Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 30 de septiembre de 2017

LA OPINIÓN de Javier Pipó

La Azotea

LA VÍSPERA
30 de Septiembre, víspera de la asonada



      Escribo estas letras desde mi residencia cordobesa en pleno verano de San Miguel, con los pantanos semivacíos y miles de árboles urbanos y rurales que mueren de sed, en una tierra que se desertifica a golpe de indolencia de los poderes públicos. Es el doble desierto de la desindustrialización y el páramo que se adivina en el paisaje dramáticamente azotado por el viento africano que presagia falta de agua hasta el agobio, incapaz de sostener la sociedad de bienestar y desarrollo que exige el gentío.

      Y escribo con la mente puesta también en el terrible azote que supone a la estabilidad nacional el ya exitoso golpe de Estado en Cataluña. Pero fíjense, hace pocas horas paseando por esta todavía hermosa ciudad, presencio una gran y ruidosa manifestación; pienso, seguro será poniendo de manifiesto la irritación y miedo colectivo derivado del atropello a la dignidad nacional que supone la sedición catalana. En absoluto, la víspera angustiosa, miles de personas protestan genéricamente por “la defensa del medio rural y sus tradiciones”. Amigo Pipó – me decía un conocido gerifalte de la cosa síndicoagraria- verá que los españoles continuamos con lo nuestro, en normalidad democrática porque de lo otro se está encargando el Estado. Pues sí, le contesto, quizá no resulte del todo incoherente con la aprobación en el Pleno del CD hace cuarenta y ocho horas de un tan necesario como inoportuno “pacto nacional contra la violencia de género”. Pero sin profundizar, porque desde dentro siento ardor políticamente incorrecto al pensar que seguramente la coherencia deseable habría sido lanzar desde el Congreso de los Diputados, en la víspera del golpe de Estado, un clamor unánime contra el indigno y traidor representante del Estado mismo– representación ordinaria, dice el art.152 CE- en la CA de Cataluña. Al menos como reacción ante la insuficiencia del Texto constitucional que reprime con dureza la acusación por traición o por cualquier otro delito contra la seguridad del Estado en el ejercicio de las funciones del Presidente del Gobierno y nada establece para el supuesto de la Presidencia de una Comunidad Autónoma que además representa al Estado en su totalidad.

      Y sí, creo la víspera, que el golpe ha triunfado y veremos en qué términos: ya nada será igual antes y después de la fatídica fecha. Han triunfado incluso internacionalmente las insidias de los sediciosos y sus mentiras estúpidas y arrolladoras. Porque tienen tras de sí unas instituciones que funcionan soberanamente, con presencia residual del Estado y gran parte de un pueblo educado concienzudamente en el odio a España y en su desconocimiento sobre lo que es y representa la soberanía nacional. Y ha triunfado en los cuerpos intermedios de la sociedad, en los medios de comunicación, en los partidos que se autodefinen como democráticos y en aquellos que siéndolo prefieren mantener la posición ambigua de la traición y el deshonor. Y en el empresariado- ya vieron la repugnante declaración del Presidente de la CEOE- o en la Iglesia católica y la vergonzosa posición de la Conferencia Episcopal, con tanto miedo como desfachatez ante la presión traicionera de los obispos catalanes. Y ha triunfado la teoría menos favorable a los intereses nacionales: se trata de un referéndum ilegal que debe ser superado mediante el diálogo, la reconciliación y la inexistencia de vencedores y vencidos. Una falacia inmensa, una bomba de relojería en el corazón vibrante de una Nación que luchaba por salir de la crisis económica, mejorar las desigualdades y mantenerse en cabeza del mundo próspero, desarrollado y democrático; y dentro del mundo de la libertad, conquistado tras generaciones vagando por caminos torcidos de la Historia.

