Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

lunes, 19 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

LA AZOTEA


Y EL AÑO CONCLUYÓ…
19 de Diciembre 2016



    No está nada mal vivir un año horrible desde el punto de vista político para terminar, en intervalo, e ir tirando hasta que llegue el siguiente. Ahora parece que todos pretenden ser “justos y benéficos”, como si hubiesen estado en retiro espiritual estas cuatro semanas de adviento, aunque no sepan exactamente lo que esperan. Por de pronto la mayoría habla de un nuevo bipartidismo encubierto entre populares/populistas y socialistas/populares, un lío, un follón; pero quien iba a decir que al menos serviría para salvar la cara ante Europa con eso del techo de gasto y otras cuentos parecidos. Desde luego ante el rostro nuevamente raptado de Europa, tampoco es tarea tan difícil. Pero eso sí, de lomce nada; de reforma laboral, ya veremos; de la mordaza a la ley, seguro; o de la financiación de las Autonomías, hasta donde sea necesario, sobre todas, de la catalana y la vasca; y no digamos de la Justicia, lo que sea conveniente y necesario. De manera que los pobres populistas/populares van como alma en pena, viendo como le destrozan su obra legislativa y mientras los Presupuestos en el alero y las elecciones con lapsus o sin él, para Mayo; se ve que Rajoy no lee La Azotea porque bien que se lo dijimos hace meses. Y encima, los otrora corruptos, burocratizados e ideologizados sindicatos, en la calle – como los pujol - impunes y acelerando el proceso.

    Yo creo que la alegría que les confunde es debido a que al fin coinciden en casi todo porque, no digo que sean iguales pero sí equivalentes. Ahí tienen al pobre y lenguaraz Rivera que, cercana la Navidad, parece haber encontrado posada donde cobijarse. Pues no íbamos tan desorientados cuando desde aquí le decíamos una y otra vez que no parecía ser lo que decía, ni decía lo que debía. Casi nunca, porque casi siempre iba de correveidile a su derecha y a su izquierda diciendo a este un poquito, sin concretar y, al otro, un poquito más de lo mismo, sin previamente determinar cuál era la derecha o la izquierda, la suya naturalmente. Antes, nos quería cantar una especie de bella y melodiosa sonata difusa pero cercana, aunque conste, nunca pasó de soneto con estrambote. Total, el joven catalán dice ahora responder a la necesidad nacional, y en consecuencia, de forma resuelta, abandona su liberalismo progresista imbuido hasta las cachas de socialismo democrático y pasa a constitucionalista, liberal, demócrata y progresista. Pues parece igual pero no es lo mismo porque dispuesto a bajarse de la nube en la que enganchó 32 diputados, va y nos dice que su Partido contendrá lo mejor del constitucionalismo americano, la luz de la Ilustración y la picante mostaza de la Revolución francesa. Pues nos ha salido una hartá de ambicioso el estadista. Así ocupa todo y ya me dirán lo que queda a los otros dos.

    ¿Y qué me dicen de aquellos hermosos años de la socialdemocracia felipista? Pues casi nada aprovechable. Todo quedó en la ruina tras el paso devastador del zapaterismo en su primera y segunda edición. Y ahora algunos, muchos, han envuelto a Susana en la bandera constitucionalista y rojigualda, sin apreciar se trata de flamenquín con relleno de socialperonismo. Pero mi garganta profunda me decía, desengáñate Pipó, hay un tapado que no tardará en salir. Quizá, pero he visto a ZP abrazando con ternura a Susana, con “afecto, cariño y apoyo” dicen, haciendo reposar los labios del estadista barrabás, sobre la ceja izquierda de la aspirante, de manera tierna y hermosa, entre el entusiasmo de los compañeros. Una foto histórica e inquietante porque parecía ceremonia de unción a representante aventajada de una tercera edición del zapaterismo. Y fíjense que celebraban el aniversario de la dependencia en la Andalucía dependiente; dónde mejor. Porque aquí las cuentas no salen sobre el número de independientes, si de la población activa detraen los que cobran por dependencia, los que esperan cobrar, los pensionistas en sus mil y una formas, los parados, los funcionarios y los empleados públicos de las cuatro eficientes y coordinadas administraciones que operan sobre el mismo territorio. Total un ejemplo europeo de solidaridad pasiva, de transferencia de responsabilidad personal a lo colectivo o al Estado en sus multiformas. Pues menuda carta de presentación a la hora de decidir si socialismo marxista, cercano a Podemos o socialdemocracia escandinava. Pues al parecer ni una cosa ni otra.

   Y el PP. Que les puedo decir del PP, reacio a definirse en Congreso entre el liberalismo conservador y la socialdemocracia felipista. Y entonces, lo mejor es operar desde el diálogo infinito, aunque sea a base de renunciar incluso a los pocos principios heredados de la mayoría absoluta. Y sacan al escenario una estrella fulgurante, pequeña en la distancia pero enorme en la cercanía, que se mueve con soltura desde “lo mismo Juana que su hermana” a pactemos “si Juana o su hermana” Una ideología moderna con la ventaja de que los efectos resultan retardados; pero ya veremos si también letales para el progreso, la libertad y la unidad de la Nación.

    Y todos, los tres hermanos, casi primos, irán a renovar sus escasos principios a congresos multitudinarios de adhesión incondicionada a sus dirigentes y casi coincidiendo en las fechas. Esto reluce como el sol de otoño. Pero solo el populismo comunista y en consecuencia totalitario de Podemos, lo tiene claro y cristalino, aunque desconozco su empeño en también hacer coincidir su congreso popular a la búlgara con el de los populares de toda la vida. El empeño de Iglesias no va más allá, ni más acá, de consolidar el exigible centralismo democrático, consustancial a las dictaduras. Seguirá avanzando inexorable a la conquista del cielo nublado de este Estado perezoso, gordinflón, insaciable, ingobernable, costoso e inútil que nos regala la feliz partitocracia reinante. Lo malo es que lo puede conseguir y encima con los votos entusiastas de una mayoría suficiente. Las dictaduras, luego devenidas en totalitarismos, llegan a través de las urnas, entre el festín clamoroso del gentío.

    Desde La Azotea deseo a mis amigos y lectores una muy feliz Navidad cristiana y que el próximo año sea de avance y prosperidad para todos y en modo alguno puedan resultar palpables los augurios que algunos nos empeñamos en resaltar. Muchas gracias y entusiasmo para seguir.           

  

jueves, 15 de diciembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo sábado por el Diario “Última Hora” de Mallorca

UN ESTADO VIABLE
Julián Delgado. Escritor


    Durante estos años se han producido infinidad de conflictos de competencias entre las CCAA y el Estado, se han modificado los Estatutos creando más confusión, y los partidos de ámbito nacional, por mor de la gobernabilidad, han ido vaciando de competencias a aquél, en beneficio de sus entes autonómicos, en especial de Cataluña y el País Vasco, incluso en materias que son de su exclusiva competencia. El resultado: un Estado desarmado, débil y caótico que, en su desmesurada descentralización, sin parangón en Europa, ha sobrepasado los límites de la gobernabilidad.

   No existe jerarquización de las leyes como en los estados federales (la prevalencia de la norma estatal sobre las autonómicas). Como dice Muñoz Machado …por cada ley estatal hay otra autonómica con el mismo contenido (…) no solo no marca un territorio indisponible a las leyes autonómicas, sino que estas parasitan y devoran los mandatos del texto estatal camuflando y, en su caso, insertándolo, trufándolo y veteándolo con otros contenidos…  Y añade al respecto J.R Parada: la invasión, pirateo y desafío de la norma estatal por otras autonómicas, es también desolador.

    El Estado carece de órganos propios para la ejecución de sus leyes y para su supervisión y control. Solo le cabe al Estado el recurso al TC (tardó años en emitir su fallo en algo tan fundamental como fue el Estatut), mientras la Generalidad de Cataluña se declara en rebeldía y ha dejado de obedecer a los altos tribunales y a las leyes. Pero es que, además, los españoles hemos dejado de ser iguales ante la ley (fiscalidad), no recibimos los mismos servicios (educación, sanidad, etc.) ni en todo el territorio se tiene únicamente en cuenta el mérito y la capacidad para acceder a la función pública.   

    Si, hay que introducir cambios en la Constitución, pero, entre ellos, también los que remedien esta mala articulación y la desigualdad, recuperando para el Estado competencias que nunca debió transferir y cerrando la sangría de las enumeradas como exclusivas.


