LA AZOTEA
PAZ POR TERRITORIOS
28 de Octubre 2013Cuando a finales de 1991 terminó
en fracaso la Conferencia de Madrid entre palestinos e israelíes, Rodríguez
Zapatero no pasaba de silente y desconocido Diputado por León. Nadie podía
imaginar que aquél simpático y joven político llegaría a convertirse en el
quinto, peor y disolvente, Presidente del Gobierno de España desde la
transición. Una pesadilla que duró dos Legislaturas. Al menos.
A Rodríguez Zapatero debió
entonces impresionarle el eslogan de aquéllos tres días de negociaciones que
carecían de marco legal de referencia, pero que instauraron lo de “Paz por
territorios” que sin duda resultó más acertado que la propia convocatoria de la
Conferencia. Sonaba bien y parece querer decir algo, aunque nada diga. Pero
encajaba en la psicología de aquél poeta de lo inane. Y desde luego podía
resultar instrumento útil para que alguien con más luces, construyera un
proyecto diferente para España. Y fue el que se construyó, sobre
la base de un nacionalismo que ya entonces llegaba a los límites intolerables
de desbordar el Texto constitucional. Ahora, la Constitución no pasa de
constituir una referencia maleable, dúctil y adaptable, arrollada hasta el
extremo de carecer de vigencia en dos de los territorios cuya paz resulta
esencial para el proceso. Me refiero al proceso de “paz por territorios”, muy
avanzado, perfectamente estructurado, bien sincronizado entre Cataluña y el
País vasco, entre estos y cierto sector de opinión internacional,
fundamentalmente europeo.
Y un Gobierno, el de Rajoy, quizá
desbordado. O no. Favorable al proceso, o cualquiera sabe el tipo de cobertura
o comprensión que proporciona. Torpemente, parece estar solo en la resolución
de problemas económicos, como si estos no tuvieran su origen en la estructura
demencial del Estado, como si pudieran resolverse sin resolver la seguridad del
Estado en su permanencia. Como si los problemas económicos fueran capaces de
resolver los políticos.
Dice Rosa Díez que el Gobierno
Rajoy, con el nacionalismo, tiene una reacción pueril, irresponsable y cobarde.
Pero claro, ahora es moda exigir responsabilidades políticas, a políticos que
realizan acciones inmorales. Pero nadie sabe en que consisten y además, el
coste de los desmanes, no solo económico sino también moral, lo pagamos los ciudadanos.
Ya está bien de refugiarse en la responsabilidad colectiva, que la hay, pero la
exigible es la individual y no desde luego de carácter político. El idealismo salvaje de ETA solo
ha sido capaz de manifestarse sino con violencia, como corresponde a
comunistas de escuela. También haciendo el juego sucio durante decenios a los
señoritos del PNV, que entendían los desmanes, junto a curas anticristianos que
los amparaban. Ahora, cuando la burguesía hace el juego sucio a los canallas,
comienza el banquete devorador de los pusilánimes, en un proceso imparable de
albanización de la tierra vasca.
Y los nacionalistas catalanes
metieron en un mismo ómnibus corrupto, a radicales, republicanos, comunistas,
socialistas más o menos orientados, convergentes, democristianos y demás
vividores de la política y burgueses de buena bolsa, iniciando un viaje sin
estación de destino. Si llegaran a puerto comprobarían la dureza del duelo a
muerte por disputarse y conseguir el poder. Por ahora ya gana el radicalismo de
izquierdas. Pero debemos seguir preguntando
lo mismo. ¿Se piensa liberar a Otegui? ¿Se le prepara el camino a Ajuria Enea?
Solo falta Garzón en el ámbito nacional para cerrar el círculo, como aventuraba
en ambos casos en uno de mis comentarios,
hace ya muchos meses. ¿De verdad hay continuidad en el
tema ETA entre Zapa y Rajoy? ¿Se sigue trabajando en el proceso de paz? ¿Por
qué se puso tanto empeño en la legalización del brazo político de ETA,
llevándolo hasta el altar de las Instituciones? ¿Dónde están los finos y
elegantes intelectuales vascos, muchos de ellos educados en Deusto que asisten
callados a la toma del poder en Guipúzcoa? ¿Creen que dominarán el proceso más
tarde?
¿Acaso la Sentencia del TEDH forma parte de
ese proceso y por ello no se recusó al demócrata juez López Guerra, convertido
nada menos que en Ponente, sin tener la decencia de inhibirse? ¿Por qué se puso en libertad al
querido en los ambientes, Bolinaga o no se quiere detener al temido y no menos querido Ternera? Hay demasiadas preguntas por
hacer y ninguna por contestar. Pero todo el mundo sensible lamenta ya, que los
crímenes de ETA puedan prescribir antes que sus heridas. Como en su momento, la
ruptura de España será un lamento colectivo cuando las consecuencias se
perciban como devastadoras.
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