Artículo que será publicado el sábado día 27 en el diario “Última Hora”
de Mallorca
Julián Delgado
La Izquierda cantonal
Pocos días antes de ser
asesinado de dos tiros en la cabeza por un grupo de guardias de asalto del
Gobierno del Frente Popular, Calvo Sotelo había proclamado en las Cortes: Prefiero una España
roja a una España rota. Ochenta años después, buena parte de la izquierda prefiere
una España rota a una España azul. El primer impulso de Sánchez fue negociar
con Podemos, e hizo todo lo que pudo para conseguir un pacto de progreso con quien lleva en su
programa el derecho a la autodeterminación, a la vez que concertaba con los
partidos separatistas la abstención en la votación de su investidura. Si no lo
logró fue debido a que los morados nunca lo quisieron y se lo pusieron
imposible, lo que le hizo virar hacia Cs para alcanzar un acuerdo inútil para
el país, pero no así para su campaña electoral, que inició el día que aceptó
formgobierno.
Iglesias constató en
las pasadas elecciones autonómicas, que su presencia era casi irrelevante en aquellas Comunidades donde
existían partidos nacionalistas radicales y que, además, en éstas, los partidos
antisistema se habían vuelto furibundos enemigos de España, a la que hacían
responsable de todos los males que afligen a sus respectivos pueblos. Pronto se pusieron
manos a la obra para incorporar a sus filas a esos grupos en Madrid, Valencia,
Galicia y Cataluña, y donde pudieran surgir en el futuro, incorporando a su
programa la creación de un ministerio de Plurinacionalidad. Un ministerio que
al reconocer las naciones deslegitima el Estado unitario y da paso no al Estado
confederal, sino a su desmembramiento en estados independientes.
Por eso, la situación actual se
asemeja más a la efímera Primera República de Pi i Margall de 1873, que a la
Segunda. En algunas autonomías periféricas, el sistema autonómico ha servido
durante estos años de autogobierno para profundizar en las diferencias, borrar
lo que hay en común y desarrollar un sentimiento de rechazo a todo lo español.
La fragmentación que propone Iglesias, los odios generados y la rebeldía son
más propias de aquella lucha de Cantones, que de la República del 36: Durruti y
el Campesino, los radicales de entonces, luchaban por España, detrás de la
bandera española. Republicana, pero española.
No hay comentarios:
Publicar un comentario