    No hay más que fijarse en el resultado de los sondeos: la mayoría de la población está más por esta labor recuperadora e igualitaria que por la de dar mejor acomodo a los egoísmos separatistas. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


REFLEXIONES CONSTITUCIONALISTAS ( y II )
14 de Diciembre 2016




    El debate continua en vísperas de Navidad, sobre si la Constitución debe ser reformada, es decir actualizada y despojada de sus artículos de carácter temporal que por propia naturaleza nacieron en determinada coyuntura, pero que transcurridos 38 años resultan cuando menos, inútiles o dignos de haber figurado en disposiciones transitorias o de no haber figurado en el Texto. Pero no crean, el debate tiene la intensidad y la cadencia que interese, como la “conciliación familiar” o la terminación del horario de trabajo; se crean respectivas comisiones o subcomisiones, donde reprocharse mutuamente y hasta mejor ocasión.

    Pero ya ven, y por poner ejemplo que reitero, en general casi todo el Título VIII es al menos reformable en profundidad, al resultar ya irreversible su desaparición; como varias de las Disposiciones Transitorias, véase la penosa Cuarta,1 y su más que discutible Disposición Adicional Primera, origen de tantas amarguras, incumplimientos y abusos desde hace decenios y los que nos esperan. Y no digamos el dichoso artículo 122 con el vidrioso e innecesario Consejo General del Poder Judicial; como si el poder judicial no residiera en cada juez ejerciendo jurisdicción. Pero claro, reparte nombramientos desde las Audiencias Provinciales al Tribunal Supremo y constituye centro de intrigas y trasiego de carreras administrativas. Es tan pintoresco como si a los otros altos funcionarios del Estado, se les hubiese administrado a través de un Consejo General del Poder Administrativo que en efecto, como poder, lo identificaba el maestro García de Enterría. O la inmunidad de diputados y senadores, del artículo 71, tantas veces transformada en impunidad, apoyada en el privilegio del encausamiento por el Tribunal Supremo. Y dejo el relato como suficiente, porque además los agujeros negros son quizá más que conocidos tras 38 años de rodaje.

    Por el contrario, ya me dirán si algo es reprobable del hermosísimo y ambicioso Titulo I; incluso del Título Preliminar, aunque a algunos les produzca erisipela. Aquel, modelo inalcanzable para la mayor parte de la comunidad internacional; paradigma de Estado avanzado que brilla con resplandor propio en su inmejorable inventario de derechos individuales y colectivos, el más completo, moderno y perfeccionado del mundo occidental. Resultando mamarrachada intolerable de ignorancia intencionada y populismo devastador, tratar de incluir blindados en el Texto constitucional como derechos públicos subjetivos, especialmente protegidos y señalados en el artículo 53, 1 y 2, los llamados derechos fundamentales informadores de “la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos”. Ejemplo paradigmático sería la vivienda, aunque otros varios abundan en el vocabulario de la progresía, en ejercicio continuo de voluntarismo cercano a la utopía fullera y gratuita. Aquéllos, desde el artículo 14 al 29, son derechos fundamentales básicos o complementarios; los segundos, desde el artículo 39 al 52, de naturaleza objetiva, de ámbito socioeconómico o de solidaridad, vinculados a la capacidad productiva y al nivel alcanzado en el estado de bienestar y en consecuencia, simplemente vinculantes, que no es poco.

   Con todo ello quiero significar la existencia de un amplio territorio donde profundizar en el acuerdo entre constitucionalistas. Y digo bien, entre constitucionalistas, porque más allá de populares, C´s, socialistas y algún diputado canario, navarro o asturiano, las cuentas no pasan de 254 en el Congreso de los Diputados. Es verdad que quizá algún compromiso podría obtenerse del PNV, ahora que parece gozar de temor reflexivo a quedar aplastados – como la burguesía nacionalista catalana- por esa ola de devastación ideológica, moral, económica y social que representa el populismo totalitario solo o acompañado de mareas, compromisos o filoetarras encrespados. Pero no lo hicieron en 1978 y difícilmente lo harán ahora. Ya ven los restos de la otrora poderosa clase dirigente catalana reaccionando en rebelión antidemocrática frente al TC y retando al Estado a que saque tanques a las calles. Y los neocomunistas, ni las circunstancias europeas o de globalización económica o de invasión bárbara del islamismo, son ni parecidas a las de entonces, ni cuentan con personajes tan atractivos e inteligentes como Carrillo o Solé Tura. Ellos son cáncer de la democracia que aprovechan su a veces boba tolerancia, para incrustados en las instituciones y amparados por un ordenamiento jurídico garantista hasta la exasperación, acabar con el sistema. En consecuencia, pretender actualizar la Constitución vía artículo 167 según iniciativa prevista en los números 1 y 2 del artículo 87, es pretensión baldía, innecesaria e inútil con los 91 o 96 diputados restantes. Solo conducirá a la melancolía nacional.

    Ciertamente al debate se han unido, con voz sensata y sosegada, muchos estudiosos y expertos del Derecho Constitucional, catedráticos y juristas de alto nivel, constituyendo un ramillete sugerente de opiniones valiosas que se han expresado de forma individual o colectiva, pudiendo servir de base a considerar por los legisladores. También resulta valioso el documento elaborado en julio de 2013 por el Consejo Territorial del PSOE, celebrado en Granada. Es verdad que su máxima pretensión de hacer de España un proyecto común de nacionalidades históricas, de corte federal, sin más, como si el federalismo tuviese un solo rostro, como magistralmente tiene escrito el profesor Blanco Valdés, resulta indefinible, confuso y difuso. No obstante contiene otras aportaciones de valor, como el modelo de financiación, la distribución competencial con el Estado, la reorganización de las Administraciones públicas de la CCAA o los mecanismos de cooperación entre ellas.

    Pero quizá la aportación más rigurosa y cabal de cuantas conozco queda reflejada en el Dictamen del Consejo de Estado presentado al Gobierno Zapatero en febrero de 2006. Un documento de 383 páginas sólidas y bien fundadas en las que desgraciadamente solo responde a las cuestiones planteadas que no fueron otras que la supresión de preferencia del varón en la sucesión al Trono; la recepción en el Texto del proceso de construcción europea; la inclusión de la denominación de las Comunidades Autónomas y la reforma del Senado. Doctrina impecable que puede y debe extenderse al resto de cuestiones consideradas esenciales, en esta hora crucial de la Nación española.

   Jamás debería ser olvidado que la ley del progreso de la historia humana requiere que cada nueva forma de organización social, necesariamente ha de suponer una mejora respecto a la última, aunque como dijo Tocqueville, nada es más duro que el aprendizaje de la libertad. Pues eso.  



viernes, 9 de diciembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó

La Azotea

REFLEXIONES CONSTITUCIONALISTAS
9 de Diciembre 2016

    No estoy seguro poder aportar originalidad o atractivo al debate entre expertos constitucionalistas – excelentes en gran número y sin adscripción partidaria - iniciado estos días con motivo del 38 aniversario de la proclamación de la Constitución postfranquista y su necesidad o no de modificación. Pero sí convencido de ser capaz de decir algo más que muchos de los politicastros que, coincidiendo con el aniversario, se permiten zarandear el hermoso Texto, incluso con la gramática y siempre desde la perfidia.

       Desde luego, creo necesario realizar algunas aseveraciones iniciales. De una parte, vivimos inmersos en crisis de la democracia representativa y aun peor, de erosión acentuada del Estado como sistema sustentador del ordenamiento jurídico, tal como se deduce del incumplimiento impune de tantas leyes y sentencias. De otra, el convencimiento del papel que el propio Estado y su Constitución, pueden jugar en un mundo globalizado, sin fronteras, donde el poder emana de los mercados, “de los tipos de interés” de la confianza en el intercambio y la proliferación de constituciones supranacionales, internacionales. De manera que resulta difícil administrar la soberanía y no digamos la vida jurídica de los ciudadanos. Por supuesto que estos son fenómenos comunes a muchos de los Estados occidentales, lo que propicia reacciones en contra, vía populismo de un signo o el contrario. Con ello, me gustaría, aunque fuere provisionalmente olvidarnos– como creo dijo Rubio Llorente - de poder hacer aquí en España y ahora, macroconstitucionalismo, todo lo más conformarnos con simple microconstitucionalismo de andar por casa y salir del paso.

     Miren, nadie duda existe gran desafección de los ciudadanos hacia las instituciones democráticas y, seguramente, la ola desaforada de corrupción y pillaje en el terreno de lo público, no anda muy lejos del proceso de deterioro de la moral social. Paralelamente, desde luego, el desgaste de los partidos políticos – la democracia está asfixiada por los partidos políticos- el desastre ruinoso del modelo territorial y la traición, parece imparable, del nacionalismo independentista. Pero el papel de la constitución de 1978 ha sido impresionante, impagable, porque ha llevado a la Nación a cotas espectaculares de libertades individuales y colectivas, y progreso con bienestar, inimaginables cuando se refrendó por un pueblo expectante y esperanzado. Y eso durante el periodo más largo de vigencia en la corta vida del constitucionalismo español, si consideramos los 55 años del canovismo como transcurso discutible en la continuidad de su vigencia y aplicación.

