Tribuna abierta de opinión

Instituciones,Democracia y Libertad

martes, 7 de julio de 2015

La Azotea de Javier Pipó

La Azotea

EN EL CALOR DEL VERANO
7 de Julio 2015

La ola de calor que invade España y parte de Europa, está resultando aterradora por su persistencia y porque los científicos no saben como interpretarla más allá de lo comentado por el sufrido gentío. Produce desconsuelo la incertidumbre de los días que transcurren sin cambio, en un mundo acostumbrado a la certeza inmediata que proporciona el conocimiento enciclopédico y la técnica todopoderosa. Ahora, sin embargo, una sociedad paganizada hasta la médula de su esencia, se empequeñece ante la sucesión de acontecimientos que parecen imparables y mide la vulnerabilidad de sus estructuras, mirando hacia al cielo en busca de consuelo, difícil de encontrar porque su piel otrora sensible, se encuentra tumefacta de tanta indiferencia y egoísmo colectivos. En otro tiempo, el calor abrasador, junto al asalto de las fronteras por cientos de miles de desarrapados y hambrientos y el yihadismo asesino que los empuja, sería considerado como aviso divino a quien osa desafiar las leyes naturales implacables e inmodificables de la convivencia humana.

Este ya largo y cálido verano no nos deja la certidumbre reflexiva de la paz, que mi generación y al menos tres anteriores tuvieron la fortuna de disfrutar y ganar al futuro como patrimonio acrecentado en común y acumulado como tesoro. Ahora, la serie de sucesos en España y el resto de Europa, nos hace habitantes provisionales y pendientes de organizar la retaguardia, por supervivencia, por seguridad.

Fíjense, en Andalucía, tras más de treinta años de régimen imposible, viene en este tórrido verano un Juez del TS y nos desmenuza ante los ojos impávidos de ciudadanos estafados, la diferencia entre actos nulos e improcedentes y actos fraudulentos, sin plan que decía Griñán. Un consuelo para todos, empezando por los imputados que ya no verán sus penas camino del presidio sino de la inhabilitación para la política, camino del hogar del pensionista. Y quizá sea la solución de Estado porque ya me dirán a estas alturas la importancia que pueda tener el baldón ignominioso de los ERE´s en una democracia desnaturalizada, donde la legalidad es un mero punto de referencia porque las tropelías cometidas podrían no ser todas improcedentes, desde “la perspectiva sustantivo-material”. Pues menos mal, porque en el futuro la arbitrariedad de los actos que se perpetren podrán seguir siendo ilegales aunque ya veremos si tan siquiera procedentes.    

Y el abrasador verano seguirá su curso a la espera de un otoño quizá refrescado por la bajada de unos impuestos que nunca debieron subir y donde veremos como la degeneración democrática culmina eligiendo a cara de perro un nuevo Parlamento, aunque sea con el miedo en los talones al ver como acarician el poder los enemigos radicales de la libertad. Entonces será la hora de comprobar la firmeza de las convicciones democráticas de un pueblo voluble al que no le señalaron más principios que los de contabilidad y más valores que los del ibex. Quizá, cuando finalice el calor, sabrá exigir la regeneración del orden moral y social en peligro, única base civilizada y posible para el progreso, la libertad y la democracia.

Pero ya ven, al otro lado de las calientes aguas del Mediterráneo, los griegos soliviantan el sueño europeo del libre mercado entre sociedades abiertas, prósperas y democráticas, igualitarias como nunca en la historia de la humanidad. Y ocurre en el abrasador verano que nos empequeñece la mente y achica el espíritu, con bancos de medusas, aguamalas, avanzando en contracciones rítmicas, desde aquéllas costas a las del Levante español. Con sus células urticantes que desafían el baño feliz de tantos esperanzados en la paz del sol que más calienta, sorteando a estos seres aparecidos hace más de quinientos millones de años y que ya en la mitología griega, Perseo decapitó la gran Gorgona para llevarla a su escudo. Ahora sería Tsipras quien daría al menos su brazo, como Varufakis, por la cabeza de la luterana Merkel para exponerla en la plaza Sintagma a la contemplación del barullo popular y como trofeo de los camaradas del soviet. Ahora que sí se puede, serán los de Podemos quienes completen la demolición de la Unión Europea en coincidencia no casual con nazifascistas, celebrando una no imposible salida de euro para entrar en el drama del dracma. Es el cierre del círculo de un pueblo tan parecido al español, que vive desde mediados del siglo XIX en reestructuración permanente de su deuda y que en desafío a la razón,  desprecia el club de la Ilustración que indebidamente les dio cobijo.

 Aquí, a la espera del otoño “es una hermosa noche de verano//tienen las altas casas abiertos los balcones del viejo pueblo a la anchurosa plaza”…     

 

 

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