Publicado en el "Diario Córdoba" el 10 de Enero 2013
2013
Javier PipóJaldo
http://elblogdejavierpipo.blogspot.com
Finalizaron celebraciones, festejos y
alegrías. Se olvidaron casi, las buenas y bienintencionadas palabras de paz y
felicidad, de apertura de puertas y cierre de heridas. Ahora comienza el regreso a lo cotidiano, a la
rutina de un mes largo y frío, de un invierno que se pretende primavera. Es la
vuelta a un nuevo año, quizá un año más, aunque también con el pálpito de que
tras la noche viene una aurora luminosa.
Necesitamos creer que el nuevo año nos traerá
mejores resultados colectivos como Nación. No podemos seguir creyendo que
sobran administradores incapaces sino añorar la falta de dirigentes patriotas.
Líderes capaces, bien formados, honestos, ilusionados con un proyecto colectivo
que conduzca al futuro. Líderes con sentido de Estado para los que el servicio
público sea un honor que los distinga como ciudadanos predilectos y ejemplares.
Aunque profesionalicen su función, porque se deberá confiar en el control
permanente de las instituciones democráticas.
Que 2013 integre la contabilidad necesaria, con
su ritmo cansino e interminable de déficit, deuda y prima de riesgo, en un
liderazgo definitivo de esperanza.
El año nuevo tiene que poner sensatez en el
tablero de la confrontación política y acabar con el espectáculo frívolo de
partidos de Gobierno que son tan dados a esto y a lo opuesto; ahora si o no, o
ya veremos y además pretender la razón cuando se argumenta una cosa y la
contraria. No puede ni debe ser así, porque las instituciones democráticas se
deterioran, el sistema no funciona, se multiplica la corrupción y el ciudadano
se aleja asqueado de la res publica.
Tiene que lograrse este año, un acuerdo amplio y
urgente en la reforma integral del Estado, con resultado de más cohesión y
fortaleza, con más protagonismo europeo e internacional, con vocación de
estabilidad que despeje el futuro y nuestra historia deje de ser incógnita.
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