      Soy de los que argumentan el disparate dialéctico y filosófico del populismo de ultraizquierda, cuando deslegitima la Constitución al no haber sido votada por los menores de treinta años. No se sostiene ni en Derecho constitucional comparado ni en el ámbito de la razón. Pero si muestro mi favor hacia la consideración de que cada generación pueda tener derecho a revisar la Constitución vigente o como dijo Jefferson “el poder constituyente de un día no puede condicionar el poder constituyente del mañana” Ahora pues, podría ser tiempo de su revista, considerando que modificar la Constitución es defenderla y cambiar de Constitución, destruirla. Sin duda, me posiciono del lado de aquellos que desean su revisión, al considerar pueda ser jurídicamente necesario de resultar obstáculo relativamente insalvable para llevar a cabo determinados cambios considerados imprescindibles en el ámbito político, económico o social; cambios no factibles de alcanzar mediante legislación ordinaria. O sea, identificados los problemas insalvables, en la consideración de lo jurídicamente necesario, debe ser políticamente oportuno de existir mayoría suficiente. Entonces, sin demora, debe ser abordada la actualización constitucional, su puesta al día, precisamente por el poder constituyente constituido que es el dotado de la facultad de reforma; como ya estableció Siéyès en 1789, una Constitución supone un poder constituyente, con poder diferente y superior a los demás poderes del Estado. Y ahí están las veintisiete enmiendas en doscientos treinta años de la Constitución USA, la más antigua de occidente.

      Aunque más adelante continuemos reflexionando sobre la Constitución, desde el sosiego libre e independiente de La Azotea, quizá debamos anticipar un criterio de escepticismo sobre la posibilidad de oportunidad política. Dos bloques claros definen la realidad ideológico-política de este momento histórico. Por un lado, los constitucionalistas de diversa procedencia y posición, quizá podrían reunir hasta 254 escaños. Por otro, los que quieren cambiar de Constitución, encabezados por el populismo comunista y extrañamente vinculados a los sediciosos nacionalistas de uno y otro lado, que seguramente podrían sumar hasta los restantes 96 votos. De manera que confirmada esa mayoría suficiente podría abordarse revisión, por ejemplo, del Título VIII; al fin y al cabo en las Cortes constituyentes de 1978, los artículos 137 a 158 salieron sin consenso estricto y por sus mismos antecesores, aunque desde la lealtad y el patriotismo. 

     Si se logra neutralizar el secesionismo catalán, de germen populista y totalitario, la única posibilidad sería las modificaciones jurídicamente necesarias permitidas o reguladas por el artículo 167 CE, sin temor coyuntural a la posibilidad del referéndum que posibilita su párrafo 3, tal como anuncia el populismo comunista de Podemos. Dar vueltas a la consideración federal del Estado, produce melancolía. La Constitución tiene embrión de Estado federal, es estructuralmente federal, que por naturaleza no son asimétricos e implican la existencia de ciudadanos libres e iguales. Pues ya veremos.        



jueves, 1 de diciembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado el próximo día 5 de septiembre en el Diario

NO ERA ESTO, NO

Julián Delgado. Escritor

1 de Diciembre 2016                                                           

 

    Cuando después de cuarenta años de disfrutar del periodo más largo de paz y de mayor prosperidad de la historia moderna deberíamos estar orgullosos de la obra realizada y seguir en el empeño, ahora parece que nos hemos propuesto destruirla. Porque uno no sale de su asombro cuando ve a esta gran nación fragmentada, ingobernable y en riesgo de ruptura; a diversas autoridades incumpliendo impunemente leyes y sentencias judiciales; y a jueces sometiendo el Derecho a sus prejuicios, ideologías e intereses. Es vergonzoso ver el Parlamento convertido en plató de televisión, degradado en su dignidad y respeto como cámara que acoge la soberanía nacional y contemplar impotentes la catadura moral y humana de la nueva izquierda radical, que practica una política de odio y revanchismo, que alardea de inculcar el miedo en la sociedad y que pretende borrar de un plumazo todo lo que se hizo en su día para conseguir un régimen de libertades y la superación de las heridas de la guerra civil.

     La acción democrática y eficaz de los partidos para llegar hasta aquí, se ha tornado en una lucha cainita encarnizada en la que todo vale, concibiendo a los adversarios políticos como enemigos a destruir con acosos infames. Con la ayuda de medios carroñeros, se les somete a juicio paralelo y público, padeciendo el contraderecho de la presunción de culpabilidad, y se les echa bajo las patas de los caballos de la opinión pública en una ceremonia inquisitorial donde se juzga y condena sin derecho a defensa y se les somete a la antigua pena ateniense de muerte civil. Alguno, además del honor, se ha dejado la vida en ese acoso, pero nadie reconoce su parte de culpa y los más indignos se siguen ensañando con el muerto. La política va camino de convertirse, se ha convertido ya, en un subgénero de la telebasura.

     El deterioro de los partidos por la falta de capacidad de muchos de sus dirigentes y las malas prácticas de otros, han propiciado la perdida de confianza de la ciudadanía, que les reprocha su incompetencia y buscar únicamente su propio beneficio. Quizás ya no estemos a tiempo de revertir esta patológica situación, pero es preciso que lo intentemos para que no volvamos a caer en las cloacas de la Historia. 


 

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

Y EN ESTO LLEGÓ FIDEL

1 de Diciembre 2016


    No puedo conocer pero sí al menos intuir que muchos de los lectores de estas reflexiones desde mi Azotea, estarían fundamentalmente de acuerdo en que la estructura política de nuestra democracia ha quedado mutilada hasta la esclerosis. Nadie nos explicó y menos nos convenció de la perversidad aquí y ahora del bipartidismo, de las decisiones mayoritarias del sistema representativo, de la necesidad de aceptar el juego de las mayorías solamente limitado por el marco constitucional, controlado por su jurisdicción específica y el resto del ordenamiento jurídico.

   Es que ahora, el protagonismo no pertenece a los ciudadanos y los cuerpos sociales intermedios, ni con mucho al tercer estado por el que se preguntaba y respondía Sieyés en 1789: ¿Qué es? Todo, la Nación entera; ¿Qué ha sido hasta ahora en el orden político? Nada; ¿Cuáles son sus exigencias? Llegar a ser Algo. Pero no crean porque al igual que el abate Sieyés se interrogaba sobre su existencia y protagonismo en fechas tan convulsas, el comunista Iglesias en las actuales - no menos procelosas - parece tener la solución en la invocación continuada y casi siempre gratuita, de ese mito difuso y confuso de la “gente”. Algo inserto, aunque indefinible, en el populismo radical que él representa y que está consiguiendo rescatar y reconducir, desde la dictadura blanda de la partitocracia al paraíso comunista del pensamiento único y de ser posible de partido único.

    De manera que ahora quien únicamente tiene claro y defiende modelo de sociedad inequívoco es el populismo podemita. Y tiene eco, no esencialmente entre las víctimas de la globalización y destrucción de ideologías, sino entre los acomodados del sistema que tratan de proyectar sus frustraciones y resentimientos en el caos de la destrucción del propio sistema que les permitió y amparó el encumbramiento social. Es la novedad obsesiva, tan angustiosa como peligrosa de nuestro tiempo y, al menor descuido no lo duden, inevitable. Bueno, también les brilla la obsesión a los nacionalistas, catalanes o vascos, es cuestión de matices y de oportunidad. Su modelo es tan diáfano como posible: constituirse en naciones que posteriormente reclamen un Estado que los dote de personalidad jurídica internacional. Es decir, con soberanía adquirida o arrebatada al inútil y fondón Estado español constituido y adormilado. Así pues, el populismo comunista trata de destruir el Estado constituido, para hacer germinar otro constituyente, en la síntesis del proceso dialéctico. Los otros, los nacionalistas tontamente llamados moderados, destruir también el Estado, pero desgajándose del constituido para construir uno propio tras un proceso constituyente. Son los dos polos de la historia que convergen en el centro de un proceso infernal, diabólico.      