      Un espectáculo tan doloroso como penoso de un país en declive perteneciente a una Europa en decadencia que ya ven, todo lo que se les ocurre decir, en su reunión de Jefes de Estado y de Gobierno, es que el Gobierno de España debe dialogar. Pero dialogar con quien? ¿Con el traidor que preside la Junta de Seguridad? ¿Con un Gobierno de robaperas que se ha mofado del Estado, sus Instituciones y sus Poderes? ¿ De qué deben dialogar? ¿de nuevos privilegios económicos y fiscales que arruinen al resto de la nación y marquen aún más las desigualdades de sus territorios? ¿Del modelo de Constitución que se dibuja en el horizonte, reformada al margen de los artículos 167 y 168, mediante leyes orgánicas y decretillos leyes? Menuda vísperas sicilianas de opereta macabra.      
     


jueves, 21 de septiembre de 2017

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

La Opinión de Julián Delgado que será publicada en el Diario “Ultima Hora” de Mallorca el próximo sábado día 23

Más dinamita
Julián Delgado. Escritor

      En cualquier país de nuestro entorno, no digamos fuera de él, en el que hubiera ocurrido la cuarta parte de lo que el separatismo catalán ha venido perpetrando en estos últimos años, sus dirigentes estarían cumpliendo una larga condena y el autogobierno de la región habría sido suspendido. Así ocurrió  hace poco en Irlanda del Norte, y hace 83 años, en el mismo escenario catalán.
      Pues ahora, cuando los golpistas ven que los guardias civiles han dejado su tren en vía muerta, se rasgan las vestiduras y los que se han ciscado en todas las leyes españolas e internacionales, los que han reventado la democracia desde el mismo poder, tachan al Estado de represor cuando lo que ha hecho es poner la Ley por delante de su abuso.
      No tiene escrúpulos en llamar a tomar la calle, al más puro estilo fascista, matonista, sin importarles las graves consecuencias que de ello pueden derivarse. Ponen en manos de la CUP y de sus franquicias a masas que no son la famélica legión, sino clase media con cinturones explosivos llenos de mitos decimonónicos y otras cargas emocionales. 

      Pero por lo visto, en lugar de encarcelar a los culpables de un delito de lesa patria, analizar el por qué hemos llegado hasta aquí, corregir los errores cometidos, recuperar la educación como competencia estatal intransferible y luchar contra las tergiversaciones del separatismo, el arreglo propuesto es el del  apaciguamiento. Ahí está Sánchez predicando conceder más competencias y acomodar la Constitución al gusto de los rebeldes, como si no fuera esa la causa que ha hecho este país ingobernable e insostenible y ha permitido sublevarse al Gobierno de la Generalidad. Como si eso fuera lo que reclaman los españoles y no el que se ponga racionalidad al modelo de Estado. Las propuestas que están sobre la mesa se dirigen hacia la claudicación ante los separatistas, pensando erróneamente que pueden frenar sus arrebatadas pasiones con cambios constitucionales que vacíen el Estado de competencias, que permitan borrar todo vestigio de España en su territorio, que hagan imposible un proyecto común, que lo erosione y mine su misma existencia. Su propuesta es proporcionar más dinamita a los que pretenden destruir España.       

miércoles, 20 de septiembre de 2017

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA

ESTADO DESCOMPUESTO
20 de Septiembre 2017


      Pues estoy como millones de españoles; pendiente si en 11 días finaliza el régimen del 78, el Estado de Derecho, la Nación española o los tres. O ninguno; porque aquí nadie sabe, ni parece querer saber, si ocurrirá algo irreversible o reversible, aunque nefasto en cualquier caso para nuestros intereses ahora y de futuro, cuando terminemos de deglutir la sopa gansa que parece estar preparando la casta gobernante. Porque toda esta follonería no es creación de la mayoría silenciosa que tras generaciones de trabajo y esfuerzo ha logrado una Nación con problemas e injusticias, desigualdades y cierto grado de desorden, pero colocada a la cabeza del mundo desarrollado y democrático. De manera que la situación tan previsible como demencial y peligrosa, es achacable a una clase política tan numerosa como mediocre, tan inescrupulosa como carente de valores y principios, sin duda ya digo, la más peligrosa de la Historia de España desde la Restauración, capaz de poner en riesgo de desaparición una Nación consolidada por siglos de destino común, avance y progreso.

      Sí ya sé que cuanto vengo diciendo a muchos parece exagerado o pesimista. También lo era hace cinco años y entonces estábamos más alejados del precipicio, pero muchos argumentábamos igual o muy parecido que ahora, cuando la cuestión del ser o no ser nacional ya resulta a mi juicio irreversible. Pero siempre fuimos pocos o muy pocos e irrelevantes; muchos menos que aquellos dirigentes que sabiendo el riesgo total lo han ocultado, lo han negado o le han restado la fuerza de su inexorable destino.

