Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 29 de marzo de 2020

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA


REFLEXIONES DE UN CONFINADO (II)

29 de marzo 2020


Seguro que el azote que aflige a media humanidad hará brotar lo mejor del ser humano, pero también lo peor, sobre todo cuando comience a peligrar la supervivencia. Y es que la soberbia del hombre no parece tener más límite que la colisión con la de sus semejantes. Y ello, independientemente de que pueda producir el reproche de la ley del Estado y en su caso, el temor a la de Dios, aunque este vaya desdibujándose conforme la sociedad hedonista, descreída y relativista de nuestros días implanta su moral, tan pegajosa como líquida y subjetivada a conveniencia.

Pero en esto llega covid19 o como se llame, y trastoca hasta el orden constitucional. Y como esta pandemia asesina es universal, el desorden también lo será. De forma que cada nación ahora más encerrada en sí misma que nunca; con menos vocación globalizadora y más desconcertada que nunca; con más inclinación al nacionalismo excluyente que nunca, deberá buscar su propia estrella guía para continuar más allá de la supervivencia. Y eso es lo que ocurre en la decadente Europa y hasta en la sinfonía inacabada de la España de las autonomías.

Miren, hasta nuestros días, y desde luego desde el siglo de las Luces, la consigna era no parar, continuar creando riqueza y alcanzando bienestar, en feliz fórmula exitosa e inseparable de razón y progreso sin fin. Y ese fue el mecanismo imparable para aumentar la soberbia sin límite del humano que creyó poder dominar la naturaleza entera, como si fuese su única función: doblegar y desentrañar sus secretos, aún a costa de alterar hasta las leyes por las que se rige desde su creación grandiosa, pero seguramente no eterna. Y tan vulnerable como el planeta, aparece la organización política y la superestructura económica o jurídica, a pesar de los niveles de desarrollo y bienestar alcanzados gracias al contrato social vigente desde las definiciones de Rousseau o Hobbes. Y ahora, a diferencia de las plagas bíblicas, las del medievo, las modernas desde el XVII o las contemporáneas de las sociedades opulentas y sus guerras sangrientas y exterminadoras, lo que se pide es parar, dejar de producir, aquietarse hasta el paso del ángel exterminador esperando no dibuje en nuestra puerta el aspa siniestra de la muerte.

Y todo esto, seguramente traerá un retroceso económico impresionante, un empobrecimiento colectivo y un llorar y crujir de dientes. El Estado providencia que todo resuelve desde antes de nacer hasta después de morir, se tambaleará y con él aparecerán las grietas de un sistema tan frágil como artificial por mucha teoría política que intente sustentarlo. Claro que volverá a renacer y es igual si en uve o en U. Pero nada seguramente será igual. Nunca es igual cuando un terremoto gigante hace temblar los pilares fundamentales del sistema.

De manera que España, insertada en una Europa que prefiere como siempre trazar una línea divisoria entre norte y sur, se encuentra en muy mal momento, pero mejorable; en las peores manos posible, pero susceptible de empeorar. Siempre es momento de decirlo, porque el Gobierno de España, aún sustentado por una Constitución envidiable, se enroca envuelto en mentira, imagen, apariencia, ineficacia y derroche. Es Gobierno con dos brazos, pero sin cabeza.

Por una parte, el sanchismo. Creyente firme en la política como teoría tétrica de la adquisición del poder y su mantenimiento y, en consecuencia, ubicando la legitimidad de aquella en el éxito y no en los principios morales. Frente a la razón moral, la razón política. Puro maquiavelismo, pura astucia, porque su nuevo orden puede terminar en una relación de poder/sumisión, mando/obediencia, sin justificaciones externas, ni siquiera la libertad.