   ¿Y quiénes son los guardianes de ese Estado devenido a residual? Pues los tres partidos políticos, auténticas máquinas de poder e influencia que han monopolizado la vida política hasta dejarla exhausta e irreconocible. Ya sé, unos más que otro pero formando en cualquier caso un trío tan desvencijado como inútil para hacer frente a ese doble desafío, descontado el europeo amenazado por las hordas medievales del islamismo, que no es poco. Ya ven los populares, ya mismo mutando a populistas, con la cabeza baja sobre la mesa del diálogo infinito, viendo como deshacen su escasa obra legislativa que al menos sirvió para salvar la Nación de la estúpida y reaccionaria etapa zapaterista. Se perturbaron ante la posibilidad deseable de nueva convocatoria de elecciones y van a desollarlos con humillación en el altar de la representación, mientras los sumos sacerdotes del progresismo retro, entonan viejas canciones de utopías imposibles. Y en el coro sin dirección ni partitura, con vocación de perejil de todas las salsas, los ciudadanos de C´s, en la búsqueda incesante de una ideología que les impida ese correr de aquí para allá sin encontrar un solar donde construir algo. Y los socialistas, no sé si democráticos o presocráticos, nuevamente en la periferia de la ciudad-estado y despreciando el aserto de que el conocimiento es virtud. Ya ni tan siquiera se divisa con claridad si el pobre Sánchez o la ambiciosa socialperonista Susana; pues menuda alternativa, aunque todo queda para después, aunque no sepamos de qué.

   Y mientras, un vendaval universal de progresismo de temporada, acompaña las enigmáticas cenizas del Comandante, una figura histórica tan notable como despreciable; para colocar con urgencia en el siniestro mausoleo de los tiranos; sin más honor que haber luchado contra el progreso y hundido su hermoso país en la pobreza y la desesperanza. Nada le debe la humanidad, salvo haber contribuido a mantener en desamparo a cientos de miles de menesterosos, con destreza, pero aplicando con crueldad sangre, sudor y lágrimas. Con su descanso, descansamos los demás, aunque sea brevemente, porque debemos permanecer alertas ante las posibles fechorías de tantos de sus admiradores y discípulos.  
    
… Y en esto llegó Fidel…
Aquí pensaban seguir
jugando a la democracia
y el pueblo que en su desgracia
se acabara de morir.
…Y en esto llegó Fidel…


jueves, 24 de noviembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

PERDIDOS ENTRE LEGISLATURAS

24 de Noviembre 2016



    Ya digo, vivimos el derrumbe por fracaso, de las grandes utopías. Ahora nos sumergimos en las pequeñas de andar por casa, porque algo más allá de la cotidianeidad necesitamos creer para salvar el hueco inmenso de lo que escapa a nuestro control. Es la esperanza que nos fija el cada día, cuando desconocemos si lo que creíamos firme y duradero se torna con demasiada frecuencia frágil y tornadizo. Si así lo veo en cualquier ámbito de la existencia – hasta en el religioso – no resulta sorpresivo en el de la política. Ahí tienen la tragedia de Barberá, condenada sin juicio y fallecida en la melancolía de la soledad.  

    Ya ven, nos introducimos en la XII Legislatura como si hubiese sido cuando debió ser, y apenas sentimos estímulos para reflexionar sobre lo que igual hubiere dado o sido la XIII o la XIV. Todo parece lo mismo de monótono, repetitivo y descorazonador. Ahí tienen a Rajoy defendiendo una democracia participativa de diálogo infinito, de entendimiento sin fin; de consenso y acuerdo sin límite. Pues que bien porque estábamos convencidos de que esos mimbres hacían una cesta constitucional que adquirimos hace ya treinta y siete años. Es más, lo que equívoca e interesadamente denominan los progres ciudadanía, concedió a este político tan correoso como necesario, tan socarrón como sólido en su vocación de estadista, una mayoría absoluta arrolladora que apenas sirvió para el tránsito desde la XI a la XII, y encima con denigración ideológica, hundimiento de la socialdemocracia, corrupción ahogadiza, desprestigio de las instituciones, avance espectacular del populismo comunista y chulería descarada del secesionismo en olor de podredumbre. Bueno, al menos nos salvó de los hombres de negro e inició el orden marianista de la contabilidad nacional, acabando con el desorden ruinoso y perverso del zapaterismo. No es poco, pero sí escaso para las necesidades de un sistema a punto de morir de éxito. Es decir, dejar el regeneracionismo aparcado, escuchando solo a los que creen que el dinero lo hace todo para terminar haciendo cualquier cosa por dinero, como creo dijo Voltaire. Y entonces, transformar el desorden político en desorden moral. Y en eso estamos.

    Y ahora no sé qué se podrá hacer, aparte dialogar hasta dejar en plano ininteligible los contornos de las ideas y principios. Ahora la consigna a difundir es como parece, igual Juana que su hermana. Cualquier cosa menos la apariencia de intransigencia porque al fin se trata de conservar el poder y alargar el espectáculo hasta mayo – ojalá- o un par de años más, ojalá no. Pues casi preferiríamos que aparte los Presupuestos, como sea, solo se apruebe lo estrictamente necesario para no causar más perjuicios al ser nacional. Porque ya me dirán cómo en estas circunstancias puede abordarse la salvación del sistema de previsión social, concebido con otros parámetros demográficos, económicos y políticos radicalmente diferentes y que el trascurso de los años solo sirvió para alargar su hundimiento y que ahora a toda prisa se cargará sobre los hombros de los contribuyentes. Como esa propuesta del estadista Espinar de que las cuotas alcancen el salario real, sin topes máximos; cuestión más que debatida desde el año 1983 y sus normas limitativas del crecimiento de las pensiones, creando un verdadero correctivo al principio de contributividad. Aceptada será, pero fracasará cuando el ilustre podemita y otros, sean conscientes de conllevar una justa proporción a la pensión a recibir.

    Y si el sistema de Seguridad Social gravitará hasta límites insoportables sobre un sistema tributario ya de por sí necesitado de un empuje legislativo acorde con los retos de una Europa distinta, en mundo diferente, qué decir de la estructura territorial del Estado; tantas veces calificado de manirroto, insostenible e ingobernable, pero al que algunos todo lo más que llegan es a concebirlo y desearlo como federal asimétrico. Ya nos dirán en qué consiste el invento. Y para qué referir la deriva del secesionismo catalán, soberbio, imparable, de sentimiento casi mayoritario en sociedad idiotizada, a merced de cantamañanas predicadores de la postverdad, iluminados del 3% más cercanos a la podredumbre que a horizontes de grandeza. Pero al no resultar suficientes los dictámenes de la Abogacía del Estado, se persona allí en carne viva su más conspicua representante. Como los finolis del peneuve y su orweliano neolenguaje del derecho a decidir dentro de la legalidad. Y claro, ahí están los sanchistas pertrechados del suficiente perejil que atavíe el guiso que preparan estos gudaris del privilegio y la sinrazón.

    Y para qué siquiera referir el espectáculo cada vez más ridículo en Andalucía y desorientado en el Parlamento nacional, de estos modernos chicos de C´s. Los pobres continúan sin conocer donde incubar su huevo ideológico, lo mismo de avestruz que de gallina, al poner por delante la formación del partido a la aglutinación de aquélla o al menos de las ideas. Pero ya sale Susanaperón, la reina del sur, dispuesta a la conquista del norte, ese que perdió el socialismo democrático tras unas estúpidas pasadas por el zapaterismo populista y el letal zapasanchismo. Ella, procedente de la legislatura perpetua del socialismo andaluz, no lleva en mochila más que palabras, algunas amables pero casi todas inútiles para la gobernación. Al menos sí defiende – por ahora- la Nación española y la Constitución. No es poco, pero también insuficiente ¿o acaso tendrá vocación regeneracionista ejerciendo de tapadera del lodazal andaluz? Nosotros seguimos perdidos entre las legislaturas que van y las que están por llegar. Pues eso.           


jueves, 17 de noviembre de 2016

la Opinión de Julián Delgado

Este artículo del escritor Julián Delgado, se publicará el próximo sábado día 19 en el Diario "Última Hora" de Mallorca
LA BANALIZACIÓN DE LA VERDAD
Julián Delgado. Escritor
    A raíz de las mentiras de Trump durante su campaña, hemos podido confirmar que vivimos en la que se ha venido en llamar Era de la Post verdad, caracterizada por la falta de certeza sobre lo que es verdad o mentira. La verdad ha sufrido una grave erosión y el debate democrático ha sido una de sus primeras víctimas.
   La revista The Economist describe como la era de la Post verdad es, en términos políticos, un nuevo populismo que, favorecido por la globalización del embuste, ha sumado a sus tradicionales herramientas (caudillismo, odio,  enemigo a batir, etc) las posibilidades que ofrecen las redes sociales. Es cierto que los políticos mentían con frecuencia, pero ahora lo hacen por sistema, con descaro y cuando la sociedad está más indefensa. Es un nuevo estilo de debate elaborado sin preocuparse por la veracidad de lo que se afirma, que niega la evidencia sin sonrojarse, sin recato, con el mayor de los cinismos, que trata de impactar en los que escuchan reforzando sus prejuicios. Apelar a la verdad resulta hoy una ingenuidad política. ¿Qué vale la verdad, fría y desnuda, frente al atractivo resplandor de la mentira? Se preguntaba A. France. Lo peor es que no sufren castigo por ello; los ciudadanos no se preocupan de analizar los datos y sacar conclusiones, sino que leen, escuchan y aceptan acríticamente las afirmaciones que mejor coinciden con sus posturas tribales. 

