La Opinión de Javier Pipó

LA AZOTEA

EL INDEPENDENTISMO AL PODER

26 de Noviembre 2012

El resultado de las elecciones en Cataluña no por esperado resulta menos descorazonador. Claro que la crítica masiva y desconsiderada puede ser dirigida al Sr. Mas y su grupo de políticos al margen de la Constitución, razones no faltan y los deseos se reprimen. Pero a mi me interesa globalizar el proceso catalán y enmarcarlo en la Nación y sus circunstancias, porque entonces tendremos ocasión razonada para la preocupación. Veamos.

De los 135 escaños del Parlamento catalán 74 están en manos de los independentistas, el 55%. Diputados con mayor o menor grado de radicalidad, con ideología desde el centro a la extrema izquierda y batasunos, en la periferia del sistema. Es decir, que la mitad de esos independentistas son de izquierda radical.  Pero si a estos 74 unimos los 13 escaños de ICV, comunistas, que están por “el derecho a decidir”, el número de diputados sube a 87 y el porcentaje al 64,5%. Es decir, que la inmensa mayoría del independentismo está en la izquierda y en la más extrema izquierda. En la izquierda revolucionaria y antidemocrática.

Este es el inmenso favor de Mas a España. Este es el resultado de cesión continua y pasteleo sin fin con los “nacionalistas” desde la mayoría constitucionalista. Este es el resultado de treinta años de adoctrinamientos en las escuelas y colegios de Cataluña, bendecido y enardecido desde los púlpitos de las iglesias. Esta, la consecuencia de una Ley Electoral perversa mantenida por los dos grandes partidos para completar sus mayorías de gobierno.

Pero atención porque en el Pais Vasco todo está preparado para el asalto. De los 75 escaños de aquél revuelto territorio 48 están en manos de los independentistas del PNV y de Bildu, es decir el 64%. Casualmente el mismo porcentaje final del caso catalán visto más arriba.

Curiosamente durante mas de treinta años, el nacionalismo mal llamado moderado de ambos territorios se sirvió de los extremistas violentos de ETA o TERRA LLIURE, o de ERC en el caso catalán, para sus fines. Ahora son los extremistas en ambos territorios los que se servirán del perverso nacionalismo, estúpidamente aceptado como socio, para sus fines devastadores. ¿Solo casualidad o también causalidad? 

Se abre una etapa convulsa en la historia de España. Etapa de desestabilización y desprestigio internacional y con la pobreza y marcha atrás pisando los talones. Es el Estado en su más extrema debilidad. Es el Estado en estado vaporoso. O a lo peor por ello.