuevo Rey, que además le preservan de la presencia de personalidades internacionales ¿incluidos socios europeos y Casas Reales reinantes?  Francamente no veo muy dilatado en el tiempo el reinado republicano de Felipe VI.

Miren, a mi juicio, la situación física del monarca Juan Carlos, su provecta edad, el más que posible enjuiciamiento de su hija y condena a cárcel de su yerno y otras cuestiones no menores ni menos graves, son seguramente causas importantes de su huída, como la de  la Reina, pero no desde luego causas decisorias. Diríamos que necesarias pero no suficientes.Aquí la gran cuestión es cómo se digiere la rebelión catalana antes de fin de año y lo que viene detrás, es decir, el Pais Vasco/Navarra. Y ello a corto plazo, porque a medio o largo plazo comenzaría la expansión de este nacionalismo imperialista, con Baleares, Valencia y otros. Y por supuesto, el virus del agravio comparativo, con Galicia o Canarias. Este proceso brutal, imparable e infernal se llevaría por delante cualquier posibilidad de desarrollo económico, hundiendo la Nación en la pobreza o en soluciones autoritarias o revolucionarias.

Es que, el artículo 8.1 de la Constitución sigue en vigor y el Rey Juan Carlos es el que ejerce el mando Supremo de las Fuerzas Armadas. Y es muy duro jurar dos veces lealtad al ordenamiento jurídico superior de la Nación y dos veces traicionarlo. Aunque la traición primera proporcionara el más largo recorrido de libertad y progreso que conoció la historia de este atormentado país. Demasiado arroz para el mismo pollo. El nuevo, ya habla de unidad en la diversidad y cosas así. Con lo cual pues seguramente se pondrán manos a la obra precipitada de una nueva España, federal y de república coronada, aunque sea provisionalmente. A cambio tendremos derechos más “modernos” y un avance decisivo en la conquista del primer experimento bolivariano europeo. Un placer.


http://dolcacatalunya.com/2014/06/01/reir-y-no-parar-vea-a-un-lider-de-la-anc-contando-la-historia-nacionalista-de-cataluna-2/

miércoles, 4 de junio de 2014

Javier Pipó en el Diario Córdoba

Publicado hoy en el "Diario Córdoba"


LA CONSTITUCIÓN COMO ALTERNATIVA
Javier Pipó Jaldo

Hay una alerta sobre el peligro de las alternativas bolivarianas que influidas por algunas utopías regresivas serían, para España y Europa, una catástrofe sin paliativos. La cita pertenece a Felipe González, en frase redonda y expresiva que refleja la preocupación que en este momento invade a millones de europeos amantes de la libertad y el progreso. Procede de un protagonista esencial de la transición y del salto adelante del socialismo español en el intento de fusión en las corrientes del pensamiento y la acción socialdemócrata europeas. Evidente su sentido de Estado y determinación en actuaciones tan arriesgadas y difíciles como la reconversión industrial, que seguramente la derecha liberal sola no hubiera llevado a cabo. Si a ello añadimos la propuesta sobre la necesidad de una coalición entre socialismo y liberalismo --que defiendo hace tiempo-- para tratar de sortear la crisis letal que azota hasta los cimientos del sistema, su recuerdo en momentos tan difíciles para la Nación, tras la abdicación del Rey, estará presente por la necesidad de su colaboración en este nuevo tránsito histórico.

Creo que la población es consciente del paso constitucionalmente delicado que el Rey acaba de dar. Ciertamente se produce una de las previsiones sucesorias delimitadas en los artículos 57 y 59 de la Constitución. Pero este complejo artículo está sin desarrollar porque el poder constituido ha sido incapaz de hacerlo. Es evidente que el proceso no se inicia por fallecimiento del Monarca, ni por inhabilitación, ni por renuncia, con antecedentes en la historia del constitucionalismo español. La abdicación solicitada reúne dos de los tres clásicos requisitos exigibles. La voluntad real de cesar en su oficio, la existencia de sucesor a quien transmitir la Corona y la autorización de la representación popular, en este caso mediante la Ley Orgánica de la que veremos su virtualidad. Pero la Ley está prevista para resolver estos casos y cuantas dudas de hecho o de derecho queden planteadas. Tras 36 años de vigencia la Ley se elaborará en solo días.