   España ha sido una adelantada de la Post verdad. En el debate Pizarro-Solbes, éste negó la crisis que aquel afirmaba; en el de Cañete-Valenciano, aquél apeló a la veracidad de unos datos mientras ésta los negaba. Hoy no nos sorprende que perdieran el debate quienes decían la verdad. Pero la madre de todas las mentiras, la mentira a escala industrial, se ha establecido en Cataluña. Tanto por ocultación de la verdad en cuanto a las privaciones que significaría su independencia, como cuando hablan en nombre del pueblo catalán, falsifican la historia, convierten leyendas en hechos reales, dicen que Madrid les roba o enseñan a los niños a odiar a España. Mienten hasta el hastío sus terminales mediáticas, hasta el punto que podrían afirmar cínicamente con J. Dryden: Nunca he visto que de decir la verdad se siguiera bien alguno.

martes, 15 de noviembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


A PROPÓSITO DE TRUMP Y EL POPULISMO
15 de Noviembre de 2016



   En plena burbuja de trumpismo quizá no fuera conveniente referirlo desde La Azotea, ante ánimos caldeados y en movilización permanente de personajes y medios de comunicación más propensos a la hipérbole que al sosiego del análisis. Ahora, resulta más seguro por cómodo, popular y políticamente correcto despotricar contra Trump – como en su momento se hizo contra Reagan- que desmenuzar el fenómeno y ubicarlo en las diversas corrientes que en nuestro mundo cambiante conducen sin remedio a terreno movedizo, nada previsible por novedoso- aunque no tanto- pero sí desconocido en sus consecuencias. Desde luego no me encuentro en disposición de improvisar tesis alguna sobre el fenómeno populista, pero sí al menos reflexionar dentro de los estrechos límites de comentario como este, sobre alguno de sus aspectos, al considerar inciden de forma directa en nuestra actualidad.

   Con simpleza, podría decirse que el populismo moviliza votos, con promesas no realistas pero populares y oportunas, aprovechando o estimulando las emociones o el miedo de un sector amplio de la sociedad. Ahora, en plena y difícil transición hacia la cuarta revolución industrial, donde se confunde industria con servicios- llamada por algunos servindustria- y los intercambios se globalizan junto con la información, aparece de manera generalizada una reacción de desencanto y temor hacia las instituciones políticas y un clamor contra los desequilibrios económicos y sociales que provoca. Y aún más, por si fuese poco, la presión de movimientos migratorios multitudinarios, no siempre relacionados con la guerra. En este sentido Trump es tan populista como revulsiva su personalidad, más cercana a vulgar sexista y patán; tan llena de altanería impresentable, como vacía de valores acordes a la tradición democrática occidental y los principios que dieron luz a la hermosa Constitución USA de 1787. Pero ya me dirán si resulta posible, como muchos pretenden, incluir a Trump entre la extrema derecha o el fascismo sin más. Menudo disparate. Gobernará vigilado estrechamente por potentes contrapoderes que hará imposible cualquier desviación constitucional y se atendrá con matices a su letra y espíritu. Ha conseguido con zafiedad insoportable y por la flojedad de su oponente, conseguir el fin de la Presidencia, con medios injustificables desde el decoro exigible. Su riesgo está, seguramente, en el proteccionismo que predica; en el miedo al librecambismo y su pretendido y rancio nacionalismo replegado a sus fronteras y orillando la otrora fuerza impulsora de la libertad como modelo universal, protegida por su poderoso ejército, trasladable hasta los confines.

   Pero el populismo es fenómeno más propio del siglo XX – como el peronismo y otros muchos más nefastos y disolventes- con temibles secuelas en el XXI, pero donde nuevamente confluyen comunismo o más finamente, socialismo del siglo XXI; fascismo renacido y nacionalismo siempre atento y oportunista a la debilidad de los Estados. En el fenómeno siempre hubo una estrategia común, empezando por ese mecanismo de inclusión del sentimiento de comunidad, de pueblo, de gente, a quien el populismo atribuye características positivas de inocencia, honestidad, desamparo. Enfrentándolo a enemigos comunes dotados de rasgos negativos de explotación, traición, conspiración y marginación, a quienes excluye; como Maduro y el imperialismo USA o los empresarios explotadores; para Trump, los mexicanos delincuentes y la presión migratoria descontrolada hacia el paraíso; o para Iglesias y Tsipras, la deuda ilegítima, los burócratas europeos o los bancos. En fin, como al resto de populistas de nuestro entorno, cercanos ya al poder y en explotación de esa inmigración que amenaza desdibujar la Europa de las naciones, en absorción más que preocupante por el islamismo arrasador. En cualquier caso, discurso alimentado de conflictos, de disenso, cuando no de odio, polarizando sociedades ya de por sí fragmentadas. Quizá se camina hacia un cóctel explosivo que dejará demasiados perdedores, empezando precisamente por los grupos sociales ya vulnerables de por sí y a los que el populismo dice defender.

        En definitiva, aún cuando Trump posee muchos rasgos de populista, no pasa de bocazas que avergüenza la grandeza del constitucionalismo norteamericano. Y desde luego, carece de muchos de los elementos del populismo de izquierdas y derechas que comienza a barrer Europa. No es liberticida, ni idolatra el Estado, ni le obsesiona el igualitarismo, ni busca la concentración de poder. No aparecen en Trump los elementos de ideologización antiliberal – neoliberal le llaman- antiindividualista y anticapitalista que están curiosamente en la osamenta estructural del nazismo, del fascismo y del comunismo clásico o su espectro circense del socialismo siglo XXI, bolivariano e inculto. Porque el populismo europeo es hijo putativo del comunismo reconvertido, gestado entre lo intelectual y lo pragmático. Por eso, el populismo marxista leninista de Iglesias intenta alcanzar el poder marginando cualquier ensoñación de rebelión armada; más bien subido al lomo de Gransci, pretende dominar primero el mundo de la comunicación y la cultura y luego, las instituciones a las que desprecia por su carácter burgués..


     Si las utopías se han sucedido a lo largo de la historia, como la Ilustración no vivida por España que contenía un profundo utopismo, hoy vivimos el fracaso de las grandes y devastadoras conocidas como comunismo y nazifascismo. Nos debe quedar el recuerdo intelectual de las hermosas de los siglos XVI y XVII, siglos clave en la historia europea, como la Sinapia atribuida a Campomanes; Nueva Atlántida de F. Bacón; La Ciudad del Sol de Campanella o la Utopía de T. Moro que ahora conmemora 500 años. Todas ellas a la busca de una sociedad perfecta e ideal, con crítica descarnada a las estructuras sociales existentes. Como las ideologías desde hace siglo y medio. Dijo Lamartine, en ataque de optimismo, que las utopías son verdades sin madurar. Prefiero pensar que en la historia de la cultura humana no hay marcha atrás. Ojalá.   

lunes, 7 de noviembre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea

COMIENZA EL ESPECTÁCULO
7 de Noviembre 2016



   Trece, sí trece, son los nuevos Ministros del Gobierno Rajoy, aunque algunos para decir verdad, ni nuevos ni inocentes. Sin duda sería un buen Gobierno para una buena Legislatura, salvo algún parche que visto no sirve para un roto se le encomienda un descosido; al final no serán tantas las ocasiones ni de lo uno ni para lo otro. Y el debate sobre continuismo o marianismo o vaciedades similares, un ejercicio de suprema estulticia.

   Pero necesito aludir una vez más, a los cuatro años que hubiera podido protagonizar, por ejemplo, una alianza electoral de PP y C´s para la obtención de mayoría absoluta. Ya conozco lo mal visto entre el gentío que está hablar de mayorías absolutas; como de bipartidismo. Es igual, sabemos que la deriva de las naciones empieza por la del pensamiento y luego por las ideas a rechazar, que van quedando como perlas engarzadas en la actualidad de la opinión publicada y de los propios protagonistas; en este caso y para nuestra desgracia, por temor a quedar fuera del reparto. En consecuencia, descaradamente extienden el débil razonamiento de la perversidad de los sistemas bipartidistas o de la necesidad de unirse para ganar. Y el éxito está asegurado, aunque apenas necesite ser explicado sino solo aplicado. Pero conste que coalición electoral ni siquiera obliga a gobierno de coalición; sí hubiera permitido intentar cuatro años de regeneracionismo del sistema.

