Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

miércoles, 9 de diciembre de 2015

La Opinión de Javier Pipó. La Azotea

La Azotea de Javier Pipó
VENEZUELA Y MÁS


Digo y celebro con algazara el triunfo valioso de la oposición venezolana en defensa de millones de compatriotas deseosos de recobrar la democracia y la libertad raptada por los farsantes del bolivarismo, por los trileros del socialismo del siglo XXI, como lo fue con anterioridad el dictador  Marcos Pérez Jiménez hasta su derrocamiento en 1958. Es la desgraciada historia política de este vitalista pueblo, que desde la Independencia en 1811 no conoció más constitución democrática que la de 1961 y no más de cuarenta años de democracia, dignidad y progreso. Luego los desgraciados segundos mandatos de políticos valiosos como Caldera o Carlos Andrés Pérez, incapaces de impedir la llegada del gorila Chávez, jibarizado en el ganso Maduro y su dictadura del chándal. Es la república bolivariana del hambre y el hundimiento en la pobreza y la desesperación del más rico país de América del Sur.


Y este tal Maduro y el mafioso Cabello, como fue el tenebroso López Rega en la Argentina peronista, se permitieron amenazar con defender su revolución con el ejército si la oposición ganaba las elecciones y ahora una vez ganadas, con el taponamiento de las instituciones judiciales y parlamentarias si persisten en hacer la “contrarrevolución” Nada me resulta extraño. Han tardado tres días en finalizar el escrutinio y tardarán lo que puedan en abrir las cárceles a los presos políticos que reclamaban libertad y decencia. Lo extraño e impactante sería lo contrario. 

Pero lo que verdaderamente me produce bochorno es que partidos y partidarios de los que operan en una democracia europea de bandera como la española, vengan en justificar los esfuerzos por tapar la debacle. Empezando por ZP, ese personaje turbio y nefasto que ocupó con poca dignidad la Presidencia del Gobierno de España, teórico de la "alianza de civilizaciones" fundamento del moderno Derecho Internacional y las Relaciones Internacionales, estableciendo que "no se debe hacer presunción en una democracia"(sic). Y en consecuencia ahí lo tienen, de chalaneo y charleta con el payaso Maduro. Y no se resiente en su delicada sensibilidad de rendir homenaje innecesario al tosco  agitador que se permite insultar y tomar a broma tabernaria a Rajoy, un dirigente que preside con dignidad democrática un régimen constitucional y parlamentario como el español, donde rige la ley y la separación de poderes. Habrá causado asombro en las cancillerías de los países socios de la UE. 


Pero ya ven, aquí la izquierda totalitaria y parte de la otra, consideran Venezuela un modelo no criticable porque se celebran elecciones, hasta el extremo de que las gana la oposición, argumentan. Es decir, la oposición no encarcelada o neutralizada por los gorilas de Maduro o Cabello. Pero en Venezuela existe una dictadura antes de las elecciones y continuará existiendo aun con la oposición ganadora, si no se procede a desmantelar ese tinglado corrupto y arrasador de la estructura social y la riqueza inmensa de ese paradisiaco país, sumido en una pobreza aterradora tras el experimento estúpido e inútil de la revolución bolivariana. Y para ello, Maduro debe abandonar de forma inmediata el poder permitiendo la celebración de elecciones presidenciales. No es posible cohabitación entre un Legislativo nacido de unas elecciones más o menos democráticas en su gestación y desarrollo y un Ejecutivo descaradamente dictatorial.

Y mientras aquí, en el debate calificado como decisivo, aunque no pasó de inútil producción televisiva, por entretenida y costosa que fuere, permitió al comunista Pablete disfrazarse nuevamente de inocente cordero socialdemócrata- aunque con antiestética camisilla revolucionaria- para dar lecciones de democracia y decencia. Un número a tragar. Pero ni una palabra de sus patrocinadores bolivarianos que comienzan a ser vencidos con la fuerza de los votos, de la razón frente a la imposición, de la ética social frente a la impostura, el despojo, el latrocinio y el engaño masivo.

Es que, ante el derrumbe de los populismos demagógicos y comunistoides de Argentina y  Venezuela y el acercamiento del parque jurásico cubano al capitalismo USA,  estas  oleadas de indignados callejeros de la agitación, pasaron a indignantes actores de las instituciones. El resultado, lo veremos en pocos días.

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