No puedo poner en duda el momento elegido, seguramente el mejor desde el punto de vista del entramado institucional, pero en términos de Nación no puede resultar más inoportuno. La Corona se encontraba en fase de recuperación ante la opinión pública acrecentada tras el viaje por Oriente Medio que tan excelentes beneficios reportará a la economía y al prestigio de las empresas españolas en el mundo. Y ello a pesar de lo que parece inminente e inevitable, como es el enjuiciamiento del Sr. Urdangarin y la comprometidísima situación en que queda la Infanta, miembro de la Familia Real.
Creo que la debilidad física de la persona del Rey y su ya respetable edad, han influido así mismo en la decisión adoptada, porque España se enfrenta al temible reto del independentismo catalán y el vasco esperando y en vigor una Constitución que mantiene el artículo 8 y al Rey corresponde el mando Supremo de las Fuerzas Armadas, según el artículo 62,8. Demasiado.

Además, la sucesión se produce con una situación socioeconómica de difícil remonte, porque el crecimiento del Estado sigue imparable y la solución no es pedir más sacrificios, sino administrar mejor.

Este tránsito se produce cuando España, como Europa, debate su ser e identidad en un mundo globalizado y trepidante y el empeño resulta casi imposible. Buscan instituciones y destino que les den forma y sentido, encontrando escepticismo, relativismo, nihilismo o quizá indeferencia, porque viven la sedación del bienestar. Europa, como pronto España, aparece fracturada en despreciables extremismos a su derecha y a su izquierda y con las orejas del lobo totalitario en el horizonte.

Una Nación que logró de forma equilibrada y hasta cierto punto ejemplar pasar desde el silencio a la estruendosa libertad, sin riegos de sistema; que multiplicó la riqueza seis veces y media en un tercio de siglo, logrando una amplia y moderada mesocracia que afianza la estabilidad y da solvencia a la estructura económica; que logró el sueño europeo anhelado con tanta firmeza por las generaciones precedentes desde cien años antes. Que ha alcanzado notables niveles de desarrollo cultural y bienestar colectivo como jamás en su historia, teme ahora la marcha atrás, emprender nuevamente sacrificios colectivos ya casi olvidados. Ahora, cuando comenzaba a sentirse instalada en la opulencia de lo europeo, es decir, creerse a salvo de los vaivenes de la historia. Y además se le amontona el grave riesgo de la sucesión.

¿Y EUROPA?

Y apenas debemos esperar mucho más de Europa, ya me dirán que puede quedar, si el Reino --todavía Unido-- continúa sin querer entender el Continente. Si Francia de la libertad, quiere seguir inmovilizada en la Europa de las Patrias. Si Alemania que tantas glorias y lágrimas ha derramado sobre Europa, se debate entre instalarse en el liberalismo o seguir amarrada a una socialdemocracia radicalizada e inútil. Como Italia, que tras un liberalismo corrupto busca nueva oportunidad en la izquierda y el caos de siempre, con un Estado que no termina de cuajar. O España, otrora capaz de unir bajo una sola Corona la Europa de la diversidad lingüística, religiosa y cultural, pero ahora incapaz hasta de encontrar un proyecto común a diecisiete territorios estúpidamente escindidos y perdidos en la bruma del incierto futuro a causa de una clase política indolente y egoísta.

Porque Europa, de nuevo inalcanzable, también parece vivir el cansancio de seguir escribiendo su propia historia y aparenta morir de éxito, embriagada en su deslumbrante pensamiento, la brillantez de sus ideas políticas que desde Grecia armonizan convivencia y dignidad, aunque también la capacidad perversa tras Hegel, para arrebatar al ser humano su alma y ofrecerla al Dios Estado, devorador y satánico. Porque Europa es todo y más.

Aquí no hay más alternativa que la Constitución. No existen alternativas bolivarianas, ni castristas al Estado constitucional, garante de derechos, libertades y avances sociales, pero no siempre gerente de sus instituciones, auténtica revolución que se dibuja en el horizonte comunitario.

Con el Rey en proceso de abdicación, la crisis sin resolver, la corrupción galopante y la Nación en trance de disolución, Rubalcaba debe reconsiderar su decisión y junto a Rajoy, hacer frente a la situación evitando aventuras alternativas de pobreza y autoritarismo.

lunes, 2 de junio de 2014

La Opinión de Javier Pipó


¿QUÉ  ALTERNATIVAS?
   O EL RECAMBIO
   Javier Pipó Jaldo
 

Hay una alerta sobre el peligro de las alternativas bolivarianas que influidas por algunas utopías regresivas serían para España y Europa, una catástrofe sin paliativos. Y esa alerta tal como aparece, pertenece a Felipe González.

La frase no puede ser más redonda y expresiva para reflejar la preocupación que en este momento invade a millones de europeos amantes de la libertad y el progreso. Y procede de un protagonista esencial de la transición y el salto adelante del socialismo español en el intento de fusión en las corrientes del pensamiento y la acción socialdemócrata europeas. Con sus clamorosos claroscuros debería ser icono de los socialistas españoles, por su acendrado sentido de Estado, capacidad de liderazgo y determinación en actuaciones tan arriesgadas y difíciles como la reconversión industrial, que seguramente la derecha liberal sola, no hubiera llevado a cabo.

