LA AZOTEA
EL BIMESTRE NEGRO
8 de junio de 2012
8 de junio de 2012
Ante el desconcierto que reina en la Nación resulta gratificante la huida hacia el interior de uno mismo en busca de refugio solitario que aísle del bronco ambiente del exterior. Los comentaristas de algunos medios internacionales acusan a los españoles de orgullosos. Como no sea de la selección nacional, sin relación intelectual o afectiva con la Nación española, no puede entenderse. Aquí el orgullo es aun por la apariencia, por lo externo, por aquello que pueda despertar envidia en los demás. Resulta difícil y pintoresco encontrar alguien que hable de patriotismo, de querencia a nuestro pasado como entendimiento de la vía que debemos horadar hacia el futuro.
Estos tiempos de tanta
incertidumbre nos hacen recordar aquélla década de los sesenta en Francia, con
la caida de la IV República en manos de aventureros y el nacimiento no sin
problemas de la V con la Constitución de 1958. Constitución a imagen y
semejanza de un gran hombre de Estado como el General De Gaulle. Al final de
tan desdichada década, las graves dificultades económicas, secuelas de la II
Guerra Mundial, el problema de Argelia, la propia estructura del Estado según
el modelo constitucional y la impaciencia de una izquierda irresponsable llevan
a Francia en el bimestre negro de ahora hace 44 años al filo de la tragedia,
haciendo peligrar el modelo europeo de democracia y civilización. Y justamente
en la patria del pensamiento y la libertad. Un país con el rumbo perdido que se
deja arrastrar por romanticismos anarcoides
de “prohibido prohibir” y otros eslóganes de la izquierda ahistórica y
siempre desubicada por extemporánea. Cuando el Jefe del Estado ve en peligro la
continuidad de la Nación no duda en oponerse con todos los medios disponibles a
los desmanes estudiantiles y obreros y angustiado por las violentas agitaciones
de mayo y parte de junio sale de Paris y en Baden-Baden busca apoyo del general
Massu. A la vuelta decide la disolución de la Asamblea Nacional y convocatoria de
elecciones que dan el triunfo arrollador a la UDR y contra todo pronóstico el
hundimiento de la izquierda, sobre todo la radical del PCF. Francia una vez más
da ejemplo de patriotismo, democracia, amor por sus instituciones republicanas
y sentido del avance y el progreso de la libertad.
El gran estadista pregunta a su
pueblo por la estructura del Senado y promete marcharse si no resulta aprobada
su reforma. Pierde y se retira. Francia continua su camino hacia el futuro. Él
descansa en su querida Colombey-les-Deux-Eglises. Nosotros esperamos que julio nos
abra una puerta hacia el progreso y un alejamiento de la desesperanza.
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