      Miren, es verdad que muchos de los pilares fundamentales de Occidente, y su orden liberal, se están debilitando y que la posverdad está arruinando sus democracias. Es verdad que el riesgo de islamización de Europa será un hecho si los datos demográficos no varían de forma radical y cesa la ocupación de su territorio por millones de musulmanes dispuestos a la yihad expansiva por todo el continente. Es verdad que como consecuencia del desorden continental aparecen en el horizonte fantasmas de autoritarismo, cuando no totalitarismo que parecían desterrados hace decenios Es verdad que España participa y de qué manera en la ola de nihilismo y relativismo arrasador que inunda Europa, pero en los próximos años asistiremos a una invasión, imposible de controlar, de seres humanos procedentes del Continente africano separado por menos de veinte kilómetros; y además, la presión asesina del yihadismo que puede crear pánico e inseguridad y para rematar – a diferencia del prefacismo europeo- un totalitarismo castrochavista casi imposible de recunducir por la idiocia colectiva de una socialdemocracia desaparecida a manos del mediocre, traidor y peligroso Sancheiglesias. Y claro, aprovechando la descompostura del Estado, el rampante y corrupto nacionalismo independentista catalán con pretensiones de expansión imperial del territorio, lo ha puesto frente a sus propias incoherencias y contradicciones. Y en función del resultado del proceso le seguirá el País Vasco y a éste, los siguientes por dar la cara. Y ya vieron la inteligencia, la diligencia y el entusiasmo para aplicar los mandatos constitucionales; pero ni siquiera el 155 les parece adecuado por fuerte, qué decir del 8 – el poco Ejército existente, si hay alguno, apaga incendios o se reparte por el mundo en misiones imposibles- o el 55 en relación con el 116. De manera que poco esperar del Estado y mucho menos de la UE, cuando otra causa a punto es Ceuta y Melilla – fuera del paraguas de la OTAN- que seguramente seguirán siendo españolas por poco tiempo, a pesar de su identidad centenaria; ciudades laboratorios de invasión por ocupación pacífica. Más de la mitad de su población es ya musulmana que junto a la limítrofe vive del Presupuesto español. Cuando aprecien la oportunidad, el empujón será irreversible.

      Pero ahora nos ocupa y preocupa Cataluña, porque independientemente de la peor y más ridícula pandilla de tuercebotas y aventureros que lidera la secesión y la inquietante invasión musulmana que padece, Cataluña es la más insolvente de las CCAA. Fíjense que su deuda total alcanza ahora casi 75.000 mill. euros, es decir más del 35% de su PIB. Y ello sin mencionar los casi 64.000 millones del Flamontoro que jamás devolverán  o de su tradicional y acusado desequilibrio financiero en materia de prestaciones económicas del sistema de Seguridad Social. Carece pues de solvencia y crédito internacional, econtrándose al borde del crack a pesar de sus otras cifras macroeconómicas brillantes. En estas condiciones la secesión sería una catástrofe para la propia Cataluña, una tragedia para España y un nuevo fracaso para la UE. Pero puede ocurrir, temporal o definitivamente y también pueden ocurrir gravísimas alteraciones de orden público con una policía autonómica que nadie sensato negará trabaja a favor de la independencia.

      De manera que el asalto al Estado y al orden constitucional constituido vuelve, como históricamente, a ser actualidad y temor de nuestra generación. Pero igualmente temible es la chapuza que pueda diseñarse entre los llamados Partidos constitucionalistas tras el 1 de Octubre, desnaturalizando la Constitución del 78, forzando un federalismo ajeno a la ciencia política y al Derecho comparado- deberían al menos escuchar al Prof. Blanco Valdés- y jugando la baza de la izquierda totalitaria en su afán incontenible de descomponer el Estado para facilitar su asalto definitivo.     

     

domingo, 10 de septiembre de 2017

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

La Azotea

ASALTO AL ESTADO

10 de Septiembre 2017


      Con razón, resulta inevitable la gran pregunta casi diaria que se realizan y me intentan arrancar tantos, no sin cierta dosis de angustia, preocupación y miedo. ¿Se puede defender la integridad territorial de la Nación española y en consecuencia su soberanía? La pregunta tiene difícil respuesta porque habría que realizar una pregunta previa: ¿se quiere defender la soberanía de la Nación española y su integridad territorial? Pues la respuesta a la previa es que no parece que los poderes públicos – en los últimos cuarenta años-  hayan puesto excesivo celo en la conservación de ambos elementos esenciales que definen el Estado, nuestro Estado. Es verdad que ahora, los últimos días, la preocupación invade los medios oficiales o no. Y nadie sabe cómo se salvará la situación aunque quizá es tal la chapuza independentista que parece se desinfla la soberbia del nacionalismo burgués, enloquecido y trincón, espoleado y utilizado precisamente por quienes de nacionalistas solo tienen la ocasión para intentar un inicio de asalto al sistema, hasta su derrumbe. Quizá podría quedar reducido por ahora, a un peligroso problema de orden público.

