Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 24 de abril de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ

LA AZOTEA

ES SABER ELEGIR
24 de Abril 2019


Como opinador vocacional, cierta y felizmente comprometido con un puñado de incondicionales lectores, me permito dar una versión más de mi visión general de la situación política, a cuatro días de las elecciones y tras contemplar espantado las dos partes del mismo espectáculo dramático/político ofrecido por la televisión al servicio de la causa única. Ya ven, prefiero no señalar a hipotéticos vencedores o vencidos; porque aquí y ahora, desafortunadamente, la cuestión no se dilucida entre demócratas al servicio de la renovación de mandatos normales, dentro de los ciclos definitorios y repetitivos de los sistemas representativos y parlamentarios consolidados. Que más quisiéramos tras casi cuarenta años de turnos pacíficos en el discurrir de la Historia civilizada de la convivencia.

Por supuesto que una vez más este espectáculo, cómodo y gratuito, ha puesto de relieve la enorme superioridad moral del liberalismo sobre el refrito cochambroso de sanchismo, comunismo y separatismo bilduetarra. De manera que, sobre el luminoso escenario de la ilusión, había un reparto a partes iguales entre representantes voluntariosos de una España en evolución, razonable, preparada, moderna, occidental y democrática y dos impostores no solo intelectuales, sino ideológicos, de una Nación en involución acelerada hacia los peores y más trágicos pasajes de una Historia de sangre sudor y lágrimas.

Ya digo. Los turnos de poder entre socialdemócratas y liberales comenzaron a resquebrajarse durante el infame periodo zapateril y yacen en despojos con el vendaval odioso, descarnado y regresivo del sanchismo. De manera que al ordenado y previsible bipartidismo le sucede un multipartidismo mayormente antisistema, imprevisible, peligroso y letal para los intereses generales, coincidentes con los intereses vertebradores de la Nación. Ahora parece corresponder el protagonismo victorioso, ganado como blasón de gloria y progreso, a los creadores de leyenda negra interior, de tribunales de la verdad y fiscales del pensamiento indebido; a los desenterradores de rencores infinitos e inútiles; a los que quieren perjudicar la mayoría, silenciando los logros del pasado alcanzados en sacrificio colectivo y condenando su mero recuerdo como el peor y más detestable de los delitos; a los talibanes que destruyen las huellas del pasado, para instalar la memoria interesada del resentimiento. Es lo que ya los romanos condenaban con el peor castigo, la damnatio memoriae.  

Miren, con estos espectáculos de gladiadores de la comedia política se pone de manifiesto la fragilidad del sistema democrático liberal, parlamentario y representativo, propio de sociedades con alto nivel de educación política y desarrollo económico y social, al que siempre añado y amantes de la libertad. Y ello conlleva describir sociedades altamente tolerantes que ponen el garantismo por delante de la seguridad individual y colectiva. Y que se fragilizan cuando cierran los ojos ante el avance de sus enemigos interiores y exteriores, aceptando y defendiendo un ordenamiento jurídico regulador del buenismo institucional que rebaja la defensa del Estado hasta ponerla en manos de quien siempre perseguirá su transformación desde la providencia y el bienestar al orwelismo totalitario.

Y eso es lo que vimos estas dos pasadas noches, porque aquí lo que nos jugamos en cuatro días, como nunca en cuarenta años, no es si Casado o Rivera o ambos, apoyados por Abascal. Es mucho más. Es lo que nunca estuvo en juego. Es la pervivencia de la democracia tal como ahora la conocemos; el sistema de garantías; la forma política del Estado; el sistema de Poderes y contrapoderes; el prestigio de la Nación; la Nación misma, patria común e indivisible de todos los españoles, su soberanía, que no debe ser discutida ni es discutible; el desarrollo económico y el progreso social; las tradiciones y costumbres; el ser histórico y su sentido, heredado del pasado y que debe ser traspasado a futuras generaciones. Es la Constitución de 1978, sus valores y principios basados en el logro del consenso y el entendimiento entre iguales. Es la Paz y la Libertad.

