Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

viernes, 18 de diciembre de 2015

Otras Opiniones. Julián Delgado

Artículo que se publicará mañana sábado en el Diario "Última Hora" de Mallorca
La Opinión de Julián Delgado
No hay margarita que deshojar
Ciudadanos se ha declarado partido de Centro, ese acogedor puerto de convergencia ideológica de diversas visiones políticas y zona que ha gozado de gran favor electoral en nuestra democracia. El que se sustenta en el liberalismo social que se abrió paso después de la Segunda Guerra Mundial, que forma su núcleo doctrinal y que huye de los dogmatismos de los credos seculares de la izquierda y la derecha. El Centro está contorneado por fronteras porosas con el liberalismo progresista y el socialismo democrático.
El PP, desde su XIV Congreso y la elección de Aznar como presidente de la Internacional Demócrata de Centro, se conformó como un partido  de centro-derecha, reformista, que responde al prototipo: rigor en los principios, flexibilidad en las estrategias y eficacia en la gestión. Este perfil centrista ha tomado ribetes más evidentes en esta última legislatura, motivo por el cual se ha producido una importante escisión en su seno: los ultraliberales, antiabortistas, víctimas del terrorismo, Iglesia y otros que se sienten por ello damnificados son hoy los más acérrimos enemigos de Rajoy.  
Por otra parte, el PSOE, hasta la llegada de Zapatero, procuró enterrar los viejos radicalismos, se alejó del marxismo y amplió el sustrato liberal y democrático del partido, colocando una pata en los terrenos del Centro. Pero desde que aquél tomó su dirección recuperó la peor tradición izquierdista, lo que supone en el fondo un rechazo de las ideas ilustradas, condenó a muerte a una de sus dos almas, se entregó al discurso de las fuerzas radicales, cultivó la retórica del odio a las derechas y del revanchismo histórico. Hoy, su émulo, Sánchez, sigue sus pasos, aliado con la izquierda enemiga del Estado de Derecho y temeroso de seguir desangrándose por la brecha que le han abierto en su flanco izquierdo, sigue su senda y opta por intentar cerrarla desde la histeria mitinera y la mentira, el insulto y la chulería en los debates. 
A Rivera no le debe caber duda de a quién ha de apoyar tras las elecciones de mañana. Con el PP, se recompone el centro-derecha, la ideología hegemónica en España, que con un solo partido le ha dado estabilidad en esta legislatura y volvería a dársela en la próxima con dos.   

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