      Es que desde la vigencia del nefasto Título VIII de la hermosa Constitución del 78, y enmascarado en él, el independentismo, el histórico y el antisistema – en Cataluña y en parte en el País Vasco - han logrado ir ocupando el espacio soberano del Estado hasta casi su completa expulsión, cual es el caso espeluznante de Cataluña. De manera que de facto logra convertir sus instituciones en estatales e ir alcanzando ejercer todo el Poder, casi en exclusividad. Pues ya ven, para convertirse en sujeto de Derecho Internacional Público, no se necesita – no es poco- más que ejercer el Poder no discutido por ningún otro sujeto y ser reconocido internacionalmente. Lo primero casi está logrado; el reconocimiento internacional es cuestión de tiempo y de intereses. Máxime en tiempos de soberanías compartidas. Diga lo que diga ahora la UE constreñida con sus gigantescos problemas a no abrir otros frentes.    

      Miren, efectivamente el nacionalismo es un estado de ánimo, pero el ánimo ha sido alimentado concienzudamente durante decenios y generaciones,  hasta convertirlo en religión. A ello dedicaron su devoción la escuela, las universidades, medios de comunicación, administraciones públicas, púlpitos, cenáculos intelectuales, hasta transformarlo en verdad única, en pensamiento único- ahora sí- del independentismo pleonásticamente nacionalista. Y ya digo, la teoría del catalanismo no era más que lo que denominaban “normalización” política y cultural de Cataluña, que desde 1713 y el triunfo francoespañol comienza una lucha más o menos soterrada por la identidad catalana. De manera que si Valentin Almirall, fundador del catalanismo político, decía que la regeneración de España tiene que venir de Cataluña, España ha considerado y marginado como tarea menor, regenerar el nacionalismo catalán. Así, hemos asistido decenio tras decenio a la huida del Estado en su obligación de contrarrestar mediante la educación y la contrainformación el avance aparentemente imparable del nacionalismo independentista. No se ha puesto impedimento alguno al incumplimiento reiterado de Sentencias del orden jurisdiccional y no digamos del TC y además en los últimos años- basta pensar desde 2010- se ha inundado con más de 70.000 millones de euros el trapicheo, la corrupción, el mal gobierno y el ansia independentista. Jamás serán devueltos. Una política ciega, cuando no estúpida.   

      Y en cuanto a la pregunta, si se puede defender la integridad territorial y en consecuencia la soberanía, pues mi respuesta es: no está previsto. Bueno, está previsto en la Constitución, pero quizá no llegue a su aplicación como ya he referido en ocasiones anteriores. Por ejemplo, la claridad meridiana del artículo 8 con las FFAA; el artículo 55, en relación con el artículo 116 con la suspensión de las garantías constitucionales o el famoso artículo 155 con el cumplimiento forzoso de las obligaciones de las CCAA. Pues desconocemos a menos de un mes si todos ellos – en vigor- entran en la proporcionalidad que dice el Presidente del Gobierno. Y claro, queda la aplicación del Código Penal a este sindicato de tuercebotas. Pero ya ven, aquí los únicos delitos que se contemplan son malversación, desobediencia o prevaricación, es decir delitos contra el Poder administrativo que diría el maestro García de Enterría. ¿Y el orden constitucional quién, cuándo, cómo se protege y defiende? Pues no está previsto. Sin embargo si lo previeron los legisladores en el CP de 1870 como “Delitos contra la Constitución” de 1869 o los 97 artículos del CP de 1932, dedicados a lo mismo. Y hasta ahora, porque la reforma del CP de 1995 requiere para la rebelión (arts. 472 y ss) “alzarse violenta y públicamente” y para la sedición (arts.544 y ss) “alzarse pública y tumultuariamente”. Qué maravillosa estupidez.

