La Azotea
ESTO EMPIEZA
BIEN
…Decía Zapasanchez, como niño con juguete
nuevo. Como el que alcanzó el sueño de su vida, la meta de sus ambiciones, la
culminación de su proyecto vital. Pues es para temblar y no parar. Menudo
desamparo tras tantos años de esperanza. Tras creer que esta Nación había
conseguido traspasar la barrera de la mediocridad colectiva, de la estupidez
extendida y entendida como forma de convivencia. Cuando creíamos poder alcanzar la meta ideal como pueblo, en el empeño de la avenencia
civilizada y el bienestar como herencia acumulada y como proyecto de mejora
continuada en el futuro. Un desastre. Treinta y ocho años acariciando la
libertad y la democracia y como minado por un explosivo devastador, el sistema
tan difícilmente construido puede venirse abajo por la acción corrosiva de la
última generación de quienes lo han venido construyendo durante algo más de
doscientos años.
Es verdad que enemigos de la libertad
siempre hubo y en consecuencia de la democracia representativa y
constitucionalizada a la que ellos, en el mejor de los casos, llaman popular; o
de economía centralizada o Estado socialista o que se yo, cualquier cosa que
sirva para enmascarar la adoración del Estado y puesta a su servicio del ser
humano, sus valores y dignidad. En definitiva, la dictadura de la minoría
iluminada y de vanguardia, sobre la mayoría que la sufre casi siempre bajo el
terror y la delación, cuando no con riesgo cierto de muerte en quien roza
posiciones de heterodoxia ideológica.
De manera “que esto empieza bien” para un
ambicioso desnortado y traidor a los principios de una socialdemocracia
moderna, creadora de proyectos nacionales de avance en todos los territorios en
que las sociedades deben proyectar sus ansias de libertad, cultura y felicidad.
De los territorios compartidos con el liberalismo conservador o no, que con
diferencias notables en los métodos de desarrollo del bienestar, han sido no
obstante capaces de llevar al mundo civilizado hacia la prosperidad individual
y colectiva como jamás conoció la humanidad con anterioridad.
Y lo empieza bien en su estilo tosco, a
mitad de camino entre la cursilería expresiva y vacía, la altanería chulesca y
tabernaria y la agresividad de fondo, a veces contenida y siempre gratuita, que
asombra a sus propios y mejores conmilitones, a la mayoría silenciosa, pacífica
y bienintencionada y a los socios europeos y americanos. Y no disimula su
pasión por los revolucionarios de la checa y el avance hacia la dictadura, la
miseria y el horror del totalitarismo de Estado. Y miente con descaro infinito
ante un pueblo incapaz de detectar los riesgos de un suicidio colectivo, cuando
llama progreso a lo que es retroceso hacia un pasado tétrico de
sufrimiento y desgarro infinito. Y se considera formando parte de las “fuerzas
de cambio” sin decir en qué consiste; y considera que con él se inicia un
tiempo nuevo sin explicar porqué es nuevo estando él y su Partido o cuales los
defectos de lo viejo a despreciar. Y curiosamente, sin mover un músculo de su
ancha cara, lo dice quien está en el hundimiento del socialismo, con tendencia
a más. Y dice que los conservadores – quizá le gustaría llamarlos franquistas o
fascistas sin más- deben volver a la oposición para regenerarse, como si él que
viene de la oposición volviera regenerado y eso en la Andalucía del saqueo de
lo público, sistemático, antiguo, que no cesa, suena a chascarrillo tenebroso.
Seguramente sus fuerzas de cambio tengan como meta una Nación de naciones,
regida por una Constitución federalista que jamás supo o quiso definir, pero
que no parece contener solución alguna a los nacionalismos sediciosos, como no
sea la concesión total, pero dialogada.
Claro, el liberalismo conservador y el
otro, dejó sumida la Nación en el desconcierto de quien se sabe engañado,
estafado, por una gigantesca pandilla de golfos ambiciosos, trincones, sin el
más elemental sentido del pudor, de la ética necesaria para la administración
de lo público. La repugnante corrupción de esta parte del entramado político ha
obligado a gran parte del electorado sensato e ilustrado a mostrar su confianza
en quien solo puede ofrecer buena voluntad y aplazar la demostración de la
solvencia de sus propuestas a un incierto futuro. Pero en este día, hoy, el
futuro de España aparece tan oscuro como incierto. Cualquier pronóstico es pura
especulación. Ni tan siquiera una segunda vuelta de las elecciones parece
resolver el estancamiento.
En esta hora de desconsuelo, de debilidad
del Estado y sus instituciones, de distanciamiento de las dos Españas, del
empeño por un nuevo enfrentamiento abriendo heridas imposibles de cicatrizar,
Cataluña, donde dejó de regir la Constitución hace años, se prepara para la
rebelión sediciosa. Y ya parece reiniciarse lo mismo, tras una corta siesta, en
el Pais Vasco, para embestir contra la Nación, dirigidos por el cinismo cursi, frío
y calculador del PNV, jugando el mismo papel que CIU en Cataluña y seguramente
con el mismo final. Y luego vendrán otros, porque esta es Nación donde no
parece cesar el asalto al Estado, en cuanto muestra un costado al descubierto.
Ya sea en forma independentismo sin causa o de comunismo con ella y su nuevo
Lenin o de terrorismo yihadista a la espera de sembrar el caos desconcertante.
Y nadie debe esperar amparo en la Europa comunitaria que bastante tiene con la
crisis económica que se avecina e institucional, con la casi segura salida de
Gran Bretaña.
Esto empieza bien ZPSchez, pero ¿para
quién? Y sobre todo ¿Cómo acabará? Maldita hora.
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