Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 30 de julio de 2015

La Azotea de Javier Pipó


La Azotea de Javier Pipó

 LA HOGUERA NACIONAL

Para quien ha tenido paciencia, curiosidad o simple interés en trastear el corazón palpitante de la Nación española, intentando especular sobre su devenir, se encontrará bien orientado para comprender el profundo abatimiento colectivo, la deriva imparable en que quedó sumida. Le habrá bastado conocer algo de historia desde principios del XIX; la etapa disolvente y letal de ZP y el posterior amorcillamiento de la angelical política Rajoy. De manera que este extraño, infernal, ahogadizo verano, servirá a muchos de reflexión y protección, aunque sea intelectual, de lo que queda de este maldito 2015 y el ya veremos 2016, tan lleno de incógnitas como de temores, fundados como nunca, eso sí.

Que las cuentas nacionales van cuadrando la base sustentadora del sistema, es realidad objetiva y en consecuencia incuestionable, aunque a los que esperan su asalto les resulte contrario a guión exigible. Pero nunca España se encontró más desguarnecida de principios y valores basados en la tradición cristiana y occidental, en la ética social, en la moral pública, en el patriotismo cívico o en la utopía colectiva como Nación. Ahora se goza o se sufre un intenso paganismo hortera, patinado con populismo totalitario que todo lo inunda, confunde, nublando con descaro la mente, a veces no tan ingenua, de generaciones sin distinción de edad, cultura o extracción social a las que une un resentimiento extrañamente compartido, más pendientes del ajuste de cuentas que del sacrificio personal, de la revancha colectiva que del ejemplo honesto o el aporte creativo.

Ya ven el amotinamiento de quienes  accedieron al poder prometiendo lo que jamás podrían cumplir dentro del marco constitucional y en consecuencia entretienen a sus electores con mamarrachadas intolerables, ajenas al sentido común cuando no con vulneraciones odiosas del ordenamiento jurídico. O el espectáculo penoso, mediocre, inculto, vacío, presente en Ayuntamientos o Comunidades Autónomas donde llegó el fuego arrasador de la revancha, haciendo hoguera ni tan siquiera justiciera de normas que parecían arraigadas en el comportamiento colectivo de un país con niveles más que confortables de bienestar y poseedores de un inmenso patrimonio cultural y de experiencia histórica que debería haberse traducido en sabiduría como pueblo.

Pero no crean que estos juegos retóricos nada inocentes resulten insignificantes o carentes de trascendencia, porque están favoreciendo el clima adecuado que permitirá el gran cambio del modelo social a través del marco constitucional. Sin embargo hay quien cree que solo saneando la economía; reduciendo el paro, el déficit y la deuda, la Nación recuperará el pulso. Craso error. Ahí está Navarra, con la mayor renta individual de España, entregada por votación mayoritaria a quienes solo pueden reconducirla al estancamiento cuando no la pobreza. Ahí está Grecia que para salvar la miseria de una población acostumbrada a vivir de prestado y guiada por una clase política ruin, entrega el poder a quienes terminarán por hacer explotar un Estado en el límite del crac. Jamás cumplirá sus compromisos, ni aún cuando llegue la hora del tercer o cuarto rescate desde la decadente Europa. Aquí pueden palpar Andalucía, cercana a los cuarenta años de poder corrompido hasta el tuétano; estancada en los peores niveles de desarrollo; incapaz de aportar idea alguna ajena al intervencionismo; siempre en la queja hacia el Estado; siempre con alguna utopía por delante tan vacía como estúpida, pero arrastrando una población ajena y feliz, confiada plenamente en la tutela del Estado que vela su patrimonio y su desesperanza. Ahí queda Cataluña, con niveles e instituciones plenamente europeos, pero sumida en frenesí de autodestrucción identitaria, siguiendo a politicastros de tres al cuarto, dotados de menos razón que ambición desmedida pero ya entregados con furia a la tarea imparable de la destrucción nacional.   