      El asalto al Estado en proceso, se radicaliza porque está dirigido por el cutre comunismo castrochavista y si esto no gira marcadamente, tras el 1Octubre comenzará una nueva fase. Pero no debe olvidarse que la humillación del orgullo nacional afecta profundamente a las viejas clases rectoras, a la burocracia y a las clases medias. Ojalá no se repita la Historia.



miércoles, 6 de septiembre de 2017

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado en el Diario “Ultima Hora” de Mallorca el próximo sábado día 9
ROTAS LAS HOSTILIDADES
Julián Delgado. Escritor

      Una vez llegados al punto de no retorno, declaradas las hostilidades por parte de la Generalitat, toca poner término, por parte del Gobierno de la Nación, a la delirante aventura separatista. Cataluña, que es la región europea con mayor autogobierno, que disfruta de una amplísima autonomía política, financiera y administrativa, que se incardina dentro de un país tan democrático como España, donde, después de años preparando un golpe de Estado, no hay ningún dirigente secesionista en la cárcel, Cataluña, su gobierno autonómico, ha decidido situarse al margen de la legalidad constitucional y del derecho internacional, para dar un golpe de Estado abusando de su exigua mayoría parlamentaria. 
      Por enloquecidos que estén estos dirigentes, saben de sobra que no van a poder realizar el referéndum. Por tanto, debemos preguntarnos cuál es su objetivo real. Creo que no es otro que el de causar el mayor daño posible a España, debilitarla, buscar su desprestigio, provocar acciones que la dejen en ridículo o, lo que es peor, como verdugo de un pueblo pacífico, todo ello con vistas a conseguir más apoyos en las inevitables elecciones y a repetir el intento en una situación más favorable. No hay que olvidar que la adhesión incondicional a la causa separatista lleva a no reparar en medios para conseguir sus fines; por más abyecto que nos parezca este camino, ellos lo recorrerán.
      Los frentes con los que se va a encontrar Rajoy son el jurídico, en el que hay que esperar que no haya problemas si el TC está por la labor; el político, que adolece de cierta debilidad, pues Sánchez no es de fiar, menos por su ideología que por su necedad política; el logístico, evitar que se abran colegios, localizar las urnas, papeletas, censo… Pero donde tendrá que combinar prudencia y firmeza es en el mantenimiento del orden público. Todo apunta a que sea ese el talón de Aquiles del desenlace del procés, porque, llamada la multitud nacionalista a que tome las calles, del drama a la tragedia se puede pasar en un segundo. Sobre todo con unos antisistema profesionales de la agitación dispuestos, como se vio en el asedio al Parlament, a utilizar la violencia.
      Y no puede fallar. Ninguna nación se deja mutilar callada.    


viernes, 1 de septiembre de 2017

LA OPINIÓN de Javier Pipó

La Azotea

EL OMINOSO DESFILE
1 de Septiembre 2017

    

       Pues claro que aquello de la manifa en Barcelona no pasaba de charlotada maniquea y programada hasta el detalle, a falta solo de las formas geométricas, exactas y multicolores de los desfiles a lo Kim Jong-Un en su Pionyang natal. Y ya me dirán lo que podía hacer el Rey, reinante en una de las pocas monarquías modernas, democráticas, prósperas y libres que en el mudo quedan, entre tanto clavel envenenado, tanto cartel de odio, desprecio e infamia, entre tanto achulado charlatán y tanto tenaz e irreductible bolchevique. Pues no hizo nada, salvo perder el tiempo y soportar el ruido insultante de miles de gargantas criadas a la enseñanza odiosa e inútil del nacionalismo resentido, trincón y golpista.

         Yo al menos, si no fuera porque en juego está el ser o no ser de la Nación, el desfile/manifestación me pareció, o mejor, me dejó sensación entre lo cómico y lo dramático de la mejor escenificación del declive español de este primer cuarto de siglo. En la avanzadilla figuraba una uniforme representación de la sociedad que viene - formada en las madrasas nacionalcatalanas- que cada poco se revolvía contra la llamada “representación institucional”, es decir contra dos Órganos del Estado que representan nada menos que al Poder Moderador de la Corona y Jefe de aquel, y al Poder Ejecutivo, que personifica el Jefe del Gobierno y sus Ministros, atentando impune y altaneramente contra la integridad moral de sus titulares, pisoteada y difamada cuantas veces lo consideró oportuno esa vanguardia revolucionaria del cupismo.

