Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

jueves, 18 de abril de 2013


A  VUELAPLUMA

LA OPINIÓN de
Javier Pipó

EL SOMBRERO DE TRES PICOS

17 de Abril de 2013

A primeros de mayo del pasado año, a raiz del desplante del alcalde de Marinaleda al parlamento andaluz y su soflama por la democracia popular en su toma de posesión, escribí desde La Azotea, el LABORATORIO, haciendo referencia a lo que consideraba el comienzo del experimento andaluz.

Lo iniciaba un vivo político de cultivada estética guevarista – decía – mezcla de estalinismo y castrismo, que dirige a su pueblo por la senda de la utopía, a medio camino entre Tomás Moro y Carlos Marx, entre la comunidad cooperativa y el socialismo real. Entonces, los progresistas de Amaiur y aledaños habían alcanzado el poder en tierras vascas y ya se mascaba la ruina catalana de la mano del no menos progresista tripartito. También añadía que fuera de estos oasis de progreso y libertad, una democracia inútilmente permisiva se muestra incapaz ante quien agita su ordenamiento jurídico.

Pues pasado un año, el panorama se afianza en una senda de error continuado y de horror ante una fase glacial para las libertades y la democracia.

En el Pais Vasco, los nacionalcomunistas de Bildu o como se llamen, apremian a los felices peneuvistas a que fijen una fecha para la nueva etapa secesionista. Su memorial de agravios contiene tales exigencias que si no son atendidas llaman de nuevo a los gudaris a que empuñen las armas de la persuasión letal. Pues nada, no hay preocupación, porque Euskadi está a la cabeza del PIB per capita y hay mucho margen hasta su albanización. Mientras, se les echará una mano desde las instituciones vascas porque nadie puede permanecer insensible al lamento de un pueblo oprimido, al que se niega el futuro en libertad.   

Y en Cataluña pues el cáncer sigue incurable e imparable. La ruina que les atenaza parece que les hace dudar sobre sus inquietudes de pueblo libre y soberano, siendo capaces hasta de argumentar si la consulta de ruptura puede hacerse de acuerdo con el Gobierno de la Nación. Pero eso no lo cree nadie. El nacionalsocialismo, dirigido por ERC, pretende aprovechar de todas todas, la extrema debilidad del Estado para su etapa soberanista, la que toca ahora. Ocurre que la economía languidece mucho más de la previsión y entonces es cuestión de forzar un pacto de aplazamiento por pago de deudas y comprobar si la judicatura que conoce su pasado y presente de corrupción, es maleable en el terreno de la “justicia catalana”, es decir, de la capa que todo tapa. Al fin y a la postre la corrupción es por interés nacional.

Y el tercer pico de este negro sombrero nacional lo aprovecha gente de la escuela del señor Sánchez Gordillo – ese verso suelto del sistema –  ante la sonrisa complaciente de unos y otros, paseando su impunidad de justicia social por cuenta propia y ni siquiera hay fiscal que encuentre mancha de culpa alguna. Gordillo, desde luego, es un adelantado de los escraches, pero expropiando la ocupación. Además, ya tiene a sus conmilitones en el Gobierno de Andalucía exportando soluciones al mundo atrasado, injusto y opresivo de la derecha. Mientras, Andalucía se hunde en el subdesarrollo y las utopías bolivarianas del socialismo inculto del chándal y el pajarito.

“Finalmente – dice Pedro Antonio de Alarcón en su bello, gracioso y entretenido romance popular del molinero Griñán y la corregidora Cortés - el tío Lucas y la señá Frasquita, siguieron siempre amándose del propio modo, y alcanzaron una edad muy avanzada, viendo desaparecer el Absolutismo en 1812 y 1820, y reaparecer en 1814 y 1823, hasta que, por último, se estableció de veras el sistema Constitucional a la muerte del Rey Absoluto, y ellos pasaron a mejor vida, sin que los sombreros de copa que ya usaba todo el mundo pudiesen hacerles olvidar aquellos tiempos simbolizados por el sombrero de tres picos”.
Pues eso.

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