Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

sábado, 10 de octubre de 2015

La Opinión de Javier Pipó


La Azotea de Javier Pipó

EL ERROR

 

 Desde luego es momento poco brillante para opinar sobre la actualidad por quienes somos comentaristas no profesionalizados. Ahora mismo, empantanada la situación como parece, es territorio saturado por encuestas, sesudos opinadores y en muchos casos aburridos e interesados pero bien pagados tertulianos del plató. Quizá el nuevo año, si llega con una gobernación razonable, despeje la situación, aunque sea empeño que se me antoja cada vez más inalcanzable. Mientras, resulta más fácil y lleno de emociones, incluso morbosas, repasar la actualidad andaluza que dentro de sus aguas estancadas y malolientes desde origen, presenta siempre episodios dramáticamente chuscos, cuando no paradigmáticos para los amantes de la sociología política y su divulgación.

Pero no crean, hay mucho territorio que recorrer, incluso para articulistas aficionados porque la rebelión catalana bien tramada, hiela la sangre al obstinarse en mostrar rasgos más que definitorios de la degradación de un sistema que aceleradamente comienza, ojalá no de forma irreversible, el camino del arrasamiento de aquel como sustentador de una sociedad de vanguardia. Y así, con secesión o sin ella porque el daño está hecho, aunque a resultas se contabilice un mayor o menor cataclismo de las instituciones y de su arquitectura económica y social, construida no sin esfuerzo por generaciones pasadas. Parece instalarse el gobierno de los iluminados y en ola de locura mayoritaria o casi, creen llegado el momento de su autodestrucción rigurosa, sistemática, estúpida. Por ahora, consiguieron la metamorfosis de los representantes de la burguesía más catalanista, culta, tradicional y conservadora para ponerlos al servicio de grupos ácratas, revolucionarios de folleto, con las ideas ancladas en la primera mitad del siglo XX, alimentados con el peor leninismo y cercano a sicópatas gloriosos como Mao, Pol-Pot o Kim Jong-Un, dejando muy a la derecha de su reaccionarismo cutre el populismo hortera de los bolivarianos miserables de Venezuela. Cómo será la deriva que en el popurrí catalán parecen honorables señores de la política los estadistas de izquierda republicana o los comunistas de ICV. Es lo que hay y quizá el episodio criminal del AVE no sea más que una señal del mecanismo letal en que puede convertirse la situación explosiva de Cataluña. Son las consecuencias conjuntas y simultáneas de una huida cobarde del Estado, regido durante decenios por políticos pusilánimes con nula visión de la historia y del papel europeo de la Nación española. Pero también de una hermosa Constitución que lleva en su seno la semilla de la discordia y que debió modificarse en la legislatura Rajoy, empleando el procedimiento agravado del artículo 168, alargado en dos periodos, tratando su conversión en lo que nunca debió dejar de ser, autenticando su contenido, haciendo posible un Estado viable y duradero antes que por inercia imparable acabe con el ser de la propia Nación.

Ahora, a la puerta de unas elecciones generales, los populares de Rajoy haciendo esfuerzos admirables pero tardíos, quedarán presumiblemente en la puerta del poder que no supieron conservar. Y no era tan difícil observar una trayectoria ajena a los principios y valores que le dieron una irrepetible y envidiable mayoría que debió suponer el impulso regenerador de España para su anclaje definitivo en la Europa culta y democrática. Muchos lo vimos desde el primer año y trasladamos la angustia a una opinión pública pancista y descreída. Y debió cambiarse de trayectoria a pesar de la herencia miserable recibida que quizá pudo haber servido como acicate no solo para la salvación del caos económico sino también y precisamente por ello, para restañar las heridas en una moral social arrasada y en un Estado elefantiásico, glotón e ineficiente. Ahora reflexionan tarde sobre el desgarro ocasionado al pretender gobernar una Nación solo con política económica.

Y lo mejor que puede ocurrir será que un golpe de sensatez lleve al gobierno de España, una coalición de socialistas con C´s, porque estos preferirán la cercanía de una mayoría social que parece palparse, a un proyecto popular al que consideran anclado. Y ya ven como se presenta la parrilla de salida. La socialdemocracia española en tránsito hacia la insignificancia, pilotada por un aprendiz de concejal desenvuelto, con más gestos de insolencia que de solvencia, con escasos rasgos de inteligencia política y más destellos de ambición que brillo de estadista. Sin descanso ni desmayo profundiza en un delirio de palabras vacías y oportunistas, haciendo de un proyecto otrora importante, ideología torpemente difusa y confusa. E inútil para sacar a la Nación de la postración en que yace. ¿Y Rivera? Pues viviendo un  sueño que parecía inalcanzable y para nada previsible. Es verdad su valentía en la defensa de la unidad de la Nación española entre aquellos lobos nacionalistas hambrientos y feroces. Pero ya me dirán cuando tenga que medirla con el “concepto polisémico” de Zapasanchez, aunque por ahora se conforme con prestar su imagen por diarios, revistas y platós, en un road show incansable y productivo. Por más que se empeñe carece de partido y de programa y eso en las actuales circunstancias resulta dramático y chusco. Si el modelo de gobierno es el puesto en marcha por un tal Marín en Andalucía, un Ciudadano criado a los pechos del socialismo gaditano, caeremos en la más absoluta depresión. Era esperanza de muchos miles de ciudadanos y el pobre no pasa de fatuo mayordomo de Susana y su lenguaraz y autoritario Presidente del Parlamento. Claro, aquí ya me dirán para lo que pueda servir tanto la oposición como el Parlamento. Es el régimen, que si no ocurre un cambio casi imposible se revolverá tan rígido como autoritario. Cuestión de tiempo.

Ya vivimos el error, quizá tengamos que soportar el horror.    

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