Y aún más, si analizan lo dicho en estas explícitas sesiones nocturnas de mentiras televisadas en tiempo real, descubrirán que apenas son capaces de hacer referencia o aportar avance sobre moral social o regeneracionismo. Solo refieren como administrar la riqueza y hasta en eso mienten. Porque solo el liberalismo conservador o no, es capaz de crear riqueza y la izquierda socialdemócrata siempre resultó eficaz en su reparto y administración, conservándola y en su medida acrecentándola. Pero no existe un solo modelo de socialismo marxista, de radicalismo izquierdista, de populismo comunista que no haya destruido la riqueza que encontró cuando llegó al poder por las urnas – tras un siniestro adoctrinamiento colectivo- o por golpe de Estado. Y aquí aparecen y ya no disimulan los que añoran el guerracivilismo de la peor tradición golpista de Largo Caballero, con el deseo reprimido de una destrucción de la unidad nacional no lograda en cinco siglos de pertinaz provocación del mejor protestantismo masón y que ahora quiere lograr este felón, empeñado en avergonzar a propios y extraños al lograr el más bajo nivel intelectual e ideológico en la Presidencia del Gobierno de España. Sánchez y su gorrilla Iglesias, representan la personación del peor y amoral maquiavelismo, tan estudiado en la Ciencia Política. Apoyados, aprovechando el aventurismo, en el nacionalismo siempre disolvente que una y otra vez reaparece en Europa como origen de sus peores desgracias. La clave del domingo y los siguientes años está en saber elegir: democracia constitucional o muerte cívica. No hay otra.      
    

jueves, 18 de abril de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo de Julián Delgado que será publicado en el Diario Ultima Hora de Palma el próximo 20 de Abril
 LA NACIÓN HERIDA
Julián Delgado. Escritor
                            
Casi sin darnos cuenta, durante estos últimos cuarenta años, se ha venido minando la propia existencia de la Nación española. Sus enemigos, que han ido creciendo con el paso del tiempo, pensaron que enfrentarse al Estado era poco menos que misión imposible, pero que resquebrajar la nación contando con el poder regional y tiempo, era cuestión factible. Una vez cuarteada ésta, bastaría un pequeño empujón y el Estado se vendría abajo.
España es una vieja nación que hunde sus raíces en la Hispania de Estrabón y la Iberia de los griegos.  Constituye  una sociedad que es universalmente reconocida y se reconoce en una historia y una cultura común, a la vez que lo hace en una diversidad compartida de lenguas, valores, costumbres, ritos y símbolos. Ese destino en común se transmitió a lo largo de los siglos, de generación en generación por la familia, la sociedad, los libros, la escuela..., que integraban a los jóvenes en esos valores.
Pues bien, en el periodo al que nos referimos, en algunas CCAA con amplísimas competencias, los secesionistas han utilizado esas competencias para todo lo contrario: borrar o manipular la historia de España y su cultura, para sustituirlas por un memorial de agravios y una historia inventada de la propia comunidad. De subrayar la historia común se ha pasado a negar su existencia y a inventar o magnificar toda clase de diferencias fomentando el odio contra España. También en los medios de comunicación se ha repetido esta labor de desprestigio y odio a todo lo español.

A esta negación y desprestigio de la Nación se ha sumado la izquierda radical que, enarbolando la vieja leyenda negra y la de nuevo cuño, ambas falsas, pretende erosionar la autoestima colectiva y denigrar la conciencia nacional. Mientras, el egoísmo y la cortedad de miras de los partidos de ámbito nacional les han impedido enfrentarse de forma rotunda a esos ataques.

España atraviesa hoy un grave momento de su historia. El 28-A se va a decidir en parte la subsistencia de esta vieja gran nación que, en democracia, ha sabido dar un salto de gigante y ha entrado en el club de los países más desarrollados. Pero, como dijo Octavio Paz, la ceguera biológica impide ver, y la ceguera ideológica impide pensar.



martes, 16 de abril de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA


LA SUERTE ECHADA
16 de Abril 2019



A dos semanas de las Elecciones Generales, con los medios de comunicación a tope de información sesgada y desorientadora, esencialmente la televisión de casi todas las cadenas, resulta predicación arriesgada en el desierto – salvo contados oasis de cultura de la libertad- dirigirse a una opinión pública muy poco educada en democracia y mayormente pendiente de metas personales, confiadas a un Estado generoso, fiscalizador y necesariamente glotón e insaciable de bienes y derechos de los ciudadanos.