Ya me dirán si de algo sirvió el sacrificio de estos años de negra crisis que tantos sufrimientos está ocasionando a una mesocracia estable desde hace casi cincuenta años. Aquí se está imponiendo algo así como el “derecho al déficit”, el derecho a la acumulación de deuda y se verá si se atiende la devolución, en función del criterio sobre legalidad o legitimidad del insolvente de turno. De manera que comienza una alocada y competitiva carrera de más gasto social, o de “procedimientos de emergencia ciudadana” o los “rescates habitacionales” tan en boga como la “pobreza energética”. Y venga  bancos públicos como si la negra experiencia de las Cajas hubiera ocurrido hace un siglo. Y otra vez las televisiones públicas de cada cual como instrumento de mentalización y movilización, o como dice el ilustre Ximo con más cursilería que hondura, “nuestro pueblo necesita tener un ecosistema valenciano de comunicación”, Ahí queda eso. De manera que volveremos al déficit a la carta o asimétrico, por mucho que digan con la boca chica Montoro y la AIREF.

Nadie será capaz de reconocer en voz alta, que tenemos el mayor déficit de la eurozona tras Chipre, en relación al PIB, así como la mayor tasa de crecimiento de la deuda. Pero en vez de reducir los gastos, reduciendo el Estado o de reformar el Estado, modificando hasta el recuerdo el Título VIII de la CE; en vez de cambiar decididamente el sistema de financiación de este disparate autonómico, desde la Administración central se fomenta el dislate con un FLA tras otro, hasta los 62.600 millones  en tres años – el agujero de las Cajas no llegó a la mitad- de los que más de 11.000 corresponden a Andalucía. Y este año más, porque estamos en elecciones y porque alguien creyó que la inercia independentista de Cataluña la frena el dinero. Y nadie está dispuesto al atisbo de un fracaso europeo que va desde la Europa de las Patrias a la Europa de las Naciones y desde la Europa de las instituciones a la Europa de las Regiones. En eso estamos. Pero hace mucho calor y hasta el Rhin baja su nivel, a punto de colapsar el tráfico de las gabarras que alimentan el corazón industrial de Europa.

Quizá el abrasador calor de este 2015, encienda una hoguera algo más que nacional. Ojalá el fresco del otoño y el frío del invierno sean capaces de despertar a Rajoy de su larga siesta.  

 

                

Otras Opiniones. Julián Delgado

Artículo de Julián Delgado que se publicará el próximo sábado en el Diario de Mallorca "Última Hora"  


 El furor de la pasión

 
Me cuesta volver al proceso catalán por el riesgo de repetirme, la dificultad de decir cosas nuevas y lo inútil que resulta intentar convencer a los devotos de la religión laica, que viven en el ensoñamiento nacionalista, en la excitación y el arrebato hispanofóbicoen la agitación y propaganda adoctrinanteentre el ridículo y lo sublime. El nacionalismo es una pasión y, como tal, capaz de enloquecer a la persona más sensata; un sentimiento que esclaviza cuando se deja de ser dueño de ella; es una enfermedad incurable que alienta el animal que llevamos dentro. Por eso dijo T.Fuller (1608) que acometer obra alguna con la furia de la pasión equivale a hacerse a la mar en plena borrasca. Y Mas y los suyos están en medio del huracán dando vía libre a la irracionalidad irresponsablesin puertos alternativos, sin intención de ponerse a la capa,pues el pensamiento mítico, dentro de su insuficiencia, no cede ante la razón, de tal manera que el destino que les espera no puede ser otro que el de ser destrozados por las olas rompientes.  

Ante el golpe de estado de Mas no cabe la pretendida equidistancia del  federalismo vacuo de Sánchez, urdida para desmarcarse del PP en un claro gesto de deslealtad, ni el tancredismo de Rajoy ante el impostado referéndum de noviembre. No se deben aducir argumentos de miedo ni tampoco afectos impostados, sino aplicar con firmeza medidas políticas y legales, pero con sensatez y respeto,para tratar de salvar a los náufragos viajeros de ese barcoque, en buena parte, son víctimas de la más grosera manipulación. Pero, eso sí, pasar por la quilla de la inhabilitación perpetua al capitán y sus secuaces, gavilla de oportunistas que nos han dividido y enfrentadoque han utilizado las instituciones como agencias de agitación, quehan levantado una barrera entre ellos y nosotros, que hanabandonado las más elementales normas de convivencia democrática despreciando la ley. No se pueden ir de rositas quienes han promovido el odio con burdas mentirashan apelado a los sentimientos envolviendo sus dogmas y fundamentalismos en cargas emocionales. Deben desaparecer de la política quienes han pretendido amedrentarnos a todos con tal inaudito desafío.          

martes, 28 de julio de 2015

Otras Opiniones. José Luis Miró


El Diario El Mundo, en su edición de Mallorca, publica el pasado día 4 de Junio, el artículo que más abajo se transcribe, del periodista y excelente comentarista JOSÉ LUIS MIRÓ, en su columna CÓDIGO PUK.

CONSEJO CENSOR


ES VERDAD que todos tuvimos que frotarnos los ojos. Nunca antes habíamos visto una pieza de informativo tan grosera. La última palabra pronunciada con énfasis indignado por una voz femenina fue «cagado», colofón a la descripción más humillante que probablemente jamás se ha escuchado de un ser humano –no ya de un político– en una televisión española. Las cosas que se dijeron en Canal 4 de Mateo Isern, el aún alcalde de Jaime III y vías adyacentes (el resto es pedanía sin ley ni higiene), no tienen precedente en mi memoria periodística, y no conozco a nadie que, como decía, no haya tenido que pellizcarse después de escucharlas. Todos alucinamos y entenderíamos que el ofendido solicitara el amparo de los tribunales.

Los límites a la libertad de expresión, el bien sagrado de nuestra profesión, se establecen por vía judicial si no hay un ejercicio de responsabilidad previa por parte del profesional. Ha habido muchos casos y hay jurisprudencia para dar y regalar. No hacen falta más leyes ni, mucho menos, el consejo audiovisual que, tras lo de Canal 4, está empeñado en implantar el Sindicato de Periodistas de Baleares (SPIB), la única organización a la que he estado afiliado en mi vida y de la que me di de baja cuando se colocó de perfil ante los ataques del nacionalismo radical a la compañera de EL MUNDO/El Día de Baleares Mayte Amorós por informar sobre las prácticas mafiosas de un grupúsculo que decía captar fondos para la caja de resistencia de los profesores en huelga.

Censuro y rechazo sin paliativos los insultos a Isern, pero denuncio, para que  tampoco quepa ninguna duda, que lo que propone el SPIB es un órgano censor y coercitivo de la libertad de prensa. ¿Quién formaría ese consejo, quién elegiría a sus miembros y con qué criterio establecerían éstos la frontera entre lo que se puede y no se puede publicar en los medios privados? Pensar, por otro lado, que la posibilidad de un expediente administrativo sería más disuasoria que un proceso penal por injurias demuestra la candidez de la ocurrencia y desmonta el argumento de que el famoso consejo evitaría casos como el aquí comentado.

Es torticera, por último, la interpretación de este sindicato que abandona a sus miembros en la cuneta pero defiende con ardor la honra de los políticos sobre las referencias del Estatuto de Autonomía a los medios de comunicación sociales. El texto es diáfano: los poderes públicos garantizarán la libertad de expresión y el derecho de acceso a una información veraz. Ni más ni menos. No habla de consejos ad hoc ni de que la potestad de «velar» emane del poder ejecutivo. Poder público también lo es el judicial.

Otras Opiniones. José Luis Miró


El Diario El Mundo, en su edición de Mallorca, publica el pasado día 9 de Julio, el artículo que más abajo se transcribe, del periodista y excelente comentarista JOSÉ LUIS MIRÓ, en su columna CÓDIGO PUK.

 
CONSEJERO CONSORTE

«LAS COSAS suelen ser lo que parecen y algunas que no lo parecen, también lo son». Mi padre era un hombre de citas tajantes y pocas bromas. No aprecié el valor de las frases con las que cercenaba cualquier conato de discusión hasta que ya no estuvo aquí, y créanme que me duele en el alma, como a muchos de los ya huérfanos de mi generación, no haberle dicho más veces lo mucho que le quería y respetaba. La mayoría de aquellos aforismos eran prestados, pero no pocos procedían de la cosecha de su experiencia. Jamás caía en la trampa de los «matices irrelevantes», a los que apelan «los que sólo quieren enredar», y su porcentaje de acierto al juzgar a las personas, apenas verlas, era prodigioso. Le echo mucho de menos, más cada año que pasa, y pienso que cualquiera que lea esta columna y le conociera estará de acuerdo conmigo en que Miguel Miró Mulet (La Habana 1921-Palma de Mallorca 2000) fue un gran tipo.
 
Confieso haber abusado del poder que me confiere este espacio y de la libertad de expresar en él lo que me plazca para dedicarle una  negrita a una persona anónima por el hecho de ser mi padre, pero en mi descargo debo decir que no hay ánimo de envanecimiento  personal y sí, en cambio, justificación para revelar la fuente del argumento que soporta mi sencilla opinión sobre el asunto de la  Consejera Patricia Gómez, el más claro y descarado caso de nepotismo que han visto estos ojos; un ejemplo palmario de que, en efecto, «las cosas suelen ser lo que parecen»; un aviso del morrazo que se gastará el tripartito de Baleares los próximos cuatro años, liderado por la campeona mundial del cinismo Francina Armengol; y la confirmación, por si había alguna duda, de que Més y Podemos no tendrán reparo en hacer la vista gorda ahora que ellos también forman parte de la casta en camiseta.
 
«Més y Podemos no tendrán reparo en hacer la vista gorda ahora que ellos también forman parte de la casta en camiseta»

 Al final de esta legislatura de la revancha y las derogaciones tendremos los ojos morados de tanto restregarlos. Y lo de la consejera de Sanidad enchufando a su marido como director general no será nada si lo comparamos, de entrada, con la desfachatez que ha exhibido la presidenta menos votada de la autonomía balear para justificarlo: «Es el mejor preparado». Así, en grado superlativo.

Lo primero es lo que todos vemos (una digitación procaz); lo segundo es mucho más grave, pues significa que Francina y sus socios nos toman por idiotas. Porque incluso en el dudoso caso de que en todo el archipiélago no haya un solo profesional de la sanidad más «preparado» que el consejero consorte, hay una cosa imprescindible para merecer respeto que se llama decoro.

 

jueves, 16 de julio de 2015

La Azotea de Javier Pipó


LA AZOTEA

PENSAMIENTOS DE COMEDIA
16 de Julio 2015

Reflexiono desde un tranquilo lugar a la orilla del entristecido Mediterráneo, que a causa del disparate griego, amenaza la paz de este lado del bienestar. Inevitablemente traigo a mi mente la lucidez de Greene en “los comediantes”, magistral disección de psicología social, inducido sin duda por el calor húmedo como en el Haití de Papá Doc. Pero en la otra orilla hay cientos de miles de seres humanos deseando huir de la miseria, el miedo, la sequía, el fanatismo y el desorden; en definitiva, de una vida precaria, humillante o cuando menos, peligrosa o provisional. Y claro, mi primer pensamiento se interesa en reconocer las diferencias siderales entre las dos orillas, que aún siendo protagonistas de una misma civilización han recorrido caminos dispares, divergentes. Y no por ello es útil o justo cargar contra las generaciones que hicieron posible el milagro diario del progreso y el bienestar, permitiendo que otros se mantuvieran estancados en la historia, en lucha permanente contra su destino. Ahora, quizá como nunca resulta necesario recordar las verdades densas como piedras, contenidas en “los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” con que Acemoglu y Robinson, nos ilustran en su capital “Por qué fracasan los países” que más de una vez cité en mis comentarios. Por qué, me pregunto, comienza a dibujarse el fracaso de Estados ocupados en la contemplación de una fracasada, que no imposible utopía.

Naturalmente la Europa próspera, culta, democrática, ve con preocupación la deriva de los griegos, tratando de hacer reversible el avance y culpando de sus arraigadas y reiteradas desgracias a quienes precisamente le tienden la mano de su regeneración. El espectáculo del Gobierno griego, actuante en nombre del Estado y respaldado por una desorientada y manipulada población en plebiscito alocado, resulta patético y peligroso. Ya ven como el hegemon Tsipras, pretende una Europa donde partidos como Syriza sean los que hagan cambiar el modelo de convivencia y democracia. Por eso la identificación con Podemos y el urogallo Iglesias. Quieren una internacional populista, en la nueva revolución del socialismo del siglo XXI. Tienen sucursales al otro lado del Atlántico, asentados en países otrora prósperos y hoy sumidos en la pobreza, donde peligrosos payasos como Maduro se permiten tachar de fascista una ley del Parlamento español, perteneciente a la Unión europea, oasis de prosperidad y libertad.

Y naturalmente que producen miedo, porque hay riesgo. Ahí tienen ciudades como Madrid o Barcelona en manos de tuercebotas, pretendiendo o ensayando una y otra vez medidas salidas del resentimiento más que de la razón, con apariencia de gobierno pero que no pasan de decisiones de oenegés atropelladas en su ignorancia o en su inmadurez. No les importa si las consecuencias transformarán la fiesta en comedia y terminarán en tragedia. Ellos vienen con claridad, a instalar una nueva legitimidad y en consecuencia no les sofoca desconocer o despreciar la legalidad vigente, incluso la constitucional. Si lo importante son los objetivos, la legalidad como medio no pasa de una referencia de valor secundario. Ya lo dijo sin inmutarse la estadista Colau: Respetaremos las leyes que nos parezcan justas. Así se justifica el nepotismo naciente, la nueva corrupción que apunta o el intervencionismo paralizante de la economía y hasta la tabarra de la memoria histórica de hace ochenta años.  Todo vale, mientras un pueblo atiborrado de bienestar y resentimiento, asiste casi como palmero impertérrito a este cambio de cromos tan falso como euros de madera.

Dice F. de Carreras y no seré quien combata tan docta opinión, que el populismo es una estrategia para acceder y conservar el poder, permitiéndole cobijar ideologías distintas. Pero claro, también Izquierda Unida era un batiburrillo de grupos más o menos ideologizados, pero con claro predominio del Partido Comunista de siempre, aunque dentro de una corriente posibilista. Podemos es populista y está en una estrategia para acceder y conservar el poder, pero quien domina el movimiento con claridad es el neocomunismo del siglo XXI. De forma que a través de un populismo peronista-kirchnerista-bolovariano y de grupos totalitarios y colectivistas, tiene una ideología predominante que es el comunismo anticapitalista e internacionalista de toda la vida. Y si puede, de forma sistemática penetrará el poder hasta conquistarlo, aprovechando la tolerancia, la comprensión y el apoyo de las instituciones liberales y democráticas del sistema. Ya no se trata de que aplaudan los amigos al acabar la comedia. Es que ahora, como dijo entonces Cervantes, la comedia se ha hecho mercadería.        

 

 

 

Otras Opiniones. Julián Delgado

Artículo del escritor Julián Delgado, que publicará el Diario Última Hora de Mallorca, el próximo sábado día 18 de Julio

¿Qué está pasando?

Julián Delgado 

Quienes vivimos la Transición, y nos implicamos en ella, nos sentimos hoy desconcertados ante el rumbo que toma la sociedad: nos cuesta mucho interpretarla y  nos parece que el mundo actual carece de orientación, que nadie sabe a dónde va. Es, nos dicen, la posmodernidad. La renovación radical de las formas tradicionales del pensamiento y de la vida social ante el fracaso de la modernidad, que ha vaciado nuestra conciencia cultural y, con su relativismo, ha exaltado lo pragmático. Es el rechazo a los valores, al tipo de hombre y de sociedad, a las utopías (C. Tartaj); es el reemplazo de los ideales por el consumo, el dar relevancia sólo al presente, la pérdida de importancia de la espiritualidad ante la valoración del cuerpo como instrumento de placer y de libertad (M. Fischer). Es el tiempo de la desconfianza frente al papel del Estado, visto ahora como explotador, al que se siente lejano y se teme, símbolo del nepotismo; es la hora del desencanto y de determinadas formas de hacer política que, despojadas de ética, narcotizan las conciencias.

 Dios ha muerto, las grandes finalidades se apagan, pero a nadie le importa un bledo: esta es la novedad (Lipovetsky).

El imperio de la razón de la modernidad, dicen, es el culpable de esta situación, pues en lugar de liberar al hombre ha acabado dominándolo. Esto supone el abandono de los discursos con pretensiones de universalidad y de absoluto, utilizados para legitimar proyectos políticos; es la vuelta a las pequeñas historias con modestas pretensiones. No se sabe hacia dónde se camina, pero al menos no hay engaño. Es el paso del pensamiento fuerte, metafísico, de las cosmovisiones filosóficas…de las creencias verdaderas, al pensamiento débil (A. Vásquez Rocca). Hoy es el sentimiento el único que nos debe orientar, sin que existan ya verdades ni mentiras. Importa la realización personal, el culto al cuerpo, lo guay, la fiesta, el gimnasio, las dietas, la resistencia a la austeridad. Todo debe ser débil, especialmente el Estado; debemos huir de la responsabilidad, del esfuerzo y del sacrificio, del amor para siempre, de todo lo que pueda engendrar dolor. Hay un giro de la conciencia que exige que nos adaptemos no ya al ser, sino al sentir.

miércoles, 8 de julio de 2015

Otras Opiniones. Julián Delgado

Artículo publicado en el Diario "Ultima Hora" de Mallorca, el pasado día 4 de Julio

Ángeles salvadores 
Julián Delgado, escritor

Si los socialistas han exhibido a lo largo de estos años una supuesta superioridad moral, pese a llevar las alforjas cargadas de corrupción ¡Qué no hará esta extrema izquierda que se presenta libre de rémoras vergonzantes! En principio se han mostrado como ángeles salvadores. Si analizamos sus formas de prometer la Constitución comprobamos que todos lo han hecho con la coletilla de por imperativo legal, con la que intentan decirnos que desprecian las leyes que prometen, pues ellos traen una nueva verdad, su dogma, y están dispuestos a imponerla. Pero sabemos que esa buena nueva es un Estado que nacionaliza empresas, expropia, planifica la economía, restringe libertades, iguala por abajo. Es un Estado que amenaza con la guillotina a los disidentes (sic), que usa el matonismo, que acaba con la democracia, estigmatiza y destruye al adversario y silencia los medios no afines. Ahí están los resultados: Venezuela, colapsada; Grecia, en cinco meses con esta gente, morosa y en el corralito.

Luego, han añadido estrambotes como que no renuncian al derecho a decidir de los pueblos; sin saber que desde la Revolución Francesa los Estados establecen sólo los derechos individuales. Otros lo han hecho con la apostilla de hasta que las leyes sirvan a las clases populares y no a la élites económicas y políticas, con la clara intención de usarlas en su provecho, desconociendo que en el Estado de Derecho las leyes deben servir a todos, pues todos son iguales ante ellas. Otros han agregado a su promesa que lo hacen para acabar con la monarquía y restaurar la República; esperemos que lo hagan para algo más, pues podrían pasarse los próximos cuatro años en blanco. 

Por otro lado, sus promesas de normas éticas de conducta se van desvaneciendo: el nepotismo se ha incorporado como virtud, los asesores aumentan, el sueldo no disminuye más que para unos pocos, los imputados permanecen en sus puestos, se va normalizando el uso de coches oficiales... Y aquí, para no ser menos, MES utiliza el subterfugio de partir su grupo en dos para tener el doble de dinero público y más asesores. 

Eso sí, es digna de consideración la nueva moda que nos han traído de estilo étnico-barroco-folclórico,  de chanclas y trapillo. 

 

 

martes, 7 de julio de 2015

La Azotea de Javier Pipó

La Azotea

EN EL CALOR DEL VERANO
7 de Julio 2015

La ola de calor que invade España y parte de Europa, está resultando aterradora por su persistencia y porque los científicos no saben como interpretarla más allá de lo comentado por el sufrido gentío. Produce desconsuelo la incertidumbre de los días que transcurren sin cambio, en un mundo acostumbrado a la certeza inmediata que proporciona el conocimiento enciclopédico y la técnica todopoderosa. Ahora, sin embargo, una sociedad paganizada hasta la médula de su esencia, se empequeñece ante la sucesión de acontecimientos que parecen imparables y mide la vulnerabilidad de sus estructuras, mirando hacia al cielo en busca de consuelo, difícil de encontrar porque su piel otrora sensible, se encuentra tumefacta de tanta indiferencia y egoísmo colectivos. En otro tiempo, el calor abrasador, junto al asalto de las fronteras por cientos de miles de desarrapados y hambrientos y el yihadismo asesino que los empuja, sería considerado como aviso divino a quien osa desafiar las leyes naturales implacables e inmodificables de la convivencia humana.

Este ya largo y cálido verano no nos deja la certidumbre reflexiva de la paz, que mi generación y al menos tres anteriores tuvieron la fortuna de disfrutar y ganar al futuro como patrimonio acrecentado en común y acumulado como tesoro. Ahora, la serie de sucesos en España y el resto de Europa, nos hace habitantes provisionales y pendientes de organizar la retaguardia, por supervivencia, por seguridad.

Fíjense, en Andalucía, tras más de treinta años de régimen imposible, viene en este tórrido verano un Juez del TS y nos desmenuza ante los ojos impávidos de ciudadanos estafados, la diferencia entre actos nulos e improcedentes y actos fraudulentos, sin plan que decía Griñán. Un consuelo para todos, empezando por los imputados que ya no verán sus penas camino del presidio sino de la inhabilitación para la política, camino del hogar del pensionista. Y quizá sea la solución de Estado porque ya me dirán a estas alturas la importancia que pueda tener el baldón ignominioso de los ERE´s en una democracia desnaturalizada, donde la legalidad es un mero punto de referencia porque las tropelías cometidas podrían no ser todas improcedentes, desde “la perspectiva sustantivo-material”. Pues menos mal, porque en el futuro la arbitrariedad de los actos que se perpetren podrán seguir siendo ilegales aunque ya veremos si tan siquiera procedentes.    

Y el abrasador verano seguirá su curso a la espera de un otoño quizá refrescado por la bajada de unos impuestos que nunca debieron subir y donde veremos como la degeneración democrática culmina eligiendo a cara de perro un nuevo Parlamento, aunque sea con el miedo en los talones al ver como acarician el poder los enemigos radicales de la libertad. Entonces será la hora de comprobar la firmeza de las convicciones democráticas de un pueblo voluble al que no le señalaron más principios que los de contabilidad y más valores que los del ibex. Quizá, cuando finalice el calor, sabrá exigir la regeneración del orden moral y social en peligro, única base civilizada y posible para el progreso, la libertad y la democracia.

Pero ya ven, al otro lado de las calientes aguas del Mediterráneo, los griegos soliviantan el sueño europeo del libre mercado entre sociedades abiertas, prósperas y democráticas, igualitarias como nunca en la historia de la humanidad. Y ocurre en el abrasador verano que nos empequeñece la mente y achica el espíritu, con bancos de medusas, aguamalas, avanzando en contracciones rítmicas, desde aquéllas costas a las del Levante español. Con sus células urticantes que desafían el baño feliz de tantos esperanzados en la paz del sol que más calienta, sorteando a estos seres aparecidos hace más de quinientos millones de años y que ya en la mitología griega, Perseo decapitó la gran Gorgona para llevarla a su escudo. Ahora sería Tsipras quien daría al menos su brazo, como Varufakis, por la cabeza de la luterana Merkel para exponerla en la plaza Sintagma a la contemplación del barullo popular y como trofeo de los camaradas del soviet. Ahora que sí se puede, serán los de Podemos quienes completen la demolición de la Unión Europea en coincidencia no casual con nazifascistas, celebrando una no imposible salida de euro para entrar en el drama del dracma. Es el cierre del círculo de un pueblo tan parecido al español, que vive desde mediados del siglo XIX en reestructuración permanente de su deuda y que en desafío a la razón,  desprecia el club de la Ilustración que indebidamente les dio cobijo.

 Aquí, a la espera del otoño “es una hermosa noche de verano//tienen las altas casas abiertos los balcones del viejo pueblo a la anchurosa plaza”…