Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 21 de julio de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


LA AZOTEA

LO  QUE  VIENE
21 de julio 2013



Quizá el sistema se regenere así mismo o nos lo regeneren, pero algo pasará. Cualquier cosa menos esta parálisis degenerativa y suicida. Ingenuamente se debe pensar que nuestra clase política reaccionará a tiempo y todo este panorama tan sucio y negativo cambiará acorde con lo que cabe esperar de un país instalado en Europa, oasis mundial de libertad y progreso. Pero la verdad es que no se detecta síntoma alguno de mejoría. Incluso parece susceptible de empeorar y uno pregunta ¿empeorará? Ojalá no.

Pero no se por donde podríamos empezar. Desde luego por la comparecencia de Rajoy en las Cortes Generales, de las que la Constitución aun vigente en gran parte del territorio nacional, dice representan al pueblo español y controlan la acción del Gobierno. Pues ya ven si hay una labor. Pero claro, la comparecencia sería todo un espectáculo de rito singular. Un cordero pascual, dispuesto al sacrificio y presto a ser comido con pan sin levadura y hierbas amargas, en una orgía de sangre, no tan inocente. Eso no es ni tradición, solo traición al sistema y a la memoria de un pueblo todavía irredento.

Rajoy debe comparecer, sí. Para explicar lo que pueda y deba, pedir perdón y presentar la dimisión sin condiciones. Eso es lo que haría un patriota. Es verdad que la duración de su mandato sería más breve que los ventiún meses de Lopoldo Calvo Sotelo, pero algún día el centro derecha sabrá gobernar sin más que con la “luz y taquígrafos” que pedía Antonio Maura y siempre bajo el principio confuciano de que gobernar significa rectificar. ¿Y luego? Que los diputados que representan la ideología del centro derecha, del liberalismo conservador, asuman la responsabilidad otorgada por las urnas en una mayoría social inédita y gobiernen el país hasta la finalización de la Legislatura, tras proceder a una nueva investidura de quien merezca tan alto honor.

La Nación española necesita de ideas regeneracionistas, frescas, imaginativas que hagan remontar un bache que no tiene antecedentes, ni tan siquiera en el 98. Ahora nos encontramos no solo ante una economía en debacle sino con una nación en declive moral, sin más código de conducta que la codicia, la ambición y como siempre la pérdida de horizonte de una patria común, ya en recuperación imposible tras un proceso de estéril y estúpida cobardía. La prolongación de la Legislatura en manos del PP debe permitir la reconstrucción minuciosa de la moral social, tendiendo cables con esa mayoría moderada, de clases medias, que solo pretende un país mejor, trabajo para todos, paz y progreso continuados. Y políticos honestos que merezcan diferenciarse de los liberticidas totalitarios que anidan a la izquierda del sistema, esperando el momento justo de su conquista. Es un suicidio que tras el centro derecha se instale en España un frente popular de tan nefasta memoria colectiva.

Pero también la social democracia española debe cambiar de abajo arriba y ser consciente de su podredumbre interna, de la mediocridad de sus dirigentes, de la estrechez  de sus ideas, del escaso alcance de su percepción histórica. Debería cambiar eslóganes por rigor, realismo por utopías simplistas, inalcanzables como todas. Ya debería saber que la España moderna y de progreso prefiere antes la igualdad ante la ley, que la igualdad mediante la ley. Deben trabajar por gobernar España cuando las urnas así lo decidan, pero solos. Quien comparta sus principios que acepte su disciplina. España no puede salir de la crisis, que tanto drama y desgarro está produciendo, para entrar en el túnel oscuro de la inestabilidad o en aventuras para tentar el regreso a la miseria y el autoritarismo.       

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