Por eso, este opinador, desde la modestia de su Azotea, quisiera no contribuir al hartazgo que estos días supone la observación de la realidad nacional, tan analizada por auténticos sabedores de la Historia y del riesgo total al que la Nación española se somete el próximo 28 de abril. Y quizá ese sería el mensaje esencial por dejar en una mayoría silenciosa que valora como patrimonio común irrenunciable el esfuerzo, la sangre, el sudor y las lágrimas de generaciones anteriores en busca de bienestar colectivo, progreso en libertad y avance en la racionalidad y la justicia de una convivencia en paz.

Y la peor historia se repite una y otra vez en este desventurado país que, siempre invoca el deseo de no volver a vivirla y siempre, en rueda infernal de su destino, perdura como maldición cansina y revive antes o después. Y curiosamente, por citar el ciclo desgraciado que ahora la extrema izquierda remueve con encendida y perversa pasión, una República frustrada, carente de demócratas – como señala acertadamente Fernández Viagas- y, en consecuencia, de escrúpulos democráticos, desembocando en una Dictadura larga y alejada de lo que a partir de 1960 pudo y debió convertirse en Estado de derecho. Y lo que puede ser el destino, este mismo mes hace ochenta y ocho años del comienzo de aquélla inútil República y ochenta y seis del triunfo de la derecha en las parciales municipales de 1933 que desembocaron en el criminal golpe de la extrema izquierda en 1934, el manipulado triunfo del Frente Popular de 1936, seguida de la cruel, sangrienta, destructiva y larguísima Guerra Civil. De manera que ello es parte de la memoria de la Historia que no debería olvidarse y de la que no se quiere hablar salvo para desenterrar rencores. Es la que pretenden repetir los que ya se cansaron de vivir en libertad. 

Y cuentan con todos los medios para ello. Un nacionalismo feroz y embrutecido, alimentado por una educación – desde la escuela a la Universidad - machacona y repleta de antivalores y repugnante leyenda negra de mercadillo, apoyada en medios de comunicación bien engrasados con fondos públicos arrebatados a ciudadanos libres, ahora convertidos en esclavos de un destino miserable. Y ese panorama perfectamente previsible, salvo para una derecha mas pendiente de la cuenta de resultados que del destino de la Nación, se ha extendido ya por territorios predispuestos desde antaño a la espera del desarme y disolución nacional, para hacer presente su cuadro de exigencia simultánea y criminal.

Y el éxito no puede ser más evidente. Estas poderosas fuerzas de disolución han logrado colocar en la Presidencia del Gobierno del Reino de España, de la España constitucional de 1978, un felón amoral como Sánchez cuya única ideología es su propia sed de poder, que acabando con la imprescindible socialdemocracia y encumbrado en la cúspide de un egocentrismo enfermizo, pretende acabar con la Constitución, la Monarquía constitucional y la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, donde reside la soberanía nacional, del que emanan los poderes del Estado.

Y lo dicho no responde a manifestación de un pesimismo más que fundamentado desde hace años. Ya parece que muchos comentaristas e intelectuales no orgánicos van reparando en lo que se viene encima y lo que está en juego el próximo día 28. Porque además, a la alianza anticonstitucional del sanchismo con el independentismo vasco/navarro/catalán se une el imprescindible comunismo, en este caso dirigido por un zarrapastroso líder llamado Iglesias o algo así que, creyendo ser un apolillado caudillo tercermundista surgido de caverna criminal y centenaria, está siendo devorado por el insaciable sanchismo y, ya ven, hasta le sirve de gorrilla solícito removiendo las aguas adormiladas de Canarias, enarbolando la bandera independentista del canalla Cubillo. Todo un panorama.

