LA AZOTEA
EL
CUATRIMESTRE ( y II )
27 de Abril 2013Ayer era la “encuesta de población activa” la que nos hacía reflexionar. Hoy vemos que es el Gobierno el incapacitado para la reflexión. Nos lo deja a nosotros. Y lo que debía ser tiempo de sudor y lágrimas, nos enfría el sudor del miedo y nos deja llanto como consuelo. Y rabia en el corazón. Son las magnitudes de la debacle, porque ciertamente el paro registrado a final de marzo es objetivo, cinco millones de desempleados y con la encuesta estamos en más de seis. Pero no deja de ser una encuesta. Y ¿no es igual? Si además estamos en el cuarto oscuro de Europa. Somos una nación de poco fiar. Sin garantías. Incapacitados para el mantenimiento de la continuidad democrática.
¿Por qué se ingresa el 36,5% del
PIB y se gasta el 47% del PIB? ¿Por qué el déficit y la deuda ha
crecido más de medio billón de euros desde 2008? ¿Cómo se devolverá la deuda
cuando supere el PIB, porque la global ya está en el 350%? ¿Cómo se podrá financiar nueve
millones de pensionistas, de los que increíblemente un millón son incapacitados? ¿Cómo se podrá hacer frente al
pago de los intereses de la deuda, ahora muy por encima de los 40.000 millones
de euros? ¿Cómo se pueden pagar
prestaciones, para evitar la rebelión social a los cinco, seis o siete millones
de parados, si además todavía quedan tres millones de empleados públicos? ¿Quién puede pagar tantos miles
de cargos públicos, muchos con prebendas vergonzosas, sabiendo que en gran
porcentaje son semianalfabetos, inútiles y trincones?
Así pues, esto lo resolverá
Rubalcaba, el cuento que nunca acaba, y sus billetes de 500 euros, que con
urgencia pide que la Ley de Partidos incluya la obligación de elegir los
prebostes, con objeto de repartir los errores de la elección. Ya está bien de
que se equivoquen siempre los mismos. es lo que necesita España con urgencia. En esta hermosa tarea le ayudaran
estadistas de la talla de Griñán, Valenciano, Madina, Valderas, Cayo Lara o
Llamazares y así.
Pues en el horizonte se comienza
a dibujar la amarga frustración de un pueblo engañado una y otra vez por
políticos corruptos e incompetentes que prefieren el clamor como fondo de una
etapa de cobardía y traición. Que se vayan, que se olviden, que
nos dejen, que se callen.
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