   Y no parece discutible la urgencia máxima de una regeneración sistémica, “hoy se alza una Nación pujante frente a un Estado caduco y corrompido” como lamentaba Azorin. Tanto como aplacar y corregir el perverso y reaccionario nacionalismo independentista porque lo uno va con lo otro.  Y ese regeneracionismo que predico - acabando con los usureros de la política- debe empezar por el interior de los partidos constitucionalistas, por ejemplo los populares, obligados a revisar por patriotismo y supervivencia, desde dentro hacia fuera, las ansias de enriquecimiento fácil de tantos de sus trincones dirigentes y los sucios aledaños. Y qué decir de los socialistas democráticos que superado – cuando superen si lo superan – el berrinche de los ZPSanchez, deben no solo reubicarse ideológicamente sino iniciar un saneamiento de sus parámetros de gobierno, haciendo imposible bochornosos espectáculos como el andaluz, donde ya parece comienza el enjuiciamiento de lo más florido de su cleptocracia, empezando nada menos que con dos Presidentes del PSOE propiamente dicho, a la vez Presidentes de la Comunidad y representantes del Estado. Y también de C´s para que al fin deje de predicar sin haber gobernado y sin conocer su propia estructura ideológica. Y para qué hablar de los nacionalismos otrora llamados moderados y ahora sin nombre, cuando el padrino Pujol y su famiglia numerosa siguen sueltos y sus botines a salvo; quien se hubiera atrevido a predecir que el siglo XXI traería una Renaixença tan podrida y tan repleta de incultos cantamañanas.

   De manera que comienza a circular el nuevo Gobierno en minoría absoluta parlamentaria, dependiente de unos  C´s sin duda constitucionalistas pero mayormente preocupados por resaltar las diferencias con los populares, aunque desconozcan en qué consisten sus esencias ideológicas y sus planteamientos de gobierno fuera de las ciento cincuenta medidas, en su mayor parte de manual y que en sí mismas o en su literalidad resultarán impracticables o irreconocibles con el original, una vez operativas. De manera que puro gas y obstáculo continuo para la gobernación, salvo en algunas decisiones económicas y de mantenimiento de la unidad nacional, que no sería poco. En cuanto a los socialistas pura incógnita, porque Zapasanchez yermo y errante, aún no desapareció de escena y son muchos y poderosos sus partidarios integrados en bases radicalizadas, es decir, podemizadas o por mejor decir partidarias de un cambio total de régimen constitucional. El partido socialista necesita un nuevo Suresnes, aunque carezca de un Felipe González capaz de imprimir nuevas definiciones para otros horizontes. Ahora resulta que hasta la aparición de un líder/estadista con más cabeza que ambición, Susanaperón puede resultar una solución; quizá provisional, porque resulta impensable e indeseable y quizá insensato, pretender pudiera superar la interinidad.

    Y los Presupuesto Generales de 2017 hay que aprobarlos, cuando la Seguridad Social ha descubierto su insuficiencia de medios propios para hacer frente a las pensiones; las Comunidades Autónomas carecen de recursos para hacer frente al disparate del gasto irreversible en que entraron; la Justicia hay que despolitizarla y obligarla a ser eficiente como cualquier otro poder del Estado; la educación está en el estanque a la espera de conocer su modelo; la Constitución y parte del bloque constitucional necesita reparaciones urgentes; las Instituciones europeas exigirán cumplir los compromisos, a pesar del declive. Y el resto del mundo pendiente a estas horas de Clinton o Trump.

   Comienza el espectáculo en el Congreso de los Diputados. No durará mucho porque los actores son en su mayor parte más aficionados a lo circense que al orden estatal establecido. Y en Europa, una nube espesa y amenazadora de fascicomunismo populista se cierne sobre una sociedad bienpensante y opulenta que mayoritariamente dormita un sueño utópico, si no imposible.           


jueves, 3 de noviembre de 2016

La Opinión de Julián Delgado

Artículo que será publicado este próximo sábado, 5 de Noviembre, en el Diario
“Ultima Hora” de Mallorca
EL CANDIDATO FARSANTE
Julián Delgado. Escritor
   Si, Pedro Sánchez merece el calificativo de farsante  por su inaudito comportamiento. No le bastó con mantenerse en el cargo después de haber perforado todos los suelos electorales del partido y haberlo desubicado de su natural espacio y ufanándose de estar haciendo historia con esos magros resultados, sino que, además, ha decidido que si ha de morir, sea matando. Ahora ha dado un espectáculo patético mostrando su mediocridad intelectual, su vacío ideológico, su mezquindad y su narcisismo que, perturbado por las ansias de poder, le lleva a considerarse víctima de los poderes económicos y mediáticos y caudillo de los desfavorecidos.
   Resulta pasmoso que, en un intento desesperado de recuperar la posibilidad de hacer realidad sus delirios, sea capaz de humillarse ante el principal adversario político de su partido, pedirle perdón por haberle llamado populista y no haberse sometido a sus pretensiones. Y eso, después de que Iglesias llamara traidores a los socialistas, se esforzara en avergonzar a su bancada y felicitara las intervenciones envenenadas de los independentistas. En especial, en el caso de Rufián, siempre en su papel de lacayo de la sordidez, tras ese discurso miserable e ignaro dirigido a socavar al PSOE, que nos transporta a espacios donde no caben más que el odio, el desprecio a la inteligencia y el culto a la maldad.
   Después del pacto secreto a voces mediante el que intentaba formar gobierno con separatistas, que atentan a diario contra la soberanía nacional, y demagogos populistas, que defienden el derecho a separar, ambos fuera de los límites constitucionales, se ha quitado la careta y ha afirmado que Cataluña y Euskadi son naciones, rompiendo así con la línea oficial del PSOE y cuestionando las bases de nuestro modelo constitucional. Y lo ha hecho con impudencia, a través de la televisión, llamando a rebato a las bases socialistas para que luchen codo a codo con los chicos que intentan revivir en la calle y en el Congreso los años de gloria del Cojo Manteca.
   Nadie ha hecho tanto daño a su partido como Sánchez: tras dejarlo dividido y en su  mínima expresión, intenta ahora rematarlo con una felonía imperdonable. No debe extrañarnos que Iglesias le haya felicitado.



lunes, 31 de octubre de 2016

La Azotea de Javier Pipó

La Azotea

ALGO ES ALGO
31 de octubre de 2016. Víspera de Santos

   Apenas me interesa el espectáculo – por otra parte lamentable y a veces miserable – de los dos días de investidura del presidente Rajoy. Bastante está siendo analizado por medios y comentaristas, no siempre inocentes. Para  mí el atractivo fascinante está en lo que circula tras las palabras casi siempre cínicas cuando no engañosas o incultas de los muchos cantamañanas sentados en los nobles escaños del Congreso de los Diputados. Ciertamente es juicio severo cuando, en primer lugar ya se resolvió la obstrucción del legislativo del Estado y en consecuencia la del Ejecutivo. Y por otro, habría que distinguir entre algunos de los portavoces, auténticos enemigos del parlamentarismo, la Constitución, la democracia y la Nación, y los demás. No hay tiempo, ni entusiasmo.

   En comentarios pasados, trataba de transmitir la idea de agonía lenta del sistema político- no desde luego el epílogo que le gustaría al agitador comunista Iglesias – a causa del agotamiento de las instituciones previstas en la Constitución de 1978, mutadas hasta convertir el Estado en elefantiásico, insostenible e ingobernable. Pero a pesar de ello ha sido capaz de sobrevivir, con duración que no debemos calificar de escasa, superando incluso un golpe militar. Se improvisó con temeridad la construcción de un Estado de las Autonomías inédito en el Derecho Constitucional comparado, porque el artículo 137 de la CE dice que “el Estado se organiza territorialmente en municipios, provincias y las Comunidades Autónomas que se constituyan” Claro, era de temer, se constituyeron diecisiete y dos Comunidades/Ciudad que es igual, pero peor. El resultado ha sido ir funcionando a base de tirones del TC, resolviendo en inacabada continuidad conflictos incesantes con los notables regionales que transformaron el Estado hasta hacerlo irreconocible. Y desde luego, cesiones sin fin de Gobiernos débiles que jamás  supieron administrar la complejidad de la situación. Pero también, la rebelión de los nacionalismos periféricos nada moderados o claramente independentistas, como el caso catalán; la insolvencia y escasa moralidad de las élites políticas; la crisis económica enroscada en vicios estructurales ocultos y letales del sistema productivo, ya cronificados y desde luego, las exigencias de nuestros socios europeos. Pero no crean, tras 37 años es agonizar de éxito y ojalá la reforma inevitable del texto constitucional, permita al menos otros veinte o veinticinco años de paz, prosperidad y bienestar.