Y mientras, intentan distraer al gentío con la llegada del lobo VOX, y si resulta imprescindible o no, saber el color de su patita bajo la puerta de la Constitución. Pues menuda estupidez, cuando la Constitución está siendo pasto de las llamas voraces y nada purificadoras que como la tragedia de Notre Dame, simbolizan el derrumbe de una etapa gloriosa, europea, cristiana e ilustrada de paz, razón y libertad. Siempre queda la esperanza naranja. Lo que faltaba. Pues eso, la suerte está echada.     

sábado, 6 de abril de 2019

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

INVOLUCIÓN?
6 de Abril 2019



De manera que los españoles demócratas o no, habrán tenido oportunidad de conocer la ejemplar sesión del Parlamento vasco y su debate sobre la violencia policial contra los abertzales, con motivo de la aprobación de la Ley que prevé el resarcimiento económico de estos, como víctimas que son del Estado opresor y su policía política; a partir precisamente de la aprobación de la Constitución. Es natural, porque España ha continuado durante estos ya largos años, en manos de la derecha franquista y facistona, llámese Suarez, Calvo Sotelo o Aznar y pronto González. Lógicamente hasta la llegada del zapasanchismo liberador, que pronto nos dará a conocer las delicias del socialismo real y progresista.  Claro, suponemos que, como todas las leyes de financiación de las rebeliones catalana y vasca, a cargo del cuponazo o de cualquiera de los generosos fondos estatales administrados por estos jetas del posmodernismo antiespañol, antieuropeo y antidemocrático.

Pues restan poco más de veinte días para comprobar el estado de solidez de la democracia española, consumidos cuarenta años de bienestar y razonable funcionamiento de las instituciones, dentro de una sociedad moderna, bien alfabetizada, alimentada, longeva y aparentemente feliz tras el periodo de paz mas largo de su historia moderna. Y esta votación no es una más de las celebradas en las XII Legislaturas transcurridas desde aquéllas ilusionantes elecciones de marzo de 1979; exactamente cuarenta años y ningún parecido, salvo el modo de elección y su régimen electoral. Y nada más. Aquí, en un mes, nos jugamos el espíritu constitucional de 1978. El texto debió cambiarse hace tiempo para profundizar en el modelo federalista que - siguiendo el perfil magistralmente definido por el profesor Blanco Valdés - venimos defendiendo muchos. Y también, desde luego, nos jugamos el modelo de sociedad libre, competitiva e igualitaria que tanto progreso y bienestar ha proporcionado a las naciones más avanzadas del occidente europeo y americano; el menos malo de los regímenes conocidos y experimentados, dentro del sistema democrático liberal, parlamentario y representativo. Y no olvidemos así mismo el riesgo cierto de una nueva caída de la monarquía, queriendo soslayar que esta sustenta el sistema de las democracias más importantes, consolidadas, avanzadas y respetadas de occidente. Y no me digan que el republicanismo significa algo en la Historia moderna de España porque, quitando lo anecdótico de los 200 días de duración de la I República, la fracasada II no llegó a 2.700 contados los tres años de sangrienta Guerra Civil.

De manera que estamos en cambio de era, de régimen y de modelo. Y además parece inevitable y de consecuencias imprevisibles. No para mejorar, eso seguro, porque además va a coincidir con fase de economía desacelerada, seguramente a las puertas de una nueva recesión, con ausencia de brotes verdes, por mucha carita buena y cínica de Calviño, en huida acelerada a la cómoda burocracia europea. Porque ahora ni siquiera Europa es la salvación al problema de España - recordando a Ortega - ahogando aún más nuestras penas, al asistir impotentes al desmoronamiento del sueño de los Monet, Adenauer, De Gasperi o Spaak y de tantas generaciones ilusionadas. Ha vuelto la Europa de las patrias y de los nacionalismos totalitarios.

¿Y el panorama? Pues una derecha desconcertada, dividida y esperando el fracaso del bloque contrario, como si fuese acontecimiento previsto o previsible. En esa derecha ninguno se fía del otro y, si pueden, intentan diferenciarse del considerado competidor, con gestos o palabras que nada significan ni sirven al objetivo final. Bueno, Vox si marca cierto ritmo a pesar de la maldición colectiva que pesa sobre ellos negándoles lugar en el sistema, aunque provocando cierta desesperación entre los componentes del frente popular al no encontrar claridad para probar su cantada posición anticonstitucional que les permita solicitar ilegalización al apreciar, además, un crecimiento por ahora imparable.

