Artículo que será publicado el día 2 de Enero en el Diario "Ultima Hora" de Mallorca
Julián Delgado
LA ENCRUCIJADA
España
atraviesa un momento histórico crítico. La sociedad, que está sufriendo las
consecuencias de una crisis económica que ha dejado a su paso paro,
empobrecimiento, desigualdad y una generación de jóvenes sin proyecto vital, y
que ha percibido el grave deterioro de las instituciones y la descomposición
moral de la clase política, dominada por el hartazgo y la indignación, ha
votado exigiendo la regeneración del sistema. Pero como en el río revuelto de
la política no ganan los pescadores, sino los populistas, ha emergido con
fuerza un partido totalitario de extrema izquierda marxista-leninista que,
disfrazado para la ocasión de cordero socialdemócrata, ha seducido a muchos de
los descontentos, abducido a los viejos comunistas de IU y a buena parte del
PSOE y, con un apetito voraz, amenaza ahora con devorar lo que queda del
socialismo. Esta misma fuerza, para implantarse en las Comunidades donde
existen movimientos secesionistas, ha incorporado a éstos a sus filas, abriendo
el camino para convertir España en un conglomerado de taifas marxista.
A
la derecha del espectro político, aparece un acomplejado PP, que se ha dejado
marginar moral e ideológicamente por la izquierda, incapaz de defender sus
ideales, maquillándolos para disimularlos, cuando en la Unión Europea sus
equivalentes se presentan orgullosos como fuerzas de libertad, garantes de
los principios y valores humanistas de nuestra civilización. Y en el
centro derecha ha surgido Cs, un partido que con más voluntad que fuerza
pretende la regeneración del sistema.
En
este trance, la amenaza soberanista en Cataluña está a punto de estallar con el
apoyo de un confuso grupo antisistema, antieuropeo y anticapitalista. Mientras,
las instituciones económicas mundiales nos alertan de que todo lo conseguido en
cuanto a recuperación económica se puede ir al traste si no se forma un
gobierno estable y cohesionado. Hace falta un gobierno que detenga el proyecto
chavista y consolide los avances en materia económica, un gobierno que frene
con inteligencia y firmeza el reto soberanista.
En
esta encrucijada que atravesamos, no se entendería que los partidos
constitucionalistas no fueran capaces de afrontar unidos este trascendental
brete.
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