La Azotea de Javier Pipó
LA ENTREVISTA
De
manera que los dos políticos al frente de los grandes Partidos, soporte del
achacoso constitucionalismo que sufrimos o gozamos según versión más o menos
optimista, se reúnen para constatar que tienen diferencias insalvables para
rescatar España del abismo en que yace. Una satisfacción en visión ilusionada, o
de depresión profunda y melancólica. Y claro que los hay de las dos contemplaciones,
según posición que ocupen en el observatorio.
Pues
miren, para constatar el desprecio personal con el que se obsequian y nos
castigan, no necesitaban reunión alguna. Bastaba que cualquiera de los
numerosos edecanes de los que se rodean, pagados generosamente con el
Presupuesto, se transmitieran mutuamente las percepciones e intentaran al
menos, llegar a un acuerdo para mandar mensajes de socorro a Merkel, Hollande u
Obama o un margallo en busca de solución al caos que han
originado. Y estar callados ya que no parecen avergonzados.
Y
no pretendo para nada igualar las posiciones de uno y otro y sus
correspondientes responsabilidades en el desaguisado. El uno, es político serio
y solvente, pero profundamente equivocado, que ha dilapidado un tiempo precioso
para impulsar a la Nación española, al menos hasta mediados de siglo. Un
político creyente profundo en la teoría marxista del motor económico de la
Historia, como único elemento digno de la atención de un gobernante del siglo
veintiuno, en la mayor de las crisis desde el triunfo sobre el nazifascismo y
el derrumbe del muro infame levantado con sangre por el comunismo. Y claro,
abandonó la política. La política de las cosas cotidianas, de la moral social,
del derecho a una sociedad inmersa en la ética del comportamiento, de los
valores y principios que hicieron posible y grandioso el constitucionalismo
europeo. Y mientras sus valiosos esfuerzos se centraban en los libros de
contabilidad, que logró milagrosamente ponerlos a salvo de la debacle, un
círculo de canallas politicastros, pusieron la inteligencia al servicio de la
ambición y el enriquecimiento. Un desastre, porque una vez más la Nación
quedó pendiente de una regeneración profunda, de la vuelta a los valores de la
civilización cristiana, de la regeneración de valores eternos de honradez,
austeridad y limpieza en la vida democrática, mientras se acrecienta el amor a
la libertad.
Y
del otro, pues poco que decir cuando la escasez política que de él conozco no vale
nada que merezca la pena. Es corto de ideas y largo de palabras inútiles,
cuando no hirientes, inapropiadas e inoportunas. Una calamidad política que
seguramente pasará como segundo ZP pero en peor, más dañino para los intereses
generales y concretos de la socialdemocracia. Tampoco goza de equipo valioso
para la gran política. Observen como resulta imposible saber la posición de Zapasanchez en
una Europa sin Gran Bretaña o asaltada por millones de inmigrantes o arrugada
por el terrorismo yihadista. Y que decir ante el desafío del nacionalismo
independentista catalán y el que asoma la oreja en Vascongadas. Y ya me dirán si
en efecto comienza una nueva recesión sin haber consolidado la que aún nos
sacude, cuando su demagogia de vulgar agitador se apropia hasta del Estado del
bienestar.
De
manera que tras el fracaso rotundo de ambos políticos al frente de sus
respectivos Partidos y de sus responsabilidades de Estado, deberían abandonar
inmediatamente uno, la Jefatura de Gobierno y otro, la Jefatura del Partido y
sus aspiraciones a suceder a Rajoy. Sánchez no sirve para la política de altos
vuelos. Su revolucionarismo infantiloide, en su caso, debería ensayarlo en
concejalía a su altura.
Además,
si el uno reprochó al otro la indecencia de su comportamiento, que ya es valor
cuando quien pretende sucederle - y Dios no lo quiera- gerencia la mayor olla
de corrupción de la historia contemporánea de España y el otro lo sitúa y con
razón en la indignidad ¿para qué y por qué se reúnen?
Miren,
ambos deben dimitir y ceder el puesto a personajes mejor dotados que con
generosidad patriótica vislumbren una solución de constitucionalistas,
defediendo la unidad de la Nación española frente a los retos gigantescos que se
avecinan. Quizá la dirección apunta hacia un tripartito temporal con C´s, antes
que unas inciertas y peligrosas elecciones con el riesgo cierto de un avance aterrador
del comunismo liberticida y revolucionario de Podemos.
Feliz
Navidad y que 2016 sea mejor de lo que parece presentarse.
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