Y C´s como siempre, sin saber a quién confiar su débil e inconsistente pensamiento, basculante entre la socialdemocracia y el liberalismo, sin lograr posar su péndulo ideológico en la seguridad de una posición creíble y respetable. Sienten cierto deleite escuchando continuos mensajes desde el sanchismo, negándoles el derecho a escoger, porque saben son su reserva de resultar suficiente para gobernar, evitando un nuevo pacto con golpistas, comunistas, terroristas no arrepentidos, secesionistas en la reserva y demás detritus del sistema, que provocaría ebullición a punto del estallido prerrevolucionario.   Ciertamente desde el liberalismo estaría en la mejor posición para enlazar con una socialdemocracia moderna, europea y constitucionalista y en consecuencia respetuosa con el libre mercado y la libertad. Pero en España no existe, desapareció con González y, en Europa se encuentra desdibujada y apenas sin aliento. Menudo dilema.

Aquí fuerte, el zapasanchismo y débil, la Nación; y acongojada, la mayoría silenciosa, presintiendo la posibilidad cercana de un deslizamiento hacia el abismo del autoritarismo liberticida y la involución hacia un pasado histórico más que representado, anticipado, por el espectáculo tercermundista de los restos de Franco expuestos a la morbosidad canalla del gentío. Mientras, un enloquecido, engreido, ensoberbecido, traidor y vendepatrias Sánchez o así, de la mano y en juego peligroso de la gallina ciega, con Torraurkullu y Bilduiglesias, provocando un ronroneo de malestar que roza el griterio, a la espera a que después de que “lo dejen pasar” marche; dejando funcionar las Instituciones. Dicen que el pueblo es sabio y nunca se equivoca. O sí.            
    

jueves, 4 de abril de 2019

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Articulo que será publicado el sábado día 6 de Abril en el Diario Ultima Hora de Palma

 

La Impostura

Julián Delgado. Escritor

        

Las declaraciones de Iceta acerca de que si en diez años el 65% de los catalanes fueran partidarios de la independencia, el Estado tendría que convocar un referéndum, aunque hayan salido de la boca del líder socialista catalán, son del ventrílocuo Sánchez, a quien sus asesores le han prohibido hablar de Cataluña durante la campaña.

No es la primera vez que se utiliza esa garganta profunda, ya lo hizo Sánchez para lanzar la idea del indulto y la figura del relator, las tres tratadas en la reunión de Pedralbes, según afirma la Generalitat. Iceta pone en evidencia la impostura de un presidente envuelto en banderas españolas, pero que ha asumido el marco mental de los llamados soberanistas, cuyo objetivo declarado es la independencia.

Sánchez es el continuador de una política que inició Zapatero con dos objetivos básicos: expulsar a la derecha del espacio político, que se inició con el pacto del Tinell, para perpetuar en el poder al Partido socialista, y permitir que aquellos territorios que lo deseen, constituyan su propio Estado. Porque si hoy el foco está puesto en Cataluña, no olvidemos que el País Vasco está en lista de espera y cuenta con la incorporación de Navarra, y es probable que, abierta la espita, otras regiones seguirían el camino.

El muñidor del proyecto fue el PSC, al que Zapatero pagaba la factura de que fuera Maragall el que le aupara a la Secretaría General del partido, y Sánchez e Iceta se sirven el uno del otro para continuar esa estrategia.

Zapatero alcanzó grandes conquistas en este terreno, pese a que tenía buena parte del partido en su contra. Sánchez, maestro del oportunismo, además de tener menos escrúpulos que aquél, ha anulado cualquier atisbo de oposición interior.

Hoy, del PSOE defensor de la Constitución y con sentido de Estado no queda ni rastro. El PSOE de González le habría dicho a Torra que su Procés no tenía cabida en nuestro ordenamiento jurídico y, con el apoyo de los partidos de centroderecha, hubiera trazado políticas para que se implantara en Cataluña una educación sin odio y sin mentiras y se favoreciera la existencia de medios de comunicación libres y plurales. En esas condiciones, los porcentajes de apoyo a la secesión irían disminuyendo.