LA AZOTEA
PENSAMIENTOS DE COMEDIA
16 de Julio 2015
Reflexiono desde un tranquilo
lugar a la orilla del entristecido Mediterráneo, que a causa del disparate
griego, amenaza la paz de este lado del bienestar. Inevitablemente traigo a mi
mente la lucidez de Greene en “los comediantes”, magistral disección de
psicología social, inducido sin duda por el calor húmedo como en el Haití de
Papá Doc. Pero en la otra orilla hay cientos de miles de seres humanos deseando
huir de la miseria, el miedo, la sequía, el fanatismo y el desorden; en
definitiva, de una vida precaria, humillante o cuando menos, peligrosa o
provisional. Y claro, mi primer pensamiento se interesa en reconocer las
diferencias siderales entre las dos orillas, que aún siendo protagonistas de
una misma civilización han recorrido caminos dispares, divergentes. Y no por
ello es útil o justo cargar contra las generaciones que hicieron posible el
milagro diario del progreso y el bienestar, permitiendo que otros se
mantuvieran estancados en la historia, en lucha permanente contra su destino.
Ahora, quizá como nunca resulta necesario recordar las verdades densas como piedras,
contenidas en “los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza” con que
Acemoglu y Robinson, nos ilustran en su capital “Por qué fracasan los países”
que más de una vez cité en mis comentarios. Por qué, me pregunto, comienza a
dibujarse el fracaso de Estados ocupados en la contemplación de una fracasada,
que no imposible utopía.
Naturalmente la Europa
próspera, culta, democrática, ve con preocupación la deriva de los griegos,
tratando de hacer reversible el avance y culpando de sus arraigadas y
reiteradas desgracias a quienes precisamente le tienden la mano de su
regeneración. El espectáculo del Gobierno griego, actuante en nombre del Estado
y respaldado por una desorientada y manipulada población en plebiscito alocado,
resulta patético y peligroso. Ya ven como el hegemon Tsipras, pretende una
Europa donde partidos como Syriza sean los que hagan cambiar el modelo de
convivencia y democracia. Por eso la identificación con Podemos y el urogallo
Iglesias. Quieren una internacional populista, en la nueva revolución del
socialismo del siglo XXI. Tienen sucursales al otro lado del Atlántico, asentados
en países otrora prósperos y hoy sumidos en la pobreza, donde peligrosos
payasos como Maduro se permiten tachar de fascista una ley del Parlamento
español, perteneciente a la Unión europea, oasis de prosperidad y libertad.
Y naturalmente que producen
miedo, porque hay riesgo. Ahí tienen ciudades como Madrid o Barcelona en manos
de tuercebotas, pretendiendo o ensayando una y otra vez medidas salidas del
resentimiento más que de la razón, con apariencia de gobierno pero que no pasan
de decisiones de oenegés atropelladas en su ignorancia o en su inmadurez. No
les importa si las consecuencias transformarán la fiesta en comedia y
terminarán en tragedia. Ellos vienen con claridad, a instalar una nueva
legitimidad y en consecuencia no les sofoca desconocer o despreciar la
legalidad vigente, incluso la constitucional. Si lo importante son los
objetivos, la legalidad como medio no pasa de una referencia de valor
secundario. Ya lo dijo sin inmutarse la estadista Colau: Respetaremos las leyes
que nos parezcan justas. Así se justifica el nepotismo naciente, la nueva
corrupción que apunta o el intervencionismo paralizante de la economía y hasta
la tabarra de la memoria histórica de hace ochenta años. Todo vale, mientras un pueblo atiborrado de
bienestar y resentimiento, asiste casi como palmero impertérrito a este cambio
de cromos tan falso como euros de madera.
Dice F. de Carreras y no seré
quien combata tan docta opinión, que el populismo es una estrategia para
acceder y conservar el poder, permitiéndole cobijar ideologías distintas. Pero
claro, también Izquierda Unida era un batiburrillo de grupos más o menos
ideologizados, pero con claro predominio del Partido Comunista de siempre,
aunque dentro de una corriente posibilista. Podemos es populista y está en una
estrategia para acceder y conservar el poder, pero quien domina el movimiento
con claridad es el neocomunismo del siglo XXI. De forma que a través de un
populismo peronista-kirchnerista-bolovariano y de grupos totalitarios y
colectivistas, tiene una ideología predominante que es el comunismo anticapitalista
e internacionalista de toda la vida. Y si puede, de forma sistemática penetrará
el poder hasta conquistarlo, aprovechando la tolerancia, la comprensión y el
apoyo de las instituciones liberales y democráticas del sistema. Ya no se trata
de que aplaudan los amigos al acabar la comedia. Es que ahora, como dijo
entonces Cervantes, la comedia se ha hecho mercadería.
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