El otro brazo es aún más peligroso y torvo. El podemismo comunista de Iglesias es profundamente gramsciano y en consecuencia, al contrario que Marx - consideraba la necesidad de dominar la infraestructura, el poder económico, y luego el control de la superestructura – Gramsci lo pretende al revés, primero la superestructura, el poder cultural y luego la infraestructura. Primero cambiar la sociedad civil y su forma de pensar, buscando la acción de los intelectuales orgánicos, la educación, las universidades, los medios de comunicación; silenciando a los discrepantes, denigrándolos, ridiculizándolos, marginándolos moralmente. Del Noce ya lo advertía, pasar del terror físico a la marginación, al desprestigio de la clase dominante, sea Ejército o Iglesia, Universidad o Prensa. Incluso enarbolando cínicas banderas de libertad y democracia.

El Gobierno sanchistacomunista está lejos de la socialdemocracia, la libertad y la democracia parlamentaria y representativa. Los dos brazos del Gobierno mantienen una lucha desigual por la hegemonía, que por ahora gana el marxismo gramsciano, el comunismo totalitario de Iglesias. Mientras permanezcan en el poder, veremos si lo abandonan democráticamente, el Estado de alarma será permanente.

lunes, 23 de marzo de 2020

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA


REFLEXIONES DE UN CONFINADO

23 DE MARZO 2020

Mientras subsistimos refugiados, aislados, confinados en el estado de alarma, me viene a la memoria Hobbes, que ya es evocar. Y me viene al recuerdo porque vivimos mayoritariamente acobardados por dos tipos de miedo, el bíblico y el político. Y ninguno de los dos es novedoso en la Historia de la humanidad, como no eran en la Inglaterra del siglo XVII.

El bíblico, desde el Antiguo Testamento o la Torá, describiendo las diez plagas sobre la tierra del Faraón, para la salvación del pueblo elegido. Aunque las hubo en todas las épocas capaces de arrasamientos masivos de población indefensa. De manera que, hasta bien reciente, con el ébola o el virus de la inmunodeficiencia, la humanidad conoce atemorizada su vulnerabilidad. Y desde luego la ciencia no siempre es capaz de adelantarse al poder destructor de esa fuerza divina, natural, que castiga con severidad la incorregible soberbia humana. Ciertamente, el azote universal del coronavirus se introduce en un mundo altamente desarrollado, confiado en su gigantesco patrimonio de ciencia y tecnología, capaz de un progreso imparable y acelerado, proporcionando confianza ilimitada en una vida casi siempre posible y mejor, a cientos o miles de millones de personas. Humanidad que, paralelamente, conoce el equilibrio del terror en que se desarrollan sus vidas; inestabilidad susceptible de hacer saltar la chispa destructora del contrario en guerras acabadas con millones de muertos, como plagas visibles de terror y miseria. Esta plaga que parece bíblica es vírica, invisible y global; global como la economía, las relaciones, el conocimiento y la vida que se empeña en destruir. Y el miedo se masca, no solo por los miles de muertos que se cobrará, sino porque se sabe o se teme, puede herir la globalización, resurgir el nacionalismo, hundir el progreso y hacer retroceder la economía en crisis financiera sin precedentes.

Pero ya digo, con Hobbes, “el hombre es un animal esencialmente egoísta, y la fórmula primera y fundamental del egoísmo es la supervivencia” Y así, en el egoísmo de la supervivencia, viviremos el miedo bíblico, pero también el político. Porque soportar un Estado dirigido por el sanchismocomunismo declarando y prorrogando la necesaria Alarma, nos hace sentir miedo político a perder la libertad. Pero ya ven, Iglesias, el comunista bolivariano victorioso ya de este trance, no quiere la libertad. No solo no le gusta sino que la libertad es antídoto para el virus que exala su doctrina de odio, revancha y división; el Estado son los ojos que vigilan y las cadenas que atan, decía Hobbes. Entonces ¿para qué la libertad? dice Iglesias. Su concepción de Estado no la hace necesaria, no la necesita. Es más, la sociedad debe estar dirigida para que el Estado, complejo organizado como Gobierno, sea árbitro de todos los litigios, prestador de todos los servicios, inspirador de la educación, la familia, las costumbres, el pensamiento y la opinión. Iglesias sabe ahora, de la debilidad suprema del Estado, armado por una Constitución modélica y un ordenamiento jurídico tan denso como envidiable, pero dirigido por un Gobierno felón que ni tan siquiera es capaz de soportar la soberanía como base de la propia existencia de aquél. El Gobierno de España, lo preside un mentiroso charlatán de tres al cuarto, pero lo dirige Iglesias, y su pensamiento se orienta hacia la creación del Leviatán, ese monstruo nunca satisfecho que devora a quien se le opone; donde la lealtad política no admite división; donde todo lo que vaya contra el poder político es ilícito.

