Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 5 de noviembre de 2015

OTRAS OPINIONES. Julián Delgado en Última Hora de Mallorca


Artículo de Julián Delgado que publicará el sábado día 7, el Diario Última Hora de Mallorca

 

Rebeldes sin causa 


El nacionalismo catalán no ha medido bien la fuerza del Estado. Ya se equivocó en 1934, cuando pensó que la República, gobernada entonces por la derecha y acosada por la izquierda, que intentaba recuperar el poder por las armas mediante la revolución de Asturias, se encontraba en su momento de máxima debilidad. El Estado tardó unas horas en sofocar aquella traición. Entonces, Agustí Calvet (Gaziel), republicano, íntegro y laico, del que Josep Benet dijo ser el mejor escritor político que ha dado la derecha catalana en el siglo XX,  escribió en la Vanguardia: Cataluña está enferma desde hace siglos. Es el tumor de España, que a veces dormita y a veces estalla. Y el de ahora es un estallido conforme del todo con la idiosincrasia catalana, con su historia, con su tradición política, su querencia anárquica, su entraña rebelde. 

Ahora, cuando más aguda era la crisis económica, con las multitudes en la Puerta del Sol, y habiendo llegado al máximo de competencias que podía cederles el Estado dentro del marco constitucional, los secesionistas consideraron que de nuevo había llegado su momento. Entonces, como ahora, la Cataluña trabajadora, vital y pactista no ha contado con líderes capaces de considerar que entenderse con el resto de España le ha dado un alto grado de autogobierno, prosperidad y libertades democráticas y que la ha situado en un lugar privilegiado del mundo. Rebeldes sin causa, abrazan el colosal propósito de escapar de España en lugar de mejorarla formando parte de ella. Gaziel dijo que el separatismo ha sido siempre en Cataluña una negación estéril, una ilusión que encubre su absoluta impotencia, que no hizo más que deshacer lo hecho dejando a Cataluña desolada e inerme, sin la más remota compensación.

Han vuelto a medir mal sus fuerzas. España dispone de todos los recursos de un Estado moderno y, detrás, la voluntad de un pueblo. La proposición parlamentaria secesionista y la amenaza de insumisión serán frenadas con firmeza por un Estado que ha sabido arrinconarles internacionalmente y que también sabrá emplear la legalidad democrática para mantener la unidad de España, sin que la sociedad catalana resulte humillada más que por aquellos que la pusieron en ridículo.     

 

 

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