Artículo de Julián Delgado que el próximo sábado día 21 publicará el Diario “ÚLTIMA HORA” de Mallorca
Vencerá la democracia
El terrorismo yihadista carece de
escrúpulos morales, pues la causa que persigue es sagrada; y la violencia se
vuelve cruel, contagiosa y desmedida, cuando entra en contacto con su
justificación. Según Setmarian (el más sofisticado exponente de las técnicas de
la yihad) el terrorismo es un deber y matar, una regla. Todo joven musulmán
debe convertirse en terrorista. Los ataques suicidas les son muy útiles por su
facilidad y bajo coste; es la cultura del martirio de los kamikazes
revitalizada por el islamismo. El suicida ha interiorizado una visión heroica y
enaltecedora de su sacrificio y ha sentido la necesidad de trascendencia social.
Por tanto, los yihadistas, fanatizados, son capaces de asumir ciegamente
cualquier sacrificio, capaces incluso de suicidarse si la situación lo
exige.
Por el contrario, a las democracias que con
él se enfrentan las deslegitima el uso de la violencia, máxime si se exceden en
su empleo o lo hacen sin precisión. Además, los países occidentales llevan a
sus hombres a combatir poco menos que arrastrados: en una sociedad hedonista
que vive en la opulencia, pocos son los que están dispuestos a arriesgarse a perder
la vida.
Por otra parte, los islamistas disponen de
una doctrina de guerra diáfana: nunca muerden más de cuanto les cabe en la
boca, no emprenden campaña que no puedan sostener, digerir y aún rentabilizar
en términos políticos. Mezclan el uso de las modernas tecnologías con el
primitivismo de la sangre derramada a cuchillo. Los estados de derecho no
disponen aún de una doctrina de defensa eficaz y aceptable por sus
ciudadanos.
Pese a estas claras desventajas, la
democracia vencerá. Europa ha superado momentos infinitamente peores. Se está
cerca de concretar un nuevo modelo de guerra ad hoc que se incardine en una
estrategia holística de seguridad europea contraterrorista. Basta saber cuántos
muertos serán necesarios para que Europa despierte de su letargo buenista y
cobardón y se dote de una Eurofor y una Europol con su correspondiente servicio
de inteligencia, capaces de fortalecer su defensa y seguridad. Le pediremos con
Benedetti: No te rindas, no cedas/aunque el frío queme/aunque el miedo muerda/
aunque el sol se acabe y se nuble el viento…
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