En el retorcido pensamiento de este profesor interino de la escuela de mandos del PC en la Complutense, sobrevalorado por los abrumadores medios de comunicación progres al servicio de la causa, se le identifican dos momentos mentales que quiere hacer coincidir con los temporales. La posesión absoluta del poder, de connotaciones metafísicas, de ecos hobbesianos, indicando que no tiene superior en su orden. Y en eso está y desde la sombra trabaja buscando la desaparición de la Corona, en ejercicio provisional de la Jefatura del Estado y se permite aparecer en pleno estado de alarma, dando un mitin infecto señalando la relación entre coronavirus y lucha de clases y asegurando su trabajo continuo por el cambio de sistema. Y el segundo momento vendrá después porque se corresponde con el ejercicio absoluto del poder y ello posee connotaciones ya más políticas y administrativas. Es el cambio de régimen, de Constitución, de sistema, el advenimiento de la república.

Pues ojo porque a estos raptores de la democracia empieza a estorbarles la libertad de opinión a través de medios de comunicación independientes; empieza a molestarles tanta burla en las redes sociales; no les gusta una oposición política contraria a su deriva, o un Parlamento que represente al pueblo español, donde reside la soberanía nacional ¿de qué Nación?; se abruman ante tanto grupo social descontrolado capaces de la crítica expandida por el boca a boca. Así, saben, les resulta imposible alcanzar los fines de cambio de sistema, aunque esta debilidad extrema causada por la plaga vírica es momento para, una vez superada, hacer descansar la regeneración en la conducción por una élite de iluminados hacia una sociedad mejor. Para entonces, Carmen e Irene y sus chicas del 8M, ya habrán recuperado la salud para incorporarse a la continuación de la causa, tras el atracón masivo de nazifeminismo y dogmatismo de mercadillo y también de virus.

viernes, 20 de marzo de 2020

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO


Artículo que será publicado mañana sábado, día 21, en el Diario Última Hora de Palma

GOBIERNO DE CONCENTRACIÓN

Julián Delgado. Escritor



España se enfrenta a un escenario dramático compuesto por un problema sanitario de magnitud sin precedentes, un enemigo aterrador de efectos devastadores; por los oportunistas independentistas catalanes que siguen oponiéndose y desafiando al Estado; y por un desastre económico de imposible cálculo hoy, con la tesorería bajo mínimos, y que, según los expertos, puede superar a la crisis de 1929.
El reto que tenemos por delante desbordaría al mejor gobierno. Pero no es el caso, España se encuentra hoy con un Ejecutivo al que el bichito se le ha llevado por delante su estrategia de propaganda efectista y el trincherismo ideológico, por lo que está condenado a la improvisación. Dividido por una guerra de poder, en el que prevalece la jactancia sobre la capacidad, la ambición sobre el afán de servicio, y la demagogia sobre el talento. Supeditado al chantaje del independentismo catalán, visionarios dominados por el  odio a todo lo español, que vetan la colaboración del Ejército por la misma razón que al Rey: son la genuina representación de la nación española; a los proetarras, a los que se ha blanqueado su siniestra historia, dulcificado sus acciones, para que se sientan orgullosos de su criminal victoria; y a la falsa utopía comunista empeñada en venezolanizarnos, a la que se da asiento en la comisión de control del CNI, lo que ha hecho saltar las alarmas en todas las cancillerías de Occidente. Estos socios del Ejecutivo son los que lideran la campaña contra el Rey con el soporte de la TVE y los medios afines al sanchismo. Este Gobierno está dirigido por un personaje como Sánchez carente de ideas, sin ideología, con un importante déficit de credibilidad y confianza.
El sistema democrático surgido en el 78 corre el riesgo de sucumbir como la Segunda República, por los enemigos que tenía dentro: el socialismo de Largo Caballero derivado al bolchevismo, el comunismo y la ayuda de los separatismos.
Los españoles, confinados en sus casas, tienen derecho de exigir un gobierno capaz de enfrentase a esta grave situación. Como éste es incapaz para afrontarla, bien haría Sánchez en aprovechar la ocasión para formar un Gobierno de concentración nacional con PP y Cs. de amplia mayoría parlamentaria.
  

