Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 2 de mayo de 2013

LA OPINIÓN DE JAVIER PIPÓ


Publicado en el "Diario Córdoba" el día 6 de Mayo de 2013

LA AZOTEA

LA REMONTADA
6 de Mayo 2013



El día uno de mayo amaneció luminoso en la Córdoba milenaria y eterna. Anuncia el comienzo de un mes festivo repleto de sugestivos placeres estéticos. Como preludio esperanzado y colorista, miles de personas participaban en una batalla, por ahora de flores, propiciando el desentumecimiento de los sentidos, tras el largo, frio y oscuro invierno. Enseguida comienzan los patios en su presencia universal, desde la innecesariedad declarativa de la UNESCO, a demostrar como un espacio popular puede convertirse en gozo compartido, en colorido de paz, en olor a geranio recién regado. Es el mayo cordobés que finalizará en feria de brindis al futuro y huída de un presente pegajoso, de un maldito año terminado en 13.

Pero a las flores precedía un enorme ejército de desempleados, vanguardia de choque de los partidos de la izquierda desubicada y la extrema revolucionaria. Una masa vociferante en dos columnas separadas. En la primera, socialistas y comunistas pidiendo echar a Rajoy y su sistema. La otra, más aguerrida y temida, con anarcosindicalistas pidiendo la disolución del sistema mismo.  

Antecesores de muchos de los que han paseado su rabia y desconsuelo por las calles de España, se mordían la lengua en los diferentes “bernabeus de demostraciones sindicales” donde el sistema liberticida de entonces ofrecía paciencia, hasta alcanzar el logro de la revolución pendiente. Alcanzada la libertad, se exige también ahora paciencia, para que la revolución no dinamite los logros del sacrificio de tres generaciones. Pero Rajoy no será capaz de sorprender, como Napoleón, cuando dijo aquéllo de “Ciudadanos, la Revolución se basa sobre los principios que la iniciaron. Ha finalizado”.

Los tiempos se aceleran y si hace meses escribí que comenzaba una clara rebelión social, ahora, con el devastador fracaso económico e institucional del Estado autonómico, parece se dan pasos acelerados hacia la acción política organizada. Ya no es solo querer echar a Rajoy, pretensión sostenida desde que accedió al poder, sino que se niega fidelidad a la estructura social vigente, que se pretende trasladar a nuevos grupos sociales en posesión de un mito nuevo. Desde luego las dislocaciones institucionales están funcionando como fábrica de resentidos y descontentos. Y cuando el sistema institucional se erige en barrera para la satisfacción de objetivos legítimos, la acusación contra los valores vigentes se vuelve integral y se dibuja un resentimiento difuso basado en el odio, la envidia y la hostilidad impotente.    

Pero ojo, porque una ola de extremismo intolerante y si es necesario violento, recorre Europa, negando su esencia y reclamando estados fuertes. Ya advirtió Chesterton que este mundo nunca será seguro para la democracia. Pero sabemos, como Montesquieu, que de dos extremos debe protegerse la democracia. De la desigualdad que conduce a la aristocracia y del espiritu de igualdad extrema que la conduce al despotismo.

Es cierto que por estos días ya fracasó lo que con poco academicismo se conoce como remontada, en el mundo del deporte. Pero deseamos que Rajoy no fracase y sea capaz de remontar al Estado, porque la alternativa se presenta de lágrimas y pobreza.

 

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