           Y no me nieguen ese punto algo cómico de la “primera fila institucional” insertada uno sí uno no, por representantes de los que debían ser desagraviados: inmigrantes negros y/o musulmanes de la paz del Islán, vaya usted a saber si incluso ilegales y generosamente subvencionados. Al fin, los muertos, muertos están y poco puede hacerse. De manera que la escolta a los Órganos superiores del Estado – acusados de culpables indirectos de la masacre sangrienta- correspondía a los representantes de los que solicitan por las buenas o por las malas, ocupar el espacio dejado ya o en huida acelerada de la putrefacta y degenerada burguesía cristiana, capitalista y occidental. Porque la segunda y tercera filas, es donde figuraban representantes de la peor y más cobarde clase política que tuvo España desde la Restauración. Y detrás, el resto del gentío, vociferante, portando cartelería inculta y despreciable envuelta en masa unicolor de esteladas amenazantes e inconstitucionales, atrapando en sanwich ridículo y pasmoso a la más genuina representación del Estado español, cabizbajo, humillado y puesto de lado para cubrir tan extravagante espectáculo. Los ciudadanos españoles y su bandera,  apenas se visualizaron, si es que tuvieron representación en esta masa disciplinada de súbditos de la situación.

      Y el final, ante empanados y atónitos espectadores, pues fin de fiesta por todo lo alto. Ante los Jefes del Estado y de Gobierno, la progresía feminista hermanada con una representante de la mujer libre y autodeterminada musulmana - ya sabemos y debemos aceptar que el velo es una forma de rebeldía femenina que seguramente hará furor en futuro no lejano – declamaron una perorata, adornada incluso con García Lorca, a favor del diálogo de civilizaciones y la convivencia intercultural. Un primor de totalitarismo el que se gesta en la Cataluña del senny y la Renaixença, de la burguesía culta, próspera y laboriosa del pasado. Menudo futuro se adivina y nos espera soportar.
            
           Pero no crean que esta conjura de necios acababa en la hermosa Plaza de Cataluña sino que continuaba en el Congreso de los Diputados, reunidos en sesión solemne para entablar el más estúpido e imposible diálogo de sordos. Desde una juez estrella nerviosa y desubicada, incapaz de explicar por qué estaba allí y sobre todo para qué, al pobre Rivera que aún se debate entre el socialismo sanchiglesista y la socialdemocracia liberal o algo así, de Rajoy, sin enterarse que ninguno de los dos están en lo que dicen, ni dicen dónde están; pero él, tampoco le interesaba mucho para presentar su próximo proyecto de Ley, sin tener siquiera seguridad de la oportunidad. Y qué decir de la brillantez inane de Don Mariano, explicando con ironía devastadora que él o el caos, y encima es verdad, aunque nadie le cree, pareciendo disfrutar como nunca de sus últimos meses de vida política. Pero claro, frente a un Tardá que en algún momento parecía querer golpear el pupitre con su zapato, como hizo hace 67 años su viejo camarada Kruschev en la Tribuna de la ONU, en una pieza oratoria antigua, casi arqueológica, más parecida a las intervenciones de los federales en las Cortes de la Gloriosa de 1868 y su defensa de la república virgen e inmaculada; menuda mamarrachada. Y para que referirse al castrochavismo de Iglesias y camaradas o al finolis del PNV. Todo otro espectáculo electrizante.

      Pues temas urgentes y trascendentes sí que los hay como para poner a trabajar al Parlamento a la vuelta de vacaciones. Y no sería  menor un Plan Hidrológico Nacional o Energético, o de Seguridad Nacional específico para el asalto inmigratorio o la amenaza real del yihadismo asesino y exterminador. Y desde luego el gran tema de la rebelión secesionista catalana, sobre la que aún desconocemos si el Gobierno tiene plan de defensa de la unidad nacional, una vez descartados los artículos 8, 55 en relación con el 116 y el 155, todos ellos de la CE. Quizá quede la Ley de Seguridad Nacional de 2015. Pero veremos si son capaces de salir de la sede del TC que como el Poder Judicial muestra cierta hartura de tanta incompetencia de Estado. La masacre de Barcelona, si algo puso de manifiesto fue el caos competencial de un Estado tan mastodóntico, como inútil e ingobernable. El desfile/ manifestación de Barcelona, bien pudo terminar en el Congreso de los Diputados con la Señora Sardá declamando versos de Neruda y Hernandez, porque el frente popular con Sánchez como Presidente es solo cuestión de meses, y a la postre, como dijo Unamuno en 1931, la república trajo a los republicanos, no los republicanos a la República. O sea.