martes, 17 de marzo de 2020

La Opinión de Javier Pipó


La Opinión de Javier Pipó


LAS PLAGAS VÍRICAS

17 de marzo 2020


El día ocho de Enero me interrogaba en esta misma columna del Blog, si aquel artículo sería mi última Azotea. Es verdad que durante estas nueve semanas del maldito 2020 he agradecido mucha presión de lectores generosos que pedían con insistencia volviera a la Azotea de la Opinión nacional. Es más, escuché invitaciones tentadoras para divulgar mediante prensa nacional estas simples reflexiones de un ciudadano observador de la realidad nacional desde hace muchos años pero que, en el retiro del otoño, es sabedor de tener más pasado que futuro. Como también, considerarme siempre defensor decidido de mi libertad para opinar, sin más lealtad que al Estado que serví durante 41 años, dentro del que pude presenciar y conocer, en el silencio de la profesionalidad, la podredumbre infinita de las calderas del poder.

Y claro, resulta muy difícil asistir mudo a la decadencia de un sistema que aún con múltiples pecados atentatorios a la ética y la moral públicas, ha resultado el más eficaz en la creación de riqueza; el más decidido promotor y defensor de libertad; el único protector de la democracia real y representativa; el más imitado impulso de progreso e igualdad ante la ley. Pero 2020 está resultando para la Nación española tan negro como regresivo en el caminar hacia el abismo de lo desconocido.

La Historia de España, como la de Europa, es rica en grandezas ejemplares y en miserias para olvidar. Pero parecía que el destino consolidaba un sistema que en su día pudo mostrarse al mundo como modelo de concordia y entendimiento entre diferentes. Era la Transición, con más luces que sombras; era la Constitución de 1978, con los mejores y más avanzados principios y valores de las democracias occidentales; a cinco años de la Constitución de 1876, la más longeva del constitucionalismo español. Pero a todo ello parece como si una fuerza maléfica y regresiva quisiera ponerle fin.
Primero fue el zapaterismo nefasto, de cinismo infinito, de vaciamiento decidido de lo mejor del pasado; de exhumación de rencores, divisiones, diferencias y odios; de regreso a la pobreza y el malestar social. Desde La Azotea azotamos sus gigantescas mamarrachadas de Estado, su deriva hacia el extremismo insensato; su estúpida apertura hacia el comunismo totalitario que asomaba sus garras sucias, negras y liberticidas. Etapa pues, transcurrida con más pena que gloria, para dar paso a la era Rajoy que, rodeado de afamados contables y cajeros de postín, creyó que esta Nación aceptaría como doctrina regeneracionista la reparación de las profundas heridas económicas dejadas por el nefasto zapaterismo. Y sí, las parcheó ejemplarmente, pero a costa de ablandar el sistema hasta transformarlo en bizcocho apetecible a las fuerzas más regresivas, desde años, abriéndose paso en la periferia del sistema.

Y así, frente a la debilidad del Estado/Rajoy crece una amalgama de moderno totalitarismo, mezcla explosiva e imposible de nacionalismo corrupto y trincón que lo mismo bebe del intragable Cupo, que se chulea con el 3% de la impunidad descarada; restos de una socialdemocracia brillante, pero en depresión suicida, con un sanchismo sin ideología y sin más impulso político que el poder; o de un comunismo zaparrastroso y de negra y criminal historia, con los bilduetarras victoriosos de una guerra sucia y desigual, ahora en tregua y recompensada con presencia en las propias instituciones democráticas.  