   La farsa con final feliz de la investidura presidencial, ha escenificado el panorama penoso de nuestro parlamentarismo y en consecuencia debe ser calificado de insulto a la Nación y la mayor parte de sus ciudadanos, la presencia de agitadores tan peligrosos como vacíos, liderando un movimiento revolucionario como Podemos, mezcla explosiva de marxismo leninismo, estalinismo y castrismo bolivariano casposo y hortera. Llamar simplemente populista a quien mitinea con desparpajo insolente cada vez que accede a la Tribuna, resulta escaso en la capacidad descriptiva y totalizadora del concepto, al dejar al exterior gran parte de su ideología disolvente y autoritaria. Ya ven como integraron IU hasta su anulación y ahora caminan hacia la absorción del PSOE, de la mano de otro bobo de Estado como el tal Zapasanchez que desde mi Azotea, ya en su espeso comienzo y a lo largo de dos penosos años, califiqué de inútil, aventurero y amenaza tanto para el socialismo democrático como para la Nación y su sistema. Pero aún es cadáver político insepulto y logrará crear la división de su Partido y retrasar la necesaria regeneración. Tantos y tantos demócratas socialistas habrán quedado asombrados al conocer que hasta su Secretario General no pasaba de vulgar y torpe agente de Iglesias, de troyano podemita, como lo han calificado algunos y con razón.
   Y que les voy a contar del bajonazo en el nivel intelectual y personal que los representantes de la izquierda republicana presentan en el hemiciclo parlamentario. Qué lejos queda la altura de hombres como Tarradellas o Heribert Barrera, de ideología no compartida pero de solvencia acreditada y tan respetados como respetuosos con las instituciones democráticas. Tardá y Rufián representan lo peor de la clase política; el declive del catalanismo regenerador y de la burguesía que lo sostuvo; del sentido de Estado a cargo de guardianes más pendientes de sí mismos que de los intereses colectivos y en consecuencia nacionales; de un modelo de distribución territorial del poder haciendo aguas por todas sus costuras, sin alternativa que plante cara a tanto desafuero insultante, provocador y tabernario. Es lo que ocurrirá con el nacionalismo vasco antes que después; ahí tienen la presencia intolerable del representante del Bildu y su discurso retador, olvidando un pasado de sangre y padecimientos que no parece tener fin. ¿Espera la burguesía del peneuve la aniquilación de su historia por parte de hombres de paz como Otegui? ¿O quizá, la convocatoria en La Habana o Caracas de otra vergonzosa firma de una Ley de Punto Final para ETA, cuando aún quedan la mitad de los asesinatos por esclarecer? Ahí tienen al triste representante del PNV haciendo un discurso tan vacío como inútil, tan cercano al suicidio político.

   Este penoso espectáculo, ya digo, no es más que la consecuencia de un corrimiento hacia la izquierda de casi todo el espectro parlamentario, sobre todo los grandes y tradicionales partidos del sistema. Por eso, los socialistas buscan su espacio en la extrema izquierda, ciegamente guiados, ante el acoso ideológico del PP que ocupa parte de su territorio y su discurso, olvidando la crisis del socialismo democrático europeo; el autodenominado centro político escudriñando una rendija aunque sea estrecha, por donde sacar la bandera imposible de Suarez que les legitime su deshubicado discurso que ignoran, si liberal o de izquierda moderada. Y los populares, abandonando el liberalismo conservador que debió ser guía en estos años de zozobra; pero que sin Congreso que evite la definición, han logrado en estos años negros convertirse en la única salvación posible ante el ataque sin piedad y el asalto al cielo que prepara el comunismo populista de Podemos.

   El Gobierno en ciernes no podrá gobernar, y creo no resulta fácil errar. Intentará aprobar los Presupuestos, iniciar los contactos del pacto de Toledo y cumplir, aunque sea chapuceramente, con los compromisos europeos. Poco más. En siete meses, disolución y en ocho, convocatoria de nuevas elecciones. Algo es algo.        

     


miércoles, 26 de octubre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

La Azotea


EL COLOR DE DON PELAYO
26 de octubre de 2016




   Con la que cae y el bueno de Maillo – el más listo, formado y valioso de los marxistasleninistas en activo de Andalucía – le dice a Susana, esa revolución siempre pendiente, “usted es de derechas, derechas, derechas, más que Don Pelayo”. Pobre Susana, si empieza el pueblo y sus líderes con estas desconsideraciones hacia su persona y figura, le quedarán muchas horas de amargura y llanto desconsolado; abandonos y sinsabores; devoluciones hasta de los rosarios de su madre envueltos en dedicatorias de ver y no mirar. Recuerden que ella dijo, parafraseando a ZP aquello de que era roja y decente. Pero si le siguen indagando le saldrá del alma el verde oscuro trianero. A ver si ahora le van a rebajar por ambos lados y con el lío ideológico circulante terminan por encontrar una sandía; eso ni hablar. Hombre, lo de roja no seré yo quien la contradiga máxime tras tan contundente autovaloración. Y el verde está por ver, precisamente por ser color de esperanza.

   Aquí llevamos más de cuarenta años donde ser rojo es un baldón de gran valor para el mando, el medre, el trinque o lo que se ponga a mano. Sin embargo ya ven, cuarenta años antes, el rojo ni nombrarlo, todo lo más encarnado o colorado o carmesí o púrpura, y con tiento. Entonces era el azul obrero, mucho más sufrido y aguantón. Ya no se llevan los colores sólidos y puros, pero el rojo no pasa de moda. Repasen el color de las banderas revolucionarias y contra, y hallaran algunas sorpresas; por poner ejemplo, el inquietante y frío color morado o violeta – demasiado premonitorio – de los comunistas de Podemos, pretendiendo ser la síntesis o algo así, para al final no ir más allá de vulgar mezcla, pura y dura, del azul más el rojo. Y para qué nombrar a los subidos improvisadamente a la grupa de una pretendida nueva revolución silenciosa y enarbolan bandera inyectada de color llamativo, aunque sea invitando a la reflexión y la calma, como Rivera y su color naranja/zanahoria, es decir, rojo y amarillo. De manera que nos queda el azul raso de Rajoy, sin mezcla alguna, perteneciente a una generación de revolución como Dios manda y si fuese conveniente y oportuno, o cuando menos de aquellos que intentaron protagonizar un regeneracionismo de andar por casa.

   Pero ya digo, No me gustó esa forma de trato faltón entre compañeros de progreso. Hombre, ella es roja discreta que lucha a diario por el auxilio de sus descamisados; está a favor de proteger a los tiesos, incluso sobrevenidos; es solícita con sus compañeros y no manda detener a quien la contradice. Hace lo que puede y ahora está dispuesta al sacrificio total por mantener a flote la herencia recibida y la que debe transmitir a los suyos. Es verdad que su talego está vacío, estirado, dice ella. Verdad apabullante, pero a nosotros mayormente nos fascina su furtivo talego intelectual, y cómo lo va desplegando sobre este ventoso paisaje, donde al paisanaje lo de la moral, social se entiende, le resulta tan rancio como una homilía preconciliar.
   Pobre Susana, tan cerca de todos y tan lejos del poder que anhela, y encima la comparan con Don Pelayo. Y claro, el ilustre perito en latín sabe que la persona y el personaje de Don Pelayo es un enigma. Además, ¿Cómo es posible saber si Pelayo era de derechas o izquierdas? Mientras que nuestra ilustre y lozana Susana resulta algo felizmente palpable, familiar, diría yo, una realidad cotidiana e imprescindible. Y encima Don Pelayo inició la reconquista en Covadonga y ya sabemos que de allí procede Don Javier Fernández, el prudente, fugaz y enseguida olvidado Presidente de la Gestora o así, con el trabajo que le costó comerse el marrón. Y claro, dicen que ese marrón – menudo colorcito – lo cocinó con la siempre dispuesta y voluntariosa Susana, pues para ella eso es como coser – ya lo dijo – y cantar. Y lo cosió y juntos cantaron aquello de Asturias es España y lo demás, tierra conquistada. Pues menos faroles porque la cosa aún tiene su recorrido empezando por las “maniobras ocultas” que me cuentan. Pero nadie dude de la fuerza arrolladora de Susana, basada en su españolismo de siempre, empezando por su patriotismo trianero y no como otros bobos de “mi patria es el viento” o “mi patria es la gente”. Aquí es España y su hermosa Constitución, y en eso estamos con ella y tras ella, aunque no sea suficiente. Pero como también es creyente, bueno será recordar la Segunda carta de Pablo, el bueno, a los Corintios, denunciando intrigas de los judaizantes, y su firmeza: “ya que tenemos este ministerio por haber sido objeto de la misericordia, no nos desalentamos; al contrario rechazamos esas vergonzosas “maniobras ocultas”.

