La Azotea
EL RAPTO DE EUROPA (y II)
29 de Abril 2017
Aquí, la ola purificadora, el huracán que casi todo arrasa,
el vendaval que sopla en el Rapto de
España quizá consista en caminar de vuelta, cuando todavía no se ha
llegado. Hay como cierto desasosiego y añoranza desatada de un pasado que cada
uno concibe a su modo y ambas mitades, equivocadas. Los que entonces perdieron
y supieron mantener la dignidad, son sobrepasados por sus descendientes que en siguiente
generación buscan la revancha y el desquite concibiendo, por ejemplo, una
República capaz de satisfacer sus fantasías en el alcance de la por ahora,
utopía imposible. Los que entonces ganaron, fueron aprendiendo de sus hijos las
ventajas únicas del acuerdo y la transacción para alcanzar un sistema de
convivencia civilizado y democrático, ahora en riesgo de radicalizarse. Pero
les cunde el sentimiento de minoría mayoritaria silenciosa, desbordada por la
dictadura insoportable de lo políticamente correcto que conlleva la mofa
continua de los sentimientos, principios, valores, creencias y apurando, quizá
modelo y estructura social; hasta desdibujar los símbolos nacionales o la
propia identidad unitaria de la Nación. Oponiéndose a los dictados de la
ideología de género o a la odiosa, sectaria y guerracivilista memoria histórica se alcanza lugar
seguro en el rincón olvidado y marginal de calificaciones con éxito triunfante
e incomprensible de franquista o fascista. Descalificaciones unidas a xenófobo
u homófobo si de calificar se trata como criminal la expansión yihadista o de
insoportable la dictadura LGTB.
Muchos pues, a derecha e izquierda extremas, comienzan a
desconfiar del sistema democrático, tan difícilmente alcanzado, en la añoranza
de un tiempo que creen pudo ser distinto pero que roza el riesgo de retroceso
al enfrentamiento de trincheras, por ahora ideológicas, pero de reproche
continuo, agrio, estéril, cuando no peligroso. Quizá porque hace tiempo se
perdió el respeto al sistema democrático. Los socialistas porque extraviaron la
brújula ideológica, deambulando desde la centralidad socialdemócrata al
zapaterismo amoral y suicida del infantilismo revolucionario. Los nacionalistas
catalanes y vascos, a lo suyo que no es lo nuestro. Buscando los unos remedio
al punto disparatado de locura colectiva en que colocan al pueblo catalán,
culto, desarrollado y de vocación histórica ligada al espacio europeo,
queriendo entonar una oda a la alegría que
no pasa de charanga encubridora de una burguesía trincona y codiciosa, ahora
conducida a la insignificancia por las hordas ácratas y revolucionarias que ya
sembraron aquélla hermosa tierra de sangre y fuego. Los otros, los vascos, en
la revolución de la diferencia, la insolidaridad y el privilegio siempre
escaso, conducido por una burguesía en baja que ahora espera mejor momento para
autojustificarse como nacionalismo del fracaso, pero que mientras entiende,
ampara y celebra con los artesanos de la paz – por ahora sin territorios, como
en Colombia- el éxito histórico de los asesinos, mayoría exentos, hace tiempo
en las instituciones. Ojalá no sea en exceso gravoso, lo ya ruinoso del cupo, y
otras tantas prerrogativas contrarias al Derecho europeo, con tal que los
estadistas populares puedan tener Presupuestos.
Y los llamados
social/liberales de C´s en busca permanente de un espacio que no encuentran
porque no existe la equidistancia en tiempos de definición exigible y precisa.
Siempre en el escaparate de lo correcto porque apenas tocan poder y lo mismo
echan la red al centrado liberalismo que al lodazal andaluz del progreso siempre
lejano. Pero les llegará la hora de la verdad antes de lo que imaginan aunque aún
no tengan dimensionado siquiera el sistema. Sistema que sí tienen medido y en
el objetivo de su asalto los comunistas de Podemos, impacientes por alcanzar el
poder para cambiar hasta la raíz justificadora de su existencia, es decir la
libertad. Mientras, aprovechan el espacio parlamentario como pista circense de
un espectáculo continuo y desarrapado de miseria moral y política, con moción
de censura totalitaria o sin ella.
¿Y los populares? En el despojo incesante
de las clases medias, masas neutras que decía Costa, creyendo o explicando que
hacen reformas y olvidando aquello de Tocqueville de que el momento más peligroso para un mal
gobierno es cuando comienza a hacer reformas. Pero ya me dirán aquéllas que ni
rozaron la educación, ni la deriva del sistema autonómico que nada en el
descontrol y el despilfarro de miles de entes, empresas y comisiones. O el
Consejo General del Control Judicial, inútil y carísimo tanatorio de
Montesquieu. Aquí, cuanta más corrupción más legislación, pero por ahora la
revolución desde arriba que proponía Maura, viene en forma de detritus
institucional, enfangando la vida social; empobreciendo a masas de población;
expulsando a los jóvenes al exterior; condenando al desempleo a millones que
caen en la desesperanza y la marginación; imposibilitando la recuperación económica;
degradando el prestigio de la Nación ante el mundo culto, desarrollado y
democrático; igualándonos por abajo en la zafiedad y la incultura. Aquí vivimos
la oligarquía de la partitocracia tradicional, de la nueva España oficial que
asfixia a la España real y que elaboró un ordenamiento jurídico a su medida,
blandito, permeable, relativista, adaptable y orientado hacia la razón de Estado,
del Estado corrupto naturalmente.
Quiero recordar a Von Mises cuando aseguraba que la
corrupción es un mal inherente a todo gobierno no controlado por la opinión
pública, y aquí, la única opinión es la publicada. Pero el triunfo Macron en
Francia es sintomático en sociología política, observando la caída de
republicanos y socialistas y la emergencia de un liberalismo desdibujado pero
brioso enlazado a un centro izquierda que busca el equilibrio social que da estabilidad,
credibilidad y sostenibilidad al sistema. Ojalá eso pueda ser pronto una realidad
aquí - siempre en admiración del modelo francés- con la incógnita Rivera
apoyado por los populares reducidos a mínimos y con los restos de votantes
socialistas en acelerada huida de un Sancheiglesias en manos de Podemos. Sería
el rescate de España.