LA AZOTEA
EL CUATRIMESTRE
26 de
Abril de 2013
Termina el primer cuatrimestre
del año con perspectivas de negro augurio para aquellos que quieran ver la
realidad que les rodea y no teman enfrentarse a ella. Y no crean que me refiero solo a
la situación de nuestro atormentado país. Europa sin ir más lejos, de la
que vengo sosteniendo hace algún tiempo su declive, comienza a sentir síntomas
de fatiga, producida por los óxidos de instituciones poco eficaces que muestran
parálisis y desorientación antes de fraguar ni tan siquiera un horizonte de
permanencia. Es lo que faltaba. Y ahí tienen el espectáculo
bochornoso para occidente de un payaso bobo, tan peligroso como disolvente,
dispuesto a terminar de destruir una nación tan hermosa como Venezuela. Un
paraíso riquísimo que debería estar en la cabeza del mundo desarrollado y en
consecuencia democrático.
Pero debemos centrarnos en lo que
queda de España, que aún no despertó de un sueño imposible que al final,
transformado en pesadilla, está sacudiendo las conciencias de muchos
ciudadanos trabajadores, honrados e inocentes que creyeron en la libertad como
fin inconmovible una vez alcanzada. Como si aquélla no fuera un instrumento
delicado y poco duradero, que debe ser apreciada cada día como motor esencial
de una vida digna y de un desarrollo económico equilibrado, justo y sostenido
en el tiempo.
La "encuesta de población activa”
que acaba de hacerse pública ha sido como un latigazo de rabia, impotencia y
desesperanza. Sin embargo, escuchar los comentarios de los representantes
políticos es espectáculo poco recomendable para las nuevas generaciones. Desde
luego no es igual en todo el espectro político. Desde la izquierda
revolucionaria y totalitaria a la derecha fría y trincona, hay matices que
supone un catálogo vivo e insoportable de desverguenza. Aquí hace tiempo que los dos
grandes partidos debieron concertar una salida para la situación de emergencia
nacional. Incluso un Gobierno de concentración cuyo Presidente no fuese
diputado ¿De qué sirve si no el Poder arbitral de la Corona? No lo hicieron ni
existen perspectivas. Las posturas, cada vez más alejadas y dogmáticas
entierran toda esperanza de solución. Y se pierde el tiempo en estúpidos
debates sobre si poner fin o no a la austeridad, introduciendo una expresión infantil
y vacía que seguramente triunfará: austericidio.
Pues bien, el alejamiento de
Europa a través de la pobreza lleva la velocidad del rayo. Pero aún peor son
las dos Españas, al norte y al sur que se divisan, con su implicación en los
nacionalismos reaccionarios y traidores. Aquí la urgencia es de austeridad
y de reforma. Ambas, en profundidad. Ya no hay tiempo de otros debates
estériles. No me digan que la solución es rebajar las pensiones, refugio familiar
del frío de la pobreza y último baluarte de la precaria paz social. Miren, el gasto público solo
descendió notablemente en inversión, justo al contrario de lo necesario. No se
ha tocado apenas el gasto indecente de las subvenciones de partido ni el inmoral
de la corrupción. Ya hablaremos del Presupuesto de la Junta.
Aquí no se tocó la estructura
insoportable del Estado, con administraciones superpuestas, despilfarradoras y
arruinadas. No quieren ni oir hablar de los más de siete mil millones de las inútiles
Diputaciones o de los ocho mil municipios, muchos de los cuales a duras penas
pueden pagar sus excesivos empleados o el mogollón de Universidades, muchas de
ellas alejadas de un mínimo nivel de excelencia. O de los privilegios bancarios
o de los monopolios arrasadores. Y para que seguir.
Ahora, una Nación arruinada,
descreída y amoral se sumerge en una tiniebla oscura e insondable de
corrupción, alimentada con datos ciertos de amargura y temor al futuro. Pues hay que encontrar una
solución. Somos el espectáculo de Europa.
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