   Ya ven, Don Mariano de cercanía a la tierra astur de Don Pelayo, consiguió al fin una nueva Legislatura, sin nuevas elecciones, aunque no sepamos para qué, ni por cuanto, ni con cuantos. Todo un poema porque la escasa oposición la tendrá en la calle y no en las instituciones. No en la izquierda sino en el comunismo revolucionario y antisistema. Su investidura tendrá un brillante color negruzco porque festejarán el tránsito de estar en funciones a no saber que funciones tendrán. Se disolverán cuando la primavera aparezca en el horizonte de una España cansada de tanta vuelta a la misma noria. Pero ya se, Rajoy no desfallece y seguramente habrá razonado con Maquiavelo: “Vale más hacer y arrepentirse que no hacer y arrepentirse” Pues eso.








jueves, 20 de octubre de 2016

La Opinión de Javier Pipó.

LA AZOTEA


ELECCIONES, SÍ
20 de Octubre de 2016



    Pues a mí me preocupa y en cierto modo me hace temer, declaraciones de agitadores profesionales como el inane, inútil y ya deglutido Garzón o el descamisado y ambicioso Iglesias. El uno pidiendo la ilegalización del Partido Popular y el otro amenazando muy crecido y ya sin aroma socialdemócrata, con dejar las instituciones parlamentarias como tapadera y trasladarse a la calle, en movimiento popular; situándose al frente de conflictos, incluso la huelga general; desbordando las calles dice, porque en el Parlamento no son votos suficientes para cambiar las cosas hacia el poder popular. De manera que más claro es imposible para conocer la conducta que poco a poco va anticipando toda esta peligrosa caterva – ahí tienen el espectáculo fascicomunista de la Autónoma, con el Presidente González – y veremos si suficiente para hacer recapacitar a parte no pequeña de la burguesía, de clase media, que esencialmente los apoya con sus multitudinarios votos y comprensión.

     Es verdad que nadie puede negar la muy legítima indignación de estas clases sociales que han constituido la mesocracia española, garantía de estabilidad y paz social durante cincuenta años y ahora van perdiendo aceleradamente protagonismo social y económico, en medio de una crisis sin precedentes en el último siglo. Ahora, asisten atónitas al declive de un país corroído por la corrupción; atascado en el límite de su disolución ante el imparable y soberbio nacionalismo centrífugo e inmoral. Con un Estado tan ineficaz como ingobernable, tan gigantesco como derrochador y en consecuencia depredador de la riqueza y bienes producidos o acumulados por sus ciudadanos. Con una Constitución a reformar con urgencia aunque tan hermosa como burlada por quien puede hacerlo con reiteración e impunidad. Con una Justicia politizada hasta la náusea que bordea con preciosismos procesales las puñetas de sus tribunados, atascados hasta casi la parálisis por el barroquismo inútil de sus garantismos, en tantas ocasiones injustos. Con una sociedad paganizada, egoísta, en gran parte corrompida y sin apenas principios o valores trascendentes, instalada a la sombra de un Estado protector y providencia que tiende su mano benefactora desde antes del nacimiento hasta después de la muerte, dejando un ciudadano inerte, dispuesto a cambiar libertad por responsabilidad, bienestar por comodidad, precio por dignidad.

      Son quizá sentimientos perfectamente descriptibles, agobiantes y compartidos por otros muchos millones de ciudadanos que sin embargo no votan el comunismo arrasador de Podemos, ni el simplismo disolvente, estúpido cuando no trincón de alguno de los nacionalismos periféricos. Es decir, no por esa situación deplorable y de emergencia colectiva, la mayoría silenciosa está dispuesta a entregar la Nación, a ponerla en manos de aventureros, demagogos populistas, activistas del odio, la envidia y el resentimiento, que mirando hacia el pasado preparan un futuro de totalitarismo, ruina económica y moral e indignidad colectiva. Es decir, lo que la historia tan reciente del siglo XX nos enseña con naciones arrasadas, con economías hundidas, ciudadanos con su dignidad arrebatada, dirigidos por iluminados que instalaron nuevas elites extractivas y corruptas, generalizando la pobreza y repartiendo miseria moral, eso sí, entre los iguales del sistema. Es el nazicomunismo que ha circulado en cien años, elevado a dogma o muerte, por enemigos de la humanidad como Lenin/Stalin; Kruschez/Andropov; Kadar o Husak; Bierut/Gomulka; Ulbricht/Honecker o sátrapas asesinos como Mao, Pol Pot, Kin Jong-un o populistas tercermundistas como Castro o Chávez o sicópatas genocidas como Hitler. En este amplio y vergonzoso muestrario de indeseables,  nuestros jóvenes comunistas del bienestar tienen su modelo o quizá en la mezcla de varios de ellos. ¿Cuál nos ofrecen?

     Y mientras, aquí esperando que haya un Gobierno como sea. Un Gobierno que ya tiene el repudio, cuando no la enemiga de la mayoría. Un Gobierno imposible, porque si antes, salido de una mayoría absoluta contundente, fue incapaz de afrontar prioridades como el regeneracionismo o la reforma del Estado y sus Poderes o la adaptación  urgentísima de la Constitución y parte del bloque constitucional, ya me dirán ahora. Si florece marchito y fugaz, pasará de estar en funciones a estar sin funciones posibles. Y encima desprestigiado y maldecido.

      Al otro lado del puente que solo sirvió para separar, yace un socialismo desnortado que perdió su espacio ideológico y su relato social. Solo queda el solar, dice el sensato J. Fernández. Es decir, queda orillado en la Historia de esta primera mitad del siglo XXI. Ni siquiera resulta posible nueva relación dialéctica con el marxismo; un suicida acercamiento no pasaría de mera absorción. Buenas horas les queda de lectura reposada de las Obras completas de Zapatero/Sánchez, prodigio de la teoría y la praxis política.


     Al menos, nuevas elecciones permitiría renovar en la esperanza de lo imposible. Pero sin elecciones lo imposible anticipa cualquier inaccesible esperanza. Ojalá nuestro pueblo no olvide que el voto no construye verdades, sino poderes. Pues eso.             

miércoles, 19 de octubre de 2016

la Opinión de Julián Delgado

Artículo que se publicará el próximo sábado, día 22, en el Diario “Última Hora” de Mallorca

Quevedo nos observa
Julián Delgado. Escritor
19 de Octubre 2016

   Los líderes de Podemos han tratado de elaborar un discurso alternativo al concepto de patria y, como todos los populistas, intentan desintegrar al hombre de su fidelidad a los fundamentos de su civilización, menospreciar la defensa de una tradición labrada durante siglos y saquear nuestra conciencia cultural. En ese empeño, se han despachado con una perogrullada: la patria es la gente.  
   La sociedad democrática debe impartir una educación que contribuya a formar ciudadanos que desarrollen valores de solidaridad y responsabilidad respecto a su comunidad, lo que supone su arraigo en una entidad nacional. El patriotismo moderno cristaliza con la creación del Estado-Nación: una sociedad organizada de carácter cultural e histórico. Más allá de mantener costumbres, ritos y creencias, sus miembros comparten unos valores y una historia que han desarrollado en común y cuyo relato compartido se transmite por generaciones a través de los medios de socialización y, además, participan de unos ideales y un proyecto colectivo. Se recuerdan y conmemoran hitos, integrando en el espíritu de los jóvenes las vicisitudes históricas, con sus glorias y sus duelos. Así concebida, la nación es una patria sellada por la fraternidad de sus miembros, que se refuerza con himnos, ritos y conmemoraciones. Pese a los riesgos de generar fanatismos y odios, este mito político, histórico y cultural que es la patria es el cimiento necesario de toda sociedad y, en la sociedad compleja, constituye el único antídoto contra la atomización individual y la influencia destructora de los conflictos (E.Morin).

   Cuando desde la periferia se está reinventando la historia para crear pequeñas patrias excluyentes y se fomenta la negación de España por medio del desprecio, el odio y la falsificación de su historia, es preciso reafirmar una idea positiva de España como patria común e integradora. Pero la realidad es que una clase política acomplejada renuncia a defender las tradiciones nacionales para dejar a España reducida a un concepto jurídico. Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes ya desmoronados/ de la carrera de la edad cansados/ por quien caduca ya su valentía. Es como si Quevedo nos observara.