Si a ello añadimos la idea lanzada sobre la necesidad de una coalición  – que defiendo hace tiempo - entre socialismo y liberalismo para tratar de sortear la crisis letal que azota hasta los cimientos del sistema, su figura alcanza indudable prestigio interno y exterior hasta convertirlo en estadista importante en la España de los últimos cuarenta años.

Y si el socialismo militante siempre considera inoportunas sus opiniones que difícilmente aceptará, el poder constituido en bipartidismo indolente, siente pánico escuchando teorías que puedan poner en riesgo los intereses que administra. Seguramente sacará pocas lecciones de la última contienda y continuará con idénticos argumentos reiterados hasta la saciedad. Y seguirá esgrimiendo estadísticas de conclusiones previas, adoptando posturas de enrocamiento y privilegio insoportables.

Una Nación que logró de forma equilibrada y hasta cierto punto ejemplar pasar desde el silencio a la estruendosa libertad, sin riegos de sistema; con avances notables en su nivel de vida multiplicando la riqueza seis veces y media en un tercio de siglo y logrando una amplia y moderada mesocracia que afianza la estabilidad y da solvencia a la estructura económica. Que ha logrado el sueño europeo anhelado con tanta firmeza por las generaciones precedentes desde cien años antes. Que ha alcanzado notables niveles de desarrollo cultural y bienestar colectivo como jamás en su historia. Y sin embargo teme ahora la marcha atrás, emprender nuevamente sacrificios colectivos ya casi olvidados. Ahora, cuando comenzaba a sentirse instalada en la opulencia de lo europeo, es decir, creerse a salvo de los vaivenes de la historia.

Pero Europa también parece vivir el cansancio de seguir escribiendo su propia historia y aparenta morir de éxito, embriagada en su deslumbrante pensamiento, en la brillantez de sus ideas políticas que desde Grecia armonizan convivencia y dignidad, aunque también  la capacidad perversa tras Hegel, para arrebatar al ser humano su alma y ofrecerla al Dios Estado, devorador y satánico. Porque Europa es todo y más.   

Ahora, como España, debate su ser e identidad en un mundo globalizado y trepidante y no se encuentran. Buscan instituciones y destino que les den forma y sentido, encontrando escepticismo, relativismo, nihilismo o quizá indeferencia, porque viven la sedación del bienestar. Europa, como pronto España, aparece fracturada en despreciables extremismos a su derecha y a su izquierda y con las orejas del lobo totalitario en el horizonte.

Ya me dirán que Europa de los grandes puede quedar, si el Reino - todavía Unido - continúa sin querer entender el Continente. Si Francia de la libertad, quiere seguir inmovilizada en la Europa de las Patrias. Si Alemania que tantas glorias y lágrimas ha derramado sobre Europa, se debate entre instalarse en el liberalismo o seguir amarrada a una socialdemocracia  radicalizada e inútil. Como Italia que tras un liberalismo corrupto busca nueva oportunidad en la izquierda y el caos de siempre, con un Estado que no termina de cuajar. O España, otrora capaz de unir bajo una sola corona la Europa de la diversidad lingüística, religiosa y cultural, pero ahora incapaz hasta de encontrar un proyecto común a diecisiete territorios estúpidamente escindidos y perdidos en la bruma del incierto futuro a causa de una clase política indolente y egoísta.

España se convirtió en lastre para el despegue incierto de Europa porque una hermosa Constitución degeneró en Estado lujoso y en consecuencia enfermo como consideraba Platón. Si ahora abandona el bipartidismo en vez de fortalecerlo regenerándolo desde dentro y no troceándolo a derecha e izquierda, se hará imposible la recuperación y el avance.

No existen alternativas bolivarianas, ni castristas al Estado constitucional, social y democrático de Derecho que debe ser garante de derechos, libertades y avances sociales, pero no siempre gerente de sus instituciones, auténtica revolución que se dibuja en el horizonte comunitario.

Con el Rey en proceso de abdicación, el recambio bajo mínimos; la crisis sin resolver; la corrupción sin fondo delimitado y la Nación en trance de disolución, Rubalcaba debe reconsiderar su decisión y junto a Rajoy, hacer frente a la situación evitando aventuras alternativas de  pobreza y autoritarismo.
Pero tendremos ocasiones varias de opinar sobre el proceso abierto. Lo hemos conocido hace pocas horas