Pero las garras de ese monstruo ya están dentro del sistema, muy dentro. Y lo gobiernan en la Coalición más vergonzosa y descarada de las democracias occidentales. No existe modelo similar ni ha existido desde la finalización de la II GM. Y lo zarandean y nos zarandea y no tenemos posibilidad de defensa porque una inmensa ola de insensatez colectiva apoya sus movimientos siniestros hacia una sociedad colectivizada, obediente y dirigida por una élite de iluminados, sin más principios que la mentira, el eslogan y la propaganda. Es un virus demoledor ya infiltrado e influyente en la educación, la cultura, los medios de comunicación o sectores de la intelectualidad, la Iglesia o las finanzas. Ya constituye una plaga imparable de incalculables consecuencias.

Y en esto, otra plaga demoledora y silenciosa, otro virus que mata con traición, recorre la Nación, dejando un rastro de destrucción económica e inquietud social, de forma que la Historia de la decaída Europa tendrá un antes y un después; Ya no se sostiene ni el espacio Schengen que no duró más que el sueño de los Padres fundadores de aquella. Seguramente será en beneficio del naciente nacionalismo y en contra de la globalización ¿será tiempo de la gaullista Europa de las Patrias? El peor momento para ser conducidos por las peores manos. Pero el sanchismocomunismo sabrá reconducir la crisis del coronavirus, en utilización como instrumento de su poder tan insaciable como indefinido.

Pero el virus político introduce no solo el afán de demoler la Constitución de 1978 sino la Corona sobre la que se sustenta y, aparece en infeliz coincidencia, la renuncia a una herencia cuando aun no se produjo el hecho sucesorio. Todo el sistema se tambalea cuando dos plagas bíblicas coinciden en tiempo y espacio sobre una población hace tiempo en riesgo. Pues ya veremos.


jueves, 5 de marzo de 2020

LA OPINIÓN DE JULIÁN DELGADO

Artículo que será publicado el próximo sábado día 7 en Diario Última Hora de Palma

CATALUÑA BIEN VALE UNA MESA

Julián Delgado. Escritor


Un país que ha sufrido la agresión destructiva del procés, en el que se ha agredido al Rey, a la Constitución, a la policía; cuyos responsables han sido condenados por el TS y que, pese a ello, animan a repetir la batalla de Urquinaona y siguen amenazando con volver a poner en peligro nuestra convivencia, lo menos que puede esperar de sus instituciones es que establezcan las previsiones adecuadas para que esto no vuelva a ocurrir y que, de repetirse, el Estado pueda responder con eficacia. Si las leyes vigentes no han servido para condenar por rebelión lo que de hecho lo fue, porque tienen una redacción anticuada, lo lógico es que el Gobierno proponga en las Cortes una nueva redacción actualizada del Código Penal. Si se sabía que las penas las iban a cumplir en su propia Comunidad, donde pueden convertir en papel mojado la sentencia, era exigible que el tribunal hubiera previsto que no cabía aplicar beneficios penitenciarios sin haber cumplido la mitad de la condena.

Pero el Gobierno actúa en sentido contrario. Acepta el chantaje de Torra, alguien que nos insulta y está condenado por desobediencia, le pone la alfombra roja y es tratado en Moncloa con honores de jefe de Estado extranjero. Se le recibe como representante de la voluntad de todos los catalanes dejando a los constitucionalistas abandonados a su suerte. El gobierno corregirá las leyes, sí, pero para que Junqueras pueda salir de prisión y no quede inhabilitado; desairan así al Rey, pues en esa mesa de lo que se va a tratar es la forma de cuartear España, muy en contra de la voluntad real explicitada en su discurso del 3-O; excluyen a la oposición y a la media España que la vota; legitiman la intentona golpista, con lo que ridiculizan a la Justicia que los ha condenado y envían ese mensaje claudicante a las cancillerías extranjeras; debilitan al Estado fortaleciendo el nacionalismo y rompen con la igualdad de todos los españoles; aceptan su perverso lenguaje e incorporan uno propio humillante (soluciones imaginativas) que pretende ocultar lo que ya tienen pactado: libertad de presos y consulta al final de la negociación. Para conseguirlo, prepararán  el terreno normativo para que lo que hoy es ilegal, sea mañana legal.