La Opinión de Javier Pipó. La
Azotea
NIVELADORES Y CAVADORES
No
puedo pretender profundizar más acerca de los nefastos resultados de la jornada
electoral. En los últimos tres años he reiterado una y otra vez el camino
equivocado del presunto liberalismo conservador del PP, instalado en una
mayoría total que no supo para nada administrar y que ha dilapidado en
perjuicio de una multiplicidad sensata y razonable. Y después, por estar
resultando masivos los comentarios y comentaristas al caso, aunque ya desearía
el análisis desapasionado sobre causas sociopolíticas próximas y remotas. Y
desde luego, las consecuencias a medio y quizá largo plazo para la Nación, si
es ello lo que interesa y no la vida y el desarrollo de unos cuantos partidos
políticos trufados de politicastros ambiciosos y corruptos, cuando no jaleados
por profesionales de la agitación.
Escuchar
la noche del desastre nacional a los responsables de los partidos en liza, todo
un espectáculo. Los populares felicitándose desde el balcón del pasado de
“haber ganado las elecciones” aunque parezca una ficción algo macabra. Los
socialistas alabando su ventura de no vivir un desastre peor, cuando “continúan
siendo referencia de la izquierda”. Menudo papelón de capa caída van jugando en
la democracia, en proporción a la solvencia decreciente de sus líderes. Los “ciudadanos” por su parte, reiterando un
vacío mensaje de “nueva era” “nueva política” y mamarrachadas similares, sin
siquiera acercarse al análisis del origen de un exagerado volumen de votos, procedentes
de la reacción casi masiva de populares, como de los moderados y asustados
socialdemócratas, ante la deriva gratuita de ambos partidos. La posición
precipitada e ingenua de ciudadanos,
les lleva a pensar que la partida política comenzará a jugarse desde su
desarbolado centrismo, cuando realmente ocupan un espacio que ojalá hubiera
jugado con experimentada solvencia un PSOE moderno y europeo. Pues menuda
desorientación.
Miren,
aquí los únicos orientados son los comunistas de Podemos. Tras merendarse a sus camaradas posibilistas de IU,
parecen abandonar la careta desvergonzada de socialdemócratas y sacan su rostro
duro de marxismoleninismo modernizado por el populismo hortera y los dólares
del bolivarismo. Ahí está Pablete levantando el puño y la coleta, estableciendo
lo “necesario e imprescindible” y en perorata de antisistema desenvuelto, exigiendo blindajes difusos y
confusos de presuntos derechos, reformando o no la Constitución. Que más da si
a la postre es mera referencia.
Hace
mucho tiempo defendí como necesario para el momento de crisis moral y económica
de la Nación española y en resguardo de su unidad, una coalición temporal del
liberalismo con el socialismo democrático, que abandoné ante la prepotencia
irreductible de Zapasanchez. Luego creí posible que la coalición rodara hacia
pacto, incluso de turno en la Presidencia, con la incógnita C´s, derrumbada por
el fracaso de ambos, más acusado en estos improvisados e inmaduros políticos.
Hoy, tras la jornada maldita, víspera de inestabilidad, desasosiego,
desprestigio ante la Europa culta y libre y de retroceso a la oscuridad
económica, no creo siquiera posible que unas nuevas elecciones fuesen solución,
sino empeoramiento. Y pensar en nuevo enjuague con los nacionalistas, produce
erisipela.
Quizá
el joven y encoletado profesor interino de Ciencia Política trate de recordar
el movimiento de comunismo utópico llamado de los cavadores, aparecido en la Inglaterra de mediados del siglo XVII,
que trazaban enconadamente líneas divisorias con los niveladores, ejemplo anticipado de democracia radical de clase
media que tanta influencia tuvo en la Europa de siglos posteriores. En la
biblia de los cavadores “Ley de libertad”, se puede encontrar enormes
similitudes con el pensamiento elemental y arqueológico de Podemos en su afán
de definir y ocupar toda la izquierda revolucionaria o no, arrinconando el
socialismo que consideran anticuado del PSOE, de los niveladores. Pues por ahí parece caminar la tragedia. El optimismo
representa un supremo acto de estupidez.
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