La Azotea
…Y LLEGÓ 2016
De igual manera titulaba por
estas mismas fechas desde mi Azotea del Diario “Córdoba” la llegada de 2014 y
de 2015, recién finalizado. No puedo aventurar mantener el título en 2017
porque igual el panorama no sea a contemplar sino a lamentar. Y desde luego
niego haber encontrado un cómodo rótulo coincidente con el comienzo de un nuevo
año. Si acaso, afán por resaltar el panorama nacional y, como no, el de
Andalucía, divisados en el estancamiento, en la desorientación y con cierta
vocación de empeoramiento.
Si bien desde el comienzo de
2013 reclamaba una solución para el Estado, al que consideraba imposible, en
Enero de 2014 demandaba tres remedios para tres dificultades. La de un rey
maltrecho y desprestigiado a pesar de sus impagables servicios a la Nación; la
de un Gobierno Rajoy genéticamente débil, persistente en los errores y
vacilante en las decisiones y de nuevo, la del Estado, al que consideraba y
sigo considerando viejo, alojado en edificio ruinoso. Pero también solicitaba
que desde el Estado se iniciara una lucha implacable contra la podredumbre que
desprestigia la Nación y sus instituciones; la neutralización del
independentismo, irreversible desde hace treinta años y una reforma de la
Constitución, camino de un Estado unido y viable. Cuestiones todas ellas
apropiadas para 2015 y sin duda para 2016, aunque al menos y no es poco, la
sustitución del Rey resultó ejemplar. En aquél 2014 que ya me parece lejano,
contemplaba la imposibilidad de que tanto populares como socialistas ganaran unas
elecciones y cuando se celebraran, de seguir la deriva de mitad de legislatura,
el resultado aparecería como nefasto para los intereses nacionales, con un
Parlamento italianizado o en proceso de frentepopulismo. Simplemente
persistencia en la observación.
Y llegado 2015, perdida la
esperanza regeneracionista y la de reforma del Estado, aún ponía ilusión en un
acuerdo final entre populares y socialdemócratas para salvar el sistema.
Imposible. La cuña de C´s, ilimitada en sus pretensiones y recortada en sus
resultados ha supuesto un mazazo tan innecesario como inútil para el
desenvolvimiento de las relaciones políticas entre constitucionalistas llamados
a entenderse inexorablemente. El resultado de las elecciones ha culminado un
año perdido y seguramente irrecuperable para una Nación profundamente dañada en
la ética social y en sus instituciones democráticas.
El año 2016 seguramente
resultará manifiestamente mejorable para la Nación española, hasta en sus
magnitudes económicas. El taponamiento de la democracia que impide su
desarrollo, debe comenzar por el abandono de Rajoy tanto del Gobierno como de
la presidencia del Partido, agradeciéndole desde luego los servicios prestados,
que han sido muchos. Es político personalmente honesto, profesionalmente equilibrado
y raramente sensato. Ha tenido ciertamente muchos puntos negros, pero quizá el
mejor elogio que cabría hacerle sería su triunfo como insuperable Ministro de
Economía del Gobierno. En cualquier caso acabó su etapa y es fácil sustituirlo,
sin equivocarse. Y del tal Sánchez resulta difícil argumentar razones para su
permanencia todavía al frente de un Partido tan importante, sólido y europeo
como el socialista. Siempre me pareció un politicastro fútil, inadecuado,
lenguaraz, un punto soberbio, ideológicamente hijo putativo de ZP y en
consecuencia apropiado para el hundimiento de España y el trascendente Partido
al que pertenece. Constituiría un lamentable desprestigio europeo e
internacional de la Nación. De la aspirante Susana, personaje de los Quintero,
andaluza perfilada por Canal Sur, en palabras del antropólogo Isidoro Moreno,
hablaremos otro día.
Alejados de sus
responsabilidades los citados, responsables directos del estancamiento, se
debería haber sondeado la posibilidad de un Gobierno constitucionalista a tres,
aunque hubiese sido por tiempo inferior a la Legislatura. Todo ello, antes que
nuevas elecciones de resultados inciertos y peligrosos, ante lo que parece una
nueva, irreversible e irreconciliable división en dos bandos nacionales, pero anidando
en uno de ellos no menos de un 30% de totalitarios antisistema. Ya ven, con los
que el insignificante estadista Zapasanchez pretende pactar una solución de
“progreso”. Que a eso se le denomine de progreso, solo se ubica en el lenguaje
antiguo, ahistórico, populista y estúpido del bolivarismo tercermundista y
dictatorial.
A los Reyes Magos, que este
año todavía no vienen acompañados de sus parejas, les pido para mi patria, ver
resuelto o al menos minimizado su gigantesco problema de déficit. Seguramente
de concesión imposible porque requeriría ajustes por no menos de 14.000
millones. Ya me dirán. Como la dificultad asociada de la deuda, que según
FUNCAS está cercana al 350% del PIB entre pública y privada, o al paro y
subempleo, que azota a millones de familias, llevándolas al desencanto y la
marginalidad del sistema. O el caos autonómico que continúa su triunfal marcha
hacia el desastre nacional, con políticos de medio pelo en devastación contínua
del esfuerzo de anteriores generaciones. O sensatez para neutralizar la
rebelión catalana incrustrada por el nefasto tripartito, el bandolerismo
pujolista, la estupidez de Estado zapateril y los desesperantes informes
marianistas de la Abogacía del Estado. Y que la reacción social resulte
llevadera, cuando explote la sostenibilidad imposible de la Seguridad Social o
de la sanidad que ya empezó con las desvergonzadas consultas colectivas.
Soy consciente con Raul del
Pozo que siempre estuvimos gobernados por zoquetes y bribones y sigo sin creer
en la función moral del Estado, pero sí en el valor ejemplarizador de su
conducta o que al menos no nos arrebate la libertad que no nos concedió.
Feliz 2016 y tampoco este año
demos por supuesto ni la democracia ni la libertad
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