La Opinión de Julián Delgado. Palma de Mallorca
Manipulación demoscópica
El bombardeo de encuestas sobre las
elecciones del 20D al que está siendo sometido el ciudadano, se han convertido,
en parte, en un instrumento de propaganda y de información para tratar de
crear un clima favorable al candidato preferido al que sirve el medio que
las publica. Si se da a éste como ganador, se le beneficia de acuerdo con la
regla de la propaganda de la unanimidad y el contagio según las cuales la gente
tiende a formular su opinión presionada por la opinión dominante (Abreu Sojo).
En las elecciones generales de 2008, según un estudio realizado por el CIS, el
7% de los electores (un millón y medio) tuvo en cuenta mucho o bastante
el resultado de los sondeos a la hora de emitir su voto. Así pues, las
encuestas se han convertido en otro mecanismo para tratar de influir en la
opinión pública. Por lo general lo que hacen las encuestas es reforzar las
preferencias previas y orientar a los que no tienen el voto decidido a que lo
hagan a quienes votan la mayoría.
La sospecha nos la dan servida en cada
precampaña. Entre el 30 de octubre y el 2 de noviembre, se han publicado varias
encuestas. La de Podemos, El Confidencial y Antena3, le dan al PP entre el 26 y
el 30% de los votos. Sin embargo, El País, sin rubor, concede al PP un 21% y
establece un empate técnico con PSOE y Cs. Mientras, la revista de
Alfonso Guerra, ya sin el menor miramiento, da ganador al PSOE con un 30% y a
Cs, el adversario que le está comiendo el terreno según el resto de encuesta y
al que éstas le dan entre el 19 y el 20%, lo sitúa con menos del 15%. No se
puede pensar en otra cosa que no sea que se falsifican los resultados de las
encuestas, que se las inventan o que se distorsionan sus elementos. Si se publican
tantas encuestas en las campañas electorales e incluso la ley lo impide durante
los últimos cinco días, reconociendo su influencia, es precisamente con esa
intención.
No debemos estar contra las encuestas, su
proliferación son un síntoma de libertad, pero debemos estar alertas ante las
seguras manipulaciones, para poder emitir nuestro voto dentro del menor margen
posible de manipulación. De toda ella no nos vamos a poder librar. Es
quimérico. Pero al menos no caigamos en las más burdas.
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