Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 19 de enero de 2013


OPINIÓN

CICLOGÉNESIS EXPLOSIVA

Javier Pipó Jaldo
http://elblogdejavierpipo.blogspot.com
19 de Enero 2013

Pues creo que pasó lo que desde tiempo atrás, muy atrás, resultaba inevitable. Quizá resulte algo oportunista utilizar una expresión metereológica como ciclogénesis – al fin no es mas que un sistema de baja presión - aprovechando la extensión en su utilización estos días de nubes y viento. Pero nadie negará la muy baja presión de nuestra democracia que ha desembocado en situación explosiva y que son muchos los términos de la ciencia metereológica para describir fenómenos de la ciencia política.

Más familiar resultará hablar del estallido de la burbuja de la corrupción. Corrupción como sistema político instalado junto a la democracia allá hace más de treinta años. Que nadie crea o quiera creer o necesite creer que ha surgido con el boom inmobiliario y ha estallado con la crisis. Sencillamente no se corresponde con la realidad ni con la verdad.

Los que hemos desarrollado nuestra actividad profesional en las calderas del poder y sus entrañas y aledaños, sabemos que constituyó un proceso creciente, imparable y sistemático desde 1978, cuando parecía que la Constitución legitimaba la acción de quien simplemente mencionaba su nombre, buscaba su paraguas o invocaba la democracia.

Fue creciente porque si bien tímida al principio, crecía simultáneamente a la comprobación de su rentabilidad y la impunidad de su resultado.

Crecía conforme se iban limando hasta su práctica desaparición los mecanismos de control interno y externo, ahí está el declive de la Intervención General del Estado o de las Intervenciones generales de las CC.AA. con Andalucía a la cabeza, o la creación de Cámaras de Cuentas, verdaderos cómplices del desafuero. Con toda la deslealtad e insolencia se hablaba de hacer prevalecer la oportunidad sobre la legalidad. Y claro, aumentaba conforme se palpaba la complacencia de los instrumentos judiciales de enjuiciamiento o los letales de indulto; para que hablar de los jueces “estevill” o de la reposición en funciones públicas de enjuiciados y condenados. Y desde luego abarcaba todos los ámbitos, todos los partidos, todas las Administraciones Públicas, porque la corrupción lleva infinitos disfraces, hasta el del lenguaje. Como el de algunos medios de comunicación sumisos, subvencionados o pagados. O el muchas “oeneges”, habituales de los capítulos IV y VII de los incrementistas, inútiles instrumentos económicos y corrompidos de poder que son los presupuestos públicos. No hay peor olor que el de la bondad corrompida. Y ya me dirán las numerosísimas e ineficientes Universidades andaluzas, de bajísimo nivel y casi nulo prestigio científico, máquinas de despilfarro e incontroladas, como que ahora nos enteramos que en 2003 comenzó un saqueo sistemático y consentido para el pago de un complemento de pensión a los señores catedráticos y profesores hasta más que duplicar la pensión máxima pública. Y la Cámara de Cuentas ni enterarse, ni la Intervención de la Junta, porque no la dejan. Es lo que hay. 

Pero eso sí, hemos soportado una generación completa de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en políticos, como diría Disraelí. Políticos que han encontrado enorme dificultad para hacer compatible la moral y la política y han convertido la Nación en un inmundo lodazal del que resultará difícil escapar.

Porque ojo, no se puede olvidar que la corrupción es causa directa de la pobreza de los pueblos, de su caída en el olvido de la historia. Ahí está el paradigmático caso de Argentina o de Venezuela o de Grecia.

Tácito ya advertía que cuanto más corrupta es una sociedad más leyes tiene. Por eso, la opinión pública debe exigir el cumplimiento del ordenamiento jurídico, el que hay, que ojalá fuese más reducido y no con diecisiete fuentes incesantes.

Y no olvidar lo que para Von Mises resultaba incuestionable: la corrupción es inherente a todo gobierno no controlado por la opinión pública. La ley – la razón desprovista de pasión, que pedía Aristóteles- debe ser cumplida siempre, enjuiciado su incumplimiento y castigada en su caso la vulneración, de manera firme e implacable.

Alguien dijo que la política es el paraíso de los charlatanes pero no por ello debemos tolerar que consista en buscar problemas y encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar el remedio equivocado (Marx, Groucho), como parece nuestro sistema.

Cambó advertía que al desastre se llega pidiendo lo imposible o retrasando lo inevitable. ¿Cómo lo evitaremos ahora? ¿De nuevo retrasando lo inevitable?

Ojalá no tengamos que lamentar el aserto de que la sociedad que elige corruptos se convierte en cómplice. Pero nos queda la hermosa realidad de una prensa aún libre donde poder expresar el pensamiento con libertad. Es la artillería de la libertad. Es casi la unica esperanza.

 

 

1 comentario:

  1. Fantástico articulo. Aun nos queda una esperanza, la Prensa no subvencionada, aunque su influencia, frente al resto de los medios, sea cada vez mas limitada. Otro éxito del Sistema.

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