LA AZOTEA
EL
RATÓN DE SUSANA
18 de Julio de 2013
No hay fundadas razones para el
pesimismo. Fíjense, en la cúspide del Estado
las cosas van cambiando poco a poco. Por ejemplo, el Presidente del TC no
recibe dinero de partido alguno sino que es él el que contribuye al partido. Algo
es algo. Y luego los brotes verdes que se
confirman para 2015 o así. Hombre, todo a la vez no puede ser. Primero
creceremos un poquito y luego el paro bajará, al menos al 26%. No está mal,
aunque ahora suba algo más, pero poca cosa.
En Grecia la situación es peor,
con algo más de paro que nosotros, pero claro, despiden a miles de empleados
públicos inservibles y otras sinrazones similares. No descubrieron que se puede
tener casi el mismo nivel de parados, protegidos por un vigoroso Estado de las
Autonomías y del bienestar y sin necesidad de echar a nadie.
Es la ventaja de unos políticos
con visión, que sean del partido que fueren, van superando las dificultades y
retornando a la felicidad completa. Es verdad que están mal pagados y eso obliga
a buscar unos dinerillos de complemento, pero vamos tampoco para escandalizarse,
como hacen en la oposición. Además todos somos humanos, incluso los políticos,
que a veces les ataca “el ansia viva”, que tantas veces dijo ese poeta del
pueblo, José Mota. Además, al otro lado del sistema
los presuntos escándalos se quedan en lo que debe ser: nada. Pepito Blanco por
ejemplo, salió relimpio como una patena, como es él y encima le debemos una
nueva forma de hacer política ajena a los viejos palacios y caserones que
huelen a burguesía rancia. La política de gasolinera, que huele a trabajo duro
e itinerante, mucho más cercana al pueblo.
Desde luego, las cosas por aquí
abajo por Andalucía, están mucho peor, pero nuestro proverbial optimismo lo
compensa. Y están peor en lo referente al paro, a la corrupción, a la
educación, al desierto industrial, a la huída de capital y talento. Pero hay
que tener paciencia porque el tiempo pondrá las cosas en su sitio. Es cuestión
de otros treinta y cinco años, hasta completar los setenta con que debe contar
todo proceso revolucionario que se precie. Ahí está el régimen soviético, o el
PRI mejicano o el populismo peronista. Ya ven, Susana ya tuvo su ratón.
Un ratón listo, capaz de superar los difíciles y tortuosos vericuetos de la
democracia. Un ratón que debe ayudarle a completar el ciclo y convertirla en la
nueva “princesa del pueblo”. Y se convertirá. Y ganará las nuevas elecciones
que se convocarán no muy tarde. Y si Andalucía se separa aún más de Europa y de
España no será por falta de liderazgo sino por falta de apoyo de un sector de
ciudadanos irredentos, del Gobierno de España, de la incomprensión de las
instituciones europeas y de la falta del maldito tiempo, que treinta y cinco
años no es nada.
Y Luis Planas, esperanza de
cuatro demócratas descerebrados, se buscará la vida. Un Embajador de España no
puede ser utilizado de telonero, al menos con su conocimiento. Porque si fue
sin conocimiento suyo, descubierta la opereta, se marchará. Y si lo sabía y se
prestó pues tampoco resulta tan mal. Todo por la causa, incluso la dignidad.
Pero ya verán como en breve dimitirá y se marchará a escribir sus memorias, si
las recuerda. Nada, hoy es día de optimismo
desbordante y procede cantar la canción que Susana conoció no hace tantos años
y que dice así: “Susanita tiene un ratón, un ratón chiquitín, que come
chocolate y turrón y bolitas de anís”. O sea.
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