Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

domingo, 4 de octubre de 2015

La Opinión de Javier Pipó


La Azotea de Javier Pipó

 

LA INTEGRACIÓN

 

Observa, me decía mi informador habitual, la enorme capacidad de integración por absorción que tiene el régimen socialista andaluz. Y me pone dos ejemplos de los muchos, variados y complejos que aquí se desarrollaron durante los últimos treinta y cinco años de socialperonismo. Por sí mismos, dice, explican el éxito arrollador de una forma política incansablemente renovada año tras año. Nadie osa disputarle el terreno bien labrado de la ya tercera generación de jerarcas, aprendices y tuercebotas, esparcidos por todo el territorio, ocupando hasta los alvéolos sociales con alguna representación, entes, grupos y entidades y en general todos los cuerpos sociales intermedios medianamente significativos o mínimamente influyentes.

Y como observador crítico bien informado, me narra la historia fascinante del susanismo, protagonizado por ella misma durante los últimos veinte años, con eventos más o menos recientes que describen la gran tapadera de la corrupción sistémica andaluza. Y ya digo, hoy me pone los ejemplos del fiscalConsejero y del Consejerorector, aparentemente desconectados pero imprescindibles en la olla pestilente de la rapiña.

Ya ves me dice, como funciona en Andalucía el Poder Judicial, por llamarle como se debe. Al final, plenamente integrado en el sistema. Y su trabajo ha costado porque nadie puede decir que sea fácil. Pero si el poder radica en cada juez en el ejercicio de su jurisdicción, pues deberá trabajarse la jurisdicción con el juez adecuado en el momento oportuno. Es mucho lo que se juega y mucha la responsabilidad histórica a protagonizar. En estos treinta años o más, cualquiera estará legitimado para preguntar por el papel de la fiscalía en el  desenmascaramiento de la mamandurria a cargo del erario público, de su saqueo sistemático. Es cuestión de recordar los años perdidos de Conde Pumpido y desde 1995, las oportunidades totales de la anticorrupción que Jiménez Villarejo imaginaba algo así como propia de “los intocables” y que sin embargo en esta tierra parece se hizo realidad aquel durísimo aserto de Lincoln de que la mejor justicia no siempre es la mejor política. Porque el instrumento de integración- sigue diciendo- funcionó como un reloj y a la hora del statu quo explosivo, nada como incorporar  a la mesa a uno de la familia, a un fiscalConsejero maduro y bien relacionado que hable de tú a los que luego – cuando corresponda- impartirán la justicia que proceda. Pero al menos les hará llegar la extrema sensibilidad de hombres y mujeres trabajando por el bien común, a su manera y eso es importante para marcar los tiempos necesarios.

Ahí tienen los ERE´s, Invercaria, Formación, etc y etc, como pasan los años y envejecen o se jubilan los protagonistas sin más reproche que el de la prensa libre. Se deshace lo instruido, se cambia de instructor y en poco tiempo puede quedar empitonada la oposición. No digan, es maravilloso. Y el pueblo ajeno, sigue votando entusiasmado porque ya se identificó con una corrupción socializada que para nada enturbia un discurso de utopía imposible, pero hermoso. Y no es por hablar, ya me dirán cuál es el papel de un Consejero de Justicia, si ésta – emanada del pueblo- debe impartirse por jueces independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la Ley y al igual que los fiscales, pertenecientes a Cuerpos nacionales. Pero queda en manos del gobierno regional el facilitarle los medios para que trabajen, incluso la dotación de personal. Y claro, la Juez sustituta de Alaya dice que paraliza la instrucción porque carece de medios humanos. Pues ya está. Pero queda mucho trabajo pendiente ante tanto desmán, como el consejo prestado en  los Tribunales Superiores, en las Audiencias provinciales y en el CGPJ, con más agujeros negros que la propia Constitución.

Del Consejerorector, por cierto imputado según terminología antigua ahora solo investigado, deberíamos hablar detenidamente, porque llega en el momento oportuno y seguramente nada casual. Ya veremos si en este huerto no estalla la siguiente mina, sobre todo si la inteligencia mezquina que desprecia la universalidad de la ciencia es la autosometida al poder. Miren, Andalucía tiene el privilegio de contar con una Universidad pública en cada capital de provincia y dos Universidades Internacionales, también públicas. Es decir, diez. Más que Madrid o Cataluña, el 20% de las de España, con presupuesto superior a los 1.600 millones de euros, que supone casi el 19% del presupuesto de todas ellas. Algo así como el 1,25% del PIB regional, cuando la enseñanza universitaria pública no supone más allá del 0,9% del PIB nacional, incluida la andaluza. ¿Y quién controla esta inmensa máquina económica y de poder territorial? Pues los Consejos Sociales, ahí queda la garantía, la solvencia técnica y la seguridad jurídica. Y cuando puede, la inútil Cámara de Cuentas y nunca, el Tribunal de Cuentas que bastante tiene. Ya ven el retroceso, antes de la Ley de R.U. de 1983, el control estaba en manos de la Intervención General del Estado, menudo cambio. Como si el control financiero de fondos públicos guardase relación alguna con la autonomía universitaria. En lo que sí tienen autonomía no ejercida es en la crítica sobre la corrupción y su investigación, delatando los orígenes, causas, protagonistas y los remedios. Nada de eso esperen, ni siquiera la queja del inmenso caudal público volcado en enseñanza superior que no saca Andalucía de la cola de las regiones pobres europeas a pesar de la ejemplar solidaridad de las naciones de la UE con esta tierra maldita en su dependencia.  

Es el arte de la integración, le contesto. Como el de los partidos teloneros en los periodos en que el socialismo no logra mayoría suficiente. Integró por absorción el andalucismo, luego el comunismo posibilista de IU y ahora con maestría ejemplar deglute el infantil C´s que contiene en su seno un troyano llamado Marín o algo así. Y encima, Durán, el pertiguero andaluz que logra un Parlamento donde sobran, por molestas, las iniciativas de la oposición. Perfecto.

Ahora se celebra con júbilo los 25 años de la integración en el mundo de la libertad y la prosperidad de una parte de la Alemania sojuzgada por esa quintaesencia del progresismo en que consiste el totalitarismo comunista que devastó la economía, el medio ambiente y la dignidad humana de millones de alemanes. Tras estos 35 años queremos preguntarnos cuando Andalucía se integrará, al menos, en la decencia política.

  

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