La Azotea
LA VERDAD
30 de Enero 2017
Pues esto no varía mucho
porque sigue basculando entre lo mediocre y lo malo, entre el esperpento y el
engendro. Y seguramente así podremos seguir las próximas temporadas porque ni
hay proyecto colectivo capaz de ilusionar, ni se vislumbra tejido social
sobreviviente al aplastamiento sistemático y concienzudo de los llamados
guardianes del sistema; matarifes de cualquier veta de inteligencia creativa
con capacidad de regenerar la conciencia social. De manera que esto pinta plano
para mucho tiempo. Y eso supone transformar la sociedad en una esponja que se
disolverá absorbiendo los últimos vestigios de luz y razón, dignidad colectiva
y amor a la libertad.
Escribo
en la vigilia del abuso golpista catalán, no queda otro remedio. Desafuero que
ya parece quedar acomodado a ser víspera permanente, perdiéndose la distinción
entre lo que es noticia y pesadilla, entre hoy, ayer y mañana. No me digan que
no tiene su miga histórica que unos tuercebotas de tres al cuarto puedan tener
en jaque a un Estado poderoso según las estadísticas, moderno y democrático.
Miren, estos golpistas se pitorrean a sus anchas de las instituciones del
Estado porque aprovecharon su punto de máxima debilidad, cuando tras un metódico
adoctrinamiento de masas permeables a las fantasías, incluso históricas, eran
propicias para seguir a falsos y maliciosos profetas que les conducirían a
tierras tan paradisíacas como imposibles. Y ello educando desde la escuela a la
universidad, desde el púlpito a las vanguardias de la cultura retro. Profetas
de la nada, amparados por una burguesía estúpida y suicida y una financiación
generosa, en forma de latigazos presupuestarios o de privilegios intolerables.
De manera que ya ganaron, porque lograron desasosegar al poder, desarticular
determinadas instancias esenciales y desprestigiar al Estado soberano. Y ya se
que eso no es nuevo porque ahí tienen sin ir más lejos a la ejemplar burguesía
vasca, siempre enredada y expectante, con una sociedad ya educada en el
desprecio a la Nación, pero exigente en el privilegio del cupo y a la espera
del zarpazo servido por el populismo comunista, tan servicial con los crímenes
del terrorismo cuya mitad aún permanecen en el silencio de la impunidad. Ojalá,
la mayoría social y desde luego estas incorregibles y egoístas burguesías,
entiendan que sus sueños, primero nacionalistas y luego secesionistas solo son
posibles cabalgando a lomos del más rancio, reaccionario, anticuado y totalitario
populismo comunista.
De manera que en estas estamos,
por si es posible parar la vergüenza, aunque sea con un ordenamiento jurídico
blandito, interpretable hasta el aburrimiento y temeroso de los hachazos de una
justicia europea que parece constituirse en la última palabra - por ejemplo en
derechos humanos- restando independencia, credibilidad, solvencia y soberanía a
un gigantesco sistema de instancias judiciales nacionales y a su garantista,
hasta la inutilidad, sistema procesal. Pues son los que mejor están trabajando y
dando la cara ante el desaguisado. Y desde luego el Rey, sin duda, estadista
consumado y reconocido, para desesperación de la insidia comunista que no
encuentra mamarrachadas más solemnes que las vomitadas por Iglesias cuando
menciona la Corona y a su muy digno y patriota titular.
Pero ellos no trabajan para las próximas elecciones, que
desprecian, sino para un futuro de su modelo no caducado y ahora centenario que
siempre triunfa, apoyado en una opinión pública continuamente adoctrinada en el
desprecio a la libertad y el amor al gregarismo colectivo, pastoreado por un
Estado dirigido por una vanguardia de iluminados. Ahí tienen como nuevo triunfo
espectacular, la Proposición de Ley presentada por el grupo parlamentario
socialista, para la reforma de la Ley 52/2007 de la llamada Memoria Histórica. Detrás
de ella el inefable Sancheiglesias, mayordomo distinguido del líder populista
de Podemos, insatisfecho del resultado de la Ley anterior obra de ese felón
histórico, bobo de Estado, que le precedió en el mandato del Partido.
Quizá no sea momento de comentar el horror facilón y el error
incorregible contenidos en 31 páginas del BO del CD. Solamente apuntaría la
seguridad en que nadie sensato sería capaz de no amparar el derecho de las
víctimas al reconocimiento y reparación colectiva por los crímenes realizados
desde el poder, a su amparo o desde su incapacidad para identificar a los
autores y reprochar penalmente sus conductas. Pero el catálogo de preceptos
incomprensibles, llenos de sectarismo odioso, cuando no de revancha del que
cree poder corregir la historia entre cuarenta y ochenta años después,
únicamente crea animadversión y oposición radical a tan grave atentado al
Estado de Derecho constituido.
Intolerable que nuestra democracia consienta la constitución
de una Comisión de la Verdad, con
nada menos que autonomía presupuestaria cuando la de los órganos
constitucionales es limitada; formada por once “miembros de reconocido
prestigio” que incluye en su conformación el “enfoque diferencial y de género”
y capaz de remitir a las autoridades judiciales el fruto de sus averiguaciones.
Y claro se establece un duro régimen sancionador y una adecuada modificación de
la LO 10/95 del Código Penal, añadiendo un artículo 510 bis que hiela el
corazón. Ya ven el riesgo que supone alabar el Sistema de Seguridad Social establecido
en 1963, o el generosísimo y exigente sistema de becas establecido por el PIO: se
convertirá en elogio del franquismo, peligroso y reprochable penalmente. Porque
víctima es persona que haya sufrido
incluso “sufrimiento emocional” desde 1936 hasta el 29 de Diciembre de 1978, a
causa del franquismo, naturalmente, excluida ETA, naturalmente. Y tiene la
extrema izquierda totalitaria de la Propuesta, el valor de definir la Justicia Restaurativa o la verdad de su artículo 2. Pobre
España, tan feliz con su llegada a tan altas cotas de bienestar y de nuevo la
conducen más allá de la verdad, al abismo de la posverdad. Al 1984 orweliano de la política posfactual.
Una nueva era en que la libertad, para qué?