LA AZOTEA
LA HUIDA
¿Como voy a saber las razones de Rubalcaba? Eso es imposible, pero sí divagar sobre sus consecuencias. Y no esperanzadoras precisamente.Miren, Rubalcaba representa el último de los políticos del renacimiento, del renacimiento de la política. Tiene lengua viperina; desconoce la verdad si resulta inapropiada al fin; deslumbra con conocimientos universalistas; con su cerebro complejo y bien ordenado y su alma rebozada de maquiavelismo. Es un político completo y complejo; peligroso y leal; soberbio en su humildad y diabólico en la acción; amoral en su desenvolvimiento y ético en su comportamiento. Es un político de Estado en un Estado carente de políticos valiosos, donde circulan mayormente oportunistas de la política capaces de exasperar a un profesional cabal como Rubalcaba.
Alguien
que como yo no comparte gran parte de su pensamiento y mucho menos su
comportamiento partidario, se descubre ante un fenómeno de la política que
desgraciadamente deja un hueco irrellenable en momento crítico en la historia
de la Nación. Le deseo un buen retiro y por el bien de la Universidad, renuncie
a dar clases de química orgánica que a estas alturas sabrá tanto como yo de
astronomía. Si fuese mi amigo le aconsejaría sin embargo se convirtiera en
cronista de una época y en escribidor de consejos a la guardería de huérfanos
con sarampión que deja. Que retomara la vieja tradición barroca de las
"Cartas al Príncipe".
Desde
luego si el futuro de la socialdemocracia española deben escribirla personajes
del nivel de Madina o Sánchez, la socialdemocracia en España no tiene futuro. Y
eso es grave y debe preocupar a Rubalcaba en primer lugar y a los muchos
socialistas sensatos y patriotas, que los hay. Y luego, al resto de los españoles
de bien que desean un sistema que funcione, progrese y se desenvuelva en paz,
democracia y libertad. Y no digamos si heredar el Partido supone en su momento
dirigir el Gobierno de la Nación, solos o en asociación con los comunistas, en
negro frente popular.
Miren,
la deriva que toma la vida política resulta llamativa por la aceleración hacia
el regreso que describen los personajes, los hechos y las circunstancias. Ahí
tienen el patetismo entre chusco y alarmante de que lo más granado del sistema
político, económico y social, se de cita en el Ritz para escuchar con atención
y curiosidad a la mascota de la casta y recoger en papel de fumar, con
delicadeza impropia, las excrecencias intelectuales del personaje. El
pertenecer a la elite de la declinante Europa parece dar esa seguridad en la
irreversibilidad del sistema, aunque quede vapuleado por un marxista leninista
puro, un totalitario que de obtener el poder, no dudaría en tomar como botones
de sus checas a más de uno de los presentes. ¿Acaso el comportamiento de esta
vanguardia del servilismo institucional se habría asemejado si el invitado
hubiese representado a la extrema derecha, igualmente totalitaria? Estos
capitanes de la competitividad y el libre mercado, continúan desnortados y más
pendientes de la subvención que inquietos por la subversión.
Pero
ahí queda “Podemos” como guía del nuevo progresismo, veleta que señala la
dirección a seguir por la izquierda europea y desde luego española. ¿Pero hacia
donde? Pues hacia la sociedad plana y dependiente de un Estado que todo lo
toca, todo lo sabe, todo lo dirige, todo lo interviene. Un Estado que haga
innecesaria la libertad. Y claro, eso no se consigue sino sufriendo, no
cumpliendo los compromisos internacionales, no devolviendo la deuda, nacionalizando
la banca, luchando contra el imperialismo. Como en la ya secuestrada y
miserable Venezuela, como pronto en la hermosa Argentina. Es la dignidad del
internacionalismo proletario que admira al sicópata de Corea del Norte o llora
la pobreza de Cuba, tras 55 años de “revolución o muerte”
Y luego, que también debe preocupar al Rubalcaba huído,
desesperado, el marrón reaccionario del nacionalismo. Con Cataluña dirigida por
una banda de cantamañanas que no satisfechos con el saqueo a que la sometieron
durante años, ahora la llevan a una aventura estúpida y gratuita. Pero no
crean, hay muchos de los desayunos del Ritz que avalan y seguramente financian
la transición hacia la pobreza de una generación y el arrepentimiento de la
siguiente, pensando en los beneficios que obtendrán. Y porque saben que la UE
es una rampa desnivelada hacia la insignificancia que nada pueden hacer sin el
apoyo y la orientación del despreciado yanqui. Y del Pais Vasco no merece
apenas su mención. Están tan inexplicablemente orgullosos de su historia y de
sus parámetros económicos, que creen poder iniciar cualquier camino hacia
ninguna parte. Como si el bienestar se adquiriera por derecho natural y el
pensamiento de Sabino Arana fuera siquiera pensamiento.
Y luego, pues Rubalcaba deja solos a los del Partido
Popular y sus libros de contabilidad, mientras se les escapan las ovejas. Ahí
tienen a ese chico, Montoro, orgulloso de la bajada de impuestos que se la
discute hasta el bedel del Ministerio y sin embargo no se avergüenza de la continua
bajada de dignidad de Estado, ante unas Comunidades envalentonadas, cada vez
exigiendo más, gastando más, endeudándose más. Y él modificando el sistema de
financiación por debajo de la mesa a base de envíos para proveedores o para
pagar las nóminas de una estructura insostenible y mastodóntica que hará
inviable la supervivencia del Estado mismo. Ya veremos, pero ya me dirá con
quien puede pactar la medicina de una recuperación perdurable.
¿Y la Constitución? Este si es un marrón urgente y
envolvente del sistema completo que no saboreará el huido Rubalcaba. Otra vez
sacan los chicos de la guardería lo del federalismo asimétrico y otras
mamarrachadas parecidas. Y seguimos con la monserga de querer votar el
insultante, por inculto, dilema, entre “democracia o monarquía” con argumentos
tan infantiles, bobos, como que el 75% de la población no pudo votar para
decidir entre ambos, en 1978. Como si hubieran podido votar el Título VIII de
la CE que ha degenerado en una España de 17 territorios, al borde de la pobreza,
quizá de la ruina.
Rubalcaba se ha ido, ha huído y no nos explicó por que ha sido. Quizá mejor, seguramente no nos contaría la verdad. Pero seguro le